EL NOTA AGUANTA, TIO

Con esta frase se despide el protagonista de la película más divertida de los hermanos Coen, El gran Leboswki y es toda una declaración de principios de uno de los personajes mas inolvidables, inclasificables y auténticos que ha habido y habrá. Señoras y señores, con ustedes, el Nota!(levanta de una vez, tío).
Este friki por excelencia, de pantalones y camisetas impresentables, interpretado por un inmenso –en todos los sentidos- Jeff Bridges, es todo un pasota que pasa el tiempo entre rusos blancos, porros y partidas de bolos. Su única preocupación es el próximo campeonato de bolos, en el que participa con sus amigos Harry (un obsesionado con la guerra de Vietnam, anti-nihilista y polaco católico reconvertido a judio) y Donny (un pobre desgraciado a quien Harry no le deja acabar ni una sola frase), frente a su rival Jesús Quintana Todo va bien hasta que un día, debido a una confusión con su apellido, le toman por un millonario, entran en su casa, le amenazan y le estropean la alfombra.
A partir de aquí comenzará todo, ya que todo pasota tiene su corazoncito, y además la alfombra le daba ambiente a la habitación, de modo que decide ir a reclamarle a el otro Lebowsky para que le indemnice. La cosa se complicará mas de lo que se pensaba.
Los Coen vuelven a su género favorito, el cine negro, pero esta vez lo hace de una manera totalmente distinta a Muerte entre las flores, al menos en la forma, ya que la otra era clásica cien por cien, y ésta es actual, cómica y con mezcla de géneros, pero en el contenido podría decirse que el Nota es un Philip Marlowe colgado, que se ha quedado anclado en los años 60, de camino a San Francisco, con flores en la cabeza, pasando por Woodstock.
El reparto es soberbio, ya que aparte del descomunal Jeff Bridges, tenemos a dos de los actores fetiche de los Coen: John Goodman, memorable cada vez que habla de Vietnam o del sabbath, y John Turturro que con sólo cinco minutos compone un antológico Jesús Quintana, jugando a los bolos al ritmo de Gipsy kings ; también está Philip Seymour Hoffman que es la encarnación del Smithers de los Simpson (lo que nos hace pensar si el Gran Lebowski es un Mr. Burns), sin olvidarnos de Steve Buscemi, Ben Gazzara o Julianne Moore.
Diálogos realmente brillantes se suceden entre números musicales de lo más impensable, con nihilistas, partidas de bolos, uñas de pies pintadas o escenas tan tronchantes como el entierro del pobre Donny.
Esta película ha conseguido lo que muy pocas consiguen: convertirse en una película de culto, con una enorme cantidad de seguidores del protagonista, al que adoran como un gurú, convocándose convenciones en las que todo el mundo viste como él, dice sus frases, bebe rusos blancos y juega a los bolos. Definitivamente, el Nota ha conseguido todo un strike.