Sin duda es la trilogía de las trilogías, ni Star Wars, ni El señor de los anillos, ni mucho menos Matrix; ninguna puede compararse con la maestría de la saga de El padrino.
A partir de una novela de Mario Puzo, Coppola nos presentó al mundo de la mafia como nunca nos lo habían mostrado: son unos criminales, no hay duda, pero tienen un fuertísimo sentido de lo que es la familia y lo que eso implica: puedes matar, robar, violar... lo que sea, siempre y cuando no traiciones a los tuyos. Los vemos en todo tipo de celebraciones familiares, como bodas –por ejemplo-, donde muestran todo su lado mas amable y cariñoso; pero entre plato y plato, se puede estar organizando un ataque, como si tal cosa. Se mezcla Rocco y sus hermanos con Hampa dorada, ahí es nada.
Hablemos, uno a uno, de los hombres de la casa (ya que en este tipo de familia a las mujeres se les permite hacer muy poca cosa –pelín machistas, oiga-)
Vito Corleone (Marlon Brando/ Robert de Niro -lógico-): el patriarca y quien formó todo el imperio, consiguiendo realizar una particular versión de el sueño americano, de inconfundible voz tan susurrante como amenazadora, ideal para hablar al oído del enemigo.
Sonny Corleone (James Caan): el hijo mayor; un perfecto matón, de carácter violento y mujeriego, lo que hará que sea el primero en caer.
Fredo Corleone (John Cazale): el de carácter más debil; irá a Habana donde creerá haber triunfado... pero algo falla.
Michael Corleone (Al Pacino): el hijo pequeño, y el orgullo de papá; héroe de guerra que iba para abogado.
En la primera parte vemos como Michael se ha mantenido siempre aislado de los negocios de su familia, reniega de ellos, y en realidad su padre espera que consiga salir de ese mundo que conoce, pero cuando haya una guerra de bandas y disparen a Vito, quien demostrará tener capacidad de mando es Michael, ya que tiene la sangre fría y la inteligencia de que carecen sus hermanos. En una mítica escena, Michael besa la mano de su padre, aceptándole como padrino y éste no puede evitar una lágrima; no era ese el destino que esperaba para su hijo, pero comprende que es inevitable.
En la segunda parte, se nos cuenta la historia desde dos puntos de vista distintos. Por un lado, la juventud de Vito, su huida de Italia a consecuencia de la camorra, su llegada a Nueva York, tras su obligatoria parada en la isla de Ellis, donde se confundirán y le podrán como apellido el de el lugar de su procedencia, Corleone; y su entrada y ascensión en el mundo de las bandas. Por otro lado, el éxito en los negocios familiares de Michael, tanto en Cuba como en Las Vegas; sus problemas matrimoniales, y el descubrimiento de un traidor, quien menos esperaba, que le obligará a dar el “beso de la muerte” a alguien muy cercano a él.
En la tercera, Michael ya es mayor, quiere dejar los negocios, blanquearlos, y retirarse como un honrado ciudadano, pero no se lo permitirán, y se encontrará con su rival más difícil: la Iglesia (con la Iglesia hemos topado, Sancho). Las referencias al escándalo del Banco Ambrosiano y a la muerte de Juan Pablo I son muy claras. Michael arrastra muchos pecados, pero el que más le atormenta es la muerte de su hermano Fredo. Sus hijos no quieren saber nada de los negocios familiares, y será un hijo ilegítimo de Sonny, tan violento y despiadado como su padre, quien le suceda (los bastardos siempre tuvieron mucha importancia en las obras isabelinas) . Es la mas shakespeariana de las tres, con la tremenda soledad de un hombre que en todo momento está rodeado de gente, pero en el momento de morir, está solo. Como le dice a su ex-mujer “ Yo quería manteneros apartados de todo este horror” a lo que ella le responde “Tu te convertiste en nuestro horror”.
Reparto insuperable e irrepetible, soberbia banda sonora de Nino Rota llena de nostálgia, cuidadísima fotografía y ambientación...Ver esta saga es una oferta que no podemos rechazar.
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