De entrada diré, que a quien no le guste Shakespeare, probablemente no le guste Kenneth Branagh; pero sabiendo un poquito de cálculo de probabilidades, puede haber personas a quien no les guste Shakespeare ni Branagh, otras a quien no les guste Shakespere pero si Branagh, otras a quien les guste Shakespeare pero no Branagh y –finalmente- otras a quien les gusten los dos. Si estás en el último grupo, enhorabuena., te gustará este post, sino... bueno, tal vez otro día acertemos.
Y es que son cuatro las versiones que ha hecho Kenneth de Shakespeare: Enrique V, Mucho ruido y pocas nueces, Hamlet y Los trabajos de amor perdidos... por no hablar de Como gustéis, a punto de estrenarse; él consiguió que se volvieran a poner de moda las versiones cinematográficas del gran autor de Strafford on Avon, acercándolas al gran público, dándoles una fuerza de la que otros que han querido imitarle carecen. Branagh ama a Shakespeare, y consigue transmitir su pasión por él; aunque tampoco hemos de olvidar que ha habido directores como Welles y Kurosawa que también han hecho magníficas versiones de sus obras.
Este director irlandés maravilló a propios y extraños con su debut, siendo muy joven: Enrique V. Por la energía de las imágenes, especialmente de las batallas, fue inevitable que le compararan con Laurence Olivier u Orson Welles, aunque creo que no se parece a ninguno de los dos; Olivier era mas académico y el genio de Welles es inimitable, pero era un comienzo realmente prometedor, con un espléndido reparto. Valía la pena seguirle la pista, y la verdad es sus versiones han sido muy buenas, incluso la mas floja de ellas, Trabajos de amor perdidos – y una de las obras menores de Shakespeare- consigue transmitirme una dulce sensación de nostalgia, especialmente a la que cantan They can’t take that away from me, y la mezcla de los versos isabelinos con las canciones de Cole Porter o Irving Berlin no queda nada forzada; el resto tienen un vigor y alegría (en el caso de Mucho ruido y pocas nueces) realmente contagiosos.
Ha sabido combinar perfectamente en sus repartos actores teatrales británicos, como Derek Jacobi o Brian Blessed, con estrellas de cine norteamericanos, como Keanu Reeves o Denzel Washington, que así conseguían añadir prestigio a su historial, y al mismo tiempo servían de reclamo para la taquilla. Chico listo.
Pero no todo el monte es Shakespeare ; Morir todavía es un divertimento de estilo, en el que juega con el suspense, las reencarnaciones, el color y el blanco y negro, con escenas realmente brillantes, como por ejemplo la del interrogatorio de un envejecido Andy Garcia . Los amigos de Peter; versión a la inglesa de Reencuentro, mezcla acertadamente risas y llantos en la proporción justa, con una soberbia banda sonora. Frankenstein, hecha a la sombra del Drácula de Coppola, de una manera mucho más clásica, se consideró un fracaso, pero tiene escenas mas que notables, como la de la creación de la criatura. En el frio y crudo invierno, rodada en blanco y negro con actores prácticamente desconocidos le sirvió como entrenamiento para su siguiente película, Hamlet, además de mostrarnos la historia desde otro lado.
Lo único que no le perdonaré es que se divorciara de Emma Thompson sin haber rodado una versión de La fierecilla domada. Me debes una, Kenny.
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