Hace un par de días se han entregado los premios más prestigiosos del mundo del cine, esos que todo profesional del ramo, secretamente, en sus fantasías más húmedas, sueña con ganar alguna vez. Por supuesto, como todos estabais imaginando, me refiero a los Golden Rapsberry Awards, más conocidos entre los colegas como
Razzies. ¿Cómo? ¿Oscar? ¿Esa no es una película de
Sylvester Stallone? No sé de qué me habla, señora. Bien, como todos mis jóvenes padawanes saben, este año los premios se han plegado a la brutal (y poco imaginativa, hay que decir) dictadura de “
Norbit” y “
I know who killed me”, la película de
Lindsay “me meto por la nariz hasta la sacarina del descafeinado” Lohan. Estos galardones se otorgaron por primera vez en 1980, con ilustres y variopintos premiados como
Brooke Shields,
Neil Diamond,
Laurence Olivier o
Ronald Reagan. En 2005, al cumplirse los primeros 25 años de Razzies, decidieron conceder uno especial a la peor película de este primer cuarto de siglo de vida de los premios. El filme agasajado con semejante honor fue “
Campo de batalla: la Tierra”, el purulento y descacharrante ñordo que el bueno de
John Travolta tuvo la brillante idea (seguramente en estado de coma etílico, si no no se entiende) de producir. Basada en un libro del gurú de la
Cienciología L. Ron Hubbard, es la prueba palpable de que Travolta era un infiltrado ortodoxo o algo así, y que su verdadero objetivo era cargarse la secta desde dentro. Otra explicación no le encuentro. “Campo de batalla: la Tierra” es un despropósito kitsch de alta alcurnia humorística, cuyos lamentables diálogos, psicotrópico diseño de producción y descerrajado argumento (no pienso explicarlo, hay que verlo para creerlo; sólo adelanto que el grupo de los humanos oprimidos, en un momento del filme, se encuentran, por casualidad y en un breve espacio de tiempo, un montón de lingotes de auténtico oro de Fort Knox, un SIMULADOR DE VUELO y una BOMBA TERMONUCLEAR. Yo el otro día me encontré una moneda de dos euros) merecen una revisión cinéfila inmediata desde la sección “
Ed Wood” hoy y ahora. Todavía, si tenéis un buen videoclub cerca, podéis disfrutar de esta entrañable boñiga perpetrada por un tal
Roger Christian, a quien, con un excelente criterio, la industria le sigue permitiendo hacer películas: hay que darle alas al talento. Como dijo Jack el Destripador, vayamos por partes:
- Dato fundamental: el título original de la película es “Battlefield earth: a saga of the year 3000”. Efectivamente, pretendía ser una saga (de ahí el final abierto); de hecho, adapta sólo la primera parte del libro. No entiendo a qué esperan a rodar la segunda, con
Dennis Hopper,
Kevin Sorbo,
Michael Paré y
Bob Saget, por ejemplo.
- Como toda buena obra maestra, “Campo de batalla: la tierra” no reniega de sus referentes, aunque quizás no sean los que ellos pretendan. Así, aunque se pueden adivinar patizambos intentos de “homenajear” a films como “
Star Wars” (el texto explicativo de inicio), “
Blade runner” o “
El planeta de los simios”, las influencias reales se acercan más a maravillas como “
Fortaleza infernal”, “
Escape de Absolom” o “
Ator 2”.
- “¿Pero qué coñios hago yo aquí?”: eso se debieron preguntar gente como
Forest Whitaker (en el discurso del Oscar del año pasado se le olvidó dedicárselo a Travolta... vaya marronazo...) o
Barry Pepper, buenos actores que se notan más perdidos que
Britney Spears en una biblioteca. Por “fortuna”, salvan su dignidad el maquillaje y el vestuario. Pepper parece salido de una mezcla entre “
Mad Max: la cúpula del trueno” y “
Pippi Calzaslargas” (ver
foto), y sus intentos de expresar liderazgo carismático son infructuosos: como diría Joey en “
Friends”, pone cara de dividir mentalmente 32547 entre 724; el personaje de Whitaker, aparte de sus pintas, es impagable de puro idiota, como ejemplifica esta perla que suelta después de que Terl (Travolta), el maloso de la peli, le diga que le ha grabado en video sin él saberlo: “
pero usted me dijo que las cámaras de video eran para grabar a todo el mundo menos a mí”. ¿No le dijo algo así Pedro J. a Exuperancia?
- La dirección del tal Christian es de traca, y es sólo justificable desde la politoxicomanía. Casi toda la película está rodada en planos inclinados, vaya usted a saber por qué. La fotografía es caprichosa (el color dominante pasa de verde a azul en algunos momentos, sin motivo alguno), el slow-motion campa a sus anchas de manera majestuosamente gratuita, la banda sonora produce irritaciones en el tímpano (¡esos coros!) y el maquillaje es... es... no tengo palabras. Necesitaría otro post entero para describir con el merecido detalle esos respiradores en forma de moco colgante, esos alienígenas que parecen malformaciones de la
Bruja Avería, esas dentaduras piorreicas, esas extremidades peludas y purulentas, esas mujeres alopécicas, ese bareto chungo del planeta Psychlo...
- Los diálogos de “Campo de batalla: la Tierra” convierten las conversaciones entre
Espinete y Chema el panadero en las “Cartas a Sartre” de
Simone de Beauvoir. Para no deslumbrar demasiado al lector, me quedaré con dos líneas de diálogo, una de tono épico (
“¡Si saltas no vivirás! ¡Si saltas no vivirás! ¡Johnny, si saltas no vivirás!”), y la otra de arrebatado corte lírico erótico-festivo (
“voy a hacerte más feliz que a un bebé psychlo con una dieta de kerbango”).
No lloréis.
- John Travolta. A partir de este glorioso papel mereció el calificativo de tito John. Su Terl, jefe de seguridad del planeta Psychlo en la Tierra, es un doctor Maligno en cutre, con
risitas bwa-ha-ha cada tres palabras y coeficiente intelectual de cero coma (ojo a la escena en la que deduce que a los hombres les gusta comer ratas, no tiene desperdicio). Ni “
Pulp fiction” ni
Tarantino ni leches: su gran performance de retorno, sin duda, fue esta obra maestra.
En definitiva, insisto en recomendar ardorosamente (cual acidez de estómago) este film de rancio (y nunca mejor dicho) abolengo; eso sí, son imperantes el sentido del humor enhiesto e ingentes cantidades de alcohol; en caso contrario, el visionado de este truño puede resultar tan perturbador como una sonda anal. Avisados estáis.
P.D.: por favor, échenle un atento ojo a la foto de apertura del post. ¿No notan cierta sobreprotección en los pantalones de Travolta y Whitaker? ¿Es una deformidad alienígena, o es que se alegraban de verse?