... PERO NO CON TU CANCIÓN
LOS HOMBRES DE VERDAD NO BAILAN
LA FORZA DEL DESTINO, MICHAEL
BAÑO DE MULTITUDES
Y ya que he mencionado a Benedicto, como soy muy respetuosa con las normas, me voya tomar unos días de descanso espiritual, de los que espero venir totalmente renovada.
CÓMO TIRARSE A UN PIANO
OBERTURA EN PECADO MAYOR
¿Cuál es la mejor manera de empezar el año? ¿Sentándose delante de la lista de buenos propósitos de Año Nuevo que escribimos el otro día en el ordenador? Venga, repasemos todos juntos:
- Hacer deporte. No, este sí que pienso cumplirlo. Me he pedido para Reyes el PES y el NBA 2K10 de la pleiestaichon tres. Joder lo que voy a sudar.
O también se puede empezar el año, coherentemente, con unos títulos de crédito iniciales. Y unos de los más celebrados de los últimos lustros son estos de Kyle Cooper (aunque gran parte de culpa la tiene esa sintonía que suena como uña chirriante en pizarra, cortesía de Nine Inch Nails) para “Se7en”, en los que se nos muestra el carácter compulsivo y malrrollista del filme de David Fincher y de su clamoroso villano; aunque también podría ser una grabación de marcbranches escribiendo sus felicitaciones de Año Nuevo, si se vieran los ratones descabezados que suelo adjuntar a las mismas...
Empieza, pues, la película del año 2010. Me gustaría ser más optimista.
FRIENDS WILL BE FRIENDS
TODO POR UNAS COMILLAS
A ponerse todos las mejores galas, que la ocasión se lo merece, así que los hombres ya pueden ponerse los trajes de pinguino y las mujeres que aplaudan, el resto pueden hacer sonar las joyas. Para esta nueva entrega de "cine y ópera" he elegido una escena de la grandiosa e insuperable Ciudadano Kane. Sería interminable hablar de las maravillas de todas y cada una de sus escenas, pero en esta ocasión nos vamos a centrar en una de ellas no demasiado conocida, pero tan magistral como el resto. El magnate Charles Foster Kane (Orson Welles) había sido descubierto en su nido de amor con su amante, a la que la prensa calificó burlonamente de "cantante". Esas comillas le hicieron muchisimo daño a Kane, y se empeñó en quitarlas a toda costa. Para ello primero eligió un buen profesor de canto (un impagable Fortunio Bonanova, barítono mallorquín que tuvo una jugosa carrera en Hollywood y que tiene una de las mejores frases "hay quien tiene talento y hay quien no") y luego le construyó una lujísima ópera, donde interpreta Salammbó. Todo es espectacular, grandioso, va la crema y nata de la sociedad al estreno, pero... falta un pequeño detalle: ella no tiene talento. Claro que no cuentan con la tenacidad de Kane, y finalmente conseguirá quitarle las comillas al nombre de su amada, aunque sea a golpe de talonario.
EL BAYÓN DE MORETTI
BANANA SPLIT
Esta es de cuando a Tim Burton le salía la magia por las orejas, y no tenía que hacer esfuerzos de estreñido para ejercer sus encantamientos; opino que, desde la jodida “El planeta de los simios” Burton no ha vuelto a ser el mismo, y su perroverdismo exhuma aromilla de fuego de artificio. En “Bitelchús” todavía era un adorable tarado que, no obstante, consiguió el suficiente favor del público como para que le permitieran hacer “Batman”. Una de sus escenas clásicas es esta cena embrujada por Michael Keaton en la sombra, en la que grandes de la comedia como Catherine O'Hara o Jeffrey Jones se ven forzados a moverse (a)rrítmicamente al son de Harry Belafonte. Mientras, Winona, con pinta de EMO fundacional, se lo mira con cara de no haber roto un plato, ni robado en una tienda de ropa.
PIENSA MAL Y ACERTARÁS
Lo sé, direis que es un recurso muy fácil usar las escenas de Hitchcock, y es cierto, pero cuando hay tanta maestría en cada toma es imposible no admirarte una y otra vez, y deberían ser de visión obligada para todos los que quieren aprender a hacer cine. Porque no deberíamos olvidar que el cine es el arte de explicar historias mediante imágenes, y eso el tio Alfred lo sabía mejor que nadie. De modo, que una nueva muestra de su saber hacer. En 39 escalones, Richard Hannay( Robert Donat) huye acusado de un crimen que no ha cometido. En su escapada, llega a una granja en la que vive un matrimonio de campesinos. Con dos pinceladas, Hitch nos dibuja perfectamente estos personajes, tremendamente unidos a la tierra. Él es un hombre avaricioso y desconfiado, y ella se deja deslumbrar fácilmente por las cosas desconocidas. Hannay acaba de darse cuenta de que han publicado la noticia de su fuga en el periódico; sin tener tiempo de terminar de leer la noticia, se sientan todos a comer. Él sigue inquieto, con la vista fija en el periódico, ella distraída sigue su mirada y repara en la noticia, asustándose por si es un asesino, aunque él intenta calmarla con la mirada. Lo que no saben es que el marido los está observando, y se imagina que el desconocido está seduciendo a su mujer. No pueden decirse más cosas sin una sola palabra. Maestro.
EL ARTISTA DE LA THOMPSON
Antes de ser demasiado viejos para su país, y hacer la crueldad intolerable de quemar después de leer su discurso en la entrega de los Oscars, ya que tenían la sangre fácil, los Coen fueron los hombres que nunca estuvieron allí, huyendo del Gran Lebowski, que dieron el gran salto con Muerte entre las flores, peliculón donde los haya. Y de esta maravilla, aunque hay muchas escenas memorables, la del asalto a la casa de Leo (Albert Finney) es un prodigio de montaje, un auténtico ballet de balas al ritmo del inefable Oh Danny boy!. Si señor, como dice uno de los personajes “El viejo todavía es un artista con una Thompson” Y que lo digas, amigo,y ellos con la cámara.
JUSTICIA POÉTICA
QUE PAREN LOS RELOJES
“Cuatro bodas y un funeral” le dio una nueva vuelta de tuerca al aforismo “comedia británica”, de la mano del acerado lápiz de Richard Curtis y el encantador balbuceo posh de Hugh Grant. Sin embargo, un funeral es un funeral, y nunca da para demasiadas risas, a menos que sea el de Andy Kauffman. John Hannah contrapunteó los afilados diálogos y la alegría casamentera de “Cuatro bodas y un funeral” con este epidérmica, emocionante recitado del poema de W.H. Auden “Funeral blues” (aunque es más conocido por su verso inicial, “Stop all the clocks”), a través del cual declama un amor sincero hacia un personaje que había sido la encarnación de la joie de vivre. A partir de entonces, hordas de exequias británicas se aderezaron con la poesía fúnebre de Auden, la cual, por cierto, ya había servido para acompañar a la estatua conmemorativa del desastre del estadio de Heysel. El dramático discurso de un Hannah espléndido redondeó una comedia que, por otra parte, confirmó lo que ya sabíamos: los actores británicos son the fucking masters. Y si no, dadle al play.