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ZAPATERO A TUS ZAPATOS


Limpio el teclado y me pongo a trabajar...

Antes de nada... Pinchad en este enlace. En contra de lo que hayáis leído en alguna revista de prestigio, este NO es Daniel Day-Lewis. Es un actor desconocido llamado Vince Froio. Hace unas semanas esta foto, tomada en el rodaje de la película de Paul Thomas Anderson “There will be blood”, le hizo dar un respingo a los seguidores de Day-Lewis: vale, sí, es camaleónico, ¿pero tanto? En cualquier caso, a nadie (a servidor el primero) le resultaba demasiado extraño. A fin de cuentas, Daniel Day-Lewis no se ha ganado su bien merecida fama a base de repetirse o de ser él mismo por encima de su personaje. A Danny-D jamás le acusarán de lo que a otros igual o más prestigiosos (¿se me oye, Jack?), de fagocitar la personalidad del interpretado. Daniel Day-Lewis se transforma en su personaje. Se lo toma tan en serio su profesión que, seamos honestos, da bastante rabia. Por fortuna para la comunidad de profesionales del cine, si hay que hacer caso a las leyendas que hablan de su carácter arisco y huraño; pero por desgracia para los que sólo llegamos a apreciar su talento artístico, Danny-D se prodiga muy poco. No entiende su trabajo de otra manera que no sea vaciándose del todo en cada papel, arrojando su personalidad al lago y mimetizándose con su personaje, dejándose devorar por él. Para eso necesita tomarse su tiempo, el hombre, de ahí que su carrera no sea muy prolija precisamente, para los cuarenta y nueve tacos que ya calza. Más bien todo lo contrario. Pero, desde luego no se puede decir que haya realizado ningún papel, por así decirlo, de guarnición. Suerte de eso porque si no este post me iba a quedar más bien escueto...

Su primera aparición sin acreditar fue haciendo, según la ficha oficial, de “niño vándalo” en “Domingo, maldito domingo”, la siguiente película de John Schlesinger después de “Cowboy a medianoche” (sí, John Schlesinger hizo más películas) (y Jon Voight también, aparte de ayudar a traer al mundo a la mitad tatuada de Brangelina). Sí, sé que os importa un rábano criollo, a mí también, pero tenía que colar el chiste de Jon Voight en algún lado. Después de unas TV-movies intrascendentes, aparece en “Gandhi”, aunque si alguien se acuerda de su personaje, un tal Colin, que me lo diga. El que le eligió para participar en “Mi hermosa lavandería”, desde luego, sí se acordó de él (o de su representante). “Mi hermosa etc.” Es la primera de tres películas (las otras son “Ábrete de orejas” y “Sammy y Rosie se lo montan”) que llevaron a Stephen Frears a Hollywood. Es la rampa de despegue de Daniel Day Lewis (en aquella época sin guión entre Day y Lewis; después de “Un señorito en Nueva York” lo añadió, vaya usted a saber por qué). Va eligiendo sus papeles con esmero y cierta frecuencia durante los ochenta, desde “Una habitación con vistas” (un Ivory en aquella época era obligatorio para subir nota en United Kingdom) (wayominí-si puá-six points) a la extraña y ya citada “Un señorito en Nueva York”, junto a Joan Cusack. La década culmina con su besito a tito Oscar por “Mi pie izquierdo”, en la preparación de la cual ya comienza a revelar su personalidad obsesiva (y su mucho tiempo libre): se pegó más de dos meses en una silla de ruedas y aprendiendo a pintar con el pie (el izquierdo, claro)... ¿qué pasa? El tipo es previsor, hay que estar preparado por si la profesión de actor no sale bien. No todo puede ser perfecto: sí, gana el Oscar, pero inicia una relación con la insufrible megadiva Isabelle Adjani... Y no contento con ello, va y se casa. Y encima tiene un hijo con ella. Acaba tan hasta los güitos de Isabelle la Belle que se separa por fax en 1994. Anécdota que fue muy comentada en ese momento puesto que Day-Lewis estaba en el apogeo de su celebridad. En primer lugar, por “El último mohicano”, película de Michael Mann a contracorriente de sí mismo para la que vivió durante semanas en un bosque y un jefe indio le enseñó a rastrear pieles de animales y arrancarles las pieles... Si no lo digo reviento: si para Randall (el personaje de “Clerks 2”) “El señor de los anillos” va de “personas andando”, “El último mohicano” va de “personas corriendo”... No para un minuto quieto, el tío... Más fama y más prestigio: “La edad de la inocencia”, melodrama violentamente (no puede ser de otra manera en Scorsese) sentimental en el que Danny-D borda su Newland Archer, siempre a punto de cruzar la calle de las buenas maneras para llevarse consigo a la condesa Michelle-Olenska, pero atado por el inocente maquiavelismo de Winona-May Weiland. Para “En el nombre del padre”, brutal, efectista y efectivo film de Jim Sheridan sobre el IRA, pero también sobre el proceso de madurez de Gerry Conlon, se pasó tres días confinado en una celda de aislamiento. Tres años después llega uno de sus escasos resbalones, por no decir el único: “El crisol”. Pero claro, se había casado con la hija de Arthur Miller, Rebecca, y cualquiera le dice que NO quieres hacer una película basada en una novela y guión de tu suegro... Sigue con otro peliculón de Jim Sheridan, “The boxer”, en el que Daniel Day-Lewis vuelve a bordar su personaje, un ex-activista del IRA y ex-boxeador que, después de salir de la cárcel, trata de trasladar su neopacifismo a través de un gimnasio para niños de ambos bandos. De esta experiencia salió tan vacío que decidió retirarse. Consideraba que ya lo había hecho todo en el cine... Pero no en el maravilloso mundo del borceguí. Así que se fue a Florencia, al anonimato, a hacer de aprendiz de un maestro zapatero. Su carrera había finalizado.

Hasta que Marty decidió lo contrario. Después de muchas llamadas y ruegos, consiguió sacar a Day-Lewis de su recogimiento zapateril para que interpretase al excesivo, violento, imponente, venerado y, a su sangrienta manera, noble Bill “El carnicero” Cutting de su irregular pero a ratos esplendorosa “Gangs of New York”. Poco hay que decir de su actuación, excepto que, literalmente, se come la película. ¿Adrien Brody Oscar al mejor actor? Venga-va. En fin...

Parece que el gran actor británico se ha convencido de que aún tiene personajes que mimetizar. El último rumor apunta que podría interpretar al ¡Príncipe Namor! (ese personaje submarino de Marvel con alitas en los pies). Sería el colmo del camaleonismo...

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