La primera pregunta que nos viene a la cabeza es ¿esta es una película de David Lynch? No necesita un manual para entenderla, como Mullholland drive, ni tiene los excesos de Corazón salvaje; es de época y en blanco y negro (vale, ya se que Eraserhead tambien lo era); pero aún así se nota que es de Lynch por su amor por los monstruos y por su manera de conseguir atmósferas: una Inglaterra victoriana llena siempre del humo de las máquinas de las fábricas (maravillosa fotografía) y ruidos mecánicos; es el comienzo de la Era Industrial, y las máquinas sustituirán al hombre; curiosamente, la película trata de una persona que lucha por ser reconocido como hombre.
El desafortunado John Merrick vivió en realidad; nadie puede imaginarse lo mal que lo tuvo que pasar este pobre hombre, porque no podemos ponernos en su lugar, aunque podamos compadecerle. Su deformidad hará que lo exhiban en las ferias como un freak hasta que un doctor lo encuentre y lo saque de allí, encargándose de él.
Son muy interesantes las personas que se hacen cargo de el llamado “hombre elefante”; el dueño de la feria lo trata de una manera despiadada, pero sin embargo sabe que le necesita (no en vano le llama “su tesoro “ -¿que hacía Gollum por allí?-). El doctor que interpreta Anthony Hopkins también se dedicará a exhibir públicamente a Merrick, aunque solo a los médicos y en lugar de en una barraca asquerosa en una aséptica sala de hospital, pero la diferencia está en que lo respeta... aunque tal vez las diferencias entre uno y otro sean menores de lo que nos parece.
John Hurt consigue transmitir un montón de sentimientos a través de sus kilos de maquillaje. Si en Yo, Claudio su soberbio Calígula era un monstruo con apariencia humana, en El hombre elefante su John Merrick es un hombre con apariencia monstruosa, pero sensible, capaz de apreciar mejor que nadie la belleza y consciente que su aspecto implica soledad. Aún así, hay una cierta elegancia en sus movimientos. Es realmente desgarrador su grito de “ No soy un animal.... soy un ser humano !” cuando una multitud se pone a insultarle, perseguirle e intentar pegarle ¿Quien es el monstruo, él o el resto de la sociedad?
El final es precioso, una curiosa mezcla entre final feliz : tras haber asistido al teatro a ver una obra , acompañado por quien cree sus amigos, donde ha sido aplaudido y homenajeado por todos, acaba por fin la maqueta que estaba construyendo durante mucho tiempo. Ha sido un día perfecto, sabe que probablemente no se vuelva a repetir, y quiere acabarlo sintiéndose por una vez como un hombre “normal”, durmiendo sin tantas almohadas como de costumbre, sabiendo perfectamente las consecuencias.
Lynch normalmente suele presentar un mundo en apariencia perfecto, de bellos colores y gente guapa... pero que esconde un montón de perversiones de todo tipo, como en Blue velvet o Twin peaks; John Merrick es ese lado oscuro que la gente no quiere ver porque no quieren admitir que forma parte de ellos. Tras su comienzo con Eraserhead, algunos podrían pensar que se había dulcificado... pero, una vez mas, las apariencias engañan.A pesar de que estuvo nominada para el Oscar, se lo llevó una película mucho mas “digerible” para el americano medio: Gente corriente.
Pobre John Merrick, quien le iba a decir que su esqueleto podría haber acabado perteneciendo a Michael Jackson! (ese si que es un auténtico freak!)
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