Por casualidades del destino mi compañero y yo hemos coincidido con dos películas de Katharine la Grande. Bueno. Porque ella lo vale.
Aprovechando que se cumple el centenario del nacimiento de John Huston (buena cosecha la del 1906: Billy Wilder, Luchino Visconti, Roberto Rossellini y John Huston), recordemos una de sus películas más refrescantes, ideal para el verano.
Huston quería irse a Africa de safari, de modo que, con el pretexto de querer dirigir una película, enredó a los estudios y a su amigo de borracheras Bogey, para ir allí a rodar La reina de Africa.
Así se lo explicó Bogart a Bacall :"El Monstruo quiere que vaya a rodar en plena selva africana, con cuarenta grados a la sombra, en una aldea plagada de mosquitos y rodeada de animales salvajes. Naturalmente, he aceptado...". Bogey llamaba El Monstruo a Huston ya que era la única persona a la que conocía capaz de beber tanto como el.
El rodaje fue toda una aventura, y tenemos buenas muestras de ello en la película Cazador blanco, corazón negro, o el libro Como fui a Africa con Bogart, Bacall y Huston y casi pierdo la razón, con anécdotas tan conocidas como por ejemplo que Kate enfermó mientras Huston y Bogart estaban como unas rosas, ya que no tocaron ni una gota de agua.
A pesar de que Huston pudiera estar más pendiente de la caza de un elefante que de la película, desde luego ésta no se le fue de las manos, pues se nota su sello. Los protagonistas son dos perdedores, como es habitual en su filmografía; dos personas totalmente distintas (el borrachín y vulgar, ella estricta y reprimida), que acaban encontrando el amor cuando menos se lo esperaban y de quien nunca se habrían imaginado (la cara de Bogart al darse cuenta de ello es todo un poema). Que dos personas así se atrevan a enfrentarse solitos a los alemanes montados en una cáscara de nuez ya es una buena muestra del sentido de humor de Huston, pero los dos acaban siendo tan entrañables que el público no habría aceptado que no tuvieran un final feliz.... y casados por los alemanes a quienes acaban de torpedear.
Bogart consiguió su único Oscar con su interpretación de Charlie Allnut, un hombre vulgar, más bien débil, a pesar de su aparente dureza, pero que acabará contagiado por el entusiasmo de Rosie. En esta ocasión dejó de lado la gabardina y fue mas vulnerable, como por ejemplo en su escena de las sabandijas (Huston le hizo creer que por error habían algunas de verdad, para dar mas realismo a la escena... y reírse un rato)
Katharine Hepburn, hizo una conmovedora Rosie; una solterona de fuertes principios religiosos, pero al igual que Charlie, ella también irá cambiando, ganará en espontaneidad y calidez y será mas tolerante. Kate a partir de entonces se especializó en ese tipo de papeles, como en El rifle y la biblia, El hombre de la lluvia o Locuras de verano. De la espléndida belleza de su juventud, un tipo de belleza atípico y moderno, representando a una mujer fuerte e independiente, con el paso del tiempo, y ya con el pelo recogido, pasó a este otro tipo de papeles, en apariencia distintos, pero la fuerza interior seguía igual.
Una película por la que no pasa el tiempo, aunque se noten las transparencias, los trucos y todo lo demás, porque está impregnada de un sentido de la aventura y del humor contagioso y cuenta con dos monstruos frente a frente.
0 comentarios:
Publicar un comentario