Durante los algo más de tres años de este blog, por estas fechas, he ido dándole un repaso a determinada Santísima Trilogía que marcó mis primeras experiencias cinematográficas y, por qué no decirlo, oníricas. Me había planteado seguir con la Trilogía 2.0; sin embargo, teniendo en cuenta que alguno de esos videojuegos de mierda esas películas merecerían una etiqueta Ed Wood, he decidido dirigir mi mirada hacia el otro medio audiovisual que suele definirnos, que, no sé si por suerte o por desgracia, es la televisión. Por fortuna, en el ámbito anglosajón, la televisión, y en concreto las series, han sufrido una considerable revolución en los últimos lustros, y los de nuestra generación hemos podido disfrutarla en plenitud de edad y de medios. Me arriesgaré a presumir que hubo dos series en los noventa que cambiaron, de una manera u otra, el rumbo de la televisión: “Twin Peaks” y “Expediente X”. Dos series nacidas y estructuradas como cultistas, y que consiguieron amasar shares de varias decenas sin renunciar a sí mismas. Por desgracia, lo de “Twin Peaks” sólo duró una temporada y pico; pero el fenómeno X se extendió durante 9 temporadas, dio un paso adelante a la hora de mostrar según qué cosas en televisión, e inauguró un nuevo camino para la promoción de este tipo de productos, así como para el auge del frikifan: internet. Y se convirtió, a mi pesar, en mi serie de cabecera.
“Expediente X” ya era un fenómeno en España cuando una amiga mía me dejó colgado, literalmente, al teléfono, porque empezaba en Tele Mammachicho su serie favorita. Yo me había resistido con todas mis fuerzas snob a la corriente, que ya empezaba a ser mayoritaria, de equisófilos. Así que, con rictus de desdén intelectualoide, me puse a ver un capítulo de aquel engendro que una de mis mejores amigas había osado preferir a la riqueza cautivadora de mi verbo. Aquello fue el principio del fin: poco a poco, sin apenas apercibirme, y a pesar de los esfuerzos de Lazarov por que no me enterase de un pimiento de lo que pasaba, a fuerza de desordenar capítulos y temporadas, caí en la trampa. No hacía falta ser una eminencia para entender que Chris Carter, el padre paridor, “Expediente X”, había engendrado a su vástago desde las influencias estéticas cinematográficas de “El silencio de los corderos” y “Seven”, pero también de clásicos como “Twilight zone” o “Kolchak”, e incluso, desde otro punto de vista, de filmes como “Todos los hombres del presidente”. Carter añadió a la ecuación un singular concepto de buddy movie, en la que los personajes principales, agentes del FBI de una subdivisión dedicada a los casos paranormales, divergían tanto que se complementaban a la perfección: el brillante, intuitivo, arrojado, impulsivo, pajillero, solitario y excéntrico Fox Mulder (David Duchovny, recién llegado de... “Twin Peaks”); y la analítica, escéptica, católica, diplomática y pelín masoquista Dana Scully (Gillian Anderson, que le robó el papel a la preferida de la Fox, otra Anderson: Pamela). Chris Carter se emperró en no emparejarles, obsesionado en no caer en lo fácil, y su platónica relación les ayudó a la hora de calar en los espectadores.
A partir de la 2ª temporada, los capítulos quedaron claramente diferenciados en dos ramificaciones: los “Monster of the week”, en los que los agentes del FBI se enfrentaban a un caso individual en cada episodio; y los llamados “mitológicos” (no se utilizó tanto la palabra “mitología” desde Eurípides), que profundizaban en la incipiente trama conspiranoica que comenzaba a balbucear, aún sin demasiado engarce ni empaque, en la historia; y que nació, curiosamente, de la necesaria baja de Gillian Anderson para dar a luz su primer hijo. Un gigantesco complot que escondía la existencia de alienígenas entre nosotros, y en el que parecía estar involucrado el gobierno americano, o alguna facción de él. “Expediente X” se convirtió en un insólito caso de serie de culto masiva, a lo que ayudaba una caterva de secundarios de lo más carismáticos (Garganta Profunda, Mr. X, los Tiradores Solitarios, Alex Krycek), un villano principal memorable (el Fumador), y una estética cinematográfica bastante cuidada, oscura, a veces opresiva (imprescindibles los capítulos “Unruhe” o “Grotesque”) y que siempre tendía a la ruptura de moldes (“Home”, la versión equis de “La matanza de Texas”, es uno de los episodios más recordados, por su inusitada truculencia) y esquemas. Incluso cuando se ponían poéticos la clavaban: “One breath”, un viaje interior a la lucha de Scully por salir de su coma mientras Mulder se pega con todo lo que se mueve, es una pequeña maravilla. Por no hablar del homenaje al “Frankenstein” de James Whale en uno de los episodios más discutidos por su rareza, “El Prometeo postmoderno”, con guiño a Cher incluido.
Después de la 5ª temporada, se filmó una película que no era más que un episodio para la gran pantalla, “Expediente X: enfréntate al futuro”, en panorámico y con más presupuesto, que consiguió buen taquillaje y críticas decentes, y que, coherentemente con la filosofía de la serie, contestaba tantas preguntas como abría otras nuevas. Una de las cuales, recurrente y esencial para entender la búsqueda obsesiva de Mulder de la verdad, era el paradero de su hermana Samantha, supuestamente abducida por extraterrestres, y que llegó a aparecer tantas (y falsas) veces, que en ocasiones parecía un secundario más; finalmente se cerró la subtrama de una extraña y esotérica manera en la T7. En cuanto a Scully, Chris Carter la maltrató todo lo que pudo: mató a su padre y a su hermana, la abdujo, le provocó un cáncer y le arrancó de sus brazos a dos hijos. Eso sí, al final, Carter se rindió a la evidencia, y se vio obligado a emparejar a sus agentes del FBI preferidos, eso sí, de la manera más casta posible, y, en ocasiones, insinuando cierto simbolismo religioso que no fue desarrollado.
Al final de la T7, Duchovny se hartó de la serie y decidió explorar nuevas metas, apareciendo muy de vez en cuando, y obligando a los productores a inventarse una nueva pareja de agentes, John Doggett (Robert Patrick) y Monica Reyes (Annabeth Gish), que, aunque no eran malos personajes, no podían sustituir a los tótems del show. A esas alturas, la serie se estaba desgastando de manera irremediable, y la novena temporada fue la definitiva, rematada con un aturullado capítulo doble en el que reaparecía Mulder y en el que se daba respuesta a una sola pregunta: ¿cuándo? El momento de “Expediente X” había pasado, y la película que se estrenó el año pasado, “X-Files: I want to believe”, lo confirmó, no convenciendo siquiera a buena parte de sus seguidores más recalcitrantes, a pesar de ser un magnífico homenaje de Chris Carter a sus personajes principales. Es lo de menos. “Expediente X” es leyenda viva de la televisión, su legado es inabarcable, y su entradilla, al son de la minimalista melodía de Mark Snow, ha pasado a ser una de las más famosas e inquietantes de la historia. Y mis reticencias iniciales se han convertido en un armario en el que está la serie entera, una serie de cómics que salió con La Vanguardia, tres libros, y la alarma del móvil que me despierta cada mañana.
9 comentarios:
No sabes cómo me identifico con tus palabras en cuanto a la inicial reticencia a ver una serie de la que todos hablan, más que por pereza, por miedo a que fuera un fiasco... Pero me rendí a la evidencia y puedo decir sin miedo a equivocarme que, después de Mulder y Scully, nadie me enganchó tanto.
Y, a pesar del maltrato al que Telecinco sometió a la serie sin llegar a emitir nunca las dos últimas temporadas, conseguí ver ese final muy a la carrera para mi gusto que me dejó algo impactada por lo que había avanzado la relación entre nuestros agentes. (Y yo sin enterarme jajaja como todo lo que concierne a ellos)
Como bien dices, la segunda peli llegó un poco fuera de tiempo. El "Expediente X" en sí no era uno de los mejores (por no decir otra cosa) y me decepcionó bastante, pero creo que Carter es perro viejo y sabía que si flojeaba el tema "spooky" siempre podría darnos lo que tantas veces habíamos pedido (aunque yo nunca pude conciliarme conmigo misma en cuanto a sí quería o no que Mulder y Scully fueran algo más que compañeros)
De todas formas, Expediente X tiene un lugar de preferencia en las baldas del mueble de mi salón. Demos gracias al cielo por los deuvedeses porque las VHS casi habían invadido cada rincón de mi casa.
Mis disculpas por este largo speech y me agregó a los linterneros honorarios si no te importa. (Alguna cosa buena tenían las alertas de google jaajaja)
Pues no sé por qué, pero ya me daba a mí, compa Marc, que a tí una serie con este perfil te tenía que gustar, y mucho. En mi caso, no sé si seguir, o dejar que, con tu habitual perspicacia, adivines lo que puede venir a continuación, lo de siempre. A ver si algún día me animo, aunque sólo sea ver los créditos iniciales de algún capítulo suelto (que ni eso, ni eso...).
Un fuerte abrazo y buena semana.
Sin duda x-files, fue una serie que marcó muchísimo cuando apareció, porque presentaba algo completamente distinto a lo que se había visto hasta ese momento. Personalmente, me encanta y aún ahora, sigo engachada, aunque claro, no tanto como antes. XD
P.S: Esperemos hagan la 3ra, porque estoy convencida que la 2 fue solo para dejarnos queriendo más.
Saludos desde Perú
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Hola Lauriya, bienvenida al pisito. Sí, yo también sentí esa frustración de no poder ver las dos últimas temporadas, me sacó de ella la Fox España, finalmente, pero anda que no les costó... Me uno a tus agradecimientos al DVD, porque yo también tenía una columna de videos de Expediente X, todos los que salieron, que además venían con unas tarjetitas con retratos dibujados de los personajes. Por fin los pude archivar, leche... No sé si has visto el enlace a mi crítica de la última película, pero soy uno de los pocos defensores de la misma. El caso (muy poco paranormal) era lo de menos, lo importante era la encrucijada interior a la que habían llegado los personajes, y en especial Scully. Saludos.
M-Márquez, ya habías dejado clara tu ignorancia-X en algún otro post, así que no me sorprende; de hecho, no me hubiera sorprendido de ninguna manera. Por lo visto, tú solo ves lo que reseña la Directrice. Coño, Manuel, que estás casado...
SGabx, saludos a Perú. No tengo confianza en que haya una tercera película, aunque yo tengo en la cabeza un punto de arranque clarísimo para hacer una situada allí por el 2012... Saludos.
Angel, si hiciéramos esto por dinero... en fin. Que no, gracias.
Me encanta este BLOG, visitar tambien el mio, un saludo.
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Ay, amigo Marc...que te voy a contar que tú no sepas de mi serie de cabecera...
Pasarán los años y ahí seguirá, como una de las mejores series de tv.
Mulder y Scully me han dado tantos buenos momentos. He reido con ellos, me he emocionado. He sentido miedo, rabia, alegría, tristeza. Un cúmulo de emociones que no creo recordar en otra serie que haya visto.
No voy a extenderme ni a resultar plomizo, porque podría estar escribiendo hasta mañana sobre el tema. Pero si he de decir que quien no haya visto la serie, que lo haga. No se arrepentirá.
La verdad es que la 4ª temporada es tremenda; "Memento Mori" me parece una maravilla. "Home", otra genialidad. Cada vez que veo "Unruhe" y la mirada nistágmica de Pruitt Taylor Vince junto a las fotos de Dana se me ponen los pelos de punta. "The Field Where I Died" con Mulder reviviendo vidas pasadas es buenísimo, así como "The Golem".
También (menos mal que no me iba a enrollar) cuando cogían la vena cómica como en "Bad Blood", con esos impagables momentos de Scully y Mulder dando cada uno su versión de los hechos. O el doble episodio de "Dreamland" donde Mulder intercambia su cuerpo con el MIB Fletcher Morris. Hilarantes los momentos que comparte el supuesto Fox con Dana.
Y es que son tantos y tantos los buenos episodios de esta serie!!!
Por último quiero recordar a Mitch Pilleggi y "su" Skinner. Un personaje al que le fuí cogiendo mucho cariño conforme fué tomando peso en la trama y en la serie. "Avatar", el episodio donde aparecía junto a una prostituta muerta y tenía la visión de la vieja vestida de rojo es una buena muestra de ello.
Un abrazo!!!
Ay, amigo Marc...que te voy a contar que tú no sepas de mi serie de cabecera...
Pasarán los años y ahí seguirá, como una de las mejores series de tv.
Mulder y Scully me han dado tantos buenos momentos. He reido con ellos, me he emocionado. He sentido miedo, rabia, alegría, tristeza. Un cúmulo de emociones que no creo recordar en otra serie que haya visto.
No voy a extenderme ni a resultar plomizo, porque podría estar escribiendo hasta mañana sobre el tema. Pero si he de decir que quien no haya visto la serie, que lo haga. No se arrepentirá.
La verdad es que la 4ª temporada es tremenda; "Memento Mori" me parece una maravilla. "Home", otra genialidad. Cada vez que veo "Unruhe" y la mirada nistágmica de Pruitt Taylor Vince junto a las fotos de Dana se me ponen los pelos de punta. "The Field Where I Died" con Mulder reviviendo vidas pasadas es buenísimo, así como "The Golem".
También (menos mal que no me iba a enrollar) cuando cogían la vena cómica como en "Bad Blood", con esos impagables momentos de Scully y Mulder dando cada uno su versión de los hechos. O el doble episodio de "Dreamland" donde Mulder intercambia su cuerpo con el MIB Fletcher Morris. Hilarantes los momentos que comparte el supuesto Fox con Dana.
Y es que son tantos y tantos los buenos episodios de esta serie!!!
Por último quiero recordar a Mitch Pilleggi y "su" Skinner. Un personaje al que le fuí cogiendo mucho cariño conforme fué tomando peso en la trama y en la serie. "Avatar", el episodio donde aparecía junto a una prostituta muerta y tenía la visión de la vieja vestida de rojo es una buena muestra de ello.
Un abrazo!!!
Diegoetc., cuando publiqué este post me esperaba que aparecieras tarde o temprano. Bienvenido, como siempre, a esta tu casa. Has nombrado a muchos de los episodios que más recuerdo, aunque hay otros miles, naturalmente. Aunque la T4 es excelente, reconozco que me gusta mucho la T6 por varios momentos que me han quedado grabados: aquel episodio en el que M & S simulan ser unos recién casados en una extraña urbanización ("¡Mujercita, vuelve aquí y prepárame un sandwich!"), o aquella escena de final de episodio en la que Mulder le enseña a Scully a batear, cargada de una enorme complicidad. Saludos, joven.
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