En una culturalia en la que cada vez más se venera y se pontifica el mestizaje, el cruce de caminos y la dispersión estética, reconforta encontrarse, de vez en cuando, con autores cinematográficos con estilo propio, de aquellos que, en cuanto un ojo mínimamente cinéfilo ve un par de escenas, sabe identificar a la perfección. Michael Mann es uno de ellos. Un director capaz de retratar las grandes urbes como nadie, con particular querencia por los neones (sin la tendencia al empalague de Tony Scott) nocturnos, las bandas sonoras electrónicas, los personajes masculinos solitarios y de fuertes valores morales, y, por qué no decirlo, cierta grandilocuencia; casi absolutamente fiel al director de fotografía Dante Spinotti y adicto, últimamente, a la cámara digital, el cine de Mann, seco y profuso en silencios y primeros planos, tiene marca de fábrica. Su formación en televisión lo acabó convirtiendo en involuntario gurú de la estética ochentera, a través de la serie “Corrupción en Miami”; sin embargo, enseguida trascendió dicha pátina, para acabar realizando algunas de las mejores películas de los años noventa.
Desde el inicio de su carrera, estaba claro que su género por excelencia iba a ser el policíaco. Fue guionista de algunos episodios de “Starsky & Hutch” y director de algunos otros de “La mujer policía”, dos de las series más características de los setenta. De ahí a una película llamada “Ladrón” - una precursora de “Heat” con James Caan y, quealguienmearranquelosoídosconunaespátula, Tangerine Dream -, había sólo un par de pasos. Pero Mann tiene alguna cuenta pendiente con la televisión, y vuelve para participar en la producción de una serie de polis llamada “Miami Vice”. Aunque nuestro héroe no es ni creador del show ni director de ninguno de los episodios (sólo participa directamente, como guionista, en uno), sólo hace falta ver medio capítulo para entender que Mann es el pintor de la estética de la serie. Por tanto, es culpa suya que todos los adolescentes de 15 a 60 años de aquella época quisiésemos vestirnos con americanas de lino con hombreras, pantalones de pinzas en los que cabían cuatro piernas, y náuticos sin calcetines (aún tengo llagas en los pies). La producción de “Miami Vice” no le quita tiempo para el cine, y Mann pergeña una película de presupuesto ajustado que, algunos años después, Anthony Hopkins convertirá en histórica.
La película es “Manhunter” (que, en España, en un arranque de genio filológico-traductor, se llamó “Hunter”), y se trata de la adaptación del best-seller de Thomas Harris “Dragón Rojo”, cuya secuela también sería llevada al cine, con el título de... “El silencio de los corderos”. “Manhunter” es recordada por su deliciosa estética ochentista, por la abominable banda sonora, y porque a Hannibal le apellidan Lecktor, que supongo que sonaba más villanístico-bwuahaha. Bueno, y porque es la primera aparición de Grissom. Michael Mann se descubre como uno de esos autores obsesivos y minuciosos, de los que se toman su tiempo, y no es hasta 1992 que realiza su siguiente película, en la que da un considerable salto de calidad, y no sólo formal. “El último mohicano”, aparte de consolidar a Daniel Day-Lewis y de demostrar que Mann no sólo se atreve con los paisajes urbanos, sino que retrata como nadie la salvaje naturaleza, se cuela en las retinas y los corazones de muchos espectadores, y se convierte en uno de los largometrajes más recordados de aquella época. Pero no tanto como el siguiente.
“Heat” podría haber sido, simplemente, aquella película en la que se juntan Robert de Niro y Al Pacino; quizás mucha gente, a la hora de ir al cine a verla, sólo pensaba en eso. Michael Mann consiguió que la reunión de esos dos dinosaurios fuese un simple eslabón más en uno de los engranajes fílmicos más maravillosamente encajados de la década, un referente absoluto del género policíaco que ha influenciado a todo el que, detrás de ella, ha intentado hace una película de polis y ladrones. Ya la comenté en su momento y no me extiendo: tan sólo pregúntenle a Nolan por ella. El reconocimiento “académico” que no recibió “Heat” fue a parar, unos años después, a “El dilema”, drama tabaquero “based on real facts” multinominado que confirmó que Mann, aparte de su cuidado esteticismo, sabía dibujar personajes masculinos de alma solitaria como nadie. Volvió a pisar la alfombra roja con el biopic “Ali”, aunque sólo para acompañar a Will Smith. Aunque es un buen film, en este caso pesa más la grandilocuencia que la estética (esta vez no estaba Spinotti), y el retrato de Cassius Clay, a pesar del encomiable esfuerzo de Smith, se queda en la superficie. Tres años después, el director americano se zambulle a neón descubierto en el mundo de la cámara digital en “Collateral”, un thriller nocturno (género del que se puede considerar inventor a Mann) que consolida a Jamie Foxx y consigue que Tom Cruise no haga el ridículo haciendo, por primera vez, de villano oficial de un film. A pesar de pintarse el pelo de gris.
Cuando se anunció que Michael Mann iba a dirigir la versión cinematográfica de “Corrupción en Miami”, quien más quien menos empezó a hiperventilar. Hasta que salió una nota de prensa en la que decía: “Colin Farrell será Sonny Crockett”. La reacción de la cinefilia fue la que cabía esperar: ¡¡¡¿PERO QUÉ COJ...?!!! Los peores temores se cumplieron, y “Corrupción en Miami” es, seguramente, la peor película de Michael Mann. Personajes planos y apagados, trama confusa y carente de interés, y una de las relaciones sentimentales más anticlimáticas que se han podido ver en pantalla, la de la diosa Gong Li y el mastuerzo de Farrell. Por no hablar de Luis Tosar, que pasaba por allí intentando poner cara de malo (y fracasando: pone cara de muñeca hinchable). Así pues, esperamos con expectación el siguiente proyecto de Mann, ese “Public enemies” con Johnny Depp, Christian “multiusos” Bale y Marion Cotillard cuyo trailer promete, pero deja dudas acerca de la idoneidad de la cámara digital en una película ambientada en los años veinte. Un trailer que, por otra parte, no necesita ningún rótulo con la leyenda “directed by Michael Mann”. Sus imágenes son, una vez más, su firma.
6 comentarios:
Estoy de acuerdo en que Mann es sinlugar a dudas uno de los directores más sólidos del momento, mal que le pese a algunos. Para mí "Heat", "El Dilema" y "Collateral"forman la trilogía urbana más oscura y seca de los últimos años. Hay un problema. Hoy por hoy se niega la sello autoral, y por ende la inteligencia creativa, a los directores, porque casi siempre son devorados por la industria, que lo único que busca son dólares a payor.
Ahí están los ejemplos de "Ali" y "Corrupción en Miami" bodrios, aunque menos, en el caso de Mann.
Yo tengo ganas de ver "Public Enemies". No he visto ni siquiera el trailer, y espero encontrarme cuanto menos con un film sólido.
Un abrazote
No consideraría "bodrio" a "Ali", aunque decepciona un poco. Particularmente, diría que "Heat" entraría en mi lista de diez películas preferidas. Mann tiene la particularidad de que sabe combinar estética propia y pátina de autoría con sentido comercial. Algo de lo que deberían aprender muchos. Y cuando digo muchos no me refiero sólo a directores, sino a productores y demás ejecutivillos. Saludos.
Alégrate, Marcbranches, porque disiento en todo excepto en que Collateral es una excepción en la ¿carrera? de titocruise y también en lo de Tosar, porque parece más bien que ande estreñido.
Claro que puede que sea la pena que da Pacino últimamente, porque es lastimoso en Heat y el Dilema, máxime acompañado como está por De Niro viviendo de rentas y un Crowe que va de mal en peor.
La de Alí me la evité -y no me arrepiento- y estaría de acuerdo en la del Ultimo Mohicano, más que nada por lo bien que trabaja el zapatero Daniel.
Así que me parece que le elogias en demasía, porque, desde luego no sabe dirigir actores (de actrices, no sabe, no responde) y el ritmo que imprime a sus películas me parece frío en exceso por demasiado mecánico.
Claro que todo es cuestión de gustos, como siempre.
Au así, espero leer tu agosteña reseña, porque de entrada esos Enemigos Públicos ya parten con la polémica: en IMDb su puntuación supera el 9, pero hay un comentario que la deja en las alcantarillas. Buena no será, pero dará que hablar, seguro...
Saludos.
Michael Mann es un sí pero no. O un no pero sí. Yo creo que le falta y se queda cerca pero no llega. La verdad es que no recuerdo que 'Heat' fuera muy obra maestra, pero bueno, hace tanto que la vi...
Saludos
Michael Mann is the man!
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semelokertes marchimundui
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