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LA OREJA DE MARVIN


Ahora me ha dado por las operas primas. Pero esta no es una cualquiera: “Reservoir dogs” es, quizás, la más impactante de los últimos quince años, así que atentos al pajarito. Ni su estreno ni su carrera comercial hicieron mucho ruido en España, pero el tiempo y el VHS hicieron enseguida de ella una cult-movie que, le pese a quien le pese, pasará a la historia del cine. Como del plasta logorreico de Quentin Tarantino ya disertó en su momento Alice la Directrice, me centraré en el susodicho film, el cual he de confesar que me produjo unas sensaciones difícilmente repetibles en una sala de cine (en la que, dicho sea de paso, éramos cuatro personas aquella noche. No, no es una frase hecha: una-dos-tres-y conmigo cuatro). “Reservoir dogs” supuso una convulsión en el mundo del cine, una novedad desde conceptos de lo más clásico, y un verdadero terremoto en la industria cinematográfica, que empezó a considerar seriamente que el cine independiente (ay) también podía dar dinero. O sea: llegaron los Weinstein... Por otro lado, trajo consigo la sempiterna polémica sobre la cosa de la violencia en el cine (cosa hoy en día superada ampliamente por, pongamos por caso, el telediario de Antena 3), creada por los habituales provocadores de tormentas...

Las claves de “Reservoir dogs”, curiosamente, puede que nos las esté dando Tarantino en el descomunal y celebradísimo desayuno prólogo (tanto de la película como del atraco) que, entre Madonna y propinas, reúne a la banda de chorizos que protagoniza el film. La definición de los diferentes personajes está ahí, en esa apertura, pero sólo después de un visionado completo, como mínimo, nos damos cuenta. Inventario gangsteril: a) señor Blanco (Harvey Keitel), defensor de causas perdidas (camareras), honesto (sí, vale, aparte de que atraca bancos y joyerías...), le planta cara, aunque sea amistosamente, al jefe de la banda; b) señor Rosa (Steve Buscemi), egocéntrico, escéptico, cobardón (todo el discurso de “yo no creo en las propinas”, para al final soltar el dólar al primer bufido del big boss... cagao), nervioso y algo paranoico; c) señor Naranja (Tim Roth), discreto y, ojo al dato, acusica: es el que le dice a Joe “¡el sr. Rosa!” cuándo este pregunta quién no ha puesto propina; d) señor Rubio (Michael Madsen), transmite un amenazante carácter detrás de su aparente calma, y queda claro que es el matón del grupo; e) “Nice guy" Eddie (Chris Penn), un mastuerzo no demasiado listo (se acaba de enterar del significado real de una canción), cuya querencia por el chándal marca Nitefijes augura malos presagios; f) Joe (Lawrence Tierney), el viejo capo tan autoritario como despistado; y g) señor Marrón (Quentin himself), idiota redomado. Los chorizos se dedican a charlotear de insensateces y nimiedades para evitar hablar de cuestiones personales que corran el peligro de ser desveladas a la policía en caso de captura; en algunos momentos se comportan como críos en el recreo, que luego tendrán que volver a la rutina de la clase, en su caso, el trabajo (“Let’s go to work”). En definitiva, en una sola escena antes de los créditos iniciales, el listillo de Quentin nos ha delimitado las pautas que determinan a los personajes y sus comportamientos durante el resto del film. Y nosotros, sin saberlo, puesto que durante la primera hora de la película siempre estamos por detrás de los personajes en cuanto a conocimiento de los hechos: no sabemos qué ha pasado, ni cómo ha sido el atraco, ni quién es el chivato (si lo hay), ni qué papel ha jugado cada uno. Al final del film, el juego de omnisciencia se revertirá a nuestro favor. Pero hay mucho más.

La lista de dechados de la película es innumerable: un guión férreo (aunque con alguna fallita, claro...); una fotografía cristalina e impoluta; un extraordinario uso del scope; una ristra de recursos cinematográficos adecuados a la causa (profundidad de campo, el fuera de plano, la cámara en mano, el ralentí: todo en su sitio); la narrativa no lineal, que recuerda a “Atraco perfecto” (no sólo de “City on fire” vive “Reservoir dogs”), especialmente brillante en el capítulo del señor Naranja; las interpretaciones, todas sublimes, con especial significación para Madsen, que compone un psicópata excepcional, rematado con la celebérrima escena de la oreja, (el nombre del poli al que se la rebana es Marvin... y como mr. Rubio es fan de Lee Marvin... de ahí el título del post... ingenioso, ¿eh?) (¿eh?) (¿hay alguien ahí?) que hizo huir de la sala al mismísimo Wes Craven; y, claro, la B.S.O., que de tanto comercializada y exprimida (mecagüenlasrebajasdeotoñonelcortinglés) casi nos hace olvidar que es un motor decisivo para la narración, y que le sienta como un guante de Gilda al filme.

Un final más moralista de lo que el mismísimo Tarantino hubiese esperado, en el cual se libra de la masacre quien más desconocido nos resulta (es el único del que no sabemos nada, ni su nombre real ni cómo se sumó a la banda), cierra un catedralicio film acusado de excesivamente virulento a pesar de que la mayoría de la violencia se nos oculta fuera de plano. “Stuck in the middle with you”...

9 comentarios:

pelopo82 dijo...

Otra de las miles de pelis aun pendiente por ver... :(

marcbranches dijo...

Pues esta es de pecado capital no haberla visto. Asñi que castigado con un mes sin postre ni ketchup en las patatas, y a cogérsela en DVD...

Anónimo dijo...

Como dices en el artículo, una película que marcó época (incluso llegó a originar todo un movimiento literario), mal que les pese a algunos.

marcbranches dijo...

Gracias, betote, por tu comentario en el foro. Aprovecho para soltar una inquietud que no he incluido en el post para que no me llamen aburrido... ¿Sólo yo he percibido un interés más allá de la amistad de Mr. White para con Mr. Orange? Harvey Keitel está REALMENTE cariñoso con Tim Roth... Tanta devoción no puede ser tan sólo lealtad. Fíjate que lo último que le dice, antes de que Orange confiese ser el poli, es "parece que vamos a pasar una temporada en la cárcel", mientras le agarra la cabeza cariñosamente. Sí, claro, White, una temporadita en el trullo, jugando con el jabón en la ducha... Luego se da cuenta de que no estaba con él por amor, sino por su trabajo, y le vuela la cabeza despechado...

Creo que visito demasiado el Blog de Jotacé...

Unknown dijo...

Esta película merece el reconocimiento como obra de culto, por lo que supuso en su momento. No sólo por lanzar a Tarantino sino porque se marca el inicio de un cine donde la originalidad reside en beber de tantas fuentes como gustes y darles un toque personal y original. Tarantino presentó sus credenciales y creó escuela.

Yo también recuerdo con nostalgia el estreno en cines de esta película, fui llamado por un folleto cutre que entraban en las taquillas días antes. Análisis y comentarios de periodistas americanos que elogiaban su puesta en escena. Me llevé una gran sorpresa. En la sala tampoco éramos muchos, una docena a lo sumo, por no hablar de que era la más cutre y estrecha del multicine.

Estupendo análisis, y siempre recomendable verla en V.O.

Excelente blog cinéfilo. Me pasaré a menudo. Hay mucho que leer por aquí.

Saludos

alicia dijo...

Es un auténtico honor que alguien de la veteranía y prestigio del Dr. Strangelove nos visite; nosotros no tenemos experiencia, pero intentamos suplirla con las ganas y el amor que tenemos por el cine. A su servicio, doctor.

marcbranches dijo...

Por supuesto, es imprescindible verla en V.O.. Cualquier otra opción es recortar la esencia de la película. Vuelvo a aprovechar los comments para ir soltando curiosidades. Por si alguien no lo tenía claro, el fuego triangular de la última escena, del que muchos se han preguntado quién mata a Joe (se ha llegado a barajar que mr. Orange recoge la pistola del suelo y realiza un último disparo, para luego dejarla. Sí, claro, justo después de un triple tirabuzón con media vuelta de espaldas). Basta con ver la escena frame a frame para darse cuenta de que mr. White dispara dos veces...

Laura Hunt dijo...

Impresionante el debut de Tarantino con este peliculón, que me atrapó ya desde ese comienzo que comentas, Marc, cuando están todos desayunando mientras comentan el significado del Like a Virgin de Madonna y discuten sobre las propinas... y es que los diálogos de Tarantino son la leche.

Yo también recuerdo todo el debate que hubo sobre la violencia de la película, si bien tienes toda la razón en que, en la mayoría de los casos, sucede fuera de cámara, como en la "escena de la oreja"... cuando Michael Madsen se acerca al pobre policía con una navaja en la mano, la cámara se aparta hacia un lado y no sabemos que es lo que le está haciendo... solo oimos sus gritos (lo cual casi es peor que si lo viéramos).

Por cierto, muy buena tu teoría sobre la relación entre Harvey Keitel y Tim Roth... no se me había ocurrido, pero oye, igual tienes razón, bien mirado.

Y digo yo: ¿por que no lanzan esta película en dvd en una edición de coleccionista, como se merece, de una maldita vez por todas????

Saludos!

marcbranches dijo...

Hola, Laura, que alegria volver a verte por aqui, tiempo ha... Tienes toda la razon del mundo. En USA hay un pedazo de caja en forma de lata de gasolina con chorrocientos extras que no se la salta un torero-Manolete... ¿Llegara algun dia a España?

No...

 
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