Sin duda los niños son los protagonistas de estas fechas, y todos volvemos un poco a la infancia viendo su ilusión y su alegría, ya sea esperando al barrigudo de rojo o a los reyes de Oriente (pelín materialistas, ya lo sé ¿pero acaso no lo seríais también si os estuvieran todo el día bombardeando con anuncios de juguetes?). Es bueno que, durante unos momentos, recuperemos al niño que llevamos dentro, y le demos un poco de libertad a ese pobre Peter Pan aprisionado que ya no sabe recordar momentos felices para volar.
¿Que pasó con nuestra generación? ¿Acaso no hubo nada intermedio entre Walt Disney y la Pixar, que tratara a los niños con un mínimo de respeto? Si que lo hubo; para los que crecimos viendo Barrio Sésamo o Los teleñecos, los nombres de el monstruo de las galletas, la rana Gustavo o miss Peggy se convirtieron en parte de nuestra educación (esto es cerca.... esto es lejos).
Los muñecos de la factoría de Jim Henson no tardaron en pasar al cine, con colaboraciones aisladas, como con el inimitable Yoda de la saga de La guerra de las galaxias, o con dos películas que también marcaron nuestra adolescencia: Dentro del laberinto, con un inolvidable David Bowie como rey de los goblins en el mas puro esplendor glam, y una jovencísima Jennifer Connelly dando el paso de niña a mujer; y la más ambiciosa de todas: Cristal oscuro.
Con una historia dentro del estilo de Tolkien, llena de criaturas fabulosas, vemos la lucha de una raza casi desaparecida, los gelfling, de rasgos élficos, para restituir un trozo de cristal que se dividió hace años, provocando el nacimiento de dos razas: los místicos y los skesis, para que se cumpla una profecía. Si la historia no tiene nada de original, como suele pasar en estos casos, es el lado oscuro el que nos resulta mas atractivo y en el que se ha derrochado mas imaginación , e incluso se podría decir que hay alguna escena ligeramente gore para el gusto infantil, como las de tortura o de comida de los skesis ¿pero acaso no son crueles los cuentos de hadas?
No hay ni una sola canción, ni un solo personaje humano; aquí nos limitamos a una aventura pura y dura, sin que nada nos consiga apartar de ella ni un momento. Jen, Kira, o hasta incluso Augra (a su pesar) no lo tendrán fácil para cumplir su misión, tendrán que pagar un precio muy caro, para acabar descubriendo que tanto los skesis como los místicos, el bien y el mal, son las dos caras de la misma cosa y están siempre unidos; sólo cuando eso se acepta y las dos partes están juntas el cristal deja de ser oscuro para volver a ser luminoso. No está mal el mensaje para un cuento de hadas.
Desgraciadamente, Henson no volvió a implicarse en un proyecto así, ya que falleció en 1990, aunque su factoría todavía nos volvería a hacer pasar buenos ratos con una serie magnífica, como Dinosaurios, en la que Parque jurásico se juntaba con Los Simpson. He leído que dejó escrita la continuación de Cristal oscuro, y que se estrenará el año que viene. ¿Habremos crecido demasiado para disfrutarla? Espero que no.
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