HEROÍSMO: EPISODIO II (Murciélago reloaded)
“Deben ustedes considerar el miedo como algo más que un mero obstáculo. El miedo es un maestro. El primero que han tenido”. No son palabras de un catedrático ni de un tertuliano-esssspañasehunde. Son de un psiquiatra. El doctor Jonathan Crane, más conocido como el Espantapájaros, y pertenecen a un cómic, el “Batman: Gotham Knights” nº 23, dando inicio a una interesante teoría sobre la influencia del miedo en todos nuestros comportamientos y decisiones. Este personaje es, de manera esplendorosamente coherente (y gracias al inquietante Cillian Murphy), uno de los villanos de “Batman begins”, la vuelta al primer plano del caballero oscuro después de la aberración de colorines-psicodelia, pezones, bat-tarjetas de crédito y estupideces varias que casi entierran la franquicia en “Batman & Robin”. Después de tal fracaso de crítica y público, Warner decidió patear a Joel Schmacher por la ventana y reenfocar el personaje desde un nuevo prisma. Se barajaron mil opciones. Desde una revisión del cómic “El regreso del señor de la noche”, con Clint Eastwood interpretando a un retirado y vejestorio Batman, hasta un proyecto de relanzamiento de las dos franquicias de DC, “Batman vs. Superman”, con Jude Law como Clark Kent (argh) y Colin Farrell como Bruce Wayne (argh al cuadrado). Por no hablar de cierto guión del inclasificable Darren Aronofski, que tenía en mente un Alfred de profesión mecánico y una Catwoman prostituta, negra y sadomasoquista... Hasta que llegaron Christopher Nolan y el guionista David Goyer y obraron el milagro.
“Batman begins” está parcialmente basada en el cómic “Batman: año uno” de Frank Miller, aunque con personalidad propia. Nos presenta al Batsy más parecido al original comiquero que el cine nos haya mostrado hasta ahora, centrándose en Bruce Wayne, en el desarrollo de su obsesión a partir de su drama personal, el haber asistido al tiroteo de papá y mamá. La primera parte de la película, que combina los momentos-“Siete años en el Tíbet” de sus flirteos en la Liga de las Sombras con flashbacks de la infancia y juventud de Bruce, establece los cimientos de lo que nos vamos a encontrar al ver aparecer por primera vez la máscara de las orejas puntiagudas. Un film cuya motricidad se basa en el miedo. En cómo nos mueve, en cómo lo combatimos, en cómo utilizarlo. Cuando el pequeño Bruce le pregunta a su padre si los murciélagos (que a él le aterran) también tienen miedo, este le contesta que “todas las criaturas tienen miedo. Sobre todo las que dan más miedo”. El miedo impide a Wayne matar al asesino de sus padres, aunque se ha llevado un revólver específicamente para ello. Es consciente del poder del miedo, es algo que le ha enseñado su mentor Henri Ducard, y decide aplicar la máxima paterna al revés: utilizar aquello que le atemoriza para sembrar el terror entre sus enemigos. Después de enfrentarse, en una extraordinaria escena, a millones de murciélagos en la que luego será la batcueva, estará listo para convertirse en símbolo y leyenda. Establecida la premisa del film, hay que señalar que está trufado de bondades. Empezando por el protagonista, un extraordinario Christian Bale, que aparte de ponerse cachitas para la película (justo después de “El maquinista”... este chico parece una muñeca hinchable, y no lo digo porque tenga la boca redonda) le da la profundidad psicológica necesaria a Bruce Wayne, situándolo al límite de existir tan sólo como máscara de un auténtico yo llamado Batman. Pero es que el resto del reparto es de auténtico lujo: Liam Neeson aportando su imperial porte, Gary Oldman haciendo de bueno para variar (por primera vez, se le da la trascendencia que merece al personaje del comisario Gordon en el cine), Morgan Freeman ejerciendo de Q jamesbondiano para Wayne, Michael Caine bordando un Alfred irónico y cariñoso (“¿de qué le sirven tantas flexiones si no puede levantar un jodido trozo de madera?”), y hasta un maquiavélico Rutger Hauer (el pobre, mal que le pese, no podrá olvidar nunca que un día vio rayos C brillar en la oscuridad cerca de etc, etc...). Otrosí, el empeño de Chris Nolan por hacernos creer que todos los gadgets del murciélago son posibles, y darnos una explicación para todos ellos, incluido el batmóvil (que pasa del vehículo de diseño enrolla-nenas de los filmes anteriores a un funcional tanque); Nolan quiere un Batman lo más realista posible, dentro de las coordenadas del mito, y lo consigue. En el debe, las escenas de lucha, montadas con atropellado fragor tonyscottense; el ninguneo de la madre de Bruce, debido al empeño de agrandar la figura del padre (un error heredado, por otra parte, de los cómics), y, por descontado, el personaje de Katie “nosinmihija” Holmes (alias Sosowoman), creado expresamente para la película por los productores para darle un contrapunto romántico a Batman. Craso error, querido Warner.
Ahora que pienso, debería de añadir a los méritos de la película el haberse olvidado por completo de Robin (y que dure). Así nos hemos ahorrado una nueva tanda de chistes malos sobre la relación equívoca (o inequívoca, según se mire) entre Batman y el Efebo Maravilla. Mi teoría es que si a Robin le hubiesen vestido desde el principio con unos pantalones de pinzas, en lugar del calzoncillito paquetero que luce, nos hubiéramos ahorrado cincuenta años de bromitas... En cualquier caso, gracias señor Nolan, y que le aproveche su bien ganado “Prestige”.
“Deben ustedes considerar el miedo como algo más que un mero obstáculo. El miedo es un maestro. El primero que han tenido”. No son palabras de un catedrático ni de un tertuliano-esssspañasehunde. Son de un psiquiatra. El doctor Jonathan Crane, más conocido como el Espantapájaros, y pertenecen a un cómic, el “Batman: Gotham Knights” nº 23, dando inicio a una interesante teoría sobre la influencia del miedo en todos nuestros comportamientos y decisiones. Este personaje es, de manera esplendorosamente coherente (y gracias al inquietante Cillian Murphy), uno de los villanos de “Batman begins”, la vuelta al primer plano del caballero oscuro después de la aberración de colorines-psicodelia, pezones, bat-tarjetas de crédito y estupideces varias que casi entierran la franquicia en “Batman & Robin”. Después de tal fracaso de crítica y público, Warner decidió patear a Joel Schmacher por la ventana y reenfocar el personaje desde un nuevo prisma. Se barajaron mil opciones. Desde una revisión del cómic “El regreso del señor de la noche”, con Clint Eastwood interpretando a un retirado y vejestorio Batman, hasta un proyecto de relanzamiento de las dos franquicias de DC, “Batman vs. Superman”, con Jude Law como Clark Kent (argh) y Colin Farrell como Bruce Wayne (argh al cuadrado). Por no hablar de cierto guión del inclasificable Darren Aronofski, que tenía en mente un Alfred de profesión mecánico y una Catwoman prostituta, negra y sadomasoquista... Hasta que llegaron Christopher Nolan y el guionista David Goyer y obraron el milagro.
“Batman begins” está parcialmente basada en el cómic “Batman: año uno” de Frank Miller, aunque con personalidad propia. Nos presenta al Batsy más parecido al original comiquero que el cine nos haya mostrado hasta ahora, centrándose en Bruce Wayne, en el desarrollo de su obsesión a partir de su drama personal, el haber asistido al tiroteo de papá y mamá. La primera parte de la película, que combina los momentos-“Siete años en el Tíbet” de sus flirteos en la Liga de las Sombras con flashbacks de la infancia y juventud de Bruce, establece los cimientos de lo que nos vamos a encontrar al ver aparecer por primera vez la máscara de las orejas puntiagudas. Un film cuya motricidad se basa en el miedo. En cómo nos mueve, en cómo lo combatimos, en cómo utilizarlo. Cuando el pequeño Bruce le pregunta a su padre si los murciélagos (que a él le aterran) también tienen miedo, este le contesta que “todas las criaturas tienen miedo. Sobre todo las que dan más miedo”. El miedo impide a Wayne matar al asesino de sus padres, aunque se ha llevado un revólver específicamente para ello. Es consciente del poder del miedo, es algo que le ha enseñado su mentor Henri Ducard, y decide aplicar la máxima paterna al revés: utilizar aquello que le atemoriza para sembrar el terror entre sus enemigos. Después de enfrentarse, en una extraordinaria escena, a millones de murciélagos en la que luego será la batcueva, estará listo para convertirse en símbolo y leyenda. Establecida la premisa del film, hay que señalar que está trufado de bondades. Empezando por el protagonista, un extraordinario Christian Bale, que aparte de ponerse cachitas para la película (justo después de “El maquinista”... este chico parece una muñeca hinchable, y no lo digo porque tenga la boca redonda) le da la profundidad psicológica necesaria a Bruce Wayne, situándolo al límite de existir tan sólo como máscara de un auténtico yo llamado Batman. Pero es que el resto del reparto es de auténtico lujo: Liam Neeson aportando su imperial porte, Gary Oldman haciendo de bueno para variar (por primera vez, se le da la trascendencia que merece al personaje del comisario Gordon en el cine), Morgan Freeman ejerciendo de Q jamesbondiano para Wayne, Michael Caine bordando un Alfred irónico y cariñoso (“¿de qué le sirven tantas flexiones si no puede levantar un jodido trozo de madera?”), y hasta un maquiavélico Rutger Hauer (el pobre, mal que le pese, no podrá olvidar nunca que un día vio rayos C brillar en la oscuridad cerca de etc, etc...). Otrosí, el empeño de Chris Nolan por hacernos creer que todos los gadgets del murciélago son posibles, y darnos una explicación para todos ellos, incluido el batmóvil (que pasa del vehículo de diseño enrolla-nenas de los filmes anteriores a un funcional tanque); Nolan quiere un Batman lo más realista posible, dentro de las coordenadas del mito, y lo consigue. En el debe, las escenas de lucha, montadas con atropellado fragor tonyscottense; el ninguneo de la madre de Bruce, debido al empeño de agrandar la figura del padre (un error heredado, por otra parte, de los cómics), y, por descontado, el personaje de Katie “nosinmihija” Holmes (alias Sosowoman), creado expresamente para la película por los productores para darle un contrapunto romántico a Batman. Craso error, querido Warner.
Ahora que pienso, debería de añadir a los méritos de la película el haberse olvidado por completo de Robin (y que dure). Así nos hemos ahorrado una nueva tanda de chistes malos sobre la relación equívoca (o inequívoca, según se mire) entre Batman y el Efebo Maravilla. Mi teoría es que si a Robin le hubiesen vestido desde el principio con unos pantalones de pinzas, en lugar del calzoncillito paquetero que luce, nos hubiéramos ahorrado cincuenta años de bromitas... En cualquier caso, gracias señor Nolan, y que le aproveche su bien ganado “Prestige”.
5 comentarios:
Ummm... Un "Batman" de Darren Aronofski hubiera molado bastante porque no sabriamos por donde saldria la historia... :D
He de reconocer que cuando fui a ver "Batman Begins" tenía miedo de la masacre que podrían haber hecho con este superheroe (aun recuerdo cuando fui al cine a ver "Batman" de Tim Burton y salí maravillado) pero mientras veia la peli, me hizo sentir como un niño chico, con mi cubo de palomitas y flipando en colores.
Fue un gran acierto poner al Bale de Batman y al Caine de Alfred (no quiero menospreciar el resto del reparto pero me gustaron estos dos actores más que los otros) y estoy deseando de que salga una segunda parte y ver que hacen con el Jocker... :P
Y yo tambien espero que no metan aun al personaje de Robin pues tengo miedo de saber qué actor lo encarnaría...
Bienvenido, Pelopo, si eres un borracho y un salido como dices en tu blog, creo que aquí te sentirás muy a gusto. Por cierto, muy bueno lo del Dr. House en Friends ¿estaría predestinado para el papel?
Un "Batman" de Aronofski probablemente hubiera sido otra cosa poco que ver con Batman, visto lo que se ha sabido de su proyecto de guión. Más curiosidad me provoca un "Dark knight returns" con Clint Eastwood haciendo de Batsy cincuentón y revolucionario... En cuanto a Joker, supongo que sabes que va a ser Heath Ledger, en la línea de realismo de la que Nolan impregna al film. Con toda seguridad va a estar Dos Caras, y tengo mucha curiosidad por ver quién interpreta ese papel.
Después de un segundo visionado puedo decir que la impresión que me ha dejado "Batman Begins" es mucho mejor de la que me esperaba. He de reconocer que hay momentos apoteósicos y planos muy atractivos, algunos con Batman sobrevolando Gotham tienen una gran belleza visual. Me quedo sin embargo con el momento revelación en el que maniquí-Holmes le pide a Batman que le diga quien se esconde bajo la máscara y él responde: "¿Qué importa cómo me llame? Se nos conoce por nuestros actos." Es mi plano favorito de toda la película, llegó a emocionarme.
No obstante debo decir que es de las pocas escenas en que sale esa chica, a la que algunos trabajadores de la ONCE consideran actriz (yo aún no he encontrado el sentido de esta afirmación), y no rompe el clima. En todas las demás lograba sacarme de la película. Sin duda un borrón en el gran reparto, donde todos están impecables excepto ella. Destaco en especial a Liam Neesom y Michael Caine (directamente es Alfred). Christian es una gran elección para interpretar al Batman del Año Uno de Miller.
A traves de él somos participes de la mejor ocasión en que nos han presentado las obsesiones de Bruce Wayne. En ese sentido puede que este "Batman Begins" sea el mejor de toda la saga, su profundidad en el personaje es muy superior a sus antecesoras.
Además, como comentas, es de agradecer que por fin traten con cierta relevancia el personaje de Jim Gordon. Magnífico Gary Oldman como de costumbre. Otro acierto de guión y de casting que me hace seguir sin comprender la inclusión de Katie Holmes e incluso su prescindible personaje.
Por último entre las cosas buenas menciono la banda sonora a la altura de las circunstancias.
Y ahora, no puedo evitar volver a decir que sigue sin convencerme la estética que presenta Nolan y el tono realista que propone. En cuanto a lo segundo he de decir que hay terminos intermedios necesitados sobre todo con personajes como el señor de la noche. Complementario a eso está lo de la estética y la ambientación de la película. Para mi esa urbe que retrata Nolan no es Gotham, sinceramente. Yo, como seguidor desde pequeño de los comics de Batman quiero ver el universo que siempre lo ha rodeado en la tinte del papel. No idetifico lo que veo en pantalla con el habitat en el que para mi vive Batman. Creo que Tim Burton, y aunque suene fácil mencionarlo aquí, supo trasladar mejor ese espíritu al cine, a su peculiar manera (que por otro lado no estaba muy lejos de los comics).
Aunque acepto que cada autor y cineasta tenga derecho a presentar la propuesta que quiera, siempre he defendido que en su paso al cine todo es manipulable. A mi, personalmente, no me gusta ese punto en concreto de la obra de Nolan. Simplemente.
Y me queda también decir que el ritmo sigue pareciendome irregular y algunas partes son bastante flojas, el film pierde fuelle. Sin embargo, se recupera tan bien como Wayne de sus heridas, así que no pincharé mucho ahí. Eso si, la escenita hollywodiense de la persecución rocambolesca a lo French connection se la podían haber ahorrado. Y el batmóvil es el mas horrible de toda la saga, además de excesivo hasta producir hilaridad. Menos mal que los gadgets no sobrepasan la importancia que se les debe dar en pantalla, que es poca. Si no ya me veía a Roger Moore con el traje negro de murcielago y sonriendo a las chatis en la piscina del hotel donde chapucea Bale en una escena.
En resumen, bastante mejor impresión con esta segunda oportunidad (menos mal que soy de los que las dan), pero espero que en la próxima "Dark Knight" Nolan cambie su tono y la estética al menos un poco. Tengo esa esperanza.
Y ya que he citado ese proyecto diré, como he dicho en otras ocasiones, que la elección de Bale para interpretar al Batman de Año Uno es tan acertada como absurda y loca sería para el Batman de Dark Knight. Aunque me da a mi que el comic de Miller apenas se verá en la pantalla como él lo concebió.
Me alegro de haber contribuido a que vieras de nuevo el film, y contemplarlo desde una nueva perspectiva. Nada que añadir a lo de Katie, ya la he destrozado bastante; el cambio por Maggie Gyllenhaal mejorará la calidad interpretativa, pero me parece absurdo: eliminen al personaje y punto. En lo del tono y la estética discrepo. Su elección es clara, "Year one", y su Gotham se parece al Gotham de ese cómic (o al de otros más recientes: "City of crime", recién editado en la serie regular de Planeta). Quizás la de Burton sea más icónica pero Nolan no ha querido hacer un cómic, y su Gotham debía de alejarse de los cómics. Es coherente, aunque entiendo que se prefieran otras opciones. Lo mismo con el batmóvil, aunque en este caso está sacado del "Dark Knight Returns" de Miller: un puto tanque; eso sí, la persecución me sobra un poco, pero no es muy larga y no pesa. Los argumentos son los mismos; Nolan cree que Batman es el superhéroe popular más accesible, más humano, y no ha querido hiperbolizarlo ni caricaturizarlo. Insisto en la coherencia de toda la propuesta, y de ahí mi interés en observar cómo encajan al Joker en este cuadro realista.
Gracias por permitirme hablar de la, en mi opinión, mejor película sobre mi personaje favorito. De hecho, te recomendaría, dentro de un tiempo, una tercera visión: igual aún puede mejorar el prisma... No me hagas caso.
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