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CRÓNICA DE UNA DECEPCIÓN: EPISODIO I





La variante matricial


Y llegó una noche, cercana ya la treintena, en que marcbranches abandonó, definitivamente, la infancia.


Y fue al salir de un multicine del extrarradio barcelonés, solo y descangallao a pesar de las hordas de zombies palomiteros que salían de la sala a su alrededor. Un señor con barba y papada le había violado dicha infancia, arteramente y sin ningún tipo de acompañamiento lúbrico. Una experiencia dolorosa e irreversible que necesita un exorcismo, al cual procedo, desde este mismo instante, en forma de arrojadiza trilogía patillera. Así pues, a los que la Santísima Saga, esencialmente, se la pela, ya pueden huir de la Linterna esta próxima semana me voy a sacar la trilogía galáctica moderna de encima con la misma facilidad con que Cher hace una visita al cirujano plástico. A los que crecieron, soñaron, maldijeron o vivieron, de alguna manera, con ella, pasen, lean y anoten sus quejas en el libro de visitas. Empecemos por el principio, que no por nada me llaman Marcbranches I el Ordenado.

Supongo que la pregunta que había que hacerse era “por qué”. Por qué George Lucas, quince años después de “El retorno del Jedi”, decidía volver a su glorificada creación, para contar los albores de Darth Vader, el villano de su space opera, y uno de los más grandes de la historia del cine. ¿Pasta? Eso siempre, pero por sí solo no es motivo: podría haberlo hecho diez años antes. ¿Necesidad de explicar la historia? Sí, pero ídem. ¿Un ego del tamaño de su rancho Skywalker? Bingo. Lucas necesitaba demostrar que seguía teniéndola más larga que nadie, y para eso esperaba a trasladar su “historia de Anakin” al cine a que la industria del CGI estuviera lo suficientemente desarrollada como para plasmar fielmente su visión. Ya había jugado con el juguete (y de paso tanteado al público) en los reestrenos retocados digitalmente de la Santísima Trilogía, un par de años antes. Eran unos pegotes infumables, pero a tito George le ponían cachondón. Así que se puso a trabajar en las precuelas, y específicamente en el “Episodio I”, con la esperanza de repetir el terremoto “epateur” de “Star Wars”, y ser de nuevo adorado y deificado, tanto por los ya adultos seguidores de la saga, como por (aighs) las nuevas generaciones de compradores de muñecos, quienes tendrían que cerrarse las bocas destornillador, de puro extasiados. George Lucas pretendía, definitivamente, caminar sobre las putas aguas. Pero no contó con dos variables que lo cambiaron todo. Una, que nadie (nadie= Frank Darabont o Lawrence Kasdan. Casi ná) se atrevió a escribirle un guión, temerosos de Dio... de no tener libertad creativa, y con razón; así, el libreto lo tuvo que parir el propio Lucas. Cagadalahemos. La segunda variable fue mucho más inesperada, y acabó de mandar al carajo la reentrada del tío Papadas en el hiperespacio histórico: dos meses antes de “La amenaza fantasma” se estrenaba una peliculilla de ciencia-ficción llamada “The Matrix”.

No seré yo quien eleve a los altares “Matrix”, pero es indudable que marcó un hito a la hora de tratar el CGI en el cine, con el celebérrimo efecto-bala y todo lo demás. La gente salía alucinada del cine, desollándose los cerebros con las pajas mentales pararreligiosas de los Wachowskis y despegándose las retinas de los párpados después de flipar con la propuesta visual, inaudita hasta entonces, del filme. No había ocurrido nada igual desde “Terminator 2” y su Robert Patrick de líquido metálico. Y apenas un par de meses después, llega Lucas y su “Episodio I” con todo su hype, su parafernalia, con todo el jodido universo pendiente del más mínimo detalle que salga a la luz sobre la película y... queda anticuada, sobrepasada, antes incluso de su estreno. Ojo, que no hablo de la calidad de la película (ahora iré a ello, Georgie, no te creas que te has librado). Me refiero a su entidad como salto adelante tecnológico y visual. Puede haber escenas mejor o peor hechas, pero casi nada de lo que ofrece “La amenaza fantasma” a nivel visual sabe a nuevo. Quizás con la excepción de un personaje enteramente creado por ordenador que interactúa con los actores. Por desgracia para todos, es uno de los personajes más odiados de la historia del cine, un tal Jar-Jar.

Lo cual nos lleva al otro meollo of the question. Vale, el CGI de la película (que, ojo, está muy bien, excepto un par de ocasiones que cantan más de lo deseable) no va a pasar a la historia; da lo mismo si el filme es bueno, Al fin y al cabo, es cine. Y, efectivamente, “La amenaza fantasma” es cine. Del malo. Ya he comentado que el guión es cosa de Lucas, y eso es un problema; su fuerte es la creación de universos, y las nimiedades literarias se la refanfinflan. No le gustan los diálogos, Lucas cree que el cine es esencialmente visual, y si algo se puede explicar con una imagen, sobra un personaje hablando. Tamaño simplismo (que refleja una estupidez artística insólita) es trasladado sin piedad al “Episodio I”, que está trufado de infantilismo trasnochado (la “ewokización” de Lucas continúa, y en esta película parece terminal), diálogos idiotas, escenas de transición aburridas y la sensación de hastío absoluto que transmiten prácticamente todas las interpretaciones, carentes de chispa ninguna, monótonamente mecánicas. Sólo se salvan dos actores que sí parece que se creen lo que están haciendo: Pernilla August (de “Las mejores intenciones” a esto, pero ella es una profesional. Y sueca) y el señor Ian McDiarmid, que empieza, desde ya, su toma de posesión como gran triunfador individual de la Trilogía Moderna. Pero eso hoy no toca.

Al film le salva algunas escenas - como la carrera de vainas o el circo de cuatro pistas final -, la banda sonora de John Williams, el carisma de R2D2, el teaser poster de ahí arriba, y esa frase del senador Palpatine al pequeño Anakin: “observaremos tu carrera con gran interés”. Y ya. Así tal cual, muchos de los fans de la Santísima Trilogía nos fuimos para casa con la sensación de que no podríamos sentarnos en un mes, pero con un mensaje en la cabeza creado por nuestras neuronas optimistas (esas grandísimas cabronas): “no pasa nada, aún quedan dos episodios”. Cagüenlosjodidosmidiclorianosenfiladeauno.

6 comentarios:

Josep dijo...

Parece que las fiestas te han ablandado o que todavía te queda la morriña juvenil, porque asegurar impunemente que lo mejor es la mala copia de la carrera de cuádrigas más famosa del cine y una banda sonora que de original no tiene nada y sí más años que tú a sus espaldas, ya tiene delito, ya.

Casi te condenaría a explicarle a Jar-Jar las tácticas de cualquier partido de Los Lakers, mira que te digo... (y que las entendiera, claro..)

Saludos.

marcbranches dijo...

Sr. Josep, ud. debería haber aprendido, ya a estas alturas, a leerme entre líneas. Si yo digo que lo mejor de la película es la carrera y la BSO, ¿estoy diciendo que sean buenos? No. ¿Estoy diciendo que la película es tan mala que esos mediocres aspectos destacan sobre todo lo demás? pozí. De todas maneras, de la BSO sí creo que destaca positivamente el tema "Duel of fates", el de la lucha de Qui-Gon Jinn y Obi-Wan con Darth Maul, con aquellos coros tan resultones.

Las tácticas de los Lakers son muy fáciles de explicar, incluso a Jar-Jar, por mucho que se empeñe Phil Jackson. Pelota a Kobe, y si está muy marcado, pelota a Pau. Y punto (pelota).

ANRO dijo...

LLeva usted toda la razón del mundo, maestro, a usted hay que leerle entre líneas.
Me gusta que hayas puesto en solfa este título y los dos siguientes porque la serie original no merecía este agravio comparativo.
Recuerdo con emoción que a poco de pisar tierra canaria ví en un cine, que por cierto ya no existe, el principio de aquella saga genial. Años despues mi hijo se iniciaría en el cine con "El Imperio contraataca, en mi opinión lo mejor de la primera trilogía....Hace tan solo unas semanas intenté ver de nuevo este segundo tocho....fue soporífero y no llegué a mitad de la primera parte......Razón para aquel que dijo lo de segundas partes.
A estas horas, y despues de haber hecho el paripé para convencer a mi público de la lindeza de mis rebajas, sentarme frente al ordenador y leer esa catarata de frases cargadas de sulfuro de potasio me has dado el alegrón.
Un abrazote.

marcbranches dijo...

Así me gusta, Anro, que me pases el cepillo como buen súbdito. Llegarás lejos. Que aprenda el Chosep ese. Me alegro de que te haya "rebajado las rebajas"...

Ya expliqué en el correspondiente post sobre "La guerra de las galaxias" (en el texto está el enlace) que esa película es mi primer recuerdo de cine. Una de aquellas grandes salas que ahora son especie en extinción, el cine Nuevo del Paralelo, con uno de aquellos maravillosos cartelones gigantes, y el pequeño marcbranches saliendo absolutamente alucinado (aparte de sordo, por haberse tenido que sentar al lado de un altavoz). Qué diferencia con las sensaciones transmitidas por este "Episodio I", que, por cierto, he intentado volver a ver esta última semana, y no he sido capaz, igual que tú, de sobrepasar la mitad de la película. Qué hastío, por Woody. Saludos.

Carles Rull dijo...

Recuerdo que cuando fui al cine a verla, por entonces tenía 'pase de prensa' (entrada gratis aunque fueran sesiones con público), pero el de la entrada (que me conocía) me dijo que tenían órdenes expresas que en esta película, y durante al menos una semana, todo Dios debía pagar la entrada. Y acto seguido añadió: "¡Y es malísima! Si pagas por verla es que eres tonto!", y eso que él era parte interesada...

Pero, yo, también fiel seguidor de La Santísima Trilogía, no le hice caso. Tenía que volver a ver estos títulos de crédito iniciales a lo 'Star Wars', escuchar de nuevo la música de John Williams, saber que imagen sería la que abriría la película (que ya no me acuerdo cuál es). Así que me puse al final de la (larguísima) cola, era el viernes mismo de estreno, y para adentro...

Sí. George Lucas podría haberse quedado quietecito en su rancho.

marcbranches dijo...

El texto rodante inicial de la película, justo después del apoteósico arranque de la sintonía de Williams... se me erizaron hasta los pelos de las axilas. Debería haberme ido justo en ese momento (de hecho, debería haber hecho lo mismo en "Superman returns..."). Saludos, joven.

 
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