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EL PRIMO CUTRE DE SUPERLÓPEZ




Un cinéfilo de pro ha de estar siempre a las duras y a las maduras. Próxima parada: las duras. Para apreciar una buena obra de arte hay que conocer las peores, y así tener claro cuál es el nivel más bajo y cuál el más alto. En La Linterna lo sabemos, y ese es el sentido de la existencia de la sección Ed Wood. Hay dos conceptos básicos para entender lo que significa “Supersonic man” en la historia del cine español, pero no puedo desarrollarlos en este post, so pena de convertir este artículo en “Rayuela”. Uno sería la situación del cine patrio a finales de la década de los 70, liberados ya de tío Paco, y en el que la desvergüenza artística y las tetas campaban a estrechas y anchas; el otro, mucho más trascendente para el post, es la definición de clon de combate. Los amigos de “Vicisitud y sordidez” lo han hecho mucho mejor que yo, y le están dedicando una larga tanda de posts asombrosamente documentados. Básicamente, un clon de combate es una película realizada a rebufo de otra de superéxito, casi siempre de género fantástico o ciencia-ficción, con la centésima parte de presupuesto y de talento, producida normalmente por cinematografías de gran desahogo artístico, tales como la turca, la hindú o la italiana. Las fotocopias rozan el delito en lo formal y lo narrativo (obsérvese, tratando de aguantar el desmayo ante los títulos de crédito, cómo en la versión turca de “Star Wars” se incluyen escenas del original. Con dos cojones) pero su desvergonzonería nos atrapa los corazones. Estuvieron muy en boga entre finales de los setenta y los noventa, a caballo de la aparición de su mercado ideal: el videoclub. Como en Ssssspain parece que sólo nos da por el costumbrismo y la Guerra Civil, pues no hemos dado mucho de sí. Con alguna que otra excepción. La mejor de ellas, sin duda, este “Supersonic man” del ínclito Juan Piquer Simón, quizás el mejor exponente patrio.

“Supersonic man” es, básicamente, un refrito inclasificable del “Superman” de Donner, con salpicaduras de “Star Wars” (también estábamos en plena época) y de “Plan 9 from outer space”, aunque este último homenaje es menos intencionado. De disfrute perverso, esta pavorosa obra magna de la caspa hispana, hito indiscutible, alberga tantos detalles, tantas sutilezas para paladares refinados, que temo ocupar toda la página del navegador sólo con este post. Gocemos, púberes padawanes:

- La primera escena promete: en una nave espacial vemos a un tipo al que llaman Kronos, en bañador “Speedo” de los chinos, como si fuera un chulazo cani tomando rayos uva. Está en animación suspendida, pero una potente voz le dice que la Tierra está en peligro y le da superpoderes (luego los detallaremos, que no tienen desperdicio). El tío se larga volando, literalmente, hacia la tierra, con su supertraje entalladito y listo para salir de parranda. En esa escena, precisamente, nos encontramos con el primer superpoder característico de Supersonic: cada vez que vuela, invariablemente suena la infame canción de ahí arriba, un ritmo discotequero infumable que te hace pensar que en cualquier momento va a aparecer Nacho Dogan.

- Luego vemos que el tal Kronos, en un plis, se ha transformado en un hombre normal y corriente llamado Paul, con casa, tele (¡con mando a distancia! ¡1979!), pantalones campana, bigotón y trabajo fijo (en concreto, investigador privado). El artistazo que lo interpreta es un tal Antonio Cantafora, cuya aspecto se acerca más al de actor porno setentero que al de un superhéroe. De ahí que cuando se convierte en Supersonic sea sustituido por un mastuerzo llamado Richard Yesteran, quien sospecho que procedía del teatro experimental, a juzgar por las poses y movimientos absurdos que realiza enfundado en el cutre-traje (un peacho pijama con capucha y capa llenitas de purpurina). Un adelantado a su tiempo. ¿Cómo se convierte Paul a Supersonic? Diciéndole a su reloj-calculadora del “Todo a 0'60” de la esquina: “que la fuerza de las galaxias sea conmigo”. No, a mí tampoco me suena de nada.

- Narrativamente, “Supersonic man” es un clarividente y perspicaz homenaje al Deus ex machina: todo, absolutamente TODO, ocurre porque sí. La máxima expresión de ello-oyes son los superpowers del gachó. ¿Hay que levantar un tractor marca ACME (ver foto allá arriba)? Toma superfuerza (por cierto, el tractor está parado en mitad de una carretera. ¿El campesino estaba apretado de vientre y tuvo que pararse allí mismo? ¡Deus ex machina!). ¿Que hay unas cámaras que me vigilan de manera harto incómoda mientras busco... no sé qué coño busco... pues las hago desaparecer con un grácil ademán; por lo visto en el resto del film, no puede hacer desaparecer nada más. ¿Que unos malosos pretenden freírte a balazos? Convierto las pistolas en plátanos. Parece que las ametralladoras le dan más problemas, quizás porque no encontraron ninguna fruta que se le parezca. ¡Deus ex machina! Me imagino al tipo que le dio los superpoderes, chequeando: "veamos... superfuerza, correcto; capacidad de vuelo, OK; desaparición de cámaras de vigilancia, sí: platanización de pistolas, correcto... Cojonudo, ya estás listo. Venga, dale p'a la Tierra, que ya es tarde."

- Estilísticamente, la película es una abrumadora catarata de hallazgos estéticos, desde la querencia de Juan P. Simón por el neón rojo a los ralentís festivamente gratuitos de la pelea en el bar, pasando por los cambios de formato (lo juro). Pero lo mejor son los F/X. Mejor dicho, los efeequis. Los disparos láser dibujados sobre el celuloide con Plastidecor amarillo, los helicópteros de Famobil, los fondos del espacio dibujados por un niño de parvulario, el madelman que utilizan para los maravillosos efectos de vuelo (hay una escena, por cierto, en la que vuela con una botella de champan y un abridor. Lo juro again) de nuestro héroe... Eso sí, para demostrar que no reparan en gastos, a la que pueden cuelan una explosión: como todos sabéis, si un coche se pasa de frenada, o un barco se hunde, la reacción biofísica lógica es la detonación inmediata. La joya de la corona, sin embargo, es el robot del villano, un indisimulado homenaje al Robby de “Planeta prohibido”, fabricado con las cacerolas sobrantes de la vajilla de la abuela y un par de Zippos que hacían las veces de lanzallamas. De aspecto tan amenazador como el de una muñeca de Famosa, tiene además una movilidad similar: su velocidad es de unos 3 metros y medio por hora.

- Poca broma: la película está hecha en inglés, y en Niu Llorc. No, en New York no. Hay un par de escenas en una calle llena de puticlubs americanos en los que se puede leer "Pussy", y vemos a Supersonic volando (es un decir) sobre una diapositiva de New York. Pero no es New York.

- El villano es digno de tamaña obra maestra. Un “mad doctor” que atiende al nombre de Dr. Gulik (Cameron Mitchell), cuyo plan es secuestrar a un científico, para luego intentar secuestrar a su hija, para así obligarle a... nada, porque ya tiene todas las armas para destruir el mundo. Así pues, la única utilidad del científico (Jose María Caffarel) es darle conversación al maloso, y que este le insulte con gracejo y donosura -“No hay peor tonto que un tonto ciego. Idiota. (pausa para trago de orujo). Idiota”-, y le suelte unas citas de Julio César y Chespir, porque es muy culto. Mitchell interpreta al doctor con la habitual ración de carcajadas bwa-ha-ha, añadiéndole un inquietante tic (se toca la nariz continuamente), que hace pensar en que, efectivamente, la cocaína era la única manera de enfocar tamaño personaje.

Me dejo un trillón de cosas en el tintero, pero es tarde y es largo (el post). A pesar de todo lo dicho, el truñometraje se vendió fuera de España, tuvo un moderado éxito que provocó que hasta se hicieran cómics sobre ella (aún más infectos que la película), y reconózcolo, de pequeño a mí me gustaba más que “Superman”. Por Dios, convertía las pistolas en plátanos. Iguala eso, jodido paleto de Smallville.

13 comentarios:

Manuel Márquez dijo...

Cómo se nota que lo has disfrutado, compa Marc; y no me extraña, porque el producto, según lo que cuentas, bien lo merece. Según lo ibas contando, me iba imaginando algo en plan Troma, y alucinaba, de veras. Habrá que verla algún día; igual me hago una sesión doble con alguno de esos Batman que tengo por ahí pendientes, ya sabes...

Buen día y un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Buf, hacía mucho que no me entraba una curiosidad tan malsana de ver una película. Es como cuando tienes una herida purulante y no puedes dejar de mirarla...
La pregunta es, ¿aguantaré hasta el final si la consigo? Lo veremos en los próximos capítulos.

Anónimo dijo...

Y el que no se haya tronchado viendo alguno de estos engendro-trastos es que miente como un bellaco. Estas pelis son como masturbaciones cinematográficas, son para gozarlas a solas y sin que tus amigos "cultos" se enteren. Naturalmente tampoco hay que abusar, pero un émulo de Ed Wood de vez en cuando tampoco hace daño.
Un abrazote.

marcbranches dijo...

M-Márquez, no vas muy desencaminado con la comparación con la Troma, al igual que Heitor utilizando la metáfora de la herida purulante (más purulante que esta película, pocas). Aguantarás, Heitor, aguantarás... Anro, este tipo de engendros, a veces, cuando más se disfrutan es precisamente en compañía, siempre que tengan un sentido del humor similar al de uno, claro... Saludos a todos.

Anónimo dijo...

jajajajajajajajaja, no puedo decir más, a lo mejor tengo la seuerte que tu y me rio tanto como leyéndote.

Saludos...

Möbius el Crononauta dijo...

Formidable. A su búsqueda ya he dedicado mis días.

Saludos

marcbranches dijo...

Troncha, es para deshuevarse. El sinsentido es continuo. Te describo una de las escenas: Supersonic llega a una habitación donde desde una tele le habla el Dr, Malign... digo, Gulik. Este le dice que, para demostrar su inabarcable poder villánico, va a hacer explotar una isla perdida en el Pacífico, y vemos una imagen de la isla. Acto seguido, le dice a Supersonic que en la mesa hay un mapa donde puede ver la localización de la isla. Super coge el mapa, y se lo queda mirando, como diciendo "si cojo la C-47 y salgo por Villalpando llegaré antes, pero, claro, tengo que pasar el peaje y no puedo llevar calderilla en este traje tan ajustado. Casi que me cojo la Nacional 235 por Bangkok". Mientras, claro, la isla explota. ¿Alguien me puede explicar para qué cojones quiere Gulik que el Super mire el mapa? Bueno, pues así toda la película. Un descojone total. Saludos a ambos.

Laura Hunt dijo...

Jajajaja... te has lucido Marc, de verdad, que risa, y yo que no tenía conocimiento de la existencia de esta joya del cine español. ¡Imperdonable!

En fin, llevo ya un buen rato con el post, porque es que además se nota que te lo has currado buscando enlaces y yo me los he visto todos (creo, no se si me habré dejado alguno por ahí perdido). La verdad es que no tienen desperdicio, ¡y hasta aparecen de nuevo nuestros viejos amigos, el superman indio y su novia spiderwoman!

Por cierto, que estoy de acuerdo contigo en que este tipo de "películas" se disfrutan mucho más viéndolas con un grupo de gente con sentido del humor, bien provistos de cervecitas, palomitas, patatas fritas, y demás.

Gracias por el buen rato.

marcbranches dijo...

Me sorprende que gente de mi generación no conozca esta película. ¿Esto significa que yo ya estaba enfermo de pequeño? Prefiero no saber la respuesta.

Casi que los enlaces son lo mejor del post, Laura. Alguien ha tenido el buen gusto de colgar varias escenas de "Supersonic man" en el Youtube, desde hace ya algunos años, y eso me facilita ilustrar el post y, sobre todo, hacerlo creíble. Porque si no, llegaríais a pensar que exagero. Además, he puesto trailers y escenas de versiones supermánicas hindús (con Spiderman, claro que sí, hermanando a Marvel y DC), italiana (¡"Pumaman"! por cierto, dicen que la canción es sospechosamente parecida al himno del PP...) y la más conocida en el submundo friki "Superman dönuyör", la versión turca. Un día me ataré al sofá y me las pondré una detrás de otra, con un barril de cerveza al lado habilitado para la ocasión. Saludos.

Anónimo dijo...

Sí que la conozco. De pequeño y en plena fiebre Superman-Reeve estaba deseando verla.

En uno de esos juegos donde ponía calificaciones (del 1 al 10) a las pelis antes de verlas (porque en el cine de mi pueblecito tardaban años en llegar los estrenos...), a 'Supersonic man' le puse un 10 tanto a la peli como al cartel en cuestión.

Cuando meses después la vi (en una localidad cercana), podrás imaginarte que me quedé a cuadros !!!! (y es que ni con once añitos colaba siquiera que fuera pasable).

Lo que más recuerdo, el Sonic Macho ese bajo el mar donde se notaba que era un muñeco, o esa imagen de levantar la apisonadora que ya entonces cantaba que era cartón-piedra (o aún ni eso, cartulina, porque la falta de presupuesto era evidente).

Saludos.

marcbranches dijo...

Por fin alguien que la recuerda... Tú con 11 años ya le pillaste el cartón-piedra, pero yo, con 8, va a ser que no. O quizás, como dije anteriormente, ya estaba muy mal de lo mío en aquella época. Por suerte, he mejorado muchísimo desde entonces, ¿verdad?


¿Verdad?




¿Hola? ¿Hay alguien? Que sí, que estoy mucho mejor...

Anónimo dijo...

Entretenido film

marcbranches dijo...

Entretenido es poco... es un hito del entretenimiento. Saludos.

 
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