El remate de las fiestas navideñas-corteinglés está dedicado enteramente a los niños, aunque los padres y sus coetáneos nos beneficiemos lo que podemos, y es la festividad de los Reyes Magos. Antes de nada: niños, los Reyes son los padres. Así que, en vez de pedir los regalitos a través del consabido método epistolar (que no vale para nada), mi consejo es que le robéis la tarjetita esa tan mona que tiene papá en la cartera, sí, esa que pone VISA Electron, os acordéis de la fecha de nacimiento de vuestro progenitor (tendréis que ponerlo en cifras en el cajero automático), y saquéis el dinero necesario para compraros todo lo que habéis escrito en la cartita de marras; y, ya de paso, una televisión de plasma para Mi Majestad, ya que os he dado la idea. De nada. ¿Cómo dice, señora? Sí, sí, esto es un blog de cine.
Celebremos, por tanto, esta semana infantil con una de las mejores películas de animación (qué poco se lleva ya la expresión “dibujos animados”), no sólo de los últimos años, sino posiblemente de todas las épocas: “Los increíbles”. Pergeñada por la factoría Pixar, la compañía de animación por ordenador que ha revolucionado el género a través de filmes como “Toy story”, “Monstruos, S.A.”, “Buscando a Nemo” o la reciente “Ratatouille”, “Los increíbles” significó un paso más allá en muchos sentidos, y no sólo en el técnico. Es un homenaje no sólo a los superhéroes de cómic y cine, sino a las viejas películas de espías (sí, James Bond, pero también Flint), que en ningún momento recurre a la parodia fácil ni a la coyunturalidad (¿alguien ha dicho “Shrek”?); un tobogán aventurero con dos partes muy diferenciadas pespuntadas con enorme precisión, a través de un guión inusualmente férreo y que lleva el desarrollo de personajes en la animación infantil hacia el siguiente piso. O el siguiente planeta.
Está ya muy manido, a estas alturas, el tópico de “película que van a disfrutar los niños pero también los adultos”, pero en este caso es más aplicable que nunca. La historia es la de una familia de superpoderosos, los Parr, que son destinados por el gobierno a llevar una vida normal y al margen de toda actividad superheroica, pero que, después de quince años de anonimato y rutina, se enfrentan a un nuevo megavillano llamado Síndrome. Como decíamos, hay dos partes muy diferenciadas. La primera (después de un maravilloso prólogo sito en la edad de oro de los superhéroes, con estética de los cuarenta y abogados que, como de costumbre, lo estropean todo) se focaliza en dar forma a la forzada cotidianeidad de la vida diaria de nuestros protagonistas, y la diferente manera de enfrentarse a ella. Entre carcajada y carcajada -la escena de la cena familiar es brutal-, el director Brad Bird va perfilando con inusitada sutilidad los caracteres de los distintos personajes, algo extremadamente complicado ya que esta película trata, al contrario que la gran mayoría (animales, robots, coches...), sobre personas de carne y hueso-3D. Por una parte, Mr. Increíble, el cabeza de familia, noble, brutote y algo mostrenco, que trata de ahogar su nostalgia de sus tiempos aventureros en furtivas escapadas junto a su amigo Frozono; por otra, Elastigirl, su mujer, fuerte y determinada, que se ha adaptado a su nueva condición de simple madre de familia con la misma cadencia con la que ha engordado su trasero; por último, los hijos, Violeta (enferma de adolescencia) y Dash (suya es, quizás, la mejor frase del film: “decir que todo el mundo es especial es otra manera de decir que nadie lo es”), obligados a esconder sus poderes, o a esconderse detrás de ellos (aparte de Jack-Jack, el bebé, que también esconde algo...). La transición entre ambos segmentos narrativos la representa la efervescente Edna Moda, un secundario de irresistible personalidad que se dedica a lo que debe dedicarse un “actor de reparto”: a robar escenas como una condenada (por robo). La segunda parte, con mr. Increíble metiéndose en un engorroso lío del que sólo puede salvarle su familia, es una catarata de aventuras y acción que apenas deja respiro debido a su endiablado ritmo y a la abrumadora perfección técnica de sus acabados; Pixar se contonea cual top model enseñando sin pudor el detalle de sus paisajes tropicales o de las cabelleras de sus personajes. Eso sí, es inevitable que el espectador avezado, una vez acostumbrados los ojos al sobresaliente diseño, no se vea tan sorprendido por la resolución del film como por su extraordinaria primera mitad. Pero puede seguir entornando el ojo cinéfilo ante los múltiples homenajes encubiertos con los que juega Brad Bird; desde “007” hasta “Star Wars”, pasando por los menos aparentes de “Rocky”, “Blade runner”, “Brazil” o incluso “El apartamento”, gracias a esa oficina inacabable en la que Bob Parr se consume. Los más frikis podrán detenerse en buscar los referentes comiqueros de los superhéroes, y regocijarse con las referencias al uso de la capa o a la tendencia de los villanos al monólogo rimbombante e inútil. Y sin necesidad de tragarse una cancioncita cada diez minutos... Curiosamente, “Los increíbles” fue calificada por la MPAA americana como PG-Rated, con lo cual los niños debían ir acompañados por los padres, debido al nivel adulto de los diálogos y, supongo, a mostrar abiertamente a los personajes principales besándose (guarros...); por fortuna, eso no afectó al merecido éxito de taquilla de la película.
Como tampoco le afectó en España, por otra parte, el doblaje español del film. No entraré en detalles para no hacerme llagas en los dedos: sólo decir que pasamos de Samuel L. Jackson, Jason Lee, Wallace Shawn o Holly Hunter a Antonio Molero, Esther Arroyo y Ana Rosa Quintana... Clavaos. Emma Penella como Edna Moda, y los profesionales del asunto José Antonio Ceinos y Beatriz Berciano salvan con solvencia la papeleta. Basta de famoseo en las películas de animación, por favor.
Celebremos, por tanto, esta semana infantil con una de las mejores películas de animación (qué poco se lleva ya la expresión “dibujos animados”), no sólo de los últimos años, sino posiblemente de todas las épocas: “Los increíbles”. Pergeñada por la factoría Pixar, la compañía de animación por ordenador que ha revolucionado el género a través de filmes como “Toy story”, “Monstruos, S.A.”, “Buscando a Nemo” o la reciente “Ratatouille”, “Los increíbles” significó un paso más allá en muchos sentidos, y no sólo en el técnico. Es un homenaje no sólo a los superhéroes de cómic y cine, sino a las viejas películas de espías (sí, James Bond, pero también Flint), que en ningún momento recurre a la parodia fácil ni a la coyunturalidad (¿alguien ha dicho “Shrek”?); un tobogán aventurero con dos partes muy diferenciadas pespuntadas con enorme precisión, a través de un guión inusualmente férreo y que lleva el desarrollo de personajes en la animación infantil hacia el siguiente piso. O el siguiente planeta.
Está ya muy manido, a estas alturas, el tópico de “película que van a disfrutar los niños pero también los adultos”, pero en este caso es más aplicable que nunca. La historia es la de una familia de superpoderosos, los Parr, que son destinados por el gobierno a llevar una vida normal y al margen de toda actividad superheroica, pero que, después de quince años de anonimato y rutina, se enfrentan a un nuevo megavillano llamado Síndrome. Como decíamos, hay dos partes muy diferenciadas. La primera (después de un maravilloso prólogo sito en la edad de oro de los superhéroes, con estética de los cuarenta y abogados que, como de costumbre, lo estropean todo) se focaliza en dar forma a la forzada cotidianeidad de la vida diaria de nuestros protagonistas, y la diferente manera de enfrentarse a ella. Entre carcajada y carcajada -la escena de la cena familiar es brutal-, el director Brad Bird va perfilando con inusitada sutilidad los caracteres de los distintos personajes, algo extremadamente complicado ya que esta película trata, al contrario que la gran mayoría (animales, robots, coches...), sobre personas de carne y hueso-3D. Por una parte, Mr. Increíble, el cabeza de familia, noble, brutote y algo mostrenco, que trata de ahogar su nostalgia de sus tiempos aventureros en furtivas escapadas junto a su amigo Frozono; por otra, Elastigirl, su mujer, fuerte y determinada, que se ha adaptado a su nueva condición de simple madre de familia con la misma cadencia con la que ha engordado su trasero; por último, los hijos, Violeta (enferma de adolescencia) y Dash (suya es, quizás, la mejor frase del film: “decir que todo el mundo es especial es otra manera de decir que nadie lo es”), obligados a esconder sus poderes, o a esconderse detrás de ellos (aparte de Jack-Jack, el bebé, que también esconde algo...). La transición entre ambos segmentos narrativos la representa la efervescente Edna Moda, un secundario de irresistible personalidad que se dedica a lo que debe dedicarse un “actor de reparto”: a robar escenas como una condenada (por robo). La segunda parte, con mr. Increíble metiéndose en un engorroso lío del que sólo puede salvarle su familia, es una catarata de aventuras y acción que apenas deja respiro debido a su endiablado ritmo y a la abrumadora perfección técnica de sus acabados; Pixar se contonea cual top model enseñando sin pudor el detalle de sus paisajes tropicales o de las cabelleras de sus personajes. Eso sí, es inevitable que el espectador avezado, una vez acostumbrados los ojos al sobresaliente diseño, no se vea tan sorprendido por la resolución del film como por su extraordinaria primera mitad. Pero puede seguir entornando el ojo cinéfilo ante los múltiples homenajes encubiertos con los que juega Brad Bird; desde “007” hasta “Star Wars”, pasando por los menos aparentes de “Rocky”, “Blade runner”, “Brazil” o incluso “El apartamento”, gracias a esa oficina inacabable en la que Bob Parr se consume. Los más frikis podrán detenerse en buscar los referentes comiqueros de los superhéroes, y regocijarse con las referencias al uso de la capa o a la tendencia de los villanos al monólogo rimbombante e inútil. Y sin necesidad de tragarse una cancioncita cada diez minutos... Curiosamente, “Los increíbles” fue calificada por la MPAA americana como PG-Rated, con lo cual los niños debían ir acompañados por los padres, debido al nivel adulto de los diálogos y, supongo, a mostrar abiertamente a los personajes principales besándose (guarros...); por fortuna, eso no afectó al merecido éxito de taquilla de la película.
Como tampoco le afectó en España, por otra parte, el doblaje español del film. No entraré en detalles para no hacerme llagas en los dedos: sólo decir que pasamos de Samuel L. Jackson, Jason Lee, Wallace Shawn o Holly Hunter a Antonio Molero, Esther Arroyo y Ana Rosa Quintana... Clavaos. Emma Penella como Edna Moda, y los profesionales del asunto José Antonio Ceinos y Beatriz Berciano salvan con solvencia la papeleta. Basta de famoseo en las películas de animación, por favor.
20 comentarios:
Pues poco o nada que añadir. Una verdadera joya que reivindica, una vez más (y las que les quedan) a los de Pixar como unos fieras con talento de otro planeta y al director Brad Bird como un verdadero enamorado de los dibus, después de habernos dado la emocionante y desapercibida "El gigante de hierro".
John Lasseter está adelantando a base de inteligencia y respeto por los infantes al dulzón Disney. Veremos que es capaz de hacer por la sección de animación tradicional de la compañía.
Feliz año!!
Pixar es mucho Pixar. Para mí Lasseter & Co. sólo han tenido un batacazo: "Cars". Todo lo demás es pura magia asentada en algo que desgraciadamente olvidan muchas películas hoy en día (de animación o no): el guión.
Desde las dos partes de "Toy Story" a esa gozada (de lo mejor del año pasado) que es "Ratatouille", en Pixar saben que no sólo a base de tecnología se construye el buen cine.
Lo de "película para niños y mayores" es ya un tópico, pero es que es cierto. Las películas de Pixar tienen el denominador común de gustar a todos... y sólo por una razón: intentan no tomar al espectador (sea de la edad que sea) por idiota.
Lo del doblaje es una cuestión aparte. Esta costumbre de poner voces conocidas (televisivas sobre todo) en las películas de animación resulta en muchas ocasiones irritante.
Pues lo mismo digo, heitor y J.A.; poco me queda que añadir. Aún no he tenido oportunidad de ver "Ratatouille", a ver si puedo alquilarla en cuanto pueda. Pixar representa una revolución en la manera de afrontar la animación, ya no en el aspecto técnico (que también) sino en la manera de afrontar los guiones. Junto a Miyazaki representan una edad de platino en el género.
Si hubiera leído una reseña como esta cuando la estrenaron, hubiera ido al cine a verla: o sea, que otra al saco de los deberes.
p.d.: alucino con el video de Mr. Holmes, y me pregunto: ¿de dónde ha sacado esas curvas la Paltrow? ¿lleva el traje de Catwoman?
Saludos.
Josep, mensaje para ti en mi post anterior. Impresionante el video de tito Holmes haciendo de Austin Powers, ¿eh? La Paltrow tiene alguna curva que otra, aunque no lo parezca. A mí me cae bien: habla español de Talavera, tiene una sonrisa acogedora y es buena actriz (y hasta cantante), aunque diría que últimamente va algo perdida.
Aún a riesgo de repetir como el ajo, sólo para decir que, incitado por el video, acabo de averiguar de donde sale; no he visto Goldmember (aunque me partí el pecho con la espía achuchona) y, por lo tanto, otra más al saco.
Por cierto: el mismo video, pero doblado al castellano:
http://es.youtube.com/watch?v=Xhgu4kl5S5E
(Es que mi inglés no es como el tuyo: precisa subtítulos, máxime cuando hay bromas por enmedio)
Saludos.
Sí, ese video era el que iba a colgar inicialmente, pero le faltan 20 segundos, en los que nos perdemos nada más y anda menos que a Kevin Spacey como Dr. Maligno y a Danny de Vito como Mini-yo; la traducción de los chistes es muy libérrima, por ser generosos... Casi nada. Las películas de Austin Powers tienen su punto, reconozcámoslo, aunque sea con la boca pequeña, y esta tercera tiene un par o tres de escenas tremebundas.
Alberto Q.
www.lacoctelera.com/traslaspuertas
La compré las navidades pasadas.
Este año tocaría RATATOUILLE, pero voy a esperar a ver si baja de precio...
Saludos!!!
PD: Reivindico también ALADDIN, un clásico que me apasiona.
No puedo añadir nada a lo que has expuesto con tan buen criterio, amigo Marcbranches, pues esta es una película redonda de principio a fin. Aunque siempre me he quedado con las ganas de saber más de las confrontaciones de Mr. Increible y Bon-Voyage, el cual me parece (y mira que aparece un segundo) un villano mucho más carismático que Síndrome y que daría mucho juego para una película.
Aparte de todas las virtudes que has mencionado, otro punto fuerte de la película es su banda sonora, la cual en principio iba a componer John Barry, aunque poco tiempo después cayó enfermo y le dieron la oportunidad a un joven y prometedor compositor: Michael Giacchino, el cual ya había dado muestras de su valía con sus scores para los videojuegos de "Medal of Honor", "The Lost World", "Call of Duty" o "Alias".
Nos encontramos ante un trabajo de Giacchino diferente del que nos tenia acostumbrados. Sigue siendo una música brillante, divertida y viva, pero paseando por varios estilos: big band, jazz melódico, groovy y sin abandonar la música que le dio a conocer para "Medal of Honor". Todo ello pasado por un tamiz de los sesenta y en especial al sonido Bond. sin que con ello el resultado final pierda un ápice de coherencia y sin sonar anticuado en ningún momento.
Un trabajo completo y complejo que nos muestra bien a las claras el interés que puso el compositor en entrar por la puerta grande en su primera oportunidad en las pantallas de cine. El primer corte del CD, "The Glory Days" es un compendio de lo que vamos a escuchar durante el resto de su trabajo y se comprende cuál fue la intención de Pixar al contratar en primera instancia a John Barry. Un sonido que nos recuerda claramente a los scores de éste para las películas del famoso agente secreto 007. Curiosamente la música de "Al servicio de su Majestad" es la que acompaña las imágenes de unos de los trailers de "The Incredibles".
Mención especial merecen tres cortes. "Life's Incredible Again" con una música que hubiese firmado el propio Miles Goodman, "Saving Metroville" (sobre todo a partir del 1:20) de estilo groovy y "The Incredits" que nos obligarán a esperar sentados en las butacas del cine hasta el final de los créditos para poder disfrutar de más de siete minutos de fabulosa música que nos regala Giacchino. Talento a raudales.
Una auténtica maravilla.
JR barriendo para casa y aprovechando la coyuntura... La música de Giacchino es muy buena, efectivamente (pero quién mejor que tu para decirlo), y retrotrae a un universo de espías decididamente sesentero. De los créditos, finales, además de la múica, destacaría los propios dibujos, de corte esquemático y retro, una pequeña maravilla en sí mismos.
Alberto, diría que "Aladdin" es una película reivindicable en su momento, más divertida que otras más famosas como "El rey león". Quizás hoy en día, vistas las tendencias, se vea algo sobrepasada. Saludos.
¡Que buenas son las películas de Pixar! poco puedo decir, después de lo que has dicho en el post y lo que ha añadido después JR (y eso que dice al principio del mensaje que no tiene nada que añadir... si llega a tener algo que añadir, todavía está escribiendo).
Los Increibles es, precisamente, una de mis favoritas, junto con Monsters, S.A. y Ratatouille (una de las películas que más me han gustado en este pasado año, ya estás tardando en alquilártela), aunque, bien mirado, todas me parecen fantásticas (a falta de ver Cars, que es la única que tengo pendiente). Precisamente anoche dieron Toy Story en Antena 3 y estuve viéndola de nuevo, y es que me lo paso en grande.
Lo bueno de Pixar, es que no solo son los mejores visual ya técnicamente, sino que se preocupan de escribir buenos guiones y, como dice j. a. Pérez, no toman al espectador por idiota. Esperemos que sigan así y podamos disfrutar de películas tan buenas como estas durante mucho tiempo.
Y... por cierto, visto lo visto voy a tener que verme esas películas de Austin Powers, porque esa secuencia que has colgado es realmente divertida, así como el monólogo sobre la virgen y los reyes magos: ¡que risa he pasado!
(nada, que al final siempre escribo un rollo, a pesar de no tener nada que decir, si es que....)
Sí, es curioso que nunca tengais "nada que añadir", o "muy poco que decir", y luego pareceis Chavez en un discurso de fin de año. Todavía no he podido ver "Ratatouille", estoy en ello. "Cars" no me gustó demasiado, pero "Monstruos, S.A." es excelente. Las películas de "Austin Powers" tienen su punto, la verdad, te vas a reir si ves alguna... En cuanto al monólogo, pertenece a un muy buen programa de la Paramount Comedy llamado "Noche sin tregua". Saludos, joven.
Marcbranches, yo no tengo nada que añadir :)
Pues mira, yo sí.
...
Madre mía, compa Marc, y ésta que se me había pasado (la reseña, digo...). La mejor de los mejores, sin discusión alguna y sin el más mínimo género de duda. La habré visto varias decenas de veces, y no me canso, no me canso. Me parece un prodigio de caligrafía fílmica y un aluvión de referencias cinéfilas extraordinario. Ah, y la banda sonora de Giacchino, como bien ha apuntado Diego, una auténtica maravilla, que tampoco me canso de escuchar. Gracias por reseñarla, compa.
Un fuerte abrazo.
Me aplico la fórmula a mí mismo: poco que añadir a tu comentario. Un disfrute para nuestros aún jóvenes sentidos. Un día escribiremos un post entre todos (y así, de paso, me ahorraré trabajo)... Saludos.
Pues mira: me vas a tener que dar el premio al alumno más aplicado: ya la he visto y he de decir, aún sintiéndolo mucho, que yo tampoco tengo nada que añadir a lo ya dicho.
Sólo que, de nuevo, te debo una... :-)
Saludos.
Nada, nada, Josep, aquí repartimos juego (como si fuéramos Iniesta y Xavi) (aunque no sé si ahora mismo esto es bueno) gratuitamente y sin acuse de recibo. De paso, he de añadir que, aplicando tu aplicación, ya he visto "Ratatouille", DE LA QUE POCO AÑADIRÉ, excepto que me parece menos redonda que "Los increíbles", no me consigue enganchar desde el principio; eso sí, una vez Remy llega al restaurante, la calidad del guión y las situaciones va in crescendo. De cualquier manera, un altísimo nivel, como de costumbre.
Pues yo no se que tiene Ratatouille, pero a mi me conquistó ya desde su primera secuencia. La volví a ver recientemente en dvd, más que nada por comprobar si seguía pareciéndome tan buena como recordaba, o si es que cuando la vi en el cine tenía el día entusiasta, pero lo cierto es que me gustó tanto como la primera vez que la vi; me parece muy divertida, tiene buenos personajes, técnicamente es una auténtica maravilla (ya se que eso no es nada nuevo, pero es que Pixar se supera en cada película, es increible), y tiene un excelente guión.
Mi momento favorito es la reacción del crítico de cocina al probar la ratatouille de Remy. Me encanta.
Saludos!
Coincido contigo en la escena favorita de "Rataouille": puedo prometer y prometo que emití un sonido gutural de admiración al ver la escena, que pasa instantáneamente al olimpo de los clásicos. De hecho, todo lo que rodea a ese momento con el crítico (de nombre tan adecuado, Anton Ego) es magnífico, incluyendo ese monólogo final que es toda una declaración jurada de principios ético-artísticos. Saludos.
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