Ahora que todavía está coleando la ley de la memoria histórica, es un buen momento para hablar de una película como Salvador Puig Antich, aunque la película no resultó del agrado de sus antiguos compañeros, que publicaron un manifiesto en contra de la misma.
Aviso que este post no me va a salir nada divertido, ya que el ver esta película me produjo el nudo en el estómago mas fuerte que he tenido desde hace mucho tiempo, y la sensación tardó en marcharse, una vez acabada la película.
Salvador tuvo el dudoso “honor” de ser la última víctima oficial ejecutada durante la dictadura franquista.
Salva (Daniel Brühl) es un chico normal, que adora a sus hermanas, está enamorado de una chica, Cuca (Leonor Watling) pero se acuesta con otra (Ingrid Rubio), que se implica en un grupo radical, el Movimiento Ibérico de Liberación(M.I.L.).Es un chico idealista y cree que lo que hace servirá para construir un mundo mejor. Por supuesto que podemos plantearnos si estaba equivocado o no, pero sobre todo hace falta comprender el entorno de la época, y eso se consigue con canciones como Suzanne, Knocking on heaven’s door, una fugaz visita a la divina Zeleste en la que actúa Pau Riba (convenientemente oscurecido por los focos, para camuflar su edad),los informativos de televisión...
El tratamiento visual está mucho mas trabajado que habitualmente en este tipo de películas española: la manifestación que acaba con los estudiantes marchando en un fondo en blanco, la incorporación de dibujos, las escenas superpuestas... todo ello demuestra que se han esforzado, aunque a veces no hayan conseguido sus propósitos.
Pero es a partir de la parte central donde se encuentran los mayores aciertos: ese frasco en la nevera con el letrero “No tocar. Es para Salvador”, esa relación entre Salva y su carcelero (Leonardo Sbaraglia), que cambia del odio inicial desde el momento en que éste último lee una carta que había escrito el preso a su padre, y sobre todo la escena larga, dura, sin concesiones ni lágrimas o sentimentalismos innecesarios, del lento proceso de la ejecución de Salvador al garrote vil, dejando claro una vez mas que la pena de muerte es el asesinato mas cruel, frío e inhumano que hay. Tan sólo me faltó ver por ahí al entrañable Pepe Isbert, poniendo las cosas a punto.
Una última mención para Daniel Bhrül, con un cierto aire a Ewan McGregor, que tiene la juventud, inocencia y ternura necesaria para el personaje. Este chico parece que va muy bien encaminado.
La película no es redonda, e incluso puede pecar de ingenua, pero por el mal rato que me hizo pasar se merece este comentario.
Aviso que este post no me va a salir nada divertido, ya que el ver esta película me produjo el nudo en el estómago mas fuerte que he tenido desde hace mucho tiempo, y la sensación tardó en marcharse, una vez acabada la película.
Salvador tuvo el dudoso “honor” de ser la última víctima oficial ejecutada durante la dictadura franquista.
Salva (Daniel Brühl) es un chico normal, que adora a sus hermanas, está enamorado de una chica, Cuca (Leonor Watling) pero se acuesta con otra (Ingrid Rubio), que se implica en un grupo radical, el Movimiento Ibérico de Liberación(M.I.L.).Es un chico idealista y cree que lo que hace servirá para construir un mundo mejor. Por supuesto que podemos plantearnos si estaba equivocado o no, pero sobre todo hace falta comprender el entorno de la época, y eso se consigue con canciones como Suzanne, Knocking on heaven’s door, una fugaz visita a la divina Zeleste en la que actúa Pau Riba (convenientemente oscurecido por los focos, para camuflar su edad),los informativos de televisión...
El tratamiento visual está mucho mas trabajado que habitualmente en este tipo de películas española: la manifestación que acaba con los estudiantes marchando en un fondo en blanco, la incorporación de dibujos, las escenas superpuestas... todo ello demuestra que se han esforzado, aunque a veces no hayan conseguido sus propósitos.
Pero es a partir de la parte central donde se encuentran los mayores aciertos: ese frasco en la nevera con el letrero “No tocar. Es para Salvador”, esa relación entre Salva y su carcelero (Leonardo Sbaraglia), que cambia del odio inicial desde el momento en que éste último lee una carta que había escrito el preso a su padre, y sobre todo la escena larga, dura, sin concesiones ni lágrimas o sentimentalismos innecesarios, del lento proceso de la ejecución de Salvador al garrote vil, dejando claro una vez mas que la pena de muerte es el asesinato mas cruel, frío e inhumano que hay. Tan sólo me faltó ver por ahí al entrañable Pepe Isbert, poniendo las cosas a punto.
Una última mención para Daniel Bhrül, con un cierto aire a Ewan McGregor, que tiene la juventud, inocencia y ternura necesaria para el personaje. Este chico parece que va muy bien encaminado.
La película no es redonda, e incluso puede pecar de ingenua, pero por el mal rato que me hizo pasar se merece este comentario.
7 comentarios:
Me alegra mucho tu comentario y que se te haya levantado el estómago con esa peli. La verdad es que nunca, nunca se debe olvidar lo que fue aquella maldita época. Jamás podré olvidar a una gran amiga que murió a consecuencia de una paliza en la Dirección General de Seguridad de Madrid, solo porque simpatizaba con grupos de música vascos comprometidos y otro amigo que tuvo la desgracia de estar un día en mitad de una redada policial en la Universidad.
Dices que la peli te parece quizá un poco ingenua.Yo creo que le falta más fuerza. Parece que a los españoles nos falta coraje para exponer con toda la intensidad que merece nuestro pasado. A los jóvenes les parece que mirar hacia atrás es un ejercicio que no merece la pena....Bueno, ahí tenemos acechando a un partido, del que no vale la pena decir las siglas, que no está muy alejado de los postulados franquistas ¿O no?
No me llena ésta película y eso que la he vist en un par de ocasiones por darle otra oportunidad. Me fastidia mucho el que no queden demasiado claras la motivaciones de Puig, como si el director, Manuel Huerga, diera por hechas demasiadas cosas. Posiblemente Huerga sólo quiere enfocar la película alrededor de su personaje principal, pero esto hace que se alargue innecesariamente la película en la parte en que Salvador va a ser ejecutado, sin eludir los aspectos más sentimentaloides, buscando claramente el lacrimal del respetable. La película toma claramente partido, y no es de extrañar que el director repita la escena de la muerte del policía pero desde el punto de vista del protagonista, o mejor dicho, de la familia del protagonista. Sólo la breve relación entre el guardia que le vigila (Genial Leonardo Sbaraglia) rompe un poco el tono de la historia, y es justamente en esas confidencias mútuas, cuando realmente el director consigue conectar, y romper el maniqueismo manifiesto del film. Quizás todavía no estamos preparados para afrontar los hechos oscuros de nuestra historia más reciente (evidentemente, sin negar que realmente se cometieron auténticas barbaridades) desde un punto de vista más distante y objetivo. Y todo esto sin poner en cuestión que realmente hay muchos aspectos oscuros en el verdadero caso de Salvador Puig Antich.
Siento muchísimo lo de tus amigos, Anro. La verdad es que fue una época muy negra, y precisamente por ello es necesario que haya películas como Salvador, ya que aparte de sus cualidades cinematográficas (o ausencia de ellas) trata de algo que nos toca muy de cerca a todos.
JR a mi personalmente me gustó mas que Lobo, que trata de un tema parecido. Respecto a lo de tomar partido, es muy difícil no tomarlo; tal vez tengas razón en que (desgraciadamente) aún no estamos preparados para hablar de nuestro pasado.
Pues la peli, compa Alicia, aún no la ví, y tengo bastante interés en ella, pese a las referencias tan contradictorias que, a estas alturas, y en lo que se refiere a sus valores más propiamente fílmicos, acumulo ya. Pero supongo que sí que la veré, y supongo que también me estremeceré con su temática -más allá de si su enfoque es más o menos sensiblero, más o menos duro-, no en balde el de la pena de muerte es uno de esos temas con los que estoy particularmente sensibilizado, hasta el punto de que tuve ocasión de trabajar bastante sobre él hace algunos años y puedo presumir, sin falsa modestia, de conocerlo bien (quizá sea por eso por lo que tanto horror me causa...).
Felicidades y gracias, pues, una vez más, por tu excelente reseña.
Un abrazo.
Muchas gracias, Manuel y, como ya he comentado,las cualidades cinematográficas de la película son un poco cuestionables, aunque la considero superior a El lobo, por ejemplo, que tiene una temática parecida, ya que el tratamiento visual está mas cuidado que en otras películas españolas.
Un argumento tan simple como que hay muchos errores y se ejecuta a gente inocente tendría que ser suficiente para que no existiera la pena de muerte, pero desgraciadamente no es así.
Pues que voy a contarte, Alicia, creo que ya comenté contigo esta película cuando la vi en el cine y vengo a estar de acuerdo con tu opinión. Puede que tenga aspectos discutibles, y que las motivaciones de Salvador no queden muy bien explicadas, pero desde luego me pareció todo un alegato en contra de la pena de muerte. Eso si, no creo que vuelva a verla en mi vida, porque pocas películas me han hecho pasarlo tan mal. A mi no me parece que se recree excesivamente en los aspectos más, digamos, sensibleros o sentimentales del asunto, creo que se limita a mostrar lo que es la última noche de un condenado a muerte, la angustiosa espera, y luego el momento de la ejecución en sí. Escalofríos me dan, de recordarlo.
No se, a mi me pareció una película bastante dura. O eso, o yo tenía el día tonto, pero el caso es que lo pasé fatal.
Por cierto, Daniel Bhrül me gustó mucho.
Un saludo!
Por algo somos almas gemelas de filmaffinity, Laura, suscribo punto por punto todo lo que dices, y a mi también me gusta Daniel
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