Cuando uno se considera un cinéfilo de pro, con cierto background, de aquellos que, en las reuniones con los colegas, es capaz de hablar diez minutos sobre una película sin que ninguno de ellos sea capaz de determinar si la película te ha gustado o no; cuando uno se autoproclama, como decía, un acusado cinéfilo, le da bastante rabia que una pequeña joyita se le pasee desapercibida por la cartelera sin que su agudo olfato cinéfago la haya advertido. Sí, vale, unos meses después su humilde fulgor habrá llegado hasta sus dominios y la recuperará en DVD... pero ya no es lo mismo. Dense una vuelta, jóvenes padawanes, por la bloguería cinematográfica, y asistirán a una pléyade de lamentos, condolencias y flagelaciones por haber dejado pasar “Kiss kiss bang bang” por esas diminutas multisalas de V.O. sin mover un músculo. Claro, luego vienen las excusas de mal pagador: que si el cartel echaba para atrás (cierto), que no ha habido campaña publicitaria (cierto, pero para un cinéfilo DE VERDAD, no es excusa), que cualquiera se fía de Robert Downey Jr. (retirada de carné de cinefilia inmediata), que si yo no sabía quién era Shane Black (¿dónde está la comisaría más próxima?).
Bien.
Yo la vi en el cine.
Por detallitos sin importancia como este me llaman Su Ilustrísima Eminencia Marcbranches (momento de orgullo desmedido y absurdo patrocinado por Cosméticos Lamiaesmaslarga). Es igual. El caso es que “Kiss kiss bang bang”, la primera película dirigida por el guionista-gurú del cine de acción gamberroide y desmedido de los 80/90, Shane Black, se ha convertido en una pequeña pieza de culto que ha adquirido enorme predicamento entre cierto sector de la crítica, tanto profesional como amateur. Este desvergonzado ejercicio de metalingüismo cinematográfico, entre otras lindezas, tiene la caradura de iniciar cada episodio en los que está dividido con el título de una novela o ensayo de Raymond Chandler. Antes de nada, por si algún despistado aún no se ha enterado, Shane Black fue el escritor de joyas como “Arma letal”, “El último boy scout” o “El último gran héroe”, por las que ganó unos chorrocientos millones de dólares (o más) y, durante un ratito, se convirtió en el Joe Eszterhas del cine de acción-con-chascarrillo. En “Kiss kiss bang bang” se ha soltado las amarras, y de qué manera. El argumento de la película es de cine negro de lo más clásico: Harry Lockhart (Robert “lo prometo, señoría” Downey Jr., en absoluto estado de gracia), un ladrón-pero-buena-gente con tendencia a aparecer en los sitios equivocados acaba, por error, en un casting de Hollywood; sorprendentemente, le dan un papel, para el cual se ha de preparar con el detective homosexual (y orgulloso de serlo) “Gay” Perry (Val “dónde está mi cuello” Kilmer); ambos se entremezclan en un caso de doble asesinato, que acaba de complicar la aparición de Harmony Lane (Michelle Monaghan), el amor platónico escolar de Harry. En realidad la trama es bastante más complicada que todo esto, y si no estás muy atento a los diálogos-ametralladora (o a los subtítulos), corres serio riesgo de pérdida (o de poner cara de, como diría Joey Tribbiani, “dividir mentalmente 6587 entre 121”). Este ocasional confusionismo es uno de los defectos del film, al que habría que añadir cierto ombliguismo del director, cuya superioridad moral no queda claro si es un recurso humorístico o no. Por encima de estas debilidades, “Kiss kiss bang bang” es, como decíamos, un divertimento metalingüístico en el que el novel pero enérgico Black mezcla, sin apenas agitar, aspectos de aquello de lo que más sabe: un poco de cine negro cachondón por aquí, un poco de “buddy movie” por allá, bastante de literatura "pulp", una pizca de antiheroísmo crónico, alguna escena más sórdida de lo habitual, cadáveres por doquier, mas una buena amalgama de burlas hacia la mano que le dio de comer (la industria cinematográfica versión L.A.). El sr. Black no deja títere con cabeza: productores, directores, actores (“estaba más mojado que Drew Barrymore en un local grunge”. Dios, adoro a este tío), películas (“no os preocupéis, he visto “El señor de los anillos”, no vais a ver 17 finales”)... Y todo esto, después de unos títulos de crédito que nos recuerdan poderosamente a Saul Bass, a través de la narración en primerísima persona del personaje de Harry, quien se dirige al público de tal manera que incluso se permite frenar el fotograma, como si parase la manivela del Cinexin.
Pero claro, la joya de la corona son esos diálogos marca Shane Black que... va, seré bueno y acabaré el post con dos ejemplos:
- “¿Tu padre te quería?” –“Cuando me disfrazaba de botella. ¿Y el tuyo?”. –“Solía pegarme en morse, así que es posible, pero nunca me lo dijo con palabras”.
- “Ahí me tenéis, sintiendo pena por una tía mientras se me empina. ¿Es eso enfermizo?”
Hombre, Harry, más que enfermizo, diría que es la definición perfecta de lo que es un especimen masculino standard...
Bien.
Yo la vi en el cine.
Por detallitos sin importancia como este me llaman Su Ilustrísima Eminencia Marcbranches (momento de orgullo desmedido y absurdo patrocinado por Cosméticos Lamiaesmaslarga). Es igual. El caso es que “Kiss kiss bang bang”, la primera película dirigida por el guionista-gurú del cine de acción gamberroide y desmedido de los 80/90, Shane Black, se ha convertido en una pequeña pieza de culto que ha adquirido enorme predicamento entre cierto sector de la crítica, tanto profesional como amateur. Este desvergonzado ejercicio de metalingüismo cinematográfico, entre otras lindezas, tiene la caradura de iniciar cada episodio en los que está dividido con el título de una novela o ensayo de Raymond Chandler. Antes de nada, por si algún despistado aún no se ha enterado, Shane Black fue el escritor de joyas como “Arma letal”, “El último boy scout” o “El último gran héroe”, por las que ganó unos chorrocientos millones de dólares (o más) y, durante un ratito, se convirtió en el Joe Eszterhas del cine de acción-con-chascarrillo. En “Kiss kiss bang bang” se ha soltado las amarras, y de qué manera. El argumento de la película es de cine negro de lo más clásico: Harry Lockhart (Robert “lo prometo, señoría” Downey Jr., en absoluto estado de gracia), un ladrón-pero-buena-gente con tendencia a aparecer en los sitios equivocados acaba, por error, en un casting de Hollywood; sorprendentemente, le dan un papel, para el cual se ha de preparar con el detective homosexual (y orgulloso de serlo) “Gay” Perry (Val “dónde está mi cuello” Kilmer); ambos se entremezclan en un caso de doble asesinato, que acaba de complicar la aparición de Harmony Lane (Michelle Monaghan), el amor platónico escolar de Harry. En realidad la trama es bastante más complicada que todo esto, y si no estás muy atento a los diálogos-ametralladora (o a los subtítulos), corres serio riesgo de pérdida (o de poner cara de, como diría Joey Tribbiani, “dividir mentalmente 6587 entre 121”). Este ocasional confusionismo es uno de los defectos del film, al que habría que añadir cierto ombliguismo del director, cuya superioridad moral no queda claro si es un recurso humorístico o no. Por encima de estas debilidades, “Kiss kiss bang bang” es, como decíamos, un divertimento metalingüístico en el que el novel pero enérgico Black mezcla, sin apenas agitar, aspectos de aquello de lo que más sabe: un poco de cine negro cachondón por aquí, un poco de “buddy movie” por allá, bastante de literatura "pulp", una pizca de antiheroísmo crónico, alguna escena más sórdida de lo habitual, cadáveres por doquier, mas una buena amalgama de burlas hacia la mano que le dio de comer (la industria cinematográfica versión L.A.). El sr. Black no deja títere con cabeza: productores, directores, actores (“estaba más mojado que Drew Barrymore en un local grunge”. Dios, adoro a este tío), películas (“no os preocupéis, he visto “El señor de los anillos”, no vais a ver 17 finales”)... Y todo esto, después de unos títulos de crédito que nos recuerdan poderosamente a Saul Bass, a través de la narración en primerísima persona del personaje de Harry, quien se dirige al público de tal manera que incluso se permite frenar el fotograma, como si parase la manivela del Cinexin.
Pero claro, la joya de la corona son esos diálogos marca Shane Black que... va, seré bueno y acabaré el post con dos ejemplos:
- “¿Tu padre te quería?” –“Cuando me disfrazaba de botella. ¿Y el tuyo?”. –“Solía pegarme en morse, así que es posible, pero nunca me lo dijo con palabras”.
- “Ahí me tenéis, sintiendo pena por una tía mientras se me empina. ¿Es eso enfermizo?”
Hombre, Harry, más que enfermizo, diría que es la definición perfecta de lo que es un especimen masculino standard...
10 comentarios:
Lo bien que me lo pasé yo viendo esta película, no veas... y no, yo no la vi en el cine, pero no fue por ninguna de las causas que enumera Su Ilustrísima Eminencia: ¡ES QUE NO LA PUSIERON EN NINGÚN CINE DE MI CIUDAD! y me dio mucha rabia, porque era una película que me apetecía mucho ver en su momento.
La verdad es que es divertidísima, con un humor, en ocasiones, de lo más bestia (no se anda con delicadezas, el bueno de Shane Black). Los diálogos son realmente ingeniosos y el trío protagonista está muy bien, con mención especial para Robert Downey Jr, que demuestra, por si alguien lo dudaba, lo mucho que vale.
Tienes toda la razón, eso sí, en que hay que estar bien atento a la trama, porque por momentos puede resultar algo confusa y enrevesada, y corres el riesgo de perderte, aunque hay que reconocer que eso es algo típico del cine negro, al que homenajea, o parodia, o lo que sea que haga (vamos... la de veces que he visto yo El Sueño Eterno y soy incapaz de explicarla...).
Ah, y muy bueno el clip de Joey intentando hablar francés... mira que he visto veces ese episodio, pero es que me parto cada vez. No puedo evitarlo. Por cierto, que el otro clip que has colgado, sea lo que sea, no se ve.
Y me voy a dormir que mañana hay que madrugar.
Chao!
Gracias por el aviso, Laura. Ya lo he cambiado por uno igual, aunque en inglés. La verdad es que no hacen más que censurarme... hablas del trío protagonista, y yo no lo he comentado en el post, pero, aparte de Downey Jr., tanto Michelle Monaghan (una presencia muy fresca, aparte de guapa) como Val Kilmer (muy divertido desde su cara de palo y su planta de armario ropero) están perfectos.
No la pusieron en mi ciudad, no la pusieron en mi ciudad... excusas...
No es una excusa, es un hecho: esta película tuvo una distribución pésima, vete a saber por qué. De hecho, se la recomendé a mis hermanos cuando estuve en Asturias con ellos en semana santa, intentamos alquilarla... Y NI SIQUIERA LA TENÍAN EN EL VIDEOCLUB, vamos, es que ni sabían de que les estaba hablando. Por supuesto, le dije a mi hermano que cambiara de videoclub inmediatamente... aunque no me hizo ni caso. Allá él.
Desde la primera vez que la vi, siempre he dicho que "Kiss Kiss..." es una especie de mezcla entre Woody Allen y Quentin Tarantino. De la unión de ambos estilos, Black nos ofrece ésta joya que recordaremos mucho tiempo. La dirección, la actuación, la música, la fotografía, el guión, todo está impecable, funciona a la perfección.. Adoro a Val Kilmer en su papel de detective marrullero y mariquita, un hombre que trata de controlar sus sentimientos pero al que estos acaban jugando malas pasadas. Lo mismo sucede con Robert Downey Jr, un ladrón reconvertido por casualidades de la vida en actor que no termina de encontrar su sitio en la vida.
Como siempre, recomendar que se vea en V.O.pues pierde un montón con la traducción al español y algunas de las bromas pierden contexto. Lo que si es cierto es que no es cine para aquellos que gustan de mucha acción y pocas palabras. Aquí los diálogos lo son todo, la acción es circunstancial.
En definitiva, de obligada visión ver a Robert Downey Jr, Val Kilmer y Michelle Monaghan en uno de los mejores papeles de su vida, dirigidos por Shane Black en su primera película como director.
Que otra cosa se podía esperar del tipo que escribió la historia de "El Último Boy Scout"???
Desde luego, es imprescindible ver esta película en V.O., vamos, como cualquiera en que los diálogos estén escritos por gente como Allen, Tarantino o Shane Black; son difíciles de seguir, porque se recitan en modo "Ametralladora on", pero para eso está la S. de V.O.S.. En el post no he destacado a Michelle Monaghan, que creo que es una actriz, además de muy hermosa, de talento y naturalidad. Espero que su interacción con tito Tom en "Misión Imposible 3" no la haya desgraciado (parece que Katie Cruise no la miraba con muy buenos ojos en als escenas románticas...).
-Talking money.
-¿Talking monkey?
-yeah, talkin´ monkey, only knows to say ficus...
conversación entre Robert Downey y Val Kilmer... demasiado bkn.
Eminencia: beso vuestro anillo con devoción.
Gracias, gracias, gracias.
Reconozco que no tenía ni idea de la existencia de esa joya que guardaré en mi estantería más segura.
Acabo de verla y me ha encantado todo: desde los magníficos títulos de crédito, el sobresaliente guión, los guiños, el humor macabro (la ruleta rusa, para partirse), la actuación, la música, TODO.
Te debo una, Marc.
Saludos.
Alansar, has puesto otro gran ejemplo (intraducible al castellano, eso sí) de los diálogos-ametralladora de Shane Black... así se hablan dos colegas...
Josep, no hace falta que me beses el anillo, lo mío no tiene mérito. Cunaod nací, la comadrona le dijo a mi madre: "Ha tenido ud. una eminencia". Gran escena la de la ruleta rusa (me recordó a otro "accidente" en "Pulp Fiction")... Me alegro de haberle descubierto una joya. Saludos.
La escena de la ruleta rusa es genial... yo tuve que parar el dvd y darle para atrás, porque del ataque de risa que me dió, no me enteraba de lo que estaba pasando (alguna ventaja tenía que tener verla en dvd ¿no?)
Por cierto, Laura, que se me olvidó atacar tu comment anterior... Dame la dirección del videoclub asturiano ese que les manod a los hermanos Gecko atener una conversación con el dueño. Y, quizás, a quemar un poquito el establecimiento. Un poquito sólo (por la parte de la sección dedicada a Michael Bay).
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