Decíamos ayer, al someter a exploración a “Planet Terror”, el primer segmento del proyecto “Grindhouse”, que el filme de Robert Rodriguez resultaba muy difícil de analizar, debido a su entusiasta voluntad de “ser” una mala película, lo cual descoloca por completo los principios maniqueos bajo los que el crítico otorga su dogma (esto es bueno, esto es malo), y obliga a diseccionar desde la distancia, cosa que todo buen estudiante de biología sabe que es muy jodido. Con “Death proof”, la mitad tarantiniana del asunto, ocurre algo similar, aunque por razones muy diferentes. No se puede decir que sea una mala película en absoluto, porque sería injusto. Sin embargo, analizada desde cierta perspectiva distante, deja a cierto público tarantinófilo (como, sin ir más lejos, Mi Majestad) un ligeramente áspero sabor a decepción. Como ya indiqué en el post sobre “Pulp fiction”, tito Quentin se ha abandonado a la senda del revival del cine chusco, al exhibicionismo cinéfago y al amiguetismo descontrolado. De todas estas premisas nace el proyecto “Grindhouse”, del que desemboca, a su vez, ese “Death proof” que anida varias de las virtudes del postmoderno chico de Knoxville, pero cuya autocomplacencia y pereza intelectual convierten en la, hasta ahora, peor película de Tarantino, en opinión del que esto escribe.
“Death proof” viene a ser algo así como el hermano tonto de “Kill Bill” (a pesar de que las dos partes están muy bien diferenciadas, me referiré a ella como una sola película): ambas son divertimentos personales, homenajes a géneros semiolvidados y celebrados por minorías frikis con infinita capacidad pulmonar para bucear en las profundidades de los videoclubs, hipérboles descerebradas de cine de carcajada y birra pasadas por el turmix marca Tarantino. Pero así como “Kill Bill” es un esfuerzo considerable por dignificar varios de estos géneros (incluido, ojo, el western) a golpe de referencia, en muchos casos, inclasificable (aunque pocos hablan de Melville: ¿acaso no hay nada de Melville, de ese retrato del “héroe cansado”, en “Kill Bill”?); “Death proof” es, en cambio, un juguete vacuo e inane que, si no conociéramos el entusiasmo torrencial que le pone tito Quen a todo lo que toca, pareciera rayano en la desgana. “Death proof” es ese Ronaldinho estático que se limita a tirar faltas y penaltis, un ejercicio de estilo perezoso y estirado cual chicle de peseta al que salva el talento innato del otrora "enfant terrible" del cine americano, que, a pesar de lo anteriormente dicho, se desparrama por los innecesarios 114 minutos de film. Es curioso cómo Tarantino consigue que sus diálogos, a pesar de no decir nada, mantengan una energía considerable ( a la que el trabajo de Sidney Tamiia Poitier, Vanessa Ferlito, Rosario Dawson, Tracie Thoms o Zoë Bell no son ajenos); pero aún así, no consiguen enmascarar la realidad: no dicen nada. La cháchara verborreica de los dos grupos de chicas protagonistas del filme se supone que representan la versión femenina de aquellas inolvidables de los chavalotes de “Reservoir dogs” o de “Pulp fiction”, al hilo del prominente interés de Quentin por el universo femíneo; sin embargo, todas esas conversaciones (larguíiiiiiiiiiisimas, inacabables) no llevan a ningún lugar, no nos hacen conocer mejor a los personajes, no apoyan el desarrollo de la acción, y ni siquiera son demasiado ingeniosas, con alguna excepción. El inocuo guión de Tarantino se empeña en dar vueltas sobre sí mismo, cual gato jugando con su cola, a la espera de las dos escenas de acción que son el leitmotiv de la cinta. Por fortuna, las dos son excelentes, en particular la primera, en la que el psicópata “Stuntman” Mike (un Kurt Russell simplemente perfecto) descerraja su maldad a lomos de su coche “a prueba de muerte”, aplastando a las primeras cuatro desdichadas, en la escena más imaginativa de toda la película. La segunda, con Zoë Bell cabalgando contra su voluntad el coche en el que iba con sus amigas, es más larga pero más emocionante, y es rematada de manera tajante por tito Quen, tan desvergonzadamente que casi dan ganas de aplaudir. Dudo mucho que haya sido su intención, pero se podría interpretar “Death proof” como metáfora (todos sabéis lo que significa el coche como símbolo sexual masculino...) de dos violaciones: una primera consumada después de una falsa seducción, y una segunda en la que la(s) mujer(es) se rebela y devuelve las tornas. En el capítulo de autocitas, no podían faltar los planos fetiche de pies femeninos o aperturas de capós, ni Michael Parks haciendo de sheriff McGraw, de nuevo acompañado de “hijo núm. 1”. La música, por supuesto, vuelve a ser otro personaje del filme, y su selección es tan impecable como acostumbra.
Dicho todo esto, no hay ninguna duda de que “Death proof” es mucho mejor que “Planet Terror”, aunque se ajusta mucho menos al perfil de lo que se supone que se pretendía en “Grindhouse”. Quitando los falsos cortes, saltos de plano, efectos rayado y demás superchería, “Death proof”, aunque parezca un contrasentido, es demasiado “tarantinesca” para asemejarse a una de esas películas de serie Z a las que se pretende reverenciar. Quentin, pescao, quítate las legañas de una puñetera vez y trabaja un poquito...
“Death proof” viene a ser algo así como el hermano tonto de “Kill Bill” (a pesar de que las dos partes están muy bien diferenciadas, me referiré a ella como una sola película): ambas son divertimentos personales, homenajes a géneros semiolvidados y celebrados por minorías frikis con infinita capacidad pulmonar para bucear en las profundidades de los videoclubs, hipérboles descerebradas de cine de carcajada y birra pasadas por el turmix marca Tarantino. Pero así como “Kill Bill” es un esfuerzo considerable por dignificar varios de estos géneros (incluido, ojo, el western) a golpe de referencia, en muchos casos, inclasificable (aunque pocos hablan de Melville: ¿acaso no hay nada de Melville, de ese retrato del “héroe cansado”, en “Kill Bill”?); “Death proof” es, en cambio, un juguete vacuo e inane que, si no conociéramos el entusiasmo torrencial que le pone tito Quen a todo lo que toca, pareciera rayano en la desgana. “Death proof” es ese Ronaldinho estático que se limita a tirar faltas y penaltis, un ejercicio de estilo perezoso y estirado cual chicle de peseta al que salva el talento innato del otrora "enfant terrible" del cine americano, que, a pesar de lo anteriormente dicho, se desparrama por los innecesarios 114 minutos de film. Es curioso cómo Tarantino consigue que sus diálogos, a pesar de no decir nada, mantengan una energía considerable ( a la que el trabajo de Sidney Tamiia Poitier, Vanessa Ferlito, Rosario Dawson, Tracie Thoms o Zoë Bell no son ajenos); pero aún así, no consiguen enmascarar la realidad: no dicen nada. La cháchara verborreica de los dos grupos de chicas protagonistas del filme se supone que representan la versión femenina de aquellas inolvidables de los chavalotes de “Reservoir dogs” o de “Pulp fiction”, al hilo del prominente interés de Quentin por el universo femíneo; sin embargo, todas esas conversaciones (larguíiiiiiiiiiisimas, inacabables) no llevan a ningún lugar, no nos hacen conocer mejor a los personajes, no apoyan el desarrollo de la acción, y ni siquiera son demasiado ingeniosas, con alguna excepción. El inocuo guión de Tarantino se empeña en dar vueltas sobre sí mismo, cual gato jugando con su cola, a la espera de las dos escenas de acción que son el leitmotiv de la cinta. Por fortuna, las dos son excelentes, en particular la primera, en la que el psicópata “Stuntman” Mike (un Kurt Russell simplemente perfecto) descerraja su maldad a lomos de su coche “a prueba de muerte”, aplastando a las primeras cuatro desdichadas, en la escena más imaginativa de toda la película. La segunda, con Zoë Bell cabalgando contra su voluntad el coche en el que iba con sus amigas, es más larga pero más emocionante, y es rematada de manera tajante por tito Quen, tan desvergonzadamente que casi dan ganas de aplaudir. Dudo mucho que haya sido su intención, pero se podría interpretar “Death proof” como metáfora (todos sabéis lo que significa el coche como símbolo sexual masculino...) de dos violaciones: una primera consumada después de una falsa seducción, y una segunda en la que la(s) mujer(es) se rebela y devuelve las tornas. En el capítulo de autocitas, no podían faltar los planos fetiche de pies femeninos o aperturas de capós, ni Michael Parks haciendo de sheriff McGraw, de nuevo acompañado de “hijo núm. 1”. La música, por supuesto, vuelve a ser otro personaje del filme, y su selección es tan impecable como acostumbra.
Dicho todo esto, no hay ninguna duda de que “Death proof” es mucho mejor que “Planet Terror”, aunque se ajusta mucho menos al perfil de lo que se supone que se pretendía en “Grindhouse”. Quitando los falsos cortes, saltos de plano, efectos rayado y demás superchería, “Death proof”, aunque parezca un contrasentido, es demasiado “tarantinesca” para asemejarse a una de esas películas de serie Z a las que se pretende reverenciar. Quentin, pescao, quítate las legañas de una puñetera vez y trabaja un poquito...
8 comentarios:
No se si lo he dicho ya por aquí (cual predicador loco lo he pregonado en varios sitios) pero aunque presiento que me gustarán tanton "Death Proof" como "Planet Terror" me he negado a pagar una entrada de cine por verlas. El desencadenante fue el cambiar el concepto de la idea al exportala a Europa con el fin de hacer más caja, ya que en Usamérica no había ido todo lo bien que esperaban. Así que en vez de traer el mítico programa doble, con sus trailers (falsos) por el medio, alargaron los metrajes y las trajeron divididas. Y el menda se enfadó.
Así que esperaré (y seguro que disfrutaré) a que su versión dvd, a ser posible buscando su idea original.
Heitor, el problema, aparte de la calidad de las películas, es que la duración de las mismas (y no me refiero a las versiones extendidas que se han estrenado aquí, sino a la americana) es excesiva. El proyecto hubiera estado bien, y probablemente hubiera atraido a más público a las salas yanquis, con dos películas de una hora de duración o así. A "Death proof", versión internacional, le sobran unos 50 minuots, sin exagerar; a "Planet Terror" algo menos, una media hora. Pero bueno, como dices, esperaremos a la versión DVD...
Me resisto a acudir al cine a ver como el amigo Quentin saca pasta sin currárselo.
Creo que su carrera desciende en un slalom con alguna que otra subida, pero, después de Jackie Brown parece haberse tomado vacaciones: incluso Kill Bill, para mi gusto, adolece de excesos.
Ya va siendo hora que vuelva a asombrarnos con un buen guión, que es la base de una buena película.
Saludos.
Josep, a mí me gusta "Kill Bill", excesos incluidos, me parece un extraordinario divertimento, y un paso aceptable en su carrera. Pero corre el peligro de instalarse en la comodidad del revisionismo de todo lo que se tragó en sus años el en videoclub. Yo también echo de menos un guión como Dios manda...
Pues no es la primera vez que sale el tema Tarantino en la linterna, y su aparente falta de ganas de acometer proyectos más, digamos, serios. Yo, por mi parte, no pierdo la esperanza de que en un futuro próximo nos salga con una película con más contenido, con un guión más elaborado y todo eso, porque está claro que puede hacerlo, como ya ha demostrado.
Eso si, su afán revisionista y lo de los homenajes y referencias a películas y géneros diversos no es exclusivo de sus últimas películas, sino que ha estado ahí en su filmografía desde el principio, en todas y cada una de sus películas, y a mi no me parece mal: el coge de aquí y de allí, absorve todo lo que le gusta, lo mezcla y al final, lo que le sale es puro Tarantino. Y por cierto, me declaro fan total de Kill Bill, por muy simple que sea su historia y por muchos excesos que tenga, confieso que me gusta mucho y que me lo paso en grande siempre que la veo.
En cuanto al tema del post, usease, Death Proof, pues la verdad es que todavía no la he visto, aunque si que tengo intención de verla cualquier día de estos... y eso que, al haber dividido Grindhouse en dos, la cosa pierde prácticamente toda la gracia que tenía, y la verdad es que eso me desmotiva un poco para ir al cine (y encima no he visto Planet Terror, porque duró tan poco en cartel que se me pasó), pero iré próximamente, como buena "fan" de tito Quentin, en cuanto consiga vencer la pereza que tengo últimamente (es que a mi los cambios de estación me sientan de mal....)
Veo que se te ha pegado la pereza de tito Quentin... Comparto la admiración por "Kill Bill", pero es una (doble) película que brillaría más en una carrera sin "Death Proof" que con ella. Es difícil de explicar, pero es así. Cuando se estrenó, era un soplo de aire fresco, de demostración de libertad de Tarantino. Ahora parece el primer paso de la descompresión de su carrera. espero que no sea así.
Un beso.
Bueno, pues ya he superado mi pereza y el viernes después de trabajar por fin me decidí a ir al cine y ver Death Proof.
Y... he descubierto que padezco de tarantinofilia en estado agudo, porque, sinceramente, me he divertido a lo bestia con la película de tito Quentin.
Y fíjate que te doy la razón en lo que dices: la película no tiene argumento prácticamente, toda ella está construida en torno a sus dos grandes escenas de acción, el resto se supone que es solo relleno hasta que llegan los grandes momentos, y solo vemos a dos grupos de chicas que hablan por los codos, de cosas de lo más banales durante minutos y minutos. Sin embargo, y aunque los diálogos de las muchachas nunca llegan a nada, Quentin consigue mantenerte atento y entretenido (al menos en mi caso), y cuando llegan esos dos momentos... es brutal.
Te lo confieso, cuando en la segunda persecución se vuelven las tornas y las chicas persiguen a Kurt Russell buscando venganza, estuve a puntito de ponerme a jalear a las chicas para que le dieran su merecido al desgraciado de Stuntman Mike. Y el final! jejeje... tienes razón, para aplaudir a Quentin, jejejee... lo que me reí.
En resumen, si con una tontería de historia como esta Tarantino consigue que me lo pase así de bien, el día que se ponga las pilas y escriba un guión más elaborado y ambicioso, no quiero ni pensarlo.
¡Quentin, ponte a trabajar pero ya!!!
Si es que todo depende del punto de vista... Tú ves la botella medio llena, yo la veo medio vacía. No puedeo decir que me aburriera "Death proof", ni mucho menos. Tampoco me ha aburrido "La jungla 4.0". Sólo que me ha parecido un Tarantino con el piloto automático, que ha alargado ahsta la extenuación el argumento de un par de cortos y le ha aplicado sus fórmulas químicas habituales. He leído por ahí (incluso en el foro del amigo JR), incluso, que "Tarantino innova con un nuevo lenguaje visual" o algo así... Veo que muchos de sus fans son tan poco exigentes con Tarantino como él mismo. Mi conclusión, en cualquier caso, es la misma que la tuya: si con este material de desguace puede sacar oro (aunque sea un par de pepitas), imagina el día que se lo curre de verdad, con un guión de verdad... Saludos.
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