En los años 30, en plena Depresión y en tiempos de guerra, ¿qué mejor que sentir terror de algo totalmente irreal para olvidar la realidad del momento?. Se estrenó una pequeña película que sin saberlo acabó convirtiéndose en un mito, al que se ha homenajeado en infinidad de ocasiones, desafiando el paso del tiempo. Años después, un niño neozelandés, bajito y gordito, quedó fascinado por esa película. El niño creció, se convirtió en director de cine, pero la película seguía obsesionándole. Y vete aquí que dirigió una trilogía sobre no-se-que-de-los-anillos que desbordó todos los éxitos de taquilla, y le puso en condiciones de hacer lo que quisiera. ¿Cual iba a ser su siguiente proyecto tras el exitazo? Muy fácil, su propia versión de King Kong. Reconozco que le envidio, muy pocas personas han podido ver sus sueños hechos realidad.
Contando con un presupuesto superior al de todas las películas que se rodaron en el año del original, unos medios que nunca habrían soñado en esos tiempos y con una duración de casi el doble de la primera, no podemos decir que haya copiado plano a plano como han hecho otros que me callo. Jakson ha contado el King Kong que le habría gustado ver de niño.
El principio se centra en la presentación de los personajes y en la Depresión; mas a menos a todos les afecta, por eso, cuando un director de cine bajito y gordito (fíjate que cosas), que interpreta Jack Black, enreda a un equipo para rodar en una isla misteriosa, acaban cediendo.
Pero desde que llegamos a la isla todo es otra historia. Criaturas extrañas, acción sin descanso (que agotador debía de ser vivir en la prehistoria, intentando sobrevivir a cada momento), que hace que nos hagamos la pregunta del millón: ¿a quien queremos mas , a mamá o a papa? ¿quien es mejor el Spielberg de Parque jurásico o el Peter Jackson de King Kong? ; y -por supuesto- está Kong...
Nuestro grandullón favorito consigue aquí una expresividad y humanidad increíbles, aunque sin dejar de ser un animal, y hasta muestra su sentido de humor, pero sus ojos normalmente son muy tristes. El rey está triste ¿qué tendrá el rey? Dichosas rubias.
La principal obsesión es la del personaje del director, Carl Derham, a quien no le importa poner en peligro la vida de las personas que haga falta con tal de rodar su película; siempre tiene a mano la excusa de que lo hará en recuerdo de los fallecidos y les dedicará la recaudación;. mas que director parece un político. Jack Black está mucho mas contenido de lo que nos esperábamos, y eso es de agradecer.
La chica, Ann Darrow, (Naomi Watts) es la bella que hará sucumbir a la bestia. Le gustan los intelectuales de ojos tristes como Jack Driscoll (Adrien Brody). Los tiempos han cambiado, Kong es la estrella y ya se puede sugerir una atracción mútua.
La frase final es la misma en las dos películas: “No, no fueron los aviones. La belleza mató a la bestia.”, pero las dos son distintas, la primera era magia y la segunda es espectáculo; al fin y al cabo ¿qué tiene que ver la velocidad con el tocino?.
Contando con un presupuesto superior al de todas las películas que se rodaron en el año del original, unos medios que nunca habrían soñado en esos tiempos y con una duración de casi el doble de la primera, no podemos decir que haya copiado plano a plano como han hecho otros que me callo. Jakson ha contado el King Kong que le habría gustado ver de niño.
El principio se centra en la presentación de los personajes y en la Depresión; mas a menos a todos les afecta, por eso, cuando un director de cine bajito y gordito (fíjate que cosas), que interpreta Jack Black, enreda a un equipo para rodar en una isla misteriosa, acaban cediendo.
Pero desde que llegamos a la isla todo es otra historia. Criaturas extrañas, acción sin descanso (que agotador debía de ser vivir en la prehistoria, intentando sobrevivir a cada momento), que hace que nos hagamos la pregunta del millón: ¿a quien queremos mas , a mamá o a papa? ¿quien es mejor el Spielberg de Parque jurásico o el Peter Jackson de King Kong? ; y -por supuesto- está Kong...
Nuestro grandullón favorito consigue aquí una expresividad y humanidad increíbles, aunque sin dejar de ser un animal, y hasta muestra su sentido de humor, pero sus ojos normalmente son muy tristes. El rey está triste ¿qué tendrá el rey? Dichosas rubias.
La principal obsesión es la del personaje del director, Carl Derham, a quien no le importa poner en peligro la vida de las personas que haga falta con tal de rodar su película; siempre tiene a mano la excusa de que lo hará en recuerdo de los fallecidos y les dedicará la recaudación;. mas que director parece un político. Jack Black está mucho mas contenido de lo que nos esperábamos, y eso es de agradecer.
La chica, Ann Darrow, (Naomi Watts) es la bella que hará sucumbir a la bestia. Le gustan los intelectuales de ojos tristes como Jack Driscoll (Adrien Brody). Los tiempos han cambiado, Kong es la estrella y ya se puede sugerir una atracción mútua.
La frase final es la misma en las dos películas: “No, no fueron los aviones. La belleza mató a la bestia.”, pero las dos son distintas, la primera era magia y la segunda es espectáculo; al fin y al cabo ¿qué tiene que ver la velocidad con el tocino?.
8 comentarios:
Pues si, Alicia, se puede decir que con esta película Peter Jackson hizo realidad su sueño más preciado, y es que parece que el ver King Kong siendo un niño le impresionó profundamente, y le hizo querer ser director de cine.
Supongo que siempre quiso hacer su propia versión de King Kong y, de hecho, el proyecto de la película es anterior a El Señor de los Anillos, y ya estaba trabajando en ello, cuando la cosa se torció y se puso manos a la obra con la adaptación de la obra maestra de Tolkien (que lo de King Kong estaba difícil... pues ale, vamos con algo facilito como adaptar El Señor de los Anillos, desde luego no se puede negar que el tío tiene valor).
La cuestión es que, al final, le salió bien la cosa, y gracias al mega-éxito de la saga del anillo, tuvo el presupuesto y la libertad necesarios para hacer su sueño realidad. El resultado fue una película espectacular, muy entretenida, quizás algo irregular y con algún que otro exceso, pero se nota que está hecha con pasión. Evidentemente, los efectos especiales son una maravilla y Kong en si, es impresionante: parece mentira que sea infográfico, porque es tremendamente realista, sus gestos, su manera de moverse... parece que estés viendo un gorila auténtico, y su mirada es tremendamente expresiva. Todo un logro.
Por supuesto, no nos hace olvidar al entrañable King Kong de la película original. Y es que la película es un mito, y como tal, está ya por encima del bien y del mal. Y por cierto, es la demostración de que el cine de efectos especiales ha tenido éxito desde siempre.
Saludos!
Hola, encontré tu blog por casualidad y me ha gustado mucho. Te voy a enlazar, si no te importa. Pasaré habitualmente ;)
Tu lo has dicho, Alicia; espectáculo. Pero no uno cualquiera sino uno arrebatador que embriaga todos los sentidos. Como bien ha dicho Laura, fue la película de 1931 la que marcó a fuego a Jackson cuando era un crío. Y así es como hay que ver ésta película, con el alma de un niño, esperando con ilusión ver ese grandísimo espectáculo y sin querer compararla con la original, dispuestos a pasar el hambre que pasa la pobre Ann, obsesionándonos como Derham, sacando nuestro lado aventurero al igual que Jack, riéndonos con la forma que tiene Ann de ganarse la confianza de Kong, alucinando ante la estampida de brachiosaurus o la pelea de Kong ante el Rex, emocionándonos con la escena de la pista de hielo y quizás, soltar alguna lagrimita ante la expresiva cara de ese gigantón animado pero de realismo extremo en sus momentos finales en lo alto del Empire State. Por lo menos conmigo lo consiguió.
Gracias, amigo Peter.
Laura yo no creo que la intención de Jackson fuera que olvidáramos al King Kong original, a él le gusta demasiado esa película como para eso, sino que desde mi punto de vista la ha hecho como le habría gustado que fuera, contando con los medios de ahora.
Bienvenido, Deikakushu, muchas gracias por enlazarnos y encantados de verte por aquí cuando quieras.
JR yo también creo que se debe ver la película como un niño, disfrutándola a tope. Kong es tan humano que asusta por lo bien hecho que está, pero al mismo tiempo conmueve y se entienden sus sentimientos perfectamente.
Y yo que tengo muchas ganas de ver Funny bones, que me parece que promete mucho...
Un verdadero derroche de espectáculo, aunque yo sigo sin ver a Black en papeles serios. Demasiada mueca, aunque sea contenida.
El que me encandila cada vez que aparece es Andi Serkis (Gollum) y sus personajes raros. Un crack este tío.
Un saludo.
Cierto, Heitor, no sé que habría sido de Gollum y King Kong sin Serkis, y Jackson tuvo el gesto de agradecimiento de darle un pequeño papel en King Kong... y una muerte muy espectacular, por cierto
Pues aquí uno, compa Alicia, que, pese a ser un entusiasta devoto de las versiones anteriores de King-Kong (no sólo la original del 31, sino la excelente revisión que se hizo allá por los años 70: muy de la época, pero también con su "puntito"...), aún no ha visto ésta. Después de los plácemes y parabienes en que tanto tú, con tu excelente reseña, como los comentaristas anteriores, os extendeis, creo que no me dejais mucha alternativa: habrá que ponerse a la tarea...
Un abrazo.
No esperes un King Kong como el original, Manuel, es distinto. La de los setenta, con Jessica Lange y el gran Jeff Bridges también tenía su interés, cierto.
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