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EL LÁTIGO DEL REY MIDAS




Ya falta poco. En apenas un par de semanas se estrenará la cuarta parte de las aventuras de Indiana Jones, “Indiana Jones y el reino de la Calavera de Cristal” (a la que, si no os importa, llamaremos Indy IV, para abreviar, en los próximos 516 años), y millones de uñas están desolladas ante la impaciencia por la espera. Es, posiblemente, la película más esperada del año, y la expectación y la cobertura mediática me recuerdan los meses anteriores al estreno de otra película esperadísima: “Episodio I: La amenaza fantasma” (ay). ¿Cuál es el mínimo común múltiplo de estas dos películas de expectación elevada al infinito? Luquitas, claro. El hombre que todo lo que toca lo convierte en porcentaje vuelve a dominar el cotarro este del cine, con la inexcusable colaboración del otro Rey Midas de la industria, tito Steven, y del (como ya dijimos en su momento), el tipo con más suerte de la historia del séptimo arte, tito Harrison. Y, sí, podréis hacer todos los chistes que queráis sobre la edad de Ford (que si se le caen los pantalones, que si necesita un doble hasta para levantar el látigo, que si el sombrero sólo sirve para que no veamos lo calvo que está), pero TODOS vamos a ir a ver la película con un cubo así de grande de palomitas y un babero tamaño XXL. Yo también, off course, aunque más por obligación cinéfila que por convicción; nunca he sido un fan de Indiana, más allá del impacto infantil de la primera parte, y, a riesgo de que el blog se me llene de trolls indianistas con piras crematorias virtuales, diré tranquilamente que podría vivir perfectamente sin una nueva entrega de sus aventuras. Uyloquehadicho.

Todo esto empezó en el castillo de Mauna Kea, en Maui. Allí, durante unas vacaciones, Steven Spielberg le explicaba a George Lucas su idea de realizar una película de James Bond. Luquitas llevó el asunto a su terreno (como siempre) y le habló de un guión que tenía escrito, “Las aventuras de Indiana Smith”, que se podría considerar “un James Bond sin tecnología”. Todo lo demás es historia, pero empiezo a hablar de “En busca del arca perdida” con esta anécdota porque, desde luego, se podría hablar de esta película, y de toda la saga, en clave bondiana. De hecho, los tres largos empiezan a la manera 007, con una miniaventura de diez minutos que ya obliga al espectador a levitar de emoción en la butaca. En el caso que nos ocupa, dicha aventura se produce en un templo peruano, y nos trae una de las escenas más paradigmáticas de la trilogía, e incluso del cine en general, esa bola rodante que persigue a nuestro héroe. Y a partir de aquí, up, up and away. “En busca del arca perdida” es una gran montaña rusa en la que Steven Spielberg apenas deja tiempo para la recuperación de alientos; tito Steven demuestra, una vez más, que sería un extraordinario entrenador de baloncesto: maneja y dosifica los tiempos muertos como nadie. El ritmo es veloz pero nunca atropellado, las escenas de acción se suceden sin solución de continuidad, sacrificando el dibujo de personajes por el compás frenético, al son de la inmortal partitura de John Williams –que, en algunos temas de transición, recuerda mucho a la de “Star Wars”, todo hay que decirlo-; Spielberg sabe siempre dónde colocar la cámara, y además se permite el lujo de recordar a Orson Welles en algunos planos en los que juega hábilmente con las sombras (su aparición en el bar de Marion). Aunque, claro, el jefe de todo esto lleva el nombre del perro de Lucas.

“En busca del arca perdida” es un retroceso a las películas de aventuras de los años 30 y 40, un paso dado hacia atrás para dar dos hacia delante, con un héroe tan guapo, arrojado y perfecto como lo podían ser aquellos errolflynnianos, pero con el toque de cinismo y dispersión moral al que obligaban los ochenta. Indiana Jones responde a un ideal heroico de George Lucas que ya había representado con singular éxito en Han Solo, un personaje valiente, arrojado, cínico, algo pendenciero; eso sí, con una característica que podríamos llamar superheroica, una especie de identidad secreta (el profesor de arquelología) que lleva gafas, enamora sin pretenderlo a las chicas y se muestra algo torpón: ¿el Superman de Lucas? Esta similitud con Han Solo impedía, a ojos de tito Georgie, que Indy fuera interpretado por el mismo actor. Sin embargo, Tom Selleck, el elegido, escogió finalmente seguir con “Magnum” (jamás haré una Primitiva contigo, Tom), y tuvieron que encomendarse a Harrison “flor anal” Ford, que como de costumbre, fagocitó y anuló las carreras de sus compañeros: Karen Allen, Paul Freeman, Ronald Lacey, John Rhys-Davies... Sólo Alfred Molina (que dura apenas cinco minutos en el film) (quizás fue por eso) y Delholm Elliot, que era ya un grande, sobrevivieron a la “maldición Ford”.

En resumen, “En busca del arca perdida” es una película inexcusablemente mítica, que ha servido de referencia para diferentes medios audiovisuales (aparte de miles de películas y clones de combate, pienso especialmente en los videojuegos, y en esa Lara Croft que, posteriormente, y cerrando el círculo, fue adaptada al cine), un inmenso parque de atracciones de argumento lineal y maniqueísmo inofensivo, que cumplió la premisa fundamental del entretenimiento a raudales y que dio pie a una de las sagas más alborozadamente seguidas de la historia del cine. Y el 22 de mayo, más.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Como todo el mundo, eso creo, estoy esperando que el Indi restalle el látigo de nuevo. Desde que Spielberg nos sirvió las aventuras de este tipo en la piel de Harrison Ford, opino que todas las peliculas del heroe se han convertido en la quintaesencia de la aventura cinematográfica.
Creo que director e intérprete pueden chulear de que no cobrarán un centavo hasta que la peli recaude 400 millones de dólares.
¡Ya lo creo que van a cobrar¡
Un abrazote

Anchiano dijo...

Pero hay que ir a verla. Es muy posible que la cosa al final no sea para tanto, pero la saga de Indy es heredera de todas esas películas de aventuras clásicas y sabe a palomitas, a coca colas y a cine de entretenimiento honesto.

Eso siempre viene bien, ¿no?

Saludos!!

Manuel Márquez dijo...

Soy un fanático absoluto de la saga Indy (creo recordar que el primer pack de DVD's que entró en mi casa, cuando aún no tenía ni reproductor para ellos, fue ése, el de la trilogía), pero no por ello -cosas de la edad, me temo, o de lo harto que estoy de que las secuelas sean, en un 99,99 % de los casos, un puro y duro sacacuartos- estoy muy expectante ante éste, compa Marc. Eso sí, la primera, esa del arca perdida, ésa sí que mola para reventar: la ví en el cine, en un reestreno, muchísimos años después de su estreno inicial, y para mí fue toda una revelación. Y un disfrute acojonante, que posteriormente he repetido mil y una veces. Y las que quedan...

Un fuerte abrazo.

marcbranches dijo...

Buenas a todos. Tal como esperaba, hay una fuerte expectación por ver esta película. Yo estoy un poco en la línea de Manuel, aunque mi pasión por la trilogía es bastante menor. La primera la disfruté mucho, como no podía ser de otra manera al encontrarme en estado catatónico-infantil, y haber sido ya presa de Luquitas a través de una galaxia muy-muy lejana. Tenía pesadillas con las caras de nazis que se deshacen en la escena final. Pero luego no he mantenido la pasión, y he visto las otras dos con algo de distancia. Será que el niño que fui quedó demasiado atrás demasiado pronto... Saludos.

Josep Lloret Bosch dijo...

Aquí un fan de la serie: En Busca del Arca Perdida es la quintaesencia de la película de aventuras, con unos medios asombrosamente bien usados y dosificados.

Las otras dos son interesantes, pero no llegan al nivel, con claros altibajos, al iniciarse la mercadotecnia del imperio lucas al alimon con la super-saga-galáctica, con la que parecía alternarse para copar las salas.

No obstante, aún siendo flojas, son mejores que muchas imitaciones.

Veremos (naturalmente que sí, lo veremos) si esta cuarta entrega, que destroza ese tríptico clásico, ordinal, cuya posesión me coloca en compañía de Manuel, es capaz de considerarse digno colofón o, por el contrario, simplemente una vuelta de tuerca más al producto saca-dinero.

A pesar de todo, no es la película que más espero, este año, no...

Saludos.

Möbius el Crononauta dijo...

Va a ser todo un acontecimiento, y espero que esta vez no la caguen como con la nueva saga galáctica. Una lástima que no aparezca el padre de Indy, fue todo un soplo de aire fresco. ¿Que habrá sido de tapón?

¡Inmensa trilogía!

Un sorbete de cerebro de mono me espera, os dejo...

Laura Hunt dijo...

Yo, desde luego, pienso estar en el cine el mismo día del estreno. Me hace mucha ilusión esta cuarta entrega de las aventuras de Indy, y es que, lo confieso: soy Indianófila. Todavía recuerdo lo mucho que me impactó En Busca del Arca Perdida la primera vez que la vi, hace ya... yo que se cuantos años.

No te digo más que hace pocas semanas vi el trailer de Indy 4 en el cine y me emocioné toda... fue casi como retroceder en el tiempo, así que me imagino que disfrutaré de lo lindo cuando pueda ver la película entera.

Ya queda poco...

Laura Hunt dijo...

Por cierto, se me olvidaba comentarte que ese supermán hindú y su novia spiderwoman que has puesto por ahí en un enlace, me han dejado en estado de shock.

Las cosas que hay que ver, madre mía......

marcbranches dijo...

Pues nada, tomo nota de todos los que van a estar en primera fila el día de su estreno (¿alguien se ha planteado ir a verla el SEGUNDO día? Porque, visto lo visto, los cines van a estar vacíos los sábados...), el 23 pasaré lista. Laura, sabía que ese enlace te iba a gustar...

 
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