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CRÓNICA DE UNA DECEPCIÓN: EPISODIO II





La enmienda Jar-Jar

Tengo un mal presentimiento sobre esto”. Esta es una frase fetiche de la Sacrosanta Saga Galáctica, que se repite a lo largo de sus seis entregas, y que se podría aplicar perfectamente a la ojeriza que picaba los escrotos de los fans después del ñordo interestelar que acabó siendo el “Episodio I”. Sin embargo, la promesa de George Lucas de que esta segunda parte significaría lo que “El imperio contraataca” a la primera trilogía, y el optimismo inherente al alma de cualquier friki, permitieron una renovada expectación respecto al “Episodio II”.


El optimismo es un estado de ánimo muy hijoputa.


Y eso que tito Lucas reconoce en este film, implícitamente, algunos de sus errores, y trata de remediarlos. Su primera rectificación es la escritura del guión en sí, en la que, esta vez, se permite la ayuda de un tal Jonathan Hales, bastante conocido entre la familia Hales. Otro salto evolutivo es el menor grado de infantilización de la película (afirmar que es más oscura sería insultar a la mismísima oscuridad), que deriva en una tercera corrección: el escaso protagonismo del personaje más apaleado de “La amenaza fantasma”, Jar-Jar Binks, quien, sin embargo, se las arregla para ser el involuntario impulsor de las Guerras Clon y, por extensión, del futuro hundimiento de la República y del venidero reinado del malvado Emperador. Lo cual no deja de ser justicia poética, en cierto sentido. Por desgracia, casi nada de esto consiguió hacer repuntar un filme que, aunque tuvo una ligeramente mejor acogida que su antecesora, resulta incluso más aburrida. Y, además, un nuevo puching ball sustituyó a Jar-Jar en las miradas sangrantes de los fans: Hayden Christensen.

Aunque la corriente crítica opina lo contrario, a mí me parece que “El ataque de los clones” es incluso peor que “La amenaza fantasma”. Su ritmo es bastante más irregular, y este es un peso muerto que la abandona en el fondo de la ciénaga. Las escenas de transición, las que se supone que permiten avanzar la trama entre las de acción, son eternas, carentes de cualquier tipo de chispa narrativa, y encima no cumplen con su cometido, puesto que, en vez de desarrollar a los personajes, los redundan una y otra vez, a través de unos diálogos penosos, que harían devolver todos sus desayunos de los últimos quince años a Woody Allen, Eric Rohmer (QEPD), Aaron Sorkin o Juan José Campanella, grandes gurús del dialoguismo. La trama avanza a empujones, dejándose jirones de verosimilitud por el camino (¿alguien puede explicarme por qué intentan matar a Amidala al principio del filme?) y echando a perder una de las pocas ideas buenas que ha aportado Lucas en esta Trilogía 2.0, esa subtrama política con evidentes referentes históricos (desde los césares romanos hasta Hitler, pasando por Napoleón). La Orden de los Jedi reafirma la sensación que nos transmitía la primera entrega: mucho midicloriano, pero en realidad son tontos de baba, y los Sith se la meten doblada y sin vaselina una y otra vez; su estupidez papamoscas se resume perfectamente en la inamovible expresión bovina de Sam L. Jackson, que parece estar siempre posando para el Pensador de Rodin...

Como ya ocurriera con la primera entrega, el tedio y el desconcierto se apodera de todos los actores, algunos de ellos excelentes, que se ven obligados a recitar pasajes que rebajan su nivel interpretativo hasta sus tiempos de parvulario. Se ha echado muchísima mierda sobre Hayden Christensen, que en efecto parece un niño malcriado más que un futuro villano superpoderoso, pero su fracaso sólo sobresale más porque su personaje es más trascendente. Ewan McGregor se limita a intentar parecerse un poco (sin conseguirlo) a Alec Guiness, Cristopher Lee queda desaprovechadísimo como villano de esta entrega, y ni siquiera Ian McDiarmid puede salvar la función, porque aquí apenas aparece. En cuanto a Natalie Portman, que sale realmente guapa, hay que decir que sufre el mayor cataclismo del largometraje: la astrosa, ñoña, mal desarrollada, pastelosa, historia romántica de Padmé y Anakin. Todo un monumento a la arcada.

Hay multitud de “homenajes” en el diseño de producción de “El ataque de los clones”, desde “Blade Runner” hasta (ohdiosmío) “El quinto elemento”, pasando por cualquier película de romanos. Entre tanta fotocopia, el único hallazgo interesante es el tormentoso planeta Kamino, en el que Obi-Wan descubre por primera vez al ejército clon y a Jango Fett, el padre del futuro personaje-fetiche Bobba Fett. “Episodio II” es la primera película rodada enteramente en formato digital, pero eso no afecta en sentido positivo a la película, que en ocasiones parece un film de animación, y transmite cierta frialdad; en estas ocasiones, echo de menos los currados decorados de cartón-piedra que en la antigüedad (el siglo XX, señora, es la antigüedad. Snif) servían para tales propósitos. Aún así, la factura visual de “El ataque de los clones” acaba resultando más satisfactoria que la de “La amenaza fantasma”, lo cual no resulta suficiente para salvar una, otra vez, mala película. Llegados a este punto, la sensación de que la vieja magia, definitivamente, había desaparecido, flotaba en el ambiente. “El ataque de los clones” fue el strike-2, y a tito Lucas ya sólo quedaba un lanzamiento.

5 comentarios:

Josep dijo...

Estas precuelas inventadas para sacar cuartos por el amigo Lucas son tan malas que me hago un lío: ¿es en ésta donde sale el Sith rojillo y con cuernos? Porque ese tío es lo que más me impresionó de las tres, y me pareció un desperdicio no darle más escenas...

Esta serie tuya me parece una especie de exorcismo... :-)

Saludos.

marcbranches dijo...

No, Josep, la de cuernecitos es "La amenaza fantasma". Su inexplicable desaprovechamiento es una más de las taras de esa película. Si no lo comenté es porque no pretendía realizar un análisis cinematográfico de la misma, sino ir un poco más allá. ¿Exorcismo? Pues sí,seguramente. Aunque, ahora que lo pienso, igual es más un akelarre... no te apures, que mañana ya acabo. Saludos.

Josep dijo...

Ya te digo que me hago un lío. De hecho, no sabría cual de las tres es peor.

No me apuro: envidio lo bien que las reseñas, sacando inspiración de un material tan endeble: me gustan más tus reseñas que las propias películas, ya ves...

Un aquelarre no, porque creo que son algo así como un happening mágico, con sustancias liberadoras y mucho follón... :-)

Saludos.

marcbranches dijo...

Así me gusta, haciendo la pelota al jefe, como Dios manda. ¿Happening mágico, sustancias liberadoras, mucho folletcétera? ¿eso es un aquelarre?



Coño, pues entonces va a ser que SÍ QUE ERA UN AQUELARRE... señorita, haga el favor de levantarse de encima de mi estómago. Gracias.

Carles Rull dijo...

La primera vez que vi esta segunda llegué a pensar que era mejor que el 'Episodio I'. Pero en un segundo visionado en casa de las dos, este 'Episodio II' me resultó aún más floja que la primera (¡vaya lío con los números y veces!).

Sí, por entonces había esperanza en que la tercera lo arreglaría toooodo.

 
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