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LA CEGUERA DE LOS LEONES, EL SILENCIO DE LOS CORDEROS



Parece que se ha puesto de moda entre la progresía cinematográfica americana (cómoda mayoría) atreverse con George W. Bush y su política invasivo-preventiva en Irak. Han llegado a nuestras pantallas en un breve lapso de tiempo el “Redacted” del viejo cabroncete De Palma, y el “Leones por corderos” del viejo... del viejo Redford. Aún no he podido visionar la primera (que promete un impactante efectismo gratuito “a-la-De Palma”), pero sí la segunda. Visto el largometraje y leídas las crónicas, uno se pregunta hasta qué punto el espectador es capaz de distinguir la postura política del filme de su calidad artística. Bien pareciera que en algunas de las opiniones vertidas se imponga el significado sobre el significante, y viceversa. Me voy a vestir las mallas de funambulista (que me sientan de pena, por cierto) (ojo-michelines) y voy a tratar de analizar ambas vertientes por separado. Por supuesto, conociendo mi sentido del equilibrio, me voy a desmorrar en el primer paso; pero es lo que tengo, que soy un inconsciente. Alehop.

Podríamos profundizar en el compromiso político de Robert Redford, manifiestamente demostrado durante su ya larga existencia, pero ni hay espacio, ni necesidad de cara a entender “Leones por corderos”, ni ganas de aburrir. Así que tírate a la melée, marcbranches. La intención de tito Redford es diáfana: soltar un discurso de índole panfletario y dirigido, particularmente, hacia el americano medio (y a los demás, que nos bomben). Tres son los objetivos del profe: el gobierno (republicano, claro), los medios de comunicación (las grandes corporaciones), y las nuevas generaciones (la gente joven). Los dos primeros se llevan su ración a través de la entrevista pactada que le realiza la madura periodista Janine Roth (tita Meryl) al senador republicano Jasper Irving (tito Tom), en la que el segundo se muestra como un líder militarista que esconde con sonrisa de liderazgo las ausencias morales de su discurso, el típico encantador de serpientes. Al otro lado del ring, una periodista más escéptica que crítica que en el tramo final despierta de su modorra ideológica. Las ideas que se trazan, no por bienintencionadas dejan de ser trilladas, y nada de lo que nos cuentan (los Yuesei como policía del mundo, el ventajista papel de los medios de comunicación, el camelo de la guerra preventiva) se desarrolla lo suficiente más allá del previsible maniqueísmo. Algo similar ocurre con la segunda gran conversación, la del profesor de Ciencias Políticas Stephen Malley (tito Robert) y el desencantado y campanero alumno Todd Hayes (Andrew Garfield), que apenas sobrepasa los clichés del estilo “losmayoresnoscomprometíamosmuchomásandevaaparar”; curiosamente, la reflexión más interesante del sr. Malley no es política, sino que atañe a sus motivaciones como educador, que no son enseñar a unos puñados de alumnos, sino encontrar un mirlo blanco al que empujar para no echar a perder un futuro premio Nobel, o un líder que cambie la historia. Una redefinición interesante desde un punto de vista pedagógico, que ha pasado desapercibida a todo el mundo. ¿Y la película qué tal, marcbranches?

“Leones por corderos” es una película correcta pero conservadoramente filmada, como suele ser habitual en la filmografía de Redford. Narrativamente está bien explicada, intercalando con soltura y sin riesgo de confusión las tres historias planteadas. Las dos conversaciones neurálgicas pecan de teatralidad y de discursividad, a pesar de la competencia de los actores dispuestos. Los cuatro están adecuados, aunque no comparto el entusiasmo de algunas crónicas al respecto del trabajo de Tom Cruise (lo siento, es una batalla perdida): su trabajo es esforzado y funcional, cumple, pero un Aaron Eckhart o un Chris Cooper lo hubieran hecho tan bien o mejor resacosos de orujo. Meryl Streep está bien, por supuesto, pero el ataque de conciencia que la agita al final resulta desproporcionado e inverosímil, aunque seguramente no es culpa suya. Robert Redford apenas necesita el piloto automático para perfilar su profesor-chachipiruli, y la sorpresa es el desconocido Andrew Garfield, que aguanta el tipo y convence.

He dejado para el final el vínculo afganistaní entre los dos megadiálogos, el único relato que avanza narrativamente, y que, sin embargo, es el eslabón más débil. Los dos universitarios que se alistan en el ejército, un hispano (Michael Peña) y un negro (Derek Luke) (vaya, un hispano y un negro...), y que sufren un grave contratiempo en una base celular militar americana en Afganistán. Seguramente es culpa mía y de mi limitado coeficiente intelectual, pero no consigo entender las razones por las que estos chicos se alistan, y menos todavía por qué el profesor Redford les admira de esa manera, de tal modo que le resta una fuerza considerable al discurso. Toda su vicisitud en el campo de batalla más bien parece un adosado artificial cuyo único fin es otorgar a la película un artificioso clímax (de sentido corte heroico-lacrimal) que su estructura dialéctica le denegaba. Aunque el verdadero final es ese zoom sobre el alumno, inquiridor, desafiante, interrogante, que, por supuesto, está dirigido a todos nosotros (nosotros=votante americano). Teniendo en cuenta que las elecciones estadounidenses son el año que viene, Redford podría haber insertado el famoso cartel con un señor de barba señalando al espectador y un “VOTE” bien grande debajo, y el mensaje sería el mismo: “Los leones están ciegos. Corderos del mundo (yanqui), balad.”

Sí, claro. Así seguro que nos pillan los leones, Robert, por muy cegatos que estén...

16 comentarios:

Anónimo dijo...

Paso de "Leones para Corderos", me parece un panfleto aburrido y grandilocuente, que al final no conduce a ninguna parte. Redford está demasiado viejo, aunque ese no sería el problema, ahí está Eastwood para demostrar que la edad no merma la inteligencia ni el equilibrio....Pero "Redacted" es otra cosa. Nada de efectismo. Cuando terminé de ver la pelicula...mejor dicho el "grito" los siete espectadores y yo nos quedamos pegados a la butaca como si nos hubieran dado un puñetazo en el alma. Ve la peli, por favor, se lo aconsejo a todo aquel que esté en contra de esta y de todas las malditas guerras que están destruyendo todas nuestras bases morales....¡¡¡y no nos damos cuenta del lavado de cerebro con que nos soban¡¡¡....Bueno, iba a escribir un blog sobre ésto, pero me he desahogado un poco y ya lo haré con tranquilidad.
Un abrazote

Josep dijo...

Desde que padecí "Gente Corriente" decidí que las pelis de Redford como director las iba a ver todas, todas, todas, en la tele.

Gracias por reafirmarme en mi posición, pues la aparición de Streep me hacía dudar.

Ya no.

Saludos.

marcbranches dijo...

An-ro, a ver si puedo ver "Redacted". Aunque huele a panfleto igual que el film comentado, independientemente de que su calidad sea mayor o menor.

Josep, eso que dices entronca a la perfección con el modo funcional y conservador que tiene Redford de filmar. "Gente corriente" me aburrió, pero no desdeñemos por sistema: "Quiz show" me parece un film ejemplar. Saludos.

Laura Hunt dijo...

Pues no me atraía mucho a priori la película de Redford, y después de leer tu comentario, menos todavía. Y la de De Palma... no se, normalmente me gusta su cine, pero la campaña promocional de Redacted me echa un poco para atrás, la encuentro muy efectista, y manipuladora. De todas formas, esa acabaré por verla algún día, si no es en el cine, en dvd.

Por cierto, que a mi también me gusta mucho Quiz Show, debe ser la mejor película que ha dirigido Robert Redford en su vida. Y Gente Corriente a mi no me disgusta... vale que es un poco "telefilmica", pero los actores están muy bien y la película se deja ver. Lo que es absolutamente imperdonable, y no tiene ningún sentido, es que le dieran el oscar el mismo año que estaba nominada Toro Salvaje (y también El Hombre Elefante)... ¡si es que es para matarlos! (ganas me dan de ponerme en plan Alex Angulo en Mirindas Asesinas, oye, cada vez que lo pienso)

Saludos!

marcbranches dijo...

Laura, no te pierdes nada sin "Leones por corderos", de "Redacted" ya te diré. "Quiz show" es, para mí también, su mejor film; incluso a veces parece que tiene garra y todo. "Gente corriente" me aburrió en su momento, y ese peso de haber pasado por delante de tamañas obras maestras no le será perdonado jamás... mejor guarda tu escopeta para alguno de los remakes que vienen...

Anónimo dijo...

Ni me acordaba de Quiz Show, aunque coincido en que, probablemente, sea lo mejor que ha hecho Redford como director; le falta, no obstante, mordiente.
Lo cierto es que Redford no es santo de mi devoción, ni siquiera como actor, para mí, limitadito, aunque más sobrio o menos histriónico que Cruise.

marcbranches dijo...

¿Ves como La Linterna es un servicio público? te hemos recordado "Quiz show". ¿Le falta mordiente? Es a la que menos le falta de todas las dirigidas por Redford, que nunca ha sido De Palma (aprovechando la coyuntura). Como actor tampoco ha sido nunca de mis preferidos, aunque no molesta (si exceptuamos esas operaciones faciales que le acercaron peligrosamente a asemejarse a un soldado imperial de "Star Wars"), lo cual ya es algo.

Anónimo dijo...

Bueno, según mi señora, Redford es un tipo que transmite honestidad, y al que le quedan de puta madre los vaqueros, y a su edad, ezo tié musho mérito.

Ahora, en serio.Redford admira a ese par de minoristas étnicos ( o como se les llame ahora en jerga políticamente correcta), que se alistan a la bush-oil-war, porque demuestran algo muy simple. Tan simple que simplemente lo hemos olvidado: compromiso.

No deja de ser sintomático que, ante un defensor de la lucha contra el mal con argumentos tan viejos como los de Hitler-Stalin-Bin Laden (somos malos porque los otros - judíos, burgueses, infieles - son peores), una intelectual fille du siècle, más o menos desencantada dentro de su traje chaqueta de fina costura, y un izquierdista de despacho con vistas que busca milagros entre la tropa que desasna, al menos haya un par de pavos que hacen lo que, en ese momento creen que es correcto: jugarse el tipo para luchar por su país. Vale, ya sé que la cosa queda un poco demodé y hasta suena a fachilla naftalinosa, pero entre tanto fino estilista de la palabra, o entre cuatro descerebrados que se reúnan para darle al botellón, o entre tanto chupón de cargo incompetente, la verdad es que un par de inocentones que parta la pana, la cara y la crisma por lo que creen la causa de la democracia, comprenderás que me caigan mejor los últimos.

marcbranches dijo...

Hola, fxavier. Probablemente no me he explicado bien en el post. Entiendo cuál es la razón por la que el profe Redford admira a ese par de minorías desechables (porque en cuanto te alistas en un ejército eso es lo que eres). El problema es que no empatizo, no comprendo, discrepo. ¿Cuál es el compromiso al que se aferran estos dos, más después del debate escolar que protagonizan? ¿Compromiso con la bandera, con la democracia? ¿Con qué democracia, y con qué concepto de democracia? ¿Redford nos está diciendo que es mejor hacer algo estúpido antes de no hacer nada? Lo que hacen los personajes de Derek Luke y Michael Peña no es admirable, es irritante. Profundamente. Dos alumnos de Políticas, con un interés por encima de la media, que deciden arrojar su vida por la borda porque "hay que hacer algo", porque "no te puedes quedar quieto". Correcto, pero lo que podían hacer estos dos no era en ese momento, ni en Afganistán: quizás como senadores, o como parte de un futuro gobierno americano, podrían haber hecho mucho más.

Y aún me queda otra pregunta: ¿por qué NO alistarse en el ejército es no hacer nada? Imaginemos que todos los jóvenes americanos se rebelan y deciden no ir a Irak en su momento. ¿No hubiera sido eso mucho más revolucionario que alistarse? Y "sin hacer nada"... No confundamos el botellón con las témporas. Todas las generaciones hemos acusado a nuestros jóvenes de apatía (desde nuetro cómodo sofá, eso sí), generalizando injustamente y usurpando un púlpito de superioridad moral que muchas veces no nos corresponde.

Buf. Vaya muestra de onanismo mental que me acabo de marcar... hablemos de cine, por favor. En fin, lo que quería decir al principio era que la admiración de Redford por la absurda y forzada toma de postura de los chavales no tiene sentido, en mi opinión, más que para ayudar a espectador a identificarse artificialmente con los dos personajes, de cara al clímax final. Conmigo no coló. Pero ya dejé dicho que seguramente la culpa es mía: carezco de cualquier espíritu épico. De ahí que no me identificara tampoco con Leónidas ni ninguno de sus 300...

Anónimo dijo...

Mac, para matizar, es difícil hablar sólo de cine al comentar esta película. En tal caso, la despachamos conviniendo en que estamos ante una historia de narración correcta, de interpretación notable y de resolución previsible.

Que admire que alguien se comprometa no significa en absoluto que comulgue con su compromiso. Tengo muy claro que yo pasaría de alistarme y ahí se las compongan los petroleros que precisan ensanchar y asegurar sus negocios, buscando mercenarios que se los conquisten o se los controlen.

A este nivel, y contestando a tu pregunta de qué pasaría si todos decidieran no alistarse, la respuesta (vía batallita abuelo cebolleta), estaría treinta y tantos años atrás, cuando jóvenes de la generación de Redford quemaban sus cartillas de reclutamiento y se negaban a largase a Vietnam. El nivel de contestación que tuvo esa guerra no la ha tenido, ni de coña, la de Irak.

Dicho todo lo cual, y volviendo al cine, supongo que la gran pega de esta película es que para la américa profunda se pasa, y para el resto del mundo no llega.

Por cierto, ya sé que quedo como un moña, pero de Redford, además de añadirme a los admiradores de Quiz show, proclamo mi secreta querencia por El río de la vida, una película a revisar sin complejos, que se lo merece.

Manuel Márquez dijo...

Veo, compa Marc, que una peli como ésta suscita comentarios numerosos y encendidos; no creo que sea casual. He tenido ocasión de verla, y, francamente, no sé muy bien qué opinión formarme de ella; no le falta sentido crítico, pero tampoco va a la yugular; y, como producto cinematográfico, resulta, quizá, demasiado discursivo, aunque tiene pasajes en los que, realmente, el discurso tiene cierta enjundia (más allá de lo que se pueda estar de acuerdo con él, o no...). Ah, y Tom Cruise está genial: le darán un Oscar por su interpretación, y a mí me parecerá fantástico, que ya era hora, c.... (y me voy a comer, y a esconderme debajo de la cama, no sé muy bien todavía en qué orden...).

Un abrazo.

marcbranches dijo...

Fxavier, es cierto que el nivel de contestación que ha tenido esta guerra no es la de Vietnam... en USA. El rechazo a la guerra en buena parte del mundo civilizado, y en casi toda Europa, se ha mostrado de manera mucho más beligerante que nunca. Ha habido importantes olas de antiamericanismo, y diría que George W. Bush es uno de los personajes contemporáneos más odiados y rechazados. En cuanto al asunto "El río de la vida", efectivamente, has quedado como un moña. Pero seguro que tu mujer te quiere un poco más. Que eso es lo importante... ¿no? Un abrazo.

M-Márquez, sigues y sigues provocando mi ira, y sabes de sobra que eso no es un buen proyecto. Más te vale quedarte quietecito debajo de la cama unos días. ¿Que ya es hora de que Tom Cruise gane un Oscar? Sí, claro. También es hora de que Paris Hilton gane un Grammy, y Britney Spears un Oscar al mejor guionista... Por lo demás, tu resumen en pocas palabras de tu impresión sobre la película me parece impecable. Evidentemente, tu sentido de la concisión es una virtud de la que yo carezco. Saludos, joven.

BUDOKAN dijo...

Tengo ganas de ver este film por todo el revuelo político de opiniones que se generó al rededor del mismo. Saludos!

marcbranches dijo...

No sé si la película merece tanto revuelo, budokan; pero la gente que nos interesa el cine político siempre le damos carretilla a este tipo de películas. Saludos.

Sesión discontinua dijo...

yo creo que los dos chicos se alistan porque saben que, perteneciendo a minorías étnicas (negro uno, hispano el otro), avanzarán 15 casillas de golpe en el juego de la vida; y que su aura de ex-combatientes/veteranos les abrirá las puertas que se les cerrarían si tuvieran que competir con WASP sin ser ex-combatientes. Creo que incluso se lo dicen a su profe en algún momento de la peli (igual te habías dormido...jejeje). Yo creo que su razonamiento es correcto, otra cosa es cómo lo enfatiza Redford, eso es más discutible...

Nos leemos!!!!

marcbranches dijo...

Hola, sesión. Vuelvo a insistir que el problema que tengo con los chicos es de posicionamiento, no de inteligibilidad de sus acciones (aunque reconozco que estuve cerca de dormirme en algún momento...). Tal como lo dices, es mucho menos entendible la admiración que despiertan en el personaje de Redford, que sólo alcanzaba algo de sentido desde el punto de vista de defensa de unos valores. Contado así, es una decisión puramente pragmática que es a todas luces un mal intercambio: jugarse la vida para saltarse unos prejuicios raciales que, en cualquier caso, hubieran sido superables en el terreno, como han demostrado tantos y tantos chicanos y negros.

Bájate del púlpito, marcbranches...

 
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