Y de la nada, surgió Manoj para agitar el adormecido pulso crítico de la blogosfera y el oficialismo escrito. Hasta ahora, el cruce de posturas y la división de opiniones al respecto de los trabajos de Shyamalan eran algo que observábamos desde lejos, con la suficiencia propia del europeo de rancio abolengo que acoge, una vez más, a un desdeñado y reivindicable autor americano (ya lo hemos hecho con Jerry Lewis, Woody Allen y tantos otros). Nosotros ENTENDEMOS a Shyamalan. Hands up: con “El incidente”, esto se ha acabado. En los Yuesei, directamente, se han cargado la frontera y se han arrejuntado todo en el mismo bando: en el de los de “fostiemos a Manoj”. Pásense, sin ir más lejos, estimados padawanes, por Rotten Tomatoes, y den pábulo a ese ofensivo 21% de su Tomatómetro, y a críticas que se inician con sentencias (en el más amplio sentido de la palabra) como “nothing’s happening here”. En la Confederación Ibérica aún no llegamos a tanto (eh, que semos europeos), pero, como diría ese gran pensador llamado Pazos, aquí están habiendo hondonadas de hostias. Toda España (Essssssssssspañññacojonesya) está esperando con indisimulada agitación la crítica marcbranchesiana. Mi Graciosa Majestad, en un nuevo acto de filantropía intelectual sin límites, se dispondrá, sin solución de continuidad, a ofreceros este luminoso regalo. Que se inicia con la inquietante frase “es, posiblemente, la peor película de Shyamalan”.
Es, posiblemente, etcétera. Sin embargo, en mi ranking shyamalaniano “El incidente” está por delante de “Señales”, la cual, por razones desconocidas, nunca me ha entrado por las gafas. “El incidente”, que tiene fallas de considerable calado, funciona. Sé que es una apreciación personal que no comparte buena parte de la crítica. Les envidio: no es saludable tener siempre la razón. Por encima de todo, es un film adscrito al subgénero que podríamos llamar “suspense apocalíptico”, del que es deudor buena parte del cine de serie B que tanto ha hecho por Night Shyamalan, y en el que más claramente se perciben sus influencias. Nadie discute el arrollador comienzo, que nos eriza los cabellos en solfa a los dos minutos a golpe de suicidio indiscriminado en Central Park, con magna cum laude para la lluvia de paletas (perdón, quería decir “auxiliares asistentes de construcción en campo”) desde un edificio. El director de origen hindú, más explícitamente sanguinolento que nunca, consigue mantener una tensión soterrada durante prácticamente todo el metraje a pesar de jugar en campo contrario, esto es, toda la trama se desarrolla de día, y, además, nos da la explicación del extraño fenómeno a mitad de película. Su sentido de la planificación del encuadre es brillante, como de costumbre, y acierta al introducir el viento como un protagonista más, ya desde casi el inicio, a pesar de que el espectador poco avezado no lo perciba. La historia, simple en esencia, se desarrolla sin bajones agudos de ritmo, y los pequeños descansos humorísticos ayudan a descansar la tensión y son eficientes, aunque sé que en este tema también estoy en franca minoría, leído lo leído; incluyo aquí a la vieja del último cuarto del filme, todo un guiño hitchcockiano (toda la película lo es, de alguna manera). Admirable y emocionante el desenlace, acompañado por una preciosa música de James Newton Howard, y rematado por un simple dato, una hora exacta, que nos explica sintética y admirablemente lo que ha ocurrido. Y sin embargo.
“El incidente” observa varias debilidades. En las películas de Shyamalan siempre hay un factor añadido en forma de conflicto familiar/personal/social encajado matemáticamente en la historia, y a la que nuestro Manoj siempre ha sabido darle una carga de profundidad y verismo encomiable. Los personajes solitarios, minoristas, a contracorriente, de Shyamalan, se han hecho paso en nuestros cinéfilos corazones. No es el caso de los de “El incidente”. Parte de culpa es a repartir con los actores principales: ni Mark Whalberg, ni, sobre todo, Zooey Deschanel y la niña Ashlyn Sanchez, son capaces de trascender sus personajes (John Leguizamo, que sí destaca, nos deja con ganas de más en una extraordinaria secuencia) y transmitirnos la película a través de ellos, quedando esta al desabrigado pairo de la narrativa. La cual nos lleva a un conflicto sentimental entre la pareja protagonista simplón, poco trabajado y sorprendentemente inocuo, que nos despega de la necesaria identificación. Quedó ya dicho que la banda sonora es magnífica; sin embargo, está demasiado presente, y en alguna escena se hubiese agradecido la sequedad del silencio. El ecomensaje es bienintencionado y coherente con el marchamo de serie B que tiene la película, pero dejar su explicación en la voz de un científico radical en un canal de TV resulta chabacano; y es una lástima, porque el final parisino del film es brutalmente coherente.
“El incidente”, como todas las películas de Shyamalan, es un juego al que hay que tener ganas de jugar. A mí me agarró a la butaca, y, hoy en día, entre tanta sonora mediocridad, os aseguro que no es nada fácil. Manoj se ha quedado a medias, náufrago –de ahí el título del post-, entre la esperada propuesta de masas y su mirada nostálgica hacia el cine protagonista de su infancia, una mirada cada vez más presente en su cinematografía. Parafraseando a Forrest Gump, náufrago es el que naufraga. Yo, Manoj, me quedo en la isla, contigo, cual Viernes de pacotilla.
Es, posiblemente, etcétera. Sin embargo, en mi ranking shyamalaniano “El incidente” está por delante de “Señales”, la cual, por razones desconocidas, nunca me ha entrado por las gafas. “El incidente”, que tiene fallas de considerable calado, funciona. Sé que es una apreciación personal que no comparte buena parte de la crítica. Les envidio: no es saludable tener siempre la razón. Por encima de todo, es un film adscrito al subgénero que podríamos llamar “suspense apocalíptico”, del que es deudor buena parte del cine de serie B que tanto ha hecho por Night Shyamalan, y en el que más claramente se perciben sus influencias. Nadie discute el arrollador comienzo, que nos eriza los cabellos en solfa a los dos minutos a golpe de suicidio indiscriminado en Central Park, con magna cum laude para la lluvia de paletas (perdón, quería decir “auxiliares asistentes de construcción en campo”) desde un edificio. El director de origen hindú, más explícitamente sanguinolento que nunca, consigue mantener una tensión soterrada durante prácticamente todo el metraje a pesar de jugar en campo contrario, esto es, toda la trama se desarrolla de día, y, además, nos da la explicación del extraño fenómeno a mitad de película. Su sentido de la planificación del encuadre es brillante, como de costumbre, y acierta al introducir el viento como un protagonista más, ya desde casi el inicio, a pesar de que el espectador poco avezado no lo perciba. La historia, simple en esencia, se desarrolla sin bajones agudos de ritmo, y los pequeños descansos humorísticos ayudan a descansar la tensión y son eficientes, aunque sé que en este tema también estoy en franca minoría, leído lo leído; incluyo aquí a la vieja del último cuarto del filme, todo un guiño hitchcockiano (toda la película lo es, de alguna manera). Admirable y emocionante el desenlace, acompañado por una preciosa música de James Newton Howard, y rematado por un simple dato, una hora exacta, que nos explica sintética y admirablemente lo que ha ocurrido. Y sin embargo.
“El incidente” observa varias debilidades. En las películas de Shyamalan siempre hay un factor añadido en forma de conflicto familiar/personal/social encajado matemáticamente en la historia, y a la que nuestro Manoj siempre ha sabido darle una carga de profundidad y verismo encomiable. Los personajes solitarios, minoristas, a contracorriente, de Shyamalan, se han hecho paso en nuestros cinéfilos corazones. No es el caso de los de “El incidente”. Parte de culpa es a repartir con los actores principales: ni Mark Whalberg, ni, sobre todo, Zooey Deschanel y la niña Ashlyn Sanchez, son capaces de trascender sus personajes (John Leguizamo, que sí destaca, nos deja con ganas de más en una extraordinaria secuencia) y transmitirnos la película a través de ellos, quedando esta al desabrigado pairo de la narrativa. La cual nos lleva a un conflicto sentimental entre la pareja protagonista simplón, poco trabajado y sorprendentemente inocuo, que nos despega de la necesaria identificación. Quedó ya dicho que la banda sonora es magnífica; sin embargo, está demasiado presente, y en alguna escena se hubiese agradecido la sequedad del silencio. El ecomensaje es bienintencionado y coherente con el marchamo de serie B que tiene la película, pero dejar su explicación en la voz de un científico radical en un canal de TV resulta chabacano; y es una lástima, porque el final parisino del film es brutalmente coherente.
“El incidente”, como todas las películas de Shyamalan, es un juego al que hay que tener ganas de jugar. A mí me agarró a la butaca, y, hoy en día, entre tanta sonora mediocridad, os aseguro que no es nada fácil. Manoj se ha quedado a medias, náufrago –de ahí el título del post-, entre la esperada propuesta de masas y su mirada nostálgica hacia el cine protagonista de su infancia, una mirada cada vez más presente en su cinematografía. Parafraseando a Forrest Gump, náufrago es el que naufraga. Yo, Manoj, me quedo en la isla, contigo, cual Viernes de pacotilla.
12 comentarios:
Sinceramente, compa Marc, con la que le está cayendo en lo alto al amigo Shyamalan, lo tuyo parece un panegírico desmelenado... En mi caso, aún no la he visto, así que no tengo opinión de contraste, pero ya te contaré llegado el caso.
Un fuerte abrazo.
Más que un panegírico desmelenado, trta de ser justo con Shyamalan desde una perspectiva claramente subjetiva, lo cual puede parecer una contradicción. De hecho, lo es. Lo que quiero decir es que puedo entender, hasta cierto punto, los estcazos que se está llevando. Pero mis sensaciones durante el visionado de la película y a posteriori fueron buenas, aún asumiendo los errores comentados (e incluso los no comentados), y esas sensaciones son lo que trato de transmitir en el post. Saludos.
No puedo decirte nada que ya no sepas.
Alégrate, porque esta vez sí que no estoy de acuerdo contigo en nada.
Aunque me da la sensación que, lo que no cuentas, pesa tanto como lo que cuentas, y has preferido ver el vaso medio lleno cuando yo, al menos, lo veo medio vacío.
Shyamalan va en franco declive: cada película suya, desde hace unos años, es peor que la anterior. Necesita un cambio urgente.
Saludos.
Albricias. Si la impresión que tienes es que hay una carga de positivismo en mi crítica, no es cierto. Mi análisis, como he dicho antes, se basa en las sensaciones transmitidas por la película. Me engatusó, me agarró a la butaca, acepté el suspense propuesto, y admiré sus bondades más que refuté sus debilidades. Puede que me haya dejado alguna cosa en el tintero (el suicidio de la cortadora de césped es absolutamente gratuito e innecesario), tanto a favor como en contra, pero ya son asuntos más triviales. Finalmente, el cine, como todas las artes, es una cuestión de gustos, momentos y sensibilidades. No necesariamente en ese orden. Saludos.
Vaya, no tenía pensado verla, pero después de vuesto choque dialéctico, lucha verbal y encontronazo Shyamalanero, me entran ganas (más que nada por posicionarme y dar mal). Lástima que no quizás me falte tiempo para ello (para verla no para lo otro, claro).
Un saludo y gracias a ambos por el entrechocar de espadas críticas...
Nos leemos.
Hatt, no veas el pollo que hay montado con esta película, hay opiniones encontradísimas (en España, claro; en los Yuesei la unanimidad es absoluta: truño integral). Échale un vistazo si encuentras tiempo y luego me tiras los perros. Saludos.
A penas la mire paso a comentarte. Lo que si me ha gustado es tu visión crítica sobre este esperado film. Tengo que afirmar que este director siempre me ha despertado curiosidad aunque pocas veces ha cumplido. Saludos!
¿Crees que pocas veces ha cumplido, Budokan? Discrepo. En todo caso, no ha cumplido con las expectativas de los trailers y las campañas publicitarias, que han buscado otra cosa. Pero bueno, para gustos-etcétera; y en el caso de Shyamalan, más todavía. Saludos, joven.
Pero bueno, ¿entonces sigue en caída libre?
Yo las imágenes que he visto de la película no paran de recordarme a cierto sketch de Monty Python. ¿Eso es bueno o malo?
Ya veremos. Saludos
¿En caída libre? No, en absoluto. Lo que sí es cierto es que no mantiene el nivel de las dos primeras y "El bosque", en mi opinión. ¿Te recuerda a un sketch de Monty Python? Eso SIEMPRE es bueno. Saludos.
Pues a mi me ha gustado, así que nada, hazme sitio en la isla esa, aunque para mi que nos vamos a quedar prácticamente solos, visto lo visto.
Es verdad que El Incidente es, probablemente, la más floja de las películas que ha hecho Shyamalan hasta ahora, y es una pena, porque la premisa de partida me parece de lo más interesante, y en algunos momentos la película es realmente inquietante. El principio me parece magnífico y Shyamalan sigue sabiendo rodar como nadie, con ese estilo suyo pausado y tranquilo, pero imprimendo la tensión necesaria a cada momento.
Yo creo que lo que le ha fallado es el guión, y creo que aciertas de pleno al decir que el mayor problema es lo poco que nos interesan los personajes principales. En el resto de sus películas teníamos personajes centrales cuyos problemas y conflictos internos eran realmente lo más importante de la historia, pero aquí eso no es así, y eso le resta puntos a la película.
A pesar de todo, a mi también me tuvo totalmente enganchada durante toda la proyección, y es que a mi siempre me ha encantado la manera en que Shyamalan nos cuenta sus historias. No se si es que prefiero ver el vaso lleno, como dice Josep, pero el caso es que, por muy irregular que pueda resultar la película, no pueden negársele sus virtudes, porque indudablemente, las tiene. El que pesen más sus defectos, eso ya depende de cada cual y sus gustos.
Eso si, lo siento por el bueno de Manoj, porque después del injusto (en mi opinión) batacazo que se dio con La Joven del Agua le hacía falta un éxito. A ver que le depara el futuro, porque no se yo si conseguirá encontrar financiación...
Saludos!
No creo que tenga problemas con la financiación, Laura. Si Woody ha aguantado hasta ahora... Es cierto que quizás necesite un éxito contundente para alejar fantasmas y dudas. En realidad, lo que necesita es tener un buen guión entre manos y adaptarlo a su cámara. Ahí llegará el éxito de nuevo. Saludos.
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