Hablaba en mi anterior post de la saturación de versiones de cómics que se está produciendo en la industria cinematográfica en los últimos años. La causa, claro, es la alarmante carencia de ideas. Prueba número 2 del jurado: aparte de los cómics –y otro día hablaremos de los videojuegos-, proliferan cada vez más las adaptaciones de series de televisión, casi todas con resultados artísticos definibles entre las expresiones “innecesaria mediocridad” y “vómito purulento de ostras podridas mezclado con hedionda bosta de ornitorrinco con gastroenteritis vírica”: “Starsky & Hutch”, “Los hombres de Harrelson”, “Los vengadores”, “Los ángeles de Charlie”, “Perdidos en el espacio”... todas cúlmenes artísticos del medio audiovisual. Sí, hay algunas que se salvan, e incluso algo más que eso: “Maverick”, “La familia Addams: la tradición continúa”, “El fugitivo” o, si me apuran, “La tribu de los Brady”, aunque sólo sea por atomizar de manera inclemente el azucaradísimo original, entre otras. Dos de las más destacables están dirigidas por el mismo director, Brian de Palma, dato que concuerda a la perfección con su espíritu equilibrista entre los proyectos “voy-a-hacer-cash-como-sea” y los más personalistas: “Misión imposible”, excelente por otra parte, abrió la veda cine-televisiva de los noventa; pero el viejo Brian ya sabía cómo hacer algo así. “Los intocables” fue una serie muy popular en su momento, principios de los sesenta, en la que Robert Stack interpretaba al mítico agente de la ley. En 1987, Paramount Pictures le ofreció a De Palma la posibilidad de realizar una adaptación de la serie, convencidos de que rompería taquillas, y De Palma no defraudó: además de ganar pasta a destajo, se llevó 9 nominaciones a tito Oscar, de las cuales sólo ganó una, la de Sean Connery, pero daba igual. Los bolsillos estaban llenos, y De Palma ya podía hacer su peli de Vietnam. Pero esa es otra historia...
“Los intocables de Eliott Ness” es una superproducción de corte masivo-veraniego, y huele a tal desde casi todos sus fotogramas. Aunque la mano manierista de De Palma está presente, claro (ojo al plano de apertura, cámara en techo encima de un Capone estirado en la silla del barbero), el director norteamericano embrida su tendencia a la sobreactuación, y ofrece una de sus performances más clásicas y funcionales a través de una más o menos velada estructura de western. Lo que no significa que renuncie a sí mismo: hay un par de planos-secuencia de nota, y cierta escena con un carrito de bebé, homenaje a la de las escaleras de Odessa en “El acorazado Potemkin”, que se convirtió por derecho propio en una de las secuencias más famosas, y angustiosas, de la historia del cine. La magnífica partitura de Ennio Morricone acompaña con maestría, y le ofrece el tono épico que el filme requiere. Así que formalmente no podemos encontrarle ninguna pega. Sin embargo, a partir de aquí comienzan los peros.
La historia es sencilla, demasiado sencilla, de hecho, y esto es algo que uno no podría esperarse de un guión de David Mamet, por mucho que se encontrara aún en sus inicios (pero ya llevaba en el fardo “Veredicto final” y “El cartero siempre llama dos veces”). Había una necesidad perentoria de atar unos tres mil cabos, de encajar distintas piezas sin conexión histórica, y de resolver todas las situaciones en las apenas dos horas de película, y esta se resiente de ello. Resumen a velocidad 25 megas: presentación de Ness-encuentra a contable-encuentra a policía viejo-recluta a ambos-recluta tirador letal-ponen emboscada-Capone se venga-Ness se venga. Aunque parezca mentira, no hay mucho más. Cierto es que esa trivialidad manifiesta se sofoca con algunos excelentes diálogos, en los que se percibe de primeras la mano de Mamet, y con un ritmo trepidante tan sólo lacrado por las escenas familiares de Ness (y bien que lo siento por la gran Patricia Clarkson) y por alguna solución inverosímil (el intercambio de jurados A MITAD DE JUICIO). El halo de inanidad del relato en sí se complementa con la visión absolutamente icónica que se hace de Al Capone (tito Bobby, en una de las suyas), al que sólo vemos hablar en público delante de coros de borregos hipnotizados por su carisma; De Niro, a falta de profundidad, le aplica al personaje el histrionismo requerido, y deja para el libro una disertación sobre el béisbol, bate en mano, que acaba de la única manera que podía acabar: con un buen batazo –con varios, de hecho-. Lo mismo podríamos decir de Eliot Ness, interpretado por un sosísimo Kevin Costner, que aporta poco más que una buena percha. Del resto de “intocables” (que en la película, de hecho, son bastante “tocables”, al revés de la vida real, en la que no consiguieron matar a ninguno de los nueve, y no tres, ayudantes de Ness), destaca por encima de todos el viejo poli irlandés Jimmy Malone, interpretado con soberbia maestría por Sean Connery, a quien Mamet, con buen ojo, le da las mejores líneas de diálogo; Charles Martin Smith y un joven Andy Garcia completan con sobriedad el elenco.
Como ha quedado dicho, una película sobria, de excelente factura, que cumple con sus pretensiones de entretener sin insultar a la inteligencia, aunque se queda lejos de las ambiciones de nuevo “Padrino” que algún slogan perturbado derramaba por ahí. Actualmente, De Palma anda enfrascado, ya desde hace algún tiempo, en una precuela titulada “The untouchables: Capone rising”, que parece que no acaba de arrancar. Un momento, llaman a la puerta... otra vez esos plastas de Testigos de Jehová... me parece que voy a coger mi bate de béisbol y les voy a explicar las ventajas de jugar en equipo...
“Los intocables de Eliott Ness” es una superproducción de corte masivo-veraniego, y huele a tal desde casi todos sus fotogramas. Aunque la mano manierista de De Palma está presente, claro (ojo al plano de apertura, cámara en techo encima de un Capone estirado en la silla del barbero), el director norteamericano embrida su tendencia a la sobreactuación, y ofrece una de sus performances más clásicas y funcionales a través de una más o menos velada estructura de western. Lo que no significa que renuncie a sí mismo: hay un par de planos-secuencia de nota, y cierta escena con un carrito de bebé, homenaje a la de las escaleras de Odessa en “El acorazado Potemkin”, que se convirtió por derecho propio en una de las secuencias más famosas, y angustiosas, de la historia del cine. La magnífica partitura de Ennio Morricone acompaña con maestría, y le ofrece el tono épico que el filme requiere. Así que formalmente no podemos encontrarle ninguna pega. Sin embargo, a partir de aquí comienzan los peros.
La historia es sencilla, demasiado sencilla, de hecho, y esto es algo que uno no podría esperarse de un guión de David Mamet, por mucho que se encontrara aún en sus inicios (pero ya llevaba en el fardo “Veredicto final” y “El cartero siempre llama dos veces”). Había una necesidad perentoria de atar unos tres mil cabos, de encajar distintas piezas sin conexión histórica, y de resolver todas las situaciones en las apenas dos horas de película, y esta se resiente de ello. Resumen a velocidad 25 megas: presentación de Ness-encuentra a contable-encuentra a policía viejo-recluta a ambos-recluta tirador letal-ponen emboscada-Capone se venga-Ness se venga. Aunque parezca mentira, no hay mucho más. Cierto es que esa trivialidad manifiesta se sofoca con algunos excelentes diálogos, en los que se percibe de primeras la mano de Mamet, y con un ritmo trepidante tan sólo lacrado por las escenas familiares de Ness (y bien que lo siento por la gran Patricia Clarkson) y por alguna solución inverosímil (el intercambio de jurados A MITAD DE JUICIO). El halo de inanidad del relato en sí se complementa con la visión absolutamente icónica que se hace de Al Capone (tito Bobby, en una de las suyas), al que sólo vemos hablar en público delante de coros de borregos hipnotizados por su carisma; De Niro, a falta de profundidad, le aplica al personaje el histrionismo requerido, y deja para el libro una disertación sobre el béisbol, bate en mano, que acaba de la única manera que podía acabar: con un buen batazo –con varios, de hecho-. Lo mismo podríamos decir de Eliot Ness, interpretado por un sosísimo Kevin Costner, que aporta poco más que una buena percha. Del resto de “intocables” (que en la película, de hecho, son bastante “tocables”, al revés de la vida real, en la que no consiguieron matar a ninguno de los nueve, y no tres, ayudantes de Ness), destaca por encima de todos el viejo poli irlandés Jimmy Malone, interpretado con soberbia maestría por Sean Connery, a quien Mamet, con buen ojo, le da las mejores líneas de diálogo; Charles Martin Smith y un joven Andy Garcia completan con sobriedad el elenco.
Como ha quedado dicho, una película sobria, de excelente factura, que cumple con sus pretensiones de entretener sin insultar a la inteligencia, aunque se queda lejos de las ambiciones de nuevo “Padrino” que algún slogan perturbado derramaba por ahí. Actualmente, De Palma anda enfrascado, ya desde hace algún tiempo, en una precuela titulada “The untouchables: Capone rising”, que parece que no acaba de arrancar. Un momento, llaman a la puerta... otra vez esos plastas de Testigos de Jehová... me parece que voy a coger mi bate de béisbol y les voy a explicar las ventajas de jugar en equipo...
11 comentarios:
Lo mejor de la película, sin ninguna duda, es el personaje y la actuación del gran Sean Connery. Lo de la precuela me parece un poco demencial, la verdad sea dicha.
Un saludo.
Hola, Anchiano. En general, lo mejor de la película sí es Sean Connery, aunque debo decir, en mi defecto, que me encantan las set-pieces de Bobby haciendo de Bobby interpretando a Capone (no, no me sobra nada en esta frase, sé lo que me digo); en algún momento roza la caricatura (esa escena "I want him dead!"), y puede que llegue a chirriar, pero me gusta. Lo de la precuela, la verdad, no sé qué decirte. Según se dice, en el argumento Jimmy Malone (interpretado por Gerard "estanochecenamosenelinfierno" Butler) conocería a Capone en sus inicios, algo de lo que no hay ni una sola pista en la primera película, pero... Ya veremos. Saludos.
A De Palma le sobran piruetas y le falta el clasicismo, que supuestamente imita de sus maestros. No me desagradan sus películas, pero en ocasiones me parece tan plúmbeo, que me empalaga. Su última "Dalia Negra" me decepcionó bastante y ésta que comentas, aunque en su día fué la releche, volverla a revisitar te marca los fallos. De acuerdo con vosotros en cuanto a Sean Connery, en cuanto a Kevin Costner no se qué me pasa con este individuo que cuando lo veo en pantalla me da gana de dormir. Tal vez le tengo manía...puede ser, sobre todo desde que lo ví... ¿era un cartero patriótico, o algo por el estilo?..no sé, da igual, he olvidado el título.
¡Hombre, el homenaje a la escena de la escalinata de Odessa, del "Acorazado Potenkin" tiene coña¡
Un abrazote
Desde luego es una película con escenas para el recuerdo, con un Bobby De Niro derrochando carisma mafioso y un excelente Connery. Kostner pasaba por allí.
Y excelente escena la de las escaleras y el carrito, que además sirvió para una delirante parodia en una de las "Agarralo como puedas".
Contundente como un batazo, la peliculilla del señor Brian.
Anro, justamente esa misma sensación he tenido: la revisión de la película la empeora a mis ojos. Me gusta De Palma a medida que es él mismo, y tiene alguna película injustamente incomprendida, como "En nombre de Caín" o "Femme fatale". Tito Kevin necesita que le empujen mucho desde la dirección para realizar buenos papeles, que los tiene, caso de "JFK" o "Un mundo perfecto". ¿Has visto "Mr. Brooks"?
Möbius, no recordaba esa parodia de "Agárralo como puedas", es verdad. La escena es angustiosa hasta decir basta, ya desde Ness decidiendo si va a ayudar a la señora con el carrito o no... Saludos.
Coincido contigo en lo de la falta de ideas que provoca incesantes adaptaciones y "remakes" innecesarios las más de las veces.
No coincido en absoluto en la buena apreciación de Maverick, que me aburrió soberanamente.
Respecto al meollo del comentario, prolijo y muy interesante, la película me gustó cuando la vi en estreno, aunque tiene partes que la lastran y revisada, me parece que De Niro está sobreactuado, resultando casi paródico, frente a un inane Costner y un magnífico Connery que se come la función, lo que claramente significa que hay un fallo de casting garrafal, pues un secundario puede robar escenas, pero no toda la película.
Brian de Palma se muestra blando en su dirección de actores, aunque el guión no sea especialmente afortunado con los diálogos y situaciones de los héroes.
Saludos.
p.d.: la escena del cochecito está missing.
Veo que básicamente coincides conmigo (otra vez...) en casi todo, excepto, curiosamente, en lo de "Maverick", que a mí me parece una tontería simpática que me divirtió bastante, aunque nadie en su sano juicio puede decir que es una buena película... Parece que todos estamos de acuerdo en que la película pierde desde el visionado original del momento, lo que sitúa a De Palma, de hecho, como un prestidigitador de primera (nada por aquí, nada por allá, ¡alehop! un blockbuster) (y con nominaciones académicas y todo).
¿No tira el video? A ver si puedo arreglarlo esta noche... Saludos y gracias, joven.
Una crítica un poco dura, no? Bueno la verdad que lo mejor fue Sean Connery, eso no puede negarse, pero nos dejó escenas clavadas en la retina, no? quien no ha visto esa escena del carrito del bebé cayendo por las escaleras?, Es un clásico, que trata del bien y del mal y eso en el cine, siempre ha sido algo, bastante poco complicado. Pero de todas maneras me gusta esta película. Un saludo
¿Crees que es una crítica dura? Soy un tipo duro: enciendo las cerillas en mis maxilares... Yo creo que soy justo, y mucha gente coincide conmigo en que el filme pierde si se hace una revisión algo más analítica. Tiene escenas que quedan en la memoria, pero su problema está en el conjunto. De todas maneras, que quede claro que no es una película mala en absoluto. Formalmente es impecable, como no se podría esperar otra cosa de De Palma; mi problema está con el guión, o, mejor dicho, con la historia y la definición de los personajes, en varios casos insuficientes, y en alguno casi caricaturesco. Por lo demás, un filme de lo más disfrutable. Saludos.
Hace no se cuantísimos años que no veo yo Los Intocables, y leyendo tu comentario me he dado cuenta de lo poco que la recuerdo, así que poco puedo añadir, la verdad. Tendré que revisarla.
A mi Brian de Palma me gusta bastante, aunque si que es cierto que es un director bastante irregular, pero cuando está inspirado le salen muy buenas películas. A mi también me parece reivindicable Femme Fatale, la de En El Nombre de Cain no la he visto. Mi favorita es Atrapado Por Su Pasado, que me parece un peliculón de tomo y lomo, con un Pacino que está inmenso.
En cuanto a Kevin Costner, es verdad que es un actor pelín soso, pero también hay que reconocer que en algunas películas ha estado muy bien (sobre todo en Un Mundo Perfecto, que ya sabes que tengo debilidad por ella). En Mr. Brooks me sorprendió muy gratamente.
Saludos!
"En el nombre de Caín" es un desvarío considerable, muy De Palma. Aconséjola. En cuanto a Costner, cierto es que en "Un mundo perfecto" está bien, aunque a veces parece que pierde al personaje. Me quedo con su trabajo en "JFK", realmente estupendo. En "Mr. Brooks" también está muy bien, dándole al personaje un equilibrio muy logrado entre su psicopatía y su código moral. Saludos.
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