La guerra de Vietnam, la primera que perdieron los Yuesei desde que tomaron conciencia de ser una superpotencia universal, envió a este país al psiquiatra en los años setenta. No era una derrota cualquiera: un país de mierda (con perdón), con armamento y recursos infinitesimalmente menores que el suyo, les había humillado a base de guerra de guerrillas y jungla fantasmagórica. Así que, cual Tony Soprano, el país entero se zambulló en el diván del psicoanalista durante muchos años para tratar de superar los complejos de inferioridad y culpa que había brotado de esa dantesca experiencia. Por desgracia, y cual Tony Soprano también, cada vez que salía de la consulta acababa haciendo lo mismo de siempre: apretar el gatillo de nuevo. Cuando parecía que ya había abandonado los antidepresivos definitivamente, llegó el 11-M, y vuelta al diván... pero de esto hablaremos otro día. Vietnam fue la primera guerra con cobertura periodística audiovisual, por tanto, el medio artístico que mejor ha reflejado el pesar culposo y la depresión post-gatillazo de los Estados Unidos después de la dichosa guerra ha sido, por supuesto, el arte audiovisual por excelencia: el cinematográfico. La susodicha contienda ha sido explicada, desmenuzada, deconstruida y diseccionada desde incontables puntos de vista, siempre con un deje de culpa y melancolía, siempre con la cabeza gacha y la bandera a media asta. Aunque llegados a los noventa, se consideraba que Oliver Stone era el cronista oficial de la contienda, el arranque de la invasión cinevietnamita fue a finales de los setenta, con dos películas vertebrales: una, la que es considerada por muchos (Mi Majestad incluida, lo cual convierte a dicha consideración en dogma de fe) la mejor película bélica de la historia, “Apocalypse now”; la otra, “El cazador”, que, curiosamente, acabó siendo el principio y el fin de la carrera de Michael Cimino. Quien, por cierto, ahora vive retirado del cine en París, se dedica a la literatura y, luego de lo que podríamos denominar “extirpación de gónadas”, se llama Elisabeth Cimino. Lo digo absolutamente en serio. Véanse sus pintas en el pasado Festival de Cannes aquí. No, no es Yoko Ono.
“El cazador” es una película, dividida en tres actos clarísimamente diferenciados, que a pesar de pertenecer al género bélico nos muestra más bien poco de la guerra en sí. Al contrario que “Apocalypse now”, “El cazador” no se molesta tanto en mostrarnos el “ahora” de la guerra como el “antes” y el “después”, con el indisimulado objetivo de asomar al espectador a las secuelas de una experiencia tan extrema. El primer acto, el más largo y de gen costumbrista, nos presenta a los tres amigos que se disponen, en pocos días, a ser carne de cañón americana en Vietnam, Mike (Robert de Niro), Steven (John Savage) y Nick (Christopher Walken), pertenecientes a una comunidad eslavo-americana. Cimino nos muestra a estos hombres en su industrial hábitat, jóvenes despreocupados y alegres cuyos comportamientos sociales apenas permiten reconocer la proximidad de un enfrentamiento directo con la muerte. En la primera escena de caza del film advertimos ya los diferentes caracteres de los personajes, emergiendo Mike como el macho alfa de la pandilla, dominador, responsable, autoritario y pelín tiránico; su mayor cercanía con Nick queda meridianamente reflejada, a pesar del asomado conflicto sentimental. El jolgorio imperante durante la larguísima escena central, la de la boda (de penalty) de uno de sus amigos, se ve apenas salpicada por la incómoda aparición de un sargento boina verde recién llegado del país asiático, que lo único que quiere es beber para olvidar, dejando el caldo a punto para el segundo acto.
Segundo acto que irrumpe abruptamente, sin fundido a negro, a pelo: de repente, el infierno. Una aldea en llamas, explosiones, helicópteros a toda hélice, Mike emulando a John Rambo... Nos encontramos en el segmento bélico propiamente dicho, pero, a pesar de la espectacularidad de sus imágenes, lo que queda en la mente es esa ruleta rusa en la que Mike y Nick se juegan, literalmente, la vida, y que dejará marcado para siempre al segundo. A destacar que en la escena en la que Steven se rompe las piernas, John Savage se las partió de verdad. Eso es Método y lo demás son tonterías. El tercer acto acompaña a Mike en su vuelta al pueblo, donde, a pesar de las apariencias, da fe de que nunca volverá a ser el mismo en otra sesión de caza en la que se identifica con el ciervo al que apunta. Su última “misión”, recuperar de las cenizas morales y físicas a sus dos amigos, tendrá resultados contrapuestos, y las vidas de Mike y sus congéneres ya no serán las mismas.
“El cazador” es un film ambicioso, algo desmesurado, tremendamente sutil a la hora de presentar sus intenciones, sombrío, menos exhibicionista de lo que pudiera parecer en un principio. La fotografía es discreta y delicada, y Cimino disfruta con planos plenos de gente y de paisaje, siendo mucho más reticente con el plano corto. El primer acto, que incluye una escena de boda inacabable en la que no ocurre prácticamente nada, adquiere su sentido una vez sacadas las conclusiones de la película; aún así, me permito insinuar, so pena de que la cinefilia oficialista me corra a gorrazos, que un buen par de tijeretazos le hubieran sentado de maravilla al film. Las interpretaciones (súmese a los ya significados a una excelsa Meryl Streep y al bueno de John Cazale, que, presa ya avanzada del cáncer, ni siquiera llegó a tiempo del estreno del film) son extraordinarias, destacando un Walken que se descubría al mundo y un Bobby que ya se lo había comido. Por otra parte, se hace necesario resaltar la importancia de la música en “El cazador”, y no sólo por la banda sonora de Stanley Myers; tres canciones, cantadas a coro, presiden tres de las mejores secuencias del largometraje: “Can’t take my eyes off you”, “Katyusha” y “God bless America”, cada una de las cuales refleja a la perfección el tono de cada uno de los segmentos del filme. Este último, en particular; aunque muchos lo consideran un chirriante ataque de patriotismo, a mí me parece que es bisabuela de la bandera americana boca abajo de “En el valle de Elah”. ¿Por qué no vamos a París y se lo preguntamos a Mich... a Elisab... estoooo, a Cimino?
21 comentarios:
Estoy de acuerdo en lo de la tijera, sobre todo en lo que respecta a la escena (a veces interminable) de la boda. De todas formas tengo entendido que sufrió un recorte considerable antes de llegar a los cines.
Es una pena que a Cimino (él o ella) le acabara dando un ataque de megalomanía, porque con el batacazo de "La puerta del cielo" acabó destrozando una carrera que nos podía haber dado grandes alegrías para nuestras retinas.
Es cierto que la película sufrió varios cortes antes de su estreno. Un poco más y la convierte en una serie... El hostión de "La puerta del cielo" es histórico, pero a mi entender Cimino fue demasiado estigmatizado. Los ha habido tan o más megalómanos que él y se les ha permitido seguir haciendo destrozos. Saludos.
No me cabe la menor duda de que "Apocalypse Now" es la number one de las pelis sobre Vietnam, pero "El Cazador" me parece mucho más sutil a la hora de meter el bisturí. La primera es una eclosión expantosa, ésta es un pinchazo con mala leche y mortal. A mí me impresionó muchísimo la primera vez que la ví y no, no creo que le sobre nada. Todas las escenas están medidas y montadas para que cumplan su función emocional. Cada uno de los intérpretes, sobre todo el trío, están que se salen.
Mención aparte . la banda sonora es genial y musica la imagenes de forma antológica.
Cimino no se mereció el batacazo de "Las Puertas...", pero eran otros tiempos y los fenicios del cine querían perras, no arte. Casi lo han conseguido, visto lo visto.
Un abrazote-
Diría que "El cazador" pretende mostrar de qué forma nos cambia una experiencia extrema como es el vivir in situ el horror de la guerra; en realidad, sería más adecuado decir "de qué formas" nos cambia, puesto que cada uno de los protagonistas evoluciona de manera distinta. "Apocalypse now" se obsesiona con la experiencia misma, transportándonos a unos niveles insoportables de espanto y angustia vital. Yo sí creo que al primer acto le sobra metraje: pienso que se puede transmitir lo mismo sin necesidad de medir tanto la capacidad de aguante del espectador. Saludos.
Mmmm...pues, sí, es curioso. Esta película fue la más vendida en el mercado negro de Moscú (en aquella época, estaban prohibidos los vídeos occidentales), sin embargo, significó el cese fulminante del crítico de cine de la revista del PCE Mundo Obrero, que se atrevió a dejarla bien.
Discrepo con lo que comentas de la boda: esa celebración hasta el paroxismo de alegría hortera entre los miembros de la basura blanca de la américa profunda, no sólo engancha, sino que, en buena medida, nos prepara el cuerpo para lo que viene.
Lo que viene no es un relato sobre la guerra (para eso ya está Appocalypse), ni sobre la amistad, ni sobre la pérdida de la inocencia. Lo que viene es un relato sobre el miedo. Miedo, sí: ese desagradable sentimiento que uno sufre cuando le enfrentan a lo que hace daño y, encima, no controla.
Cada cual responde al miedo como puede, y aquí también: hay quien se funde en él y funde sus neuronas en el entorno del horror, como Kurtz, o como Christopher Walken; hay quien se esconde desesperado en el agujero más hondo que encuentra, como Savage; hay quien sólo esconde la cabeza debajo del ala, como De Niro. Esconder la cabeza debajo del ala, sólo sirve para que no veas venir la hostia, porque la hostia, viene de todas formas. Sólo entonces reacciona, contribuyendo a cerrar un círculo que, si bien se mira, no se podía cerrar de otra manera.
Y una vez cerrado, no queda sino aferrarse a lo que te permite seguir tirando: sean los amigos, o un almuerzo cutre en la cafetería más cutre del cine, o entonar un himno. Al fin y al cabo, no estamos ante personajes que reciten a Tennyson o recuerden el discurso de Marco Antonio en Julio César. Lo suyo es más de andar por casa. Más de partido de fútbol, vamos.
Los colores ocres de la américa profunda son mucho menos vívidos que los de viet nam; las canciones horteras que entonan jugando al billar no tienen la marcha de los rocanroles que suenan en los puticulbs de Saigón. Ni siquiera estoy muy seguro de que De Niro considere que lo que vive después de viet nam sea vida, en realidad. Pero es lo que hay.
Quizás por eso, a mí siempre me ha parecido una soberbia película a la que no le sobra nada: ni el puto ciervo, ni la boda, ni el tristísimo polvo del De Niro y la Streep.
Esta la película la ví hace muchisimos años y no recuerdo que se me hiciera larga. Eso si, me impresionó mucho el personaje de Christopher Walken, que el ya de por si tiene una cara muy inquietante.
Creo que era necesario mostrar a los personajes como eran antes de ir al Vietnam para ver luego como los cambia la guerra, que como ya habeis comentado es de lo que va la película.
Ya habia oido lo del cambio de sexo de Cimino, pero como nunca vi una foto suya "antes" me parece que no ha cambiado nada.
Un saludo.
Pues El Cazador es una película que tengo pendiente, y que siempre he tenido ganas de ver y la cuestión es que una vez empecé a verla, pero no conseguí pasar de la escena de la boda. Supongo que no tenía yo el día, o que el momento no era el más adecuado: vamos, que es que era tarde, yo tenía sueño, aquella boda no terminaba nunca.... y decidí dejarla para otro día.
De todas formas, siempre me he arrepentido de no haberla visto y en cuanto tenga ocasión procuraré verla entera, a horas más adecuadas y bien despierta, eso si.
Saludos!
Ya sabía yo que poca gente iba a estar de acuerdo con lo de la boda... Al hilo de lo que dices, es necesario recordar que la película causó controversia política, ya que fue acusada de presentar a los vietnamitas como unos salvajes, aparte de la ya comentada escena final. Un análisis de lo más superficial, sin duda, este de su supuesto exceso de patriotismo. Más que una América profunda, es una América periférica, industrial, encerrada en su semirruralidad, que sólo vive para casarse, reproducirse y divertirse de la manera más chusca posible. Y, de repente, Vietnam. Todo un choque. Saludos, Fxavier.
Anchiano, ¿quieres una foto del antiguo Cimino? Aquí lo tienes, es el de la izquierda:
http://img5.allocine.fr/acmedia/rsz/434/x/x/x/medias/nmedia/18/35/85/57/18822120.jpg
Alucinavecina.
Hola, Laura. Mirapordonde, sin haber visto la película, ya coincides conmigo en una cosa: la dichosa e inacabable boda. Te aseguro que en cuanto pases esa prueba de fuego, el resto del film te dejará cada vez más enganchada, ya hasta el final. Intenta no ponerte a verla después de comer, por si acaso... Saludos.
Marc, pues si que ha cambiado, si. Que cosas, ¿eh? Aunque transformarse en Yoko Ono, no se yo... Bueno, no quiero ser malo, saludos.
Anchiano, no me dirás que no se parece inquietantemente, no ya a Yoko Ono, sino a la Yoko Ono de "La hora chanante" (ver enlace)...
Yoko onorrrrrrrr!!! De lo mejor de la televisión. Muchachada nuí vuelve el 6 de abril, para los que seais asiduos.
Corrección: Muchachada Nuí el 9 de abril en su segunda temporada. Saludos.
Pues ahora llevaré la contraria a la plebe, y diré que no soy demasiado seguidor ni de "La hora chanante" ni de "Muchachada nui". Me quedo con algunos gags sueltos, en especial algún "Testimonio" (los de Madonna o Karpov son geniales), pero no he acabado de conectar con ese humor a veces tan dadaísta.
Para inspirar aún más mi próxima lapidación, añadiré que tampoco soy fan de "Los Simpson". Así que supongo que el problema lo tengo yo...
¿Y de futurama? Es que los simpsons llevan demasiados años en antena y eso pasa factura, pero Futurama es otra cosa.
¿No me diras que te gusta Family guy? Es demasiado absurda y demasiado bruta en mi opinión.
Saludos.
P.D. Es verdad que Joaquin Reyes y compañía fracasan a veces en eso de hacer reir y en ocasiones no tienen ni puta gracia, pero de ahi su encanto.
No quería decir nada, pero no me puedo resistir:
Estoy de acuerdo con lo de las tijeras: la boda es plúmbea; no me extraña que Laura se durmiera.
Jamás he visto Muchachada Nui.
Tampoco un sólo episodio de Los Simpson.
Así que, si hay lapidación, me temo que no podrás ser protagonista.
Lo siento: es lo que hay....
¿Porqué no dices que "Infiltrados" es la mejor película de tito Martin, y así podremos estar en desacuerdo?
Saludos.
No sé cómo coño lo hago, que lo los comentarios de mis posts acaban derivando hacia cosas que nada tienen que ver con el post. Mi vida es pura divagación...
Pues continuo ganando puntos para mi lapidación-Pimpinela con Josep, pero Futurama, tampoco. No es que discuta su calidad, es que no me engancho. Ya digo que la culpa, seguro, es mía. De "Family guy" sólo he visto una cosa, el especial dedicado a parodiar "Star Wars" que hace poco ha salido en DVD. Es absolutamente DESCOMUNAL. Pero no creo que me enganchara a la serie, aunque me asegura un compañero de trabajo que en V.O. gana mucho. Con la banda chanante, creo que su problema, a veces, es llevar lo de "menos es más" a su máxima expresión. He de reconocer, de todas maneras, que en cuanto al humor soy hijo bastardo de Woody Allen, y un diálogo ingenioso es lo que mejor desactiva mis defensas.
Josep, observo que has iniciado una nueva y mucho más sutil campaña de provocación hacia mí. Ahora te da por seguieme, cual apostol, en cualquier opinión o opsicionamiento que ofrezca, sea lo que sea. NO LO CONSEGUIRÁS. En cuanto a "Infiltrados"...
http://la-linterna-magica.blogspot.com/2006/10/ratas.html
Y, ya de paso:
http://la-linterna-magica.blogspot.com/2007/02/la-noche-de-marty-y-de-al-gore.html
Así no me extiendo, que he quedado. Aladios.
Cuando vi esta película con 16 añicos (año arriba, año abajo), me marcó de tal manera que la he mitificado un poco, aunque curiosamente no la incluyo entre mis películas favoritas. El problema es que ese impacto que tuvo sobre ha hecho que me resista a volver a verla. Supongo que algún día volveré a ella, pero de momento me resisto... Y es curioso, también, que tengo un recuerdo bastante nítido de toda ella.
Un saludo.
Hatt, te veo con problemas de equilibrio respecto a esta película, una especie de sí pero no... ¿miedo a la segunda cita? Tienes que volver a ella lo antes posible. Tu criterio actual es el que vale, a los 16 es difícil ir más allá del blanco y el negro. Saludos.
Vaya, no sabía yo lo de la nueva imagen de Cimino! Guardaba una imagen poco nítida de su cara, pero muy antigua, por lo que veo.
Me parece bien lo de la boda que se ha comentado, ya que funciona como ese momento de tregua, en que se relaja y se prepara al espectador para lo que va a venir, pero estoy de acuerdo con que le hace falta un recorte.
Hace unos años que la vi por última vez, ahora tengo ganas de repetir, me pareció una muy buena película, principalmente por el modo de enfrentarse al drama de la guerra, sin abusar de la sangre y los efectos especiales y ahondando en los aspectos psicológicos de los personajes.
No conocía este blog y por cierto,soy tu tocayo, también titulé el mío Linterna Mágica, aunque con otra dirección, claro!
Un abrazo
Pues nada, "tocayo", bienvenido a la blogosfera. Lo de Cimino es un puntazo, sin lugar a dudas, y su nueva imagen arrasó en algún festival cinematográfico del año pasado... Saludos.
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