
¿Os habéis fijado que estamos sufriendo una lenta, sutil, pero imparable invasión vikinga? Sin duda su principal estrella es una joven hacker con piercings y tatuajes, pero ahí están también Déjame entrar, y a esta moda tendría que añadirse la adaptación televisiva del que es considerado el Sherlock Holmes de los países nórdicos: Kurt Wallander.
Wallander es un personaje creado por Henning Mankell (que está casado con la hija de Ingmar Bergman, lo que añade más pedigrée a su historial) y sus obras han tenido un éxito enorme, aunque en España sean mas bien desconocidas. Su personaje central, el inspector Wallander, está muy lejos de los típicos héroes de acción: es un hombre maduro, ya con sus michelines y papada, ha pasado un divorcio traumático, tiene un carácter melancólico y cada vez le cuesta más entender la sociedad en la que vivimos.
Las novelas de Mankell en realidad tienen bastante en común con las de Larsson (en realidad más bien sería al revés), ya que ambas muestran que tras los muebles de IKEA, o los Volvo algo huele a podrido en los países escandinavos; serán los más altos, rubios, modernos y todo lo que queráis, pero el mal también habita en el paraíso, y eso es lo que desmoraliza constantemente a Wallander.
No puede hablarse de una serie al uso, ya que la primera y segunda temporada tan sólo han tenido tres episodios, cada uno de hora y media de duración, con casos totalmente independientes, por lo que casi podrían considerarse como películas.La belleza de los paisajes naturales contrasta con la sordidez de los relatos, con escenas visualmente tan hermosas como la de una muerte en un campo de girasoles. No abundan los actores conocidos, a excepción de Branagh como el protagonista y unas breves apariciones de David Warner haciendo de su padre, pero todos ellos tienen la habitual competencia y profesionalidad británica a prueba de todo.
Dada la popularidad del personaje, era importante encontrar alguien que lo interpretara adecuadamente, sin defraudar a los seguidores. No sé cómo lo hizo el actor sueco que protagonizó otra versión de la serie, pero Branagh está muy contenido y muy bien, resultando especialmente convincente en sus escasos estallidos dramáticos. De todos los episodios, el que más me gustó fue el segundo, Cortafuegos, sobre un grupo de hackers (no, no aparecía Lisbeth), siendo el más flojo el primero, ya que era más convencional.Porque si alguna pega se ha de poner a esta serie, que está claramente por encima de la media, como atestiguan sus premios, es su falta de innovación, aunque eso no impide disfrutar de ella. Lo dicho: ¡que vienen los suecos!.
Wallander es un personaje creado por Henning Mankell (que está casado con la hija de Ingmar Bergman, lo que añade más pedigrée a su historial) y sus obras han tenido un éxito enorme, aunque en España sean mas bien desconocidas. Su personaje central, el inspector Wallander, está muy lejos de los típicos héroes de acción: es un hombre maduro, ya con sus michelines y papada, ha pasado un divorcio traumático, tiene un carácter melancólico y cada vez le cuesta más entender la sociedad en la que vivimos.
Las novelas de Mankell en realidad tienen bastante en común con las de Larsson (en realidad más bien sería al revés), ya que ambas muestran que tras los muebles de IKEA, o los Volvo algo huele a podrido en los países escandinavos; serán los más altos, rubios, modernos y todo lo que queráis, pero el mal también habita en el paraíso, y eso es lo que desmoraliza constantemente a Wallander.
No puede hablarse de una serie al uso, ya que la primera y segunda temporada tan sólo han tenido tres episodios, cada uno de hora y media de duración, con casos totalmente independientes, por lo que casi podrían considerarse como películas.La belleza de los paisajes naturales contrasta con la sordidez de los relatos, con escenas visualmente tan hermosas como la de una muerte en un campo de girasoles. No abundan los actores conocidos, a excepción de Branagh como el protagonista y unas breves apariciones de David Warner haciendo de su padre, pero todos ellos tienen la habitual competencia y profesionalidad británica a prueba de todo.
Dada la popularidad del personaje, era importante encontrar alguien que lo interpretara adecuadamente, sin defraudar a los seguidores. No sé cómo lo hizo el actor sueco que protagonizó otra versión de la serie, pero Branagh está muy contenido y muy bien, resultando especialmente convincente en sus escasos estallidos dramáticos. De todos los episodios, el que más me gustó fue el segundo, Cortafuegos, sobre un grupo de hackers (no, no aparecía Lisbeth), siendo el más flojo el primero, ya que era más convencional.Porque si alguna pega se ha de poner a esta serie, que está claramente por encima de la media, como atestiguan sus premios, es su falta de innovación, aunque eso no impide disfrutar de ella. Lo dicho: ¡que vienen los suecos!.