A ponerse todos las mejores galas, que la ocasión se lo merece, así que los hombres ya pueden ponerse los trajes de pinguino y las mujeres que aplaudan, el resto pueden hacer sonar las joyas. Para esta nueva entrega de "cine y ópera" he elegido una escena de la grandiosa e insuperable Ciudadano Kane. Sería interminable hablar de las maravillas de todas y cada una de sus escenas, pero en esta ocasión nos vamos a centrar en una de ellas no demasiado conocida, pero tan magistral como el resto. El magnate Charles Foster Kane (Orson Welles) había sido descubierto en su nido de amor con su amante, a la que la prensa calificó burlonamente de "cantante". Esas comillas le hicieron muchisimo daño a Kane, y se empeñó en quitarlas a toda costa. Para ello primero eligió un buen profesor de canto (un impagable Fortunio Bonanova, barítono mallorquín que tuvo una jugosa carrera en Hollywood y que tiene una de las mejores frases "hay quien tiene talento y hay quien no") y luego le construyó una lujísima ópera, donde interpreta Salammbó. Todo es espectacular, grandioso, va la crema y nata de la sociedad al estreno, pero... falta un pequeño detalle: ella no tiene talento. Claro que no cuentan con la tenacidad de Kane, y finalmente conseguirá quitarle las comillas al nombre de su amada, aunque sea a golpe de talonario.
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A ponerse todos las mejores galas, que la ocasión se lo merece, así que los hombres ya pueden ponerse los trajes de pinguino y las mujeres que aplaudan, el resto pueden hacer sonar las joyas. Para esta nueva entrega de "cine y ópera" he elegido una escena de la grandiosa e insuperable Ciudadano Kane. Sería interminable hablar de las maravillas de todas y cada una de sus escenas, pero en esta ocasión nos vamos a centrar en una de ellas no demasiado conocida, pero tan magistral como el resto. El magnate Charles Foster Kane (Orson Welles) había sido descubierto en su nido de amor con su amante, a la que la prensa calificó burlonamente de "cantante". Esas comillas le hicieron muchisimo daño a Kane, y se empeñó en quitarlas a toda costa. Para ello primero eligió un buen profesor de canto (un impagable Fortunio Bonanova, barítono mallorquín que tuvo una jugosa carrera en Hollywood y que tiene una de las mejores frases "hay quien tiene talento y hay quien no") y luego le construyó una lujísima ópera, donde interpreta Salammbó. Todo es espectacular, grandioso, va la crema y nata de la sociedad al estreno, pero... falta un pequeño detalle: ella no tiene talento. Claro que no cuentan con la tenacidad de Kane, y finalmente conseguirá quitarle las comillas al nombre de su amada, aunque sea a golpe de talonario.
TODO POR UNAS COMILLAS
La linterna mágica
Etiquetas:
Escenas
19 diciembre 2009
A ponerse todos las mejores galas, que la ocasión se lo merece, así que los hombres ya pueden ponerse los trajes de pinguino y las mujeres que aplaudan, el resto pueden hacer sonar las joyas. Para esta nueva entrega de "cine y ópera" he elegido una escena de la grandiosa e insuperable Ciudadano Kane. Sería interminable hablar de las maravillas de todas y cada una de sus escenas, pero en esta ocasión nos vamos a centrar en una de ellas no demasiado conocida, pero tan magistral como el resto. El magnate Charles Foster Kane (Orson Welles) había sido descubierto en su nido de amor con su amante, a la que la prensa calificó burlonamente de "cantante". Esas comillas le hicieron muchisimo daño a Kane, y se empeñó en quitarlas a toda costa. Para ello primero eligió un buen profesor de canto (un impagable Fortunio Bonanova, barítono mallorquín que tuvo una jugosa carrera en Hollywood y que tiene una de las mejores frases "hay quien tiene talento y hay quien no") y luego le construyó una lujísima ópera, donde interpreta Salammbó. Todo es espectacular, grandioso, va la crema y nata de la sociedad al estreno, pero... falta un pequeño detalle: ella no tiene talento. Claro que no cuentan con la tenacidad de Kane, y finalmente conseguirá quitarle las comillas al nombre de su amada, aunque sea a golpe de talonario.
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5 comentarios:
Estupenda escena, Alicia, como tantas de esa obra magna, donde Orson, simplemente con el uso de la luz -y la sombra- demuestra la realidad de una relación y el orgullo herido.
Saludos.
Con Orson cualquier comilla se convertía en punto y aparte.
Grande
Welles contó con la inapreciable ayuda de Greg Toland, Josep. La fotografía es inmejorable.
Dí que sí, Möbius, que Orson fue grande entre los grandes.
una obra maestra y un genial director.
un saludo
Aunque creo que la palabra "genio" se suele usar bastante a la ligera, Lázaro, en el caso de Orson es una de las pocas ocasiones en que creo que se ajusta a la verdad.
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