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Weblog dedicado al mundo del cine, tanto clásico como actual. De Billy Wilder a Uwe Boll, de Ed Wood a Stanley Kubrick, sin distinciones. Pasen, vean y, esperemos, disfruten. Si no es así, recuerden que NO han pagado entrada.
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NO, MINISTRO



El otro día, viendo en el cine “In the loop”, se me ocurrió que el tratamiento de la política en España da para una enciclopedia ensayística. No hablo de la política en sí, ni de sus actores; me refiero a cómo se observa desde los medios de comunicación y, especialmente, desde el arte. En ese sentido, el séptimo ídem tiene un potencial enorme para manejar la política desde múltiples puntos de vista: melodrama, tragedia, comedia, sátira, esperpento, thriller, cine de terror... todo cabe, con lo cual todo vale.

Undostres, respondaotravez: por 25 pesetas, películas españolas cuyo eje central sea de corte político.

Y no, “La avispita Ruinasa” o “¡Que vienen los socialistas!” no valen.

Me lo imaginaba. Si Mi Egregia Majestad fuera un analista concienzudo y profundo, podría marcarse un peacho post sobre las circunstancias que nos llevan a esta particular sequía de nuestro cine. Por desgracia, mi profundidad se asemeja a la de una caja de zapatos, así que dejo la reflexión sobre la cibermesa, y aprovecho para cascarme una trilogía sobre cine político que arranco hoy con la película citada, y así ya no tengo que pensar sobre qué coño escribir hasta, ohmyfuckingoddess, el día de Navidad.

“In the loop” es una especie de spin-off de una serie de culto británica, “The thick of it” (que pienso agenciarme a la voz de ya), a la que se le ha otorgado pátina de ser la nueva “Sí, ministro”. Y eso, amigos, son palabras mayores. Hablamos de ese tipo de sátira política que sólo los británicos son capaces de hacer, en la que no se salva ni el chico de los cafés: retratan la política como si hubiese emergido de una explosión atómica de estupidez. Ese tipo de sátira política en la que los líderes de la patria se comportan como críos, detrás de la pomposidad de sus carteras ministeriales, y juegan con nuestros destinos con miradas picantonas, reyertas de patio de colegio y enfurruñamientos de 4º de EGB. “In the loop”, cuyo creador es el mismo de la serie (Armando Ianucci), se vale de alguno de los personajes de la misma para desarrollar su largometraje. En él, los presidentes de Gran Bretaña y USA tienen decidido entrar en combate en un lugar no especificado de Oriente Medio (pongamos Afganistán), a la espera de encontrar el momento adecuado para anunciarlo. Pero al Ministro de Desarrollo Internacional, un idiota pusilánime llamado Simon Foster (Tom Hollander), no se le ocurre otra cosa que decir en una entrevista que “una guerra en el Oriente Medio sería de consecuencias imprevistas”. El Ministro Portavoz y mano derecha del presi, Malcolm Tucker (Peter Capaldi), un hijo de puta malhablado capaz de vender a su madre en fascículos por colocar una proposición de ley, le presiona inmisericordemente para que cambie su línea de opinión (aunque, en realidad, no tiene ninguna). Pero hay una Secretaria de Estado americana (Mimi Kennedy) y un alto mando del ejército yanqui (James Gandolfini) que son contrarios a la guerra y que van a exprimir al tarugo de Foster para conseguir su objetivo.

Aparte de la fuerte carga satírica (que nunca cruza, yo creo que con acierto, los límites de la parodia, para que en todo momento emerja una sensación de “coño, sí, mucha risa, pero no podría ser que...”), la película hace gala de un ritmo realmente envidiable, fruto de la cámara en mano (un estilo semidocumental que está muy en boga en la televisión actual: “The office”, “Modern Family”...), del efecto ametralladora de los ingeniosísimos diálogos (“¿has dicho “escalar la montaña del conflicto” por la tele?¡ Ha sonado como si fueses la Julie Andrews nazi!”) y de un guión impecable, en el que siempre parece que hay algo que se va a escapar de las manos del director – todo el tema de Steve Coogan y el muro –, pero que acaba cerrando todos los cabos de manera magistral en el último y frenético acto en la sede neoyorquina de la ONU.

Algunos han llegado a afirmar que “In the loop” es la “Dr. Strangelove” del siglo XXI. Es, aparentemente, una enorme exageración. Hay un tono esperpéntico en el excelso filme de Kubrick, personificado en el tour de force interpretativo de Peter Sellers, que en el largometraje británico no aparece por ningún lado. Pero, en realidad, quizás sea esa la manera de hacer “Dr. Strangelove” en esta época. Por otra parte, es cierto que no hay ningún Sellers, pero sí hay un Peter Capaldi que se merienda la película a base de higadillos de político, y un reparto que, sencillamente, se funde con sus personajes, incluido un James Gandolfini medido, muy alejado de Tony Soprano, y que tiene el gran plano dramático de la película, sólo, sentado en una silla.  Por si fuera poco, gracias a “In the loop” nos enteramos de que Anna Chlumsky, amigos, sigue existiendo después de “Mi chica”. Se hace imposible verla, aún así crecidita, sin que la mente nos traicione y comience a sonar en nuestra cabeza “My girl” en voz de los Temptations.


Mientras no aparezca Macauley, todos tranquilos.

3 comentarios:

Gloria dijo...

Vale "Y al tercer año resucitó".

Por cierto, la novela en la que está basado el artefacto fué, al perecer, un Best-Seller, lo cual explica muchas cosas de porqué el cine aquí es como es (y no hacemos sátira como el Wilder de "1,2,3" )y porque nuestras teles hacen... hum... las series que hacen y no "Si, Ministro".

Os juro que alguna vez he intentado ver un capítulo de alguna teleserie de esas para ver porque tienen tanto éxito y... en fin, sólo decir que con unos minutos de "Los hombres de Paco" tienes que ir a lavarte los ojos con lejía

Josep dijo...

Me ha gustado mucho la reseña y me confirma en las ganas que tengo de ver esta película; no sabía el parentesco con la estupenda serie, así que se acrecienta mi interés por disfrutar -por una vez- de cine inteligente y con un poquito de mala baba, que hoy, con mucha, va a ser como imposible.

Del cine político español nadie puede hablar desde hace unos años, por su inexistencia: la "inexistente" censura lo tiene requeteprohibido. Así nos va...

Saludos.

marcbranches dijo...

25 pesetas para Gloria, va, que me siento generoso. Total, paga la Directrice... hablando en serio, lo de las series españolas me da urticaria cada vez que lo hablo con alguien, y un día de estos me pondré y escribiré un artículo-estacazo, porque resulta indignante que, en plena edad de oro de la ficción televisiva anglosajona, nosotros sigamos viviendo de la cepa de "Médico de familia". Saludos.

Aunque, como dice Josep, también da para otro post-garrotada el tema del sorprendente silencio político del cine español, y no me refiero a la tendencia de muchos de sus representantes a opinar de todo lo opinable (lo cual me parece bien, aunque ventajista: ellos, en clave política, son simples ciudadanos con derecho a voz igual que yo; pero ellos disfrutan de unos altavoces que yo no tendré jamás). ¿La transición española, por ejemplo, no merece una película, una sóla, como dios manda, y no telefilmes descafeinados? En fin, no sigo que se me queman las pestañas. Josep, tienes que verla, sé que te gustará. Saludos.

 
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