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SYMPATHY FOR LADY VENGEANCE





De todos es sabido que Quentin Tarantino ama al cine. Pero el suyo no es un amor respetuoso y platónico; sino visceral y apasionado, de tal modo que sería capaz de hacer todas las posiciones del Kama Sutra con él, si pudiera. Por eso no es de extrañar que acabe haciendo productos como Kill Bill

La verdad es que nos tenía a todos un poco preocupados, después de haber sacudido la forma de hacer el cine como si fuera un terremoto tan sólo con dos películas, nos dejó abandonados durante una buena temporada ¿Tendría Quentin el síndrome Kubrick? Afortunadamente, después de seis años de sequía, volvió por la puerta grande, con una película que dividieron en dos volúmenes debido a su duración, alegando que estaban muy diferenciadas (y pensando que recaudarían el doble), pero por primera vez se oyeron las voces en contra ¿era una tomadura de pelo o una obra maestra? Pues tal vez las dos cosas ¿acaso no es posible?

Tarantino ya comentó que Kill Bill venía a ser su “En busca del arca perdida” particular, en el sentido de que si Spielberg y Lucas habían hecho su propia versión y homenaje de los seriales de aventuras de los años 30 y 40, Quentin hizo lo mismo con todos los géneros que le apasionaban y vió desde su infancia: westerns, spaghetti western, blackploiting o películas hong kongesas, de tal modo que apostó a cualquiera que fuera capaz de identificar todos y cada uno de los homenajes o referencias que aparecían en su película.

Este fue uno de los puntos en los que se cebó más la crítica – especialmente la más ortodoxa- alegando si valía la pena desperdiciar tanto talento en referencias a películas de tan ínfima categoría, e incluso si en realidad no se trataba más que de un copión incapaz de tener ideas propias. Vayamos por pasos. En primer lugar cualquier género es bueno si está bien hecho, y una de las habilidades de Quentin es la de saber encontrar flores entre montañas de cine Z; no sólo eso, sino que las transforma de tal manera, dándoles una fuerza innegable, que automáticamente se convierten en suyas. Un simple ejemplo: no hay más que comparar la escena original de Twisted nerve con la suya. No hay color.

Es cierto que el volumen 1 y 2 son diferentes: el primero es mucho más oriental, mezclando manga, películas yakuza o de samurais, y el segundo es más sereno y con aires de western; podría decirse que el primero se centra en La Novia y el segundo en Bill, adecuándose por lo tanto a la personalidad de cada uno, aunque ambos forman una unidad perfectamente conjuntada, pero tanto una parte como otra tienen escenas deslumbrantes, con mezclas tan inesperadas como la de música flamenca-pop en pleno duelo de katanas, porque se le ha de dar un sobresaliente a toda la banda sonora, y Tarantino se nos muestra como un barman habilidoso, ya que combina los elementos a la perfección.

Otro de los aciertos de la película es el reparto: Uma repitió con Quentin tras Pulp fiction, y su personaje de La Novia se ha convertido en todo un icono del cine de acción; no fueron menos acertadas las elecciones de Darryl Hannah, Michael Madsen o David Carradine, que pasó a engrosar la lista de actores resucitados por Tarantino, aunque desgraciadamente no le sirviera de mucho posteriormente, pero el papel está hecho a la medida para él, incluidas las referencias a su mítico pequeño saltamontes.

Olvidaos de vuestros prejuicios y disfrutad de toda esta lección de buen cine, que no está reñido con ser sumamente entretenida y espectacular… Grindhouse fue otra cosa; esperemos que Malditos bastardos sea más parecida a Bill que a Death proof. Yo no pierdo la esperanza.

8 comentarios:

marguis dijo...

Kill Bill (como un todo) es una de mis películas favoritas, perdida la cuenta de las veces que la he visto, me encanta que esté contada por capítulos, aparentemente desordenados, me encanta Uma... y las mezclas extrañas que hace Quentin, incluidas sus referencias a la serie B ¡mas películas como esta por favor!

Josep dijo...

Esto... dices "dos" películas y me huele a provocación cinéfila, porque justo seis años antes de Kill Bill rodó Jackie Brown y eso, Alicia, querida, es un desafío en toda regla, porque o bien obvias a Reservoir Dogs, o bien a Pulp Fiction, o es que yo no entiendo nada, así que : tú elige a tu padrino, que yo elijo armas.

Bromas aparte, ese díptico de Kill me pareció en su momento un escándalo al presentarlo como dos películas con dos fechas de estreno, así que aguardé hasta poder ver el conjunto de un tirón. (Raro que es uno).

El conjunto -que es como debe verse- adolece de algunas escenas demasiado largas, pero, desde luego, es muy bueno (aunque no tanto como las tres mencionadas) y el cinéfilo disfruta como un enano ante tal cúmulo de referencias.

Yo también espero esos bastardos, aunque parece que a alguno no le han gustado demasiado. Veremos....

Saludos.

ANRO dijo...

Qué curioso, no conocía la referencia de "Twisted Nerve". Sí, la verdad es que era una peli flojita aunque hubo cierta pelémica con ella sobre las patologías cerebrales.
Tú lo dices, Tarantino es visceral hasta los límites. A mí me encantan sus pelis, porque si yo hubiese sido director de cine hubiese hecho lo que él. Nos hemos zampado sacos de cine basura, y él efectivamente ha empleado esos destellos fugaces para transformarlos en cine.
Kill Bill me sigue encantando.
Un abrazote.

alicia dijo...

Lo de capítulos desordenados viene a ser una de las especialidades de Quentin, Marguis, y si, yo también me lo paso en grande viéndola,como si eso fuera poco.
No es que me hubiera olvidado de Jackie Brown, Josep -y que conste que soy una de sus defensoras-, sino que no tuvo la misma repercusión que las anteriores, que provocaron todo un cataclismo cinematográfico. Si sigues adelante con lo del duelo, mi padrino es Michael Corleone.
Todos nos quedamos un poco sorprendidos con lo de cortar Kill Bill en dos volúmenes, pero ya ves que con Grindhouse pasó tres cuartos de lo mismo (al menos aquí), cuando lo lógico habría sido exhibirlas juntas.
Cruzo los dedos por Inglorious bastards, pero al menos ha tenido mejores críticas que Deaht Proof.
No podemos negar el talento de Quentin de encontrar maravillas en los sitios menos inesperados, Antonio, pero la verdad es que el tema de Bernard Hermman era tan bueno que merecía que alguien como Tarantino lo rescatara.
Tengo que decirlo ¿no es una maravilla ese tema cruce de música japonesa y Ennio Morricone? No me canso de escucharlo.

Möbius el Crononauta dijo...

Prefiero la segunda a la primera y, sin adorarlas tanto como otra gente, desde luego tienen sus momentos y son muy entretenidas.
Y está el discurso de Superman. Y los ojos de Uma. Y la voz de Madsen. Y el parche de Daryl. Y el pussywagon.

Pero no es ni Pulp Fiction ni Reservoir Dogs. ¡Yo quiero más clásicos inapelables!

alicia dijo...

Y el duelo con los maníacos, y el de O Ren I-Shi, y Hattori Hanzo... en fin, son tantas cosas, Möbius... yo es que Death proof aparte, me quedo con todas las de Quentin

Salva Artesero dijo...

"Kill Bill" es un auténtico festín cinematográfico, una mezcla de géneros deliciosa, con una banda sonora inolbidable.

De las muchas influencias de las que se alimenta Tarantino en esta película, me quedo sin duda con "Once upon a time in the west" (Hasta que llegó su hora), definida por el propio Sergio Leone como "una danza de muerte".


Felicidades por el blog.

alicia dijo...

Disculpa por mi tardanza en responder, Harry, pero me ha sido imposible hasta ahora. Bienvenido y gracias. Hay tantas influencias en Kill Bill que es difícil seleccionar, pero sin duda la de los westerns de Leone es de las mejores

 
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