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MANHATTAN MELODRAMA


Prólogo. A la Directrice ha vuelto a estropeársele la calculadora con ratón que tiene por ordenador. De verdad. Por favor que nadie se ría.

Dicholocualo, proclamo solemnemente que dedico este post a los 3.754 amigos/compañeros de trabajo/gentes diversas que, conscientes de mi priápica cinefilia, me han hecho la misma pregunta durante la última semana: “¿has visto ya la de “Enemigos públicos”? ¿Está bien o qué?” Mi respuesta, someramente, amigos y compañeros todos, viene a ser “o qué”. Acompañada de un simpático y dicharachero “dejad de darme la murga-mecagüenusainboltenpatinete”.

No hace tanto escribí un post laudatorio sobre Michael Mann, director de fuerte personalidad artística en lo formal y en diseño de personajes. A pesar del fostión que se dio con “Miami Vice”, esperaba con ansiedad su siguiente trabajo, y no sólo, por mucho que diga Alicia, por la aparición de mi adorada Marion Cotillard. Visto el trailer de “Enemigos públicos” en su momento, me quedó una certeza y una duda razonable: la certeza era que iba a presenciar un duelo de personajes cercano al nivel de “Heat” sobre la que se cruzarían algunas excelentes escenas de tiroteos y acción; la duda razonable era si funcionaría el filmar en formato digital una película situada en los años 30. Visto finalmente el largometraje, queda claro que el nivel de mi intuición es el mismo que el del personaje principal de “Pagafantas”. Lo mejor del film es el estilo impuesto con Mann, el acierto en la toma de riesgos al optar por una elección estética en contra de las convencionalidades habituales, que exigen clasicismo a la hora de acercarse a un filme de época. Lo peor, el guión, errático y asombrosamente incapaz a la hora de enhebrar los atractivos apriorísticos de la propuesta: la historia del enfrentamiento entre un carismático atracador de bancos y su cazador, la fuerza de arrastre de dos actores en boga como Johnny Depp y Christian Bale, o el encuadre en una época tan seductora para el cine como son los 30. Por desgracia, el guión de Mann & colaboradores entumece al espectador y lo aparta, poco a poco y sin remisión, de lo que observa en pantalla. Aunque el director americano siempre ha tenido tendencia a una cierta dispersión en sus longilíneos filmes (incluso en la por Mi Majestad mitificada “Heat”), en “Enemigos públicos” el problema no es la dispersión, sino la falta de grip de la película. Empieza el film con una fuga, muy bien filmada, de Dillinger, pero luego se pierde entre convencionalidades y líneas de diálogo mil veces escuchadas que me apartaron de tal manera de la película que estuve a punto, y esta vez no bromeo, de quedarme dormido. Y eso, en mi caso, con la Cotillard en pantalla, es síntoma de gangrena.

El director de “Ali” nunca se ha caracterizado por delinear personajes vívidos y alegres; bien al contrario, suelen ser caracteres con tendencia al interiorismo (de interiorizar), la introspección y el ceño fruncido. Sin embargo, eso no es óbice para que transmitan fuerza y empatía suficiente como para que nos interesen sus cuitas. Esto no ocurre en “Enemigos públicos”. El John Dillinger de Depp no alcanza en ningún momento el carisma ni el porte sobrado y galán que se le suponía a este Robin Hood del siglo XX; a fuerza de desgastar mi armadura antitomates, no exculpo del fracaso al mismo Depp, un actor que siempre me ha parecido pelín sobrevalorado, y que en cualquier caso se mueve mucho más cómodamente cuanto más freak es la piel que habita. Lo de Bale me parece algo más preocupante. Un intento de acento de Illinois no es suficiente para componer un personaje, pero no es sólo eso: se le ha quedado enganchado el poso ceñudo de Bruce Wayne, y no hay quien lo saque de ahí, Christian, tío, necesitas una comedia locaza a la voz de ya. Por otra parte, su Melvin Purvis no tiene mucho más que ofrecer que ser lo suficientemente implacable como para rozar alguna débil pared de moralidad y así acercar más al espectador a Dillinger. Conmigo el intento fracasó.

Hay, sin embargo, un punto de inflexión en el film, y es el ataque del FBI a la cabaña en la que se esconden Dillinger, Baby Face Nelson y su banda. Es una set piece impecable, emocionante y extremadamente bien fabricada, a partir de la cual Mann consigue mantener el pulso lo suficientemente fuerte como para encontrar el tono que no encontró durante la anterior hora y media, más árido, más vivo, más epidérmico, de ello se beneficia la Cotillard, que puede permitirse ofrecer dignidad a un personaje que, hasta ese tramo del largometraje, no era más que la típica novia de gangster deslumbrada. Hasta se perdonan excesos como la inverosímil escena (lo único que la justificaría es que fuese real, pero yo no he encontrado nada en la red al respecto) en la que Dillinger se pasea impunemente por la unidad del FBI que lleva su nombre, disfrazado con... un bigote y un sombrero. Les pregunta el resultado del partido que están viendo a unos agentes que, a pesar de llevar meses trabajando en su detención, no le reconocen. Pues vale.

La escena final es anticlimática para algunos, pero contiene un inesperado y hermoso paralelismo entre la película que vio Dillinger justo antes de su detención (“Manhattan melodrama”, oportunamente titulada en español “El enemigo público número uno”) y su propia vida, ano sólo por el personaje principal de Clark Gable, sino, sobre todo, por el aprovechamiento de un cierto parecido entre Myrna Loy y la propia Marion Cotillard. La cual, por cierto, se guarda para el epílogo un pequeño arranque de dignidad que,seguramente, se habría ahorrado si la película no hubiese omitido un personaje real: el de Polly Hamilton, prostituta de medio pelo que fue la verdadera última novia de Dillinger. Hombres, que diría la Directrice.


7 comentarios:

Deprisa dijo...

Quiero verla, pero tras leerte puede que elija alguna otra para esta semana. Tenía o tengo curiosidad por ver a la pareja Deep / Bale juntos.

ANRO dijo...

Pues mira, Marcbranches, estoy casi de acuerdo contigo en todo. Para más inri el cine-yelmo al que fui no estaba congelado...sino ¡supercongelado!, de manera que vi la pelí tiritando y a punto de coger un resfriado de caballo.
Hubo momentos en que me sonrojé por lo estúpido de la acción, pero hay escenas, como las que nombras que están geniales.
El Johnny y el Bale se pasan en la sobreactuación, en especial el Bale que a cada vez que sale en pantalla me carga más.....pero la peli no es para arrojarla sin más al pozo del olvido.
Habrá que dejar que el paso del tiempo ponga las cosas en su lugar.
Un abrazote.

marcbranches dijo...

Hola, Deprisa. A mí esa pareja me ha decepcioando, pero hay gente a la que le ha encantado. No me hagas mucho caso, que no es bueno para el cuerpo. Saludos.

Repito las felicitaciones que te he dejado en Cal Josep, abuelo. No pretendo tirar la película por el pozo, pero sus virtudes están en consonancia con la valentía estética de Mann, que contrasta con la pereza narrativa que muestra. "Enemigos públicos" no es mala: es decepcionante. Saludos.

Josep dijo...

Me has hecho gran favor, Marcbranches, porque, habiéndola visto en riguroso multiestreno-multimediático-estatal, tuve las mismas sensaciones que tú y me dejó tan pasmado que no tuve otra que declararme en huelga de teclados caídos.

O sea, que siento decirte que estoy de acuerdo en casi todo; en casi, porque a mí Heat tampoco me gustó nada.

Por cierto: el vídeo del grip ese me parece una excusa para hacer "manitas" muy rebuscada; yo siempre pensé que lo del swing era el ritmo de Fred Astaire, pero ya veo que no.

Y por cierto bis: ¿no te pareció que Bale, cuando aparece con las manos en los bolsillos de la americana, tiene pinta de lechuguino y parece a punto de marcarse unos pasos de un tango?

Más que una comedia locaza, lo que le hace falta es tomarse un año sabático y pasarse por cualquier academia londinense de actores....

De acuerdo con la Cotillard: magnífica la escena final, con el poli levantándose de la silla al entrar ella; me pregunto si ese detalle fue decisión del actor o de Mann...

Saludos.

marcbranches dijo...

Me inquieta tu coincidencia, Josep, aunque tu desdén hacia "Heat" me tranquiliza: no todo está perdido. Mi imaginación no llegó a tanto (tango) con la pose de Bale, pero ahora que lo dices... joder, pues ya está, que haga un musical. te recuerdo que es galés, así que algún gen de interpretación británica le ha de quedar. En cuanto a la escena final, excelente, no seas malo: démosle a Mann lo que es de Mann...

P.D.: Tengo otra noticia para ti: "hierro 3" no es sólo una película coreana, y "driver" no es sólo Morgan Freeman.

P.D.: ¿pero no estabas de vacaciones, alma de cántaro?

Anónimo dijo...

Hola que tal mi nombres es Steffy, y veo que su blog
es original con mucho contenido realmente interesante.

Le cuento que tengo un directorio llamado "Mundo Inicio" me gustaría saber si usted
está interesado en formar parte de el, a cambio le pediría si podría enlazar uno
de mis 2 blogs que tengo, una es de "apuestas deportivas" y la otra habla sobre la
"ruleta y casinos en general". Porfa si estas interesado o quieres saber más al respecto no
dudes en contactarme: sist.deruelta@hotmail.com
Un fuerte abrazo. Saludos
Atte: Steffy

marcbranches dijo...

Hola, Steffy, gracias por pasarte. En principio, nuestra política es la de no intercambiar enlaces, y menos cualquiera que no esté relacionado con cine o cultura. Te invitamos a que sigas visitando nuestro bar (diosssss, me acaba de venir la canción de los Hombres G a la cabeza. Necesito un psicólgo de guardia). Saludos.

 
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