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VIDÉAME BIEN, HERMANITO






Queridos amigos y amigas, permitidme que os presente a nuestro humilde narrador: Alex. Seguro que nunca podréis olvidar su rostro desde el primer momento en que aparece en escena, en un primerísimo plano, mostrando sus penetrantes ojos adornados con una pestaña postiza, mientras sonríe de una manera diabólica y enigmática a la cámara, que se va alejando lentamente en un travelling hacia atrás, mostrándole con sus compañeros en el Dorova Milk Bar, y su voz en off hace una ligera introducción. Brutal comienzo.

La naranja mecánica no es la mejor película de Kubrick, pero tiene un extraño poder de fascinación que la convierten en una obra única e irrepetible. La estética de los drugos, con sus trajes blancos, botas militares y bombin (porque ante todo siguen siendo británicos), su forma de hablar, el uso de la música clásica en escenas violentas, su reflexión sobre la violencia y su profunda mala leche hacen lógico que se haya convertido en una película de culto.

Estamos en un futuro impreciso aunque inquietantemente cercano: los mendigos abundan por las calles y los jóvenes, faltos de valores morales ante unos padres que parecen más preocupados por el próximo color de su pelo que por ellos, o unos profesores que no les entienden, se dedican a formar grupos de drugos y a practicar la hiperviolencia. Alex es la cabecilla de su banda, y es diferente a ellos: es mucho más inteligente y tiene una sensibilidad especial que le hace disfrutar de la música de Beethoven. A la que es detenido y encarcelado, se ofrece para una nueva técnica llamada el “método Ludovico”, basada en los reflejos condicionados de Paulov, con la que se pretende erradicar el comportamiento violento haciendo que sienta rechazo hacia el mismo (como efecto colateral, nunca podrá volver a disfrutar de la novena sinfonía de Beethoven, que es lo que más le duele). Lo consiguen, pero… ¿realmente ha sido un éxito?

Con una estructura circular igual que la de Eyes wide shut, Kubrick usó la novela de Anthony Burguess, aunque éste no le perdonó que hubiera modificado el final, y por cosas del destino, o tal vez reflejando una situación del momento, coincidió con otras películas como Perros de paja que también trataban sobre la violencia, y provocó de nuevo el eterno debate de el uso de la violencia en el cine. Debido a que hubo jóvenes que imitaron el comportamiento de la banda de Alex y a amenazas que recibió Kubrick, éste decidió prohibir la emisión de película en Inglaterra.

El montaje acelerado,su contraste con la música clásica, así como imágenes sorprendentes y un sentido de humor muy negro que no supo ser apreciado como es debido en su momento son algunas de las bazas fundamentales de la película, pero sin duda no habría sido la misma sin la interpretación de Malcom McDowell, con un personaje que le ha perseguido durante toda la vida. Su Alex es tan fascinante como repulsivo, mezclando perfectamente inocencia y perversidad. Aunque se sometió con una paciencia de santo a las interminables tomas del director (con Kubrick se sabía cuando se empieza una toma, pero nunca cuando acaba), tras agotadoras horas de ensayo en la aparatosa silla de tortura del método Ludovico, tuvo un ataque de ansiedad que provocó que se lesionara un ojo. Como compensación, la cooperación entre director y actor tuvo sus buenos resultados. Tras tres días de repetir la escena del ataque al matrimonio en su casa, Stanley no estaba convencido, le faltaba algo, de modo que le preguntó "¿Sabes cantar?” y Malcom se puso a cantar la única canción que sabía Singing in the rain mientras daba golpes al matrimonio. Kubrick al acabar la toma no dijo nada más y se fue directamente a comprar los derechos de la canción. El resultado era perfecto, sumamente inquietante, justo lo que quería.

Por último digamos una anécdota explicada por el propio McDowell. Hace unos años fue a ver la película en una reposición y un joven espectador se acercó a él al acabar la proyección. “¿La naranja mecánica, verdad?”. “Si”, respondió resignado. “¿Qué personaje?”. “Bueno, ya sabes –respondió asombrado- El tio” “¿El viejo?" replicó el joven. Desde luego, hay momentos en que está justificada la hiperviolencia.

12 comentarios:

Manuel Márquez dijo...

La ví, hace algunos años y en una copia en VHS (grabada de la tele) no muy buena, y lo cierto es que no me convenció demasiado. Supongo que tendría que repasarla en una copia decente, y, aún así, no sé si me llegaría a convencer. Con Kubrick tengo yo mis más y mis menos, y me da a mí que ésta está entre las de mis menos...

Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Mi propia experiencia sobre esta peli la convierte en única e irrepetible. No llevaba un año en Londres cuando ví los carteles (maravillosos, por cierto) en el Underground. Ya conocía el libro de Burges y eso me hizo fácil la comprensión de los diálogos en inglés. Fuí al Leicester, creo, y solo. Cuando salí del cine temblaba. Mis compañeros de casa, John y Yolanda estuvieron mucho tiempo después escuchando la Novena de Beethoven hasta la nausea.
Muy buena la anécdota de la reposición. Alicia, no seas borde con el pobre...pero sí, por que no, sí que está justificada la hiperviolencia con gente así.
Un abrazote.

Möbius el Crononauta dijo...

Cada vez que veo a Patrick McGee dándole convulsiones escuchando junto a la puerta me acuerdo de su expresión "taking a dump".

En fin, estamos hablando de Kubrick y de una película mítica. Como bien dices, "La naranja mecánica" tiene algo especial.

Saludos

alicia dijo...

Yo no soy de los que consideran a Kubrick un dios insuperable y que cada una de sus películas era una obroa maestra, Manuel, pero La naranja mecánica, sin ser su mejor película, como ya he dicho, tiene un poder de fascinación especial.
Fuiste un privilegiado, Antonio, si viste La naranja mecánica en Inglaterra y en su momento, antes de que Kubrick la prohibiera
Según comentó el propio McGee, Möbius, le parecía una actuación muy exagerada la de esa escena, pero ésta no es una película para moderaciones, además, nadie sabe cómo habríamos reaccionado en su lugar. Ciertamente, es una película especial.

Laura Hunt dijo...

Lo confieso: La Naranja Mecánica es una de mis grandes asignaturas pendientes. ¡Nunca la he visto! Esto no puede ser, tengo que verla cuanto antes.

Por cierto, que yo tampoco soy de los que consideran a Kubrick un dios insuperable, como dices, Alicia. Desde luego era un director con gran personalidad y talento, pero he de reconocer que no está entre mis favoritos.

¡Saludos!

alicia dijo...

Nos van a caer tomates, Laura, qué le vamos a hacer. Sin duda tenía mucho talento, pero sus últimas películas no estaban a la altura de las primeras (es que estoy preparando la ensalada).

Anónimo dijo...

Efectivamente, Alicia, el estreno de
"La Naranja Mecánica" en Londres fue muy controvertido. Se estrenó en Enero de 1972 y poco después hubo un suceso protagonizado por un adolescente que imitando al protagonista de la peli se dedicó a ejercer la violencia al son de "Cantando bajo la lluvia". Un juez consideró que la película ejercía malas influenciencias en la moral de la juventud y en Marzo de aquel mismo año se retiraba de las carteleras inglesas.
En los noventa se hizo un documental titulado "Forbiden Fruit" para no sé qué canal de Televisión contando todas las peripecias del estreno y prohibición de la Naranja en Inglaterra.
Como dato curioso la escena de la paliza al mendigo se rodó en Wandsworth Bridge, a pocos metros de mi segunda vivienda en Londres y muy cerquita del ayuntamiento donde me casé con Lola. Total, como quien dice ayer.
Un abrazote.

alicia dijo...

Muchísimas gracias por compartirlo con nosotros, Antonio, es el perfecto complemento al post. Burgess fué quien se encargó de defender públicamente la novela y la película, aunque no hizo lo mismo Kubrik, y es más, Burgess al cabo de los años acabó admitiendo que era posible que la violencia de las películas influyera en las personas

Anónimo dijo...

Alberto Q.
www.lacoctelera.com/traslaspuertas

la vi por vez 1ª en la Facultad. Me dejó a medio gas de indiferencia. La vi con más calma en DVD una segunda vez y ya me rendí a sus pies porque es una joya.

Desde entonces, la veo un año sí otro también...

De lo mejor de Kubrick sin duda y con un epílogo que para mí es espeluznante y sobrecogedor.

Saludos!!

alicia dijo...

Sin duda que el final es realmente inquietante, con esa voz en off de Alex diciendo que por fín estaba "totalmente curado" cuando las imágenes parecen indicar lo contrario. Ese no era el final de Burges, que apostaba por la libertad de albedrió y Alex acababa renunciando volutáriamente a la violencia. Pero sin duda el final de Kubrick es realmente impactante.

Josep dijo...

Esos tomates que pides, Alicia, no te los voy a dar yo, porque pienso "casi" igual que tú.

Esa Naranja la he visto sólo dos veces: en su estreno, y hará unos meses, que me compré el dvd (una ganga) para darle otra oportunidad.

Me gustó más en la segunda ocasión, quizá porque mis ojos ya se han acostumbrado a excesos que en la época del estreno eran impensables.

Aún así, no diría que es una obra maestra. De hecho, el tratamiento cinematográfico ha quedado algo desfasado y la ambientación, por descontado, mucho más, como les ha ocurrido a muchas películas de la misma época.

Recuerdo la polémica entre Burguess y Kubrick pero, aún no habiendo leído la novela (que tengo por ahí esperando su turno pacientemente), el final me parece adecuado al contexto.

Saludos.

alicia dijo...

Creo que te haya parecido mejor la segunda vez que la viste es buena señal, Josep, no necesariamente porque estés más acostumbrado a excesos, sino porque sencillamente tiene "algo" especial: ese primer plano de perfil de Alex mirando al mendigo mientras al respirar sale vaho por el frio, o el inicio ¿desfasados? no creo.

 
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