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APRENDIZ DE ASESINO EN MASA



Nunca he probado el ron.” Ésta es la última frase de un curioso hombrecillo, Monsieur Verdoux. Están a punto de ejecutarlo y le ofrecen una copa que rechaza con un gesto, aunque al instante cambia de idea, diciendo la frasecita. Sí señor, eso es tener clase.
Chaplin no pudo elegir un personaje mas distinto del vagabundo que Henry Verdoux. Basado en Landru, y a partir de una idea de Orson Welles (que por lo visto no se mostró contento con el resultado y desde entonces se pasó a la facción Keatoniana), su primera aparición nos lo muestra amanerado, recogiendo flores del jardín y compadeciéndose de una oruga a la que está a punto de pisar. Pero la chimenea del jardín no para de sacar humo, como comentan unas entrometidas vecinas, y no tardamos en averiguar qué es lo que se está cociendo.
Verdoux fue banquero durante mas de treinta años, pero la crisis económica ha hecho que se quede sin trabajo. Desesperado, deseoso de mantener a su mujer inválida y a su hijo, decide casarse con viejas solteronas para matarlas y quedarse con su dinero, usando muy bien su poder de seducción con las mujeres.
Donde Chaplin despliega toda su filosofía humanista es en los encuentros que tiene con una joven ex-presidiaria (Marilyn Nash), a la que quiere usar como conejillo de indias, su conversación sobre la forma de ver ambos la vida hace que él cambie de idea y la perdone. Realmente preciosa la escena en que él se echa a reír, al darse cuenta de la ironía de todo ello.
Algunos de los gags mas divertidos de la película son los intentos de Verdoux de eliminar a una de sus mujeres, Annabella (Martha Raye), una mujer desbordante de vitalidad, sensualidad y vulgaridad, que siempre salen mal en el último momento, y que seguro que sirvió de referencia para Un lugar bajo el sol.
Pero es en el juicio cuando Verdoux descarga todo su arsenal, comparándose con los otros criminales mucho peores que él pero bien vistos por la sociedad. Ojo al dato, porque el discurso no ha perdido nada de actualidad (desgraciadamente): “¿Acaso no anima el mundo a ser un asesino de masas? ¿No es la misma sociedad quién construye armas con el único propósito de matar? ¿No se han usado éstas para matar a mujer e incluso niños, de una manera, en verdad, científica? Créame, como asesino de masas no soy más que un simple aficionado.” “Un asesinato te convierte en malvado, millones en un héroe. Los números santifican.” El final de su discurso no puede ser mas estremecedor: “Pronto os veré.
Con semejante carga crítica, no es de extrañar que fuera un fracaso de taquilla. Realmente antológico un telegrama que envió un agente de prensa, Russell Birdwell, a la cotilla Hedda Hooper, diciendo que la película era la mas grande y controvertida de Hollywood, y que si se equivocaba se comería los negativos en las puertas del estudio, a lo que Hedda contestó: “empieza a comer”. Sin embargo, curiosamente, es de las películas de Chaplin que ha aguantado mejor el paso del tiempo, ya que carece del sentimentalismo del que se le acusa en otras.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Dear Alice (Hay que ver que "anglosajonizado" vengo hoy), esa maravillosa peli que traes hoy a la palestra debe ser vista por todo cinéfilo joven que se precie (los menos jóvenes, ejen, ejen, ya la hemos visto varias veces). Precisamente en uno de los libros que acabo de comprar "El cine como arte subversivo" cita esta peli y no es para menos. Esa frase que lanza el Verdoux es demoledora ayer, hoy y seguramente que mañana.
Hace ya mucho tiempo (suena como Once upon a time....) que escribí un artículo titulado "Los intelectuales y el cine". en él citaba a Chaplin, Buñuel y Welles. Al primero de ellos precisamente en esta peli y en "Tiempos Modernos". Como en dicho "time" el dueño de nuestros destinos había ordenado un "Estado de Excepción" era condición indispensable, que todo artículo que fuera a publicarse tenía que pasar por el sellado del Ministerio de Información y Turismo. Dicho artículo, que gracias al asesoramiento de un amigo había salido muy majo, despues de la revisión quedó reducido a la mínima expresión. Es decir, que de los cinco folios sólo quedaron listos para ser publicados ¡uno y medio!
Así pues, tu fresquísima mirada sobre esta fresquísima peli me ha puesto un pelín sentimental.Thank you¡

DiegoAlatristeyTenorio dijo...

Una de tantas obras maestras del maestro, valga la redundancia y una de mis películas favoritas de todos los tiempos.Combina un humor a veces inocente, a veces graciosamente siniestro, con escenas que provocan ternura y compasión y una acerba crítica social. A parte de las escnas mencionadas, me encanta en la que lo visita el cura y Verdoux le pregunta "¿qué harían ustedes sin el pecado?". Yo también tengo especial predilección por la escena final, la cual es verdaderamente majestuosa.

También me conmueven particularmente las escenas en que Verdoux le da de comer al gato de su hijo, y en las que va a envenenar a la chica de la calle, pero se siente identificado con ella al enterarse de que había tenido un esposo paralítico y que hubiese "Matado por él" y decide no hacerlo.

Siempre lo diré; para mí,el más grande de los cineastas de todos los tiempos.

Laura Hunt dijo...

Amén a todo lo que dices, JR... vamos, que no tengo nada que añadir (y esta vez lo digo en serio, y no pienso añadir nada, de verdad de la buena).

Solo una cosa, Alicia, cuando dices que Mr Verdoux es de las películas de Chaplin que mejor han aguantado el paso del tiempo... a mi es que me parece que todas sus películas han envejecido bien. Sentimentalismo o no sentimentalismo, en mi opinión sus historias siguen funcionando tan bien como el primer día. Pero, claro, ya sabéis que yo soy muy, pero que muy chapliniana.

Saludos!

BUDOKAN dijo...

Hola Alicia, que bueno poder leer algo tan bueno sobre este extraño trabajo de Chaplin que se maneja con un tono excepcional, digno de su genialidad. Es cierto que este film sirvió de inspiración para muchos que vinieron luego. Saludos!

alicia dijo...

You're welcome, dear Anro. Creo que las frases de monsieur Verdoux en el juicio seguirán siendo demoledoras mucho tiempo.Lástima lo del artículo,que trataba de unos directores tan geniales, pero eran otros tiempos, aunque es bueno recordarlos para que los errores del pasado no se vuelvan a repetir.
Coincidimos en varias de las escenas, JR, realmente memorables. Además el paralelismo entre Verdoux y la ex-presidiaria, que se enriquece gracias a un fabricante de armas, mientras Verdoux es procesado por sus crímenes, está muy logrado.
La verdad es que prefiero Monsieur Verdoux a El gran dictador, Laura, pero es una cuestión de gustos.
Gracias, Budokan, cierto que sirvió de inspiración para otros, como por ejemplo Ensayo de un crimen de Buñuel.

 
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