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DE BODA EN BODA Y ME CASO PORQUE ME TOCA


Hay un momento en “Cuatro bodas y un funeral”, el celebérrimo filme de Mike Newell, en el que el personaje principal se levanta de la cama, un sábado cualquiera, y se pregunta: “Bueno, ¿dónde es la boda hoy?” Los seres humanos somos socialmente muy previsibles, nos encantan los rituales del vecino, y no aspiramos a otra cosa que a copiarlos. A mi edad, he asistido a más bodas de las que pueda contar (sólo he faltado a la mía), y soy incapaz de separar mentalmente una de otra, convertidas todas en pequeñas obrillas de teatro de argumento más que consabido y sin apenas capacidad para la sorpresa. O sea, un guión reiterativo, unos actores discretos (por ser generosos) y un final cantado; una receta que, cinematográficamente hablando, te invitaría a ahorrar los seis euros de la entrada y gastarlos en algo más útil (por ejemplo, seis bolígrafos-linterna). Sin embargo, cuando se trata de una boda, encima, nos dejamos una pasta en el regalo... No es de extrañar que acaben con todo el mundo bordeando la línea del coma etílico: es la única manera de soportarlo. Bueno, no, hay otra manera. Ser Richard Curtis y aprovechar la circunstancia para soltar un poco de vitriolo y pergeñar, junto a Mike Newell, la película referente de los noventa si del género chico-conoce-a-chica hablamos. “Cuatro bodas y un funeral” fue un insospechado bombazo en más de un sentido: arrasó en las taquillas y en el imaginario del público, consagró a Richard Curtis (padre-paridor de las televisivas “The black adder” y “Mr. Bean”) como el gran Midas del humor británico, y descubrió a un actor que, gracias a (o por culpa de) esta película, se convirtió en un subgénero en sí mismo: la película-con-Hugh-Grant-haciendo-de-Hugh-Grant.

Con la iglesia hemos topado. Las primeras seis palabras de “Cuatro bodas y un funeral” son, en realidad, la misma: “fuck”. La cual se repite catorce veces en los primeros seis minutos, y eso no le hacía mucha gracia a muchos de los conservadores espectadores de los primeros screen tests antes del estreno del film. Por fortuna, se mantuvo este imprecador inicio que definía la carrera de Charles (tito Hugh) y Scarlett (la desaparecida Charlotte Coleman) hacia la primera de sus bodas, en la cual quedan ya enumerados los principios dogmáticos de una buena comedia: buenos diálogos, secundarios característicos y divertidos, y ese fundamental sentido del ritmo que puede hacer triunfar o fracasar una escena dependiendo del momento en el que se corte el plano. Como hemos dicho aquí muchas veces, queridos padawanes, la comedia es, en muchas ocasiones, matemática pura; valga como ejemplo la escena de los anillos de esta primera boda: Charles busca anillos “de emergencia”, los entrega al cura, plano de la asombrada cara del cura, plano de la novia, plano del novio (mientras Charles, en segundo plano, ensaya su mejor expresión de “yo no he sido”), primer plano del anillo (de aquellos que regalaban con los tigretones). Impecable de cabo a rabo. En cuanto a los secundarios, Curtis y Newell son capaces de darle a casi cualquier aparición, por anecdótica que sea, la categoría de estelar. Desde el anciano de la primera boda (“¡usted no puede ser Charles!”) hasta el plasta que ralentiza el primer encuentro de Charles con Carrie (Andie McDowell) en el albergue. Pero más allá del humor, es necesario considerar esta película en su afán documentalista-Nationalgeographic al respecto de la fauna humana, siempre desde un prisma irónico pero amable: desde los especimenes característicos de bodas/bautizos/comuniones (bailarines-pato, invitados inoportunos, niños cafre, etc.) a las amistades imperecederas, pasando por las relaciones homosexuales. El título del film, “Cuatro bodas y un funeral”, expresa a la perfección lo que cuenta, que prácticamente se reduce a esas cinco ceremonias, más el sábado “libre” del que hablábamos al inicio. Curtis no pierde tiempo en escudriñar en los personajes más allá de sus presentes: no sabemos en qué trabajan, por qué los amigos son amigos, qué tipo de relación tienen los compañeros de piso Scarlett y Charles… Pa qué. Richard Curtis va a machete, y consigue, entre risas, que te olvides de toda la información que NO tienes. En cuanto a las interpretaciones, por supuesto, la gloria se la llevó Hugh Grant, el gran especialista británico del balbuceo, que está realmente divertido; por su parte, Andie McDowell interpreta con solvencia a la utópicamente hermosa Carrie. Pero quienes se llevan la palma son varios de los secundarios de peso: pienso, en particular, en la gran Kristin Scott Thomas, el descacharrante James Fleet y el discreto pero soberbio John Hannah, que consigue encoger inesperadamente las gargantas de los espectadores mientras recita a W.H. Auden en el funeral del título. Paren los relojes, descuelguen el teléfono…


5 comentarios:

Carles Rull dijo...

Y la palabra "boda" aún sigue siendo infalible para el gancho comercial de una comedia... sobre todo en los EE.UU. ¿Recuerda la de "Mi gran boda griega" o esa cosa titulada "De boda en boda" ('Wedding crashers' en english).

A parte de las comedias (románticas) de Hugh Grant haciendo de Hugh Grant (pero sin marranadas), también está el sub-sub-género de comedias con la palabra "boda".

y yo me quedaría, sin entusiasmarme ninguna, con "La boda de Muriel" o "la boda de mi mejor amigo".

marcbranches dijo...

¿Y qué me dices de "The wedding planner", con J-Lo enfangada en su caída al vacío? La palabra "boda" en el título de una película da miedo... Aunque hasta Robert Altman la utilizó en "Un día de boda". De las que nombras, quizás me quede con "La boda de Muriel" que, entre otras cosas, tiene como protagonista a una de mis actrices preferidas, Toni Collette.

Carles Rull dijo...

Pues debe ser aún de las de más éxito entre las pelis protagonizadas por J-Lo. Seguro que es por llevar la palabra "boda" en el título :)))

¿Toni Collette? Espléndida.

Laura Hunt dijo...

A mi me gusta Cuatro Bodas y un Funeral, la verdad es que, en cuestión de comedia romántica, hoy por hoy me quedo con las británicas antes que con las americanas, suelen tener mejores guiones y además, casi siempre cuentan con un buen plantel de actores (británicos, of course).

En cuanto a las películas con la palabra boda en el título, de las que citáis he visto La Boda de Muriel y La Boda de Mi Mejor Amigo, ambas, por cierto, de P. J. Hogan (lo que le deben de gustar las bodas a este hombre, oye). Las dos me gustaron, pero por desgracia, la de Muriel la vi hace tanto tiempo que la recuerdo muy vagamente. Eso si, a mi también me gusta mucho Tony Collette, estupenda actriz. Y en La Boda de Muriel también salía Rachel Griffiths, que es otra actriz que me gusta, aunque últimamente parece que se dedica más bien a la televisión (aunque si es para hacer series como A Dos Metros Bajo Tierra, por mi estupendo).

marcbranches dijo...

De "La boda de mi mejor amigo" me quedo con el tema inicial de Ani di Franco (más irónico de lo que pueda parecer), lo demás me deja más bien frío, incluyendo cierta cancioncita cantada a coro que me resulta insoportable... Rachel Griffiths es grande, recordemos que también aparece en "Cinco hermanos", con nominación al Emmy incluida, si no recuerdo mal.

 
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