Para la gente como yo que no conoce demasiado el mundo del cómic, el nombre de Harvey Pekar seguro que nos dice muy poco.
Harvey trabaja en un hospital y su vida es de lo mas gris: divorciado, solitario, aunque con algún que otro amigo de lo mas friki –impagable ese fan de La revancha de los novatos y experto en caramelos-, con barriga cervecera y calva incipiente; aunque no ama a su nueva mujer se casa con ella porque no soporta estar solo (su primera frase al conocerla: “Deberías saber desde el principio que me hicieron la vasectomia”; la segunda: “Debería haber ordenado el piso, pero no quería darte una falsa impresión”). Es todo lo que se puede decir un antihéroe; gracias a su afición por los discos antiguos conoce a Robert Crumb, que se dedica al cómic (Dios los cría y ellos se juntan), aunque lo suyo no son los superhéroes, sino sexo, drogas y rock and roll, con personajes como Fritz the cat. Fascinado por el tratamiento adulto que le da a sus dibujos, Harvey decide convertir su propia vida en un cómic, aunque como no sabe dibujar, se limita a escribir la historia y poner unos monigotes, se los enseña a Crumb, que se muestra encantado con ellos y decide ilustrarlos. Así nació una serie de cómics llamada American splendor. Con eso no es que se haga rico, pero le da una cierta fama, hasta que hace que le inviten a programas de televisión, donde pronto se distinguió por convertirse en una especie de mosca cojonera de los presentadores , aumentando su popularidad.
Y ahora vamos a la película. ¿Qué puede tener de interesante para alguien que no conoce a Pekar? Su tratamiento, que la convierten en uno de los biopics mas originales que ha habido (a la espera de ver el resultado de I’m not there), mezclando documental con película y con trozos de cómic. Podemos llegar a tener hasta cuatro Harveys distintos: el auténtico, el interpretado por Paul Giamatti, el de los cómics y hasta (rizando el rizo) el del actor que interpreta a Pekar que es observado por el interpretado por Giamatti. ¿Os habéis perdido? Tranquilos, la cosa es mucho más sencilla de lo que parece y su montaje funciona.
Paul Giamatti está espléndido, una vez mas, demostrando que sirve igual para un roto que para un descosido, aunque donde parece que está más a gusto es haciendo de personajes normales y corrientes como éste. La identificación con el personaje es tan grande, que cuando coinciden en una escena los dos Harveys casi no se pueden diferenciar.
Hope Davis se encarga de interpretar a Joyce, la mujer de Peckar, una progre intelectualoide sin las mas mínimas ganas de trabajar, pero con un sexto sentido para psicoanalizar a cualquier persona tan sólo con una palabra: “autista” “maniático compulsivo”, formando una pareja de lo mas atípica, pero al mismo tiempo auténtica y sabiendo estar al nivel de Giamatti.
Olvidemos a los superhéroes, la vida real ya es bastante complicada como para que encima tengamos que buscarnos cual es nuestra kryptonita.
Harvey trabaja en un hospital y su vida es de lo mas gris: divorciado, solitario, aunque con algún que otro amigo de lo mas friki –impagable ese fan de La revancha de los novatos y experto en caramelos-, con barriga cervecera y calva incipiente; aunque no ama a su nueva mujer se casa con ella porque no soporta estar solo (su primera frase al conocerla: “Deberías saber desde el principio que me hicieron la vasectomia”; la segunda: “Debería haber ordenado el piso, pero no quería darte una falsa impresión”). Es todo lo que se puede decir un antihéroe; gracias a su afición por los discos antiguos conoce a Robert Crumb, que se dedica al cómic (Dios los cría y ellos se juntan), aunque lo suyo no son los superhéroes, sino sexo, drogas y rock and roll, con personajes como Fritz the cat. Fascinado por el tratamiento adulto que le da a sus dibujos, Harvey decide convertir su propia vida en un cómic, aunque como no sabe dibujar, se limita a escribir la historia y poner unos monigotes, se los enseña a Crumb, que se muestra encantado con ellos y decide ilustrarlos. Así nació una serie de cómics llamada American splendor. Con eso no es que se haga rico, pero le da una cierta fama, hasta que hace que le inviten a programas de televisión, donde pronto se distinguió por convertirse en una especie de mosca cojonera de los presentadores , aumentando su popularidad.
Y ahora vamos a la película. ¿Qué puede tener de interesante para alguien que no conoce a Pekar? Su tratamiento, que la convierten en uno de los biopics mas originales que ha habido (a la espera de ver el resultado de I’m not there), mezclando documental con película y con trozos de cómic. Podemos llegar a tener hasta cuatro Harveys distintos: el auténtico, el interpretado por Paul Giamatti, el de los cómics y hasta (rizando el rizo) el del actor que interpreta a Pekar que es observado por el interpretado por Giamatti. ¿Os habéis perdido? Tranquilos, la cosa es mucho más sencilla de lo que parece y su montaje funciona.
Paul Giamatti está espléndido, una vez mas, demostrando que sirve igual para un roto que para un descosido, aunque donde parece que está más a gusto es haciendo de personajes normales y corrientes como éste. La identificación con el personaje es tan grande, que cuando coinciden en una escena los dos Harveys casi no se pueden diferenciar.
Hope Davis se encarga de interpretar a Joyce, la mujer de Peckar, una progre intelectualoide sin las mas mínimas ganas de trabajar, pero con un sexto sentido para psicoanalizar a cualquier persona tan sólo con una palabra: “autista” “maniático compulsivo”, formando una pareja de lo mas atípica, pero al mismo tiempo auténtica y sabiendo estar al nivel de Giamatti.
Olvidemos a los superhéroes, la vida real ya es bastante complicada como para que encima tengamos que buscarnos cual es nuestra kryptonita.
4 comentarios:
Este film es hermoso, lo vi sin saber que me iba a encontrar en un festival y fue puro humor, corazón, sentimiento y estructura cinematográfica pura. Entrañable actuación de Giamatti. Saludos!
La verdad es que esta película fue una agradable sorpresa por su originalidad y por la espléndida actuación de Giamatti.
Otra que no he visto, de hecho yo creo que no la pusieron en ningún cine de por aquí, y me quedé con las ganas, porque era una película que me parecía muy interesante. Maldita distribución! Menos mal que existe el dvd...
Por cierto, Paul Giamatti es un crack, y tienes toda la razón en eso de que lo mismo sirve para un roto que para un descosido, como demuestra en esa escena de Duets que has escondido, donde canta Try a little tenderness (por cierto que esa si que la vi, hace unos cuantos años, pero la tengo completamente olvidada, y ya ni recordaba que salía Giamatti y que incluso cantaba)
Sabía que te gustaría el video, Laura; la verdad es que Giamatti lo hace pero que muy bien, y su versión del tema de Ottis Redding está a la altura de la de los Commitments.
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