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POBRE VIEJO LOCO



Una de las obras de Shakespeare mas tristes, lúcidas y pesimistas es El rey Lear. Si en otras ocasiones el camino a la corona estaba bañado de sangre, aquí además se añade la soledad de la vejez y la traición.
Kurosawa ya había adaptado a Shakespeare con El trono de sangre (su versión de Macbeth), y de nuevo volvió a él en una de sus mas lujosas y espectaculares películas, junto con Kagemusha: Ran (Caos); y para ello no dudó en cambiar el sexo a los protagonistas, convirtiendo las hijas en hijos y traspasando la historia al Japón feudal, porque una adaptación no tiene que limitarse a copiar las frases del original, letra por letra, sino captar el contenido, y eso se nota que lo entendió perfectamente, al igual que Welles (o mi Kenny, leñe).
Un señor de la guerra, Ichimonji (Tatsuya Nakadai), ya anciano, se ha pasado toda la vida luchando. Ahora por fin hay paz, pero ya es demasiado viejo para disfrutarla, por lo que decide que le suceda su hijo mayor, aunque quiere conservar su título y privilegios. A la que su hijo menor manifieste que la idea no es acertada, pues es mejor que haya un sólo jefe, le expulsará, sin comprender que ha sido el único sincero. Una escena nos habrá mostrado anteriormente la verdadera naturaleza del hijo pequeño: mientras el padre se queda dormido sentado en el campo, rodeado de invitados, los mayores critican su decadencia; el pequeño, aunque brusco en un principio, se limitará a cortar unas ramas de un árbol para que su padre esté a la sombra. A partir de aquí las traiciones y decepciones serán constantes y el soberano irá descubriendo uno a uno sus fracasos, así como las consecuencias de sus interminables guerras, generando odio y deseos de venganza... Descubrirá el engaño de los seres queridos e inesperadas muestras de bondad por parte de sus enemigos, haciendo que se vuelva loco, y al mismo tiempo sea más lúcido que nunca (¿o tal vez estar cuerdo es estar loco para los demás? Este... parezco una psicoanalista argentina. Macanudo). Rechazado por todos, no parará de vagar acompañado por el bufón de la corte, que como buen bufón, es el único capaz de decir verdades como puños sin que nadie le haga nada: “Nacemos llorando y a la que nos hemos hartado de llorar, morimos” (la alegría de la huerta, oiga; la próxima vez contrate a Los Morancos)
Deslumbrante la escena del ataque al castillo, sin sonido, sólo con música, mientras se suceden las muertes y el patriarca lo contempla todo desde una ventana, horrorizado. Finalmente, el ensordecedor ruido de los disparos nos devolverá a la realidad. El talento visual de Kurosawa, su forma de usar el color y la música aquí se demuestran perfectamente, pues el contraste de lo que se ve y lo que se oye produce un efecto impresionante. Tan sólo por esta escena valdría la pena ver la película. Pero no se vayan todavía, aún hay mas.
También es magistral su uso del paisaje; si nadie supo mostrar la lluvia como él, aquí son el viento y las nubes tormentosas las que reflejan los sentimientos de los personajes.
Es muy interesante el único personaje protagonista femenino, (Mieko Harada) una auténtica “femme fatale” con kimono, que consigue dominar y manipular a los hombres usando su atractivo sexual, digna sucesora de lady Macbeth, otra que también sabía lo suyo, aunque tuviera problemas con el quitamanchas.

7 comentarios:

DiegoAlatristeyTenorio dijo...

Como siempre digo; No soy muy dado a utilizar éste término, pero es que estás hablando de una obra maestra mayúscula. Kurosawa la consideró su mejor película, y muchos de los seguidores de su cine coincidimos en esto.
A pesar de desarrollarse en ambientes abiertos, verdes, con cielos azules, la película es paradójicamente oscura y hasta claustrofóbica. Una sensación de angustia crece con los minutos.
La fotografía es bellísima,como siempre que se trata de Kurosawa, la música y las imágenes, violentas, de una potencia insuperable. Los personajes tienen una profundidad que difícilmente encontraremos en películas de hoy en día, resaltando (a mi parecer) el bufón : la encarnación de la conciencia, el viejo Hidetora, y el hijo noble. Dos personajes extremos son las mujeres de dos de sus hijos : una de ellas la representación del mal más agudo, y la otra, del bien puro.
Preciosa, aterradora, angustiosa, desesperanzadora...y a la vez esperanzadora, como un mensaje lanzado a las pantallas del mundo que habla directamente al corazón del hombre ,plasma el alma humana, y demuestra las consecuencias de toda la violencia, hasta de la que podríamos clasificar noble, avisándonos a todos directamente con las palabras finales del fiel guerrero del rey.
Uno de los mayores logros del director ( y para mi, que soy totalmente fanático suyo ya es decir). Solo queda desmonterarse ante tamaña obra.

La escena final... horriblemente inolvidable.

Anónimo dijo...

Pues no tengo yo que ver pelis ni ná para ponerme al día....vamos un mes cara el televisor sin salir de casa.
Besitos y voto Alicia.

www.espacioblog.com/petitlapin

alicia dijo...

JR,ese final de el bufón enfrentándose al cielo (donde las nubes no paran ni un momento, aunque el sol consiga pasar a ratos, pero de manera amenazadora) y el fiel seguidor de Ichimonji reflexionando sobre la vida son impresionantes. Puro Shakespeare, aunque puro Kurosawa también.
Conejín, no voy a ser yo quien te castigue un mes sin salir de casa. Gracias.

Anónimo dijo...

CuCuuuuu Alicia pasaba por aqui!!!!
Un besito y ·<;0)

alicia dijo...

Pues yo también pasaba por aquí, por casualidad y.... gracias, conejín.

marcbranches dijo...

Ah, pues yo no, yo no pasaba por aquí. Así que, si eso, no saludo.

alicia dijo...

Thanks a lot, biby, you will always be wellcome.

 
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