Sigue la cuenta atrás hacia el estreno de “Terminator: Salvation”, así que, si Christian Bale me da su permiso (no quiero jugarme la integridad de mis rodillas), voy a seguir con el repaso a la saga Skynet vs. John Connor que nos va a ir ocupando hasta abril. La de hoy es la joya de la corona, una de las películas más importantes de la ciencia-ficción de los últimos cuatro lustros, y la campanada definitiva para que a James Cameron se le diera luz verde a todo proyecto que le pase por la cabeza: si algún día le da por revisionar “Dartacán y los 3 mosqueperros” en formato rotoscópico, tened por seguro que no habrá productor con los güitos suficientes para decirle que no. Y la culpa empezó a tenerla “Terminator 2: el Juicio Final”.
“Terminator”, el film original, había resultado un sorprendente éxito de taquilla, e incluso de crítica, con un argumento oscuro y opresivo que se desarrollaba apenas durante una noche. James Cameron, ese visionario, decidió que para la obligada segunda parte iba a desarrollar un proceso similar al de “Aliens: el regreso”: coger la idea inicial y evolucionarla casi exponencialmente (con los aliens, aspectos como la reproducción ovípara), creando una especie de universo nuevo que la haga reconocible para el futuro. Con la diferencia de que esta vez partía de una idea propia. Y no lo pudo hacer mejor, ya desde la premisa de partida, que quizás es el gran acierto sobre el que se sustenta el resto del filme: la evolución de Sarah Connor. Once años después de los sucesos ocurridos en el primer film, “T2” nos presenta una Sarah Connor muy distinta a la pacata, asustadiza y casi inservible de la historia original. Consciente de su importancia en la vida de su hijo John, Sarah se ha convertido, básicamente, en una JODIDA WAR MACHINE con más paquete que Rocco Siffredi y más masa muscular (cortesía del gimnasio de Linda Hamilton) que el Último Guerrero (sí, yo me quedé en el Pressing Catch de los noventa). Es una tipa dura cual piedra pómez, lo cual no la ha librado de ser encerrada en un manicomio por ir diciendo por ahí unas cosas muy raras sobre el fin del mundo. Anda que si encerraran a todos los curas que hablan del Apocalipsis... (modo Ateísmo “probablemente no exista” OFF). El otro punto de desarrollo es el propio John Connor (Edward Furlong), un chaval preadolescente bastante rebelde e insufrible que se pasa por el forro a sus padres adoptivos, y que jamás pudo imaginar que las chorradas que le contaba su madre sobre robots del futuro las experimentaría en sus propias carnes.
Hay un tercer cambio importante, y es el status de Arnold Schwarzennegger. En 1991 el tipo ya es un revientataquillas oficial, y no procede que sea el maloso de la película, así que en “T2” el bueno de Arnie y su parálisis facial son un cacharro enviado desde el futuro por el propio John Connor para proteger a su yo juvenil, que vuelve a estar amenazado por... a eso vamos luego. Esta “imposición” industrial la aprovecha Cameron para rebozarse en el acongojo de Sarah Connor ante su reencuentro con el T-800, desconocedora aún de su verdadero rol, en una escena estupenda incrustada en la huida de la loquería, que precede a otra extraordinaria escena de persecución en moto, que sigue a... El ritmo de “T2” es brutal, impenitente, martillopiloneante, con un sentido del ritmo del que bien podrían aprender, aunque fuera al estilo Ludovico, tipos como Michael Bay. El largometraje pasa como un soplo, bien alimentado por el articulado discurso sobre el destino, el efecto del ser humano sobre él, la relación de este con su propio progreso, etc., que a Cameron también le gusta colar mensajitos. Quizás lo más chusco sea el moralismo que se nos trata de colar a través de la relación entre John y el Arnie-800: el chistecito de que “no puedo matar a nadie, pero puedo dejarles sin rodillas, vivirán, ja-ja” queda algo cafre; sin embargo, esta relación también lleva a una de las reflexiones más sórdidas del film, la que hace la propia Sarah en uno de los pocos descansillos de la cinta (el parón en el desierto), cuando concluye que el Terminator es el mejor padre que jamás podría tener su hijo, puesto que nunca le fallaría, y nunca se rendiría. Glups.
La amenaza. Un día Cameron preguntó: ¿qué podemos hacer con este peacho ordenador que me he comprado? Y cambió las reglas de los efectos especiales en el cine. El CGI cobró vida, y de qué manera, en el aterrador T-1000, el Terminator líquido enviado para acabar de una vez con todas con el plasta de Connor. Todos nos quedamos atenazados en las butacas al presenciar secuencias como las de la entrada en el helicóptero, la congelación/descongelación o la transformación en suelo embaldosado del bichardo. En este sentido, “T2” fue el referente de todo efecto especial viviente hasta la llegada de Neo. Pero parte del mérito hay que atribuírselo a Robert Patrick, el encargado de darle vida al T-1000. Patrick supera por la derecha a su austriaco antecesor, dotando a su “personaje” de una torva inexpresividad y de una fisicidad que se hacen referentes necesarios para todo actor que pretenda encarnar a un terminator o robot similar. La sensación de invencibilidad que expele convence al espectador de que cada escena puede ser la última, que de esta no salen. Así, la esperanza y la inescrutabilidad del destino se entrelazan gozosos a lo largo y ancho de la película, abriendo las puertas de un incierto futuro con una escena davidlynchiana. Lo cual, de alguna manera, resulta perfectamente coherente. Volveré.
10 comentarios:
Estas películas fueron un taquillazo en su momento, mejor o peor, tiraron del hilo, y han sido consideradas "un clásico que nadie se podía perder"
Pasará lo mismo con la nueva? Según he leido, quieren hacer lo mismo que con la saga de Batman, que sea totalmente una visión nueva de un "clásico" A ver que tal
Un saludo
¿Una imposición industrial? ¿Segurorl?
Qué rijoso el tio que le pasa la lengua a la pobre Sarah, pero yo habría querido hacer lo mismo. Aunque con la que recibe luego casi mejor que no.
Hasta la vista, baby.
castigadora, el director de esta nueva secuela es McG, el perpetrador de las dos películas de "Los Ángeles de Charlie". Eso significa que conviene no esperar demasiado revisionismo, ni profundidad, ni un prisma nuevo. Poniéndonos en lo mejor, le saldrá una película digna y entretenida. Saludos.
Mobius, cuando hablo de "imposición industrial" no me refiero a que fuese explícita, impuesta por los productores, sino que el status quo del momento "obligaba" a que Chuache hiciera de héroe de la película. Saludos.
"Terminateur deux, le judgement finaaaaaaaale"; el estreno mundial de esta peli me pilló de viaje de bodas en Francia, y la parafernalia publicitaria que había allí montada sobre ella me pareció alucinante. En fin, recuerdos, batallitas. La peli, que ví poco después, ya en España, me pareció bastante potente, pero no he vuelto a verla desde entonces; quizá sea cuestión de irle echando una nueva miradita...
Un fuerte abrazo y buen fin de semana.
Hombre, M-Marquez, cuánto tiempo, me alegro de verte por la blogosfera. Efectivamente, fue todo un bombazo publicitario; lo bueno es que mantiene, aún hoy en día, toda su potencia original. Valdrá la pena la revisión. Saludos, buen finde.
De todas las sagas cinematográficas, posiblemente esta sea una de las mejores "segundas partes" y, seguramente, si nos atenemos al género específico de sci-fi, sea la mejor segunda parte sin discusión alguna.
Por una vez, la profusión de elementos tecnológicos y gran presupuesto no ocultan el talento del director.
Saludos.
La verdad es que, si te fijas, hay más buenas segundas partes de lo que pudiera parecer en un principio. "El Padrino 2", "El imperio contraataca", "X-Men 2", "Spider-man 2", "Hora punta 2" (no, esta no). Saludos.
Añado a la lista de buenas segundas partes La Novia de Frankenstein, que siempre me ha gustado más que Frankenstein.
Y, hablando de Terminator... que ganas me han entrado de ver esta segunda parte después de leer el post y de repasar esa escena que has colgado, la de la persecución en moto. Que buena es, y cuanto deberían aprender de ella algunos directores actuales, que se ve que creen que para hacer una escena de persecución que sea dinámica hay que marear al espectador a base de movimientos de cámara y cortes y más cortes que no vienen al cuento, con lo cual todo queda confuso y uno no se entera de nada en absoluto.
La persecución de Terminator 2, por el contrario, tiene un ritmo perfecto, está bien planificada y montada, uno siempre sabe donde está cada uno de los personajes y lo que está pasando en todo momento. Eso es saber dirigir y lo demás cuento. Lo dicho, más de uno debería estudiársela de cabo a rabo.
Un saludo!
La verdad es que es una de las mejores secuelas que ha parido el séptimo arte.
Para mí toda ella es un monumento, pero si me das a elegir un momento entre todos los grandes que tiene, me quedo con la imagen de Sarah Connor dirección al ascensor y en ese momento ve salir de él a la máquina que hizo de su vida un infierno, la cara de terror, a gatas invertidas, sin dejar de mirar con el más profundo de los miedos a la pesadilla revivida es brutal!!!
Por cierto, Marc; algún día tendrías que ahondar en esa maravilla que es "The Sarah Connor Chronicles". Una gran serie.
Saludos.
Laura, añadimos pues "La novia" a la lista, a mí también me gusta más, qué leches. Diegoetc. y tú señaláis dos de las mejores escenas de la película; la persecución es un clásico del minigénero (que aprendan los fastandthefurious y similares), y la del primer encuentro con el T-800, por todo lo que significa, el terror en la expresión de Sarah Connor, es brutal.
Diegoetc., tranqui, porque hablaré de la serie. Mi idea era tratar toda la franquicia antes del estreno de "T:S", en abril, y lo último será "Las crónicas de Sarah Connor". Por cierto, habrá que ir saboreándola, porque todo indica que se la van a cepillar al final de esta temporada... Saludos.
Publicar un comentario