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LARGO AROMA DE PODREDUMBRE DANESA


Queda inaugurado este post de peloteo oficial hacia Alice la Directrice, en aras al noble objetivo de un incremento de soldada mensual y, a ser posible, una cestita de Navidad, que ya toca, hombre. Y, de paso, le piso un artículo que seguro que tarde o temprano iba a escribir. La venganza es un plato que etcétera.

To be or not to be: that is the question”. ¿A alguien le suena? “Hamlet” es la obra capital del llamado “mejor guionista de Hollywood”, Billy Shakespeare. Y “Hamlet” versión 1997 es la obra capital de su profeta, Kenneth Branagh. Obsesionado con el príncipe danés desde los quince años, el megalómano, polifacético, irónico y a ratos genial Kenny alcanzó su viejo sueño de llevar la obra integra al cine veinte años después, luego de concretar un imposible proyecto que necesitaba de una producción ciclópea y un metraje (casi cuatro horas) repele-espectadores. El resultado fue, contra casi todo pronóstico, antológico: el “Hamlet” de Branagh es, posiblemente, la mejor adaptación que jamás se haya hecho de una obra de Shakespeare (sí, por delante de Orson y de Laurence. Llevo el chubasquero antivegetales puesto), un caudal de regocijo para los sentidos, y un ejemplo válido de que, a veces, un egocentrismo desmesurado es la clave de que de vez en cuando disfrutemos de obras maestras. “Hamlet” es de todo menos humilde, y bien que se agradece.

Ha quedado dicho que la adaptación branaghiana es íntegramente fiel al texto de tío Bill. Sin embargo, y como en la mayoría de las relaciones, la fidelidad no es completa (ni que sea de pensamiento): para facilitar su P.V.P. (Precio de Venta al Público), Kenny ambientó la trama a finales del s. XIX, filmó en 70 mm, suplió la supuesta sobriedad del castillo de los reyes daneses por un palacio de Elsinore repleto de ampulosidad colorista y decadente, repartió pequeños papeles a actores famosetes norteamericanos (Jack Lemmon, Billy Crystal, Charlton Heston, Robin Williams, Rosemary Harris) (y Gérard Depardieu, que no es americano pero como si lo fuera) y, quizás lo más importante, le dio una vuelta de tuerca al carácter plañidero y quejumbroso del príncipe danés para darle una riqueza de matices y pasiones, a veces superpuestos, que nos deja una imagen más rocosa, diamantina y moderna del personaje. Después del prólogo protagonizado por los vigilantes de palacio, la narración se inicia con la fastuosa ceremonia del casamiento entre la reina Gertrudis (Julie Christie) y el hermano del rey recientemente fallecido, Claudio (Derek Jacobi), y da paso a una de los planos más hermosos que uno ha podido contemplar en una pantalla grande: el travelling lateral que lleva de la fastuosa audiencia real hasta un recóndito Hamlet, aparcado en un pasillo (el encuadre es magnífico, mostrándonos a Branagh encerrado entre un pilar vertical y la pared del pasillo, descentrado respecto de rectángulo de la pantalla), embutido en negro, taciturno, enmohecido en su tormento interior. Este plano, que en dos segundos describe la obra entera, merecería un post para él sólo; lo único que puedo decir es que cada vez que lo veo se me ponen los pelos de punta. Puro cine. Al igual que el colosal zoom inverso que da paso al interludio, desde el soliloquio de un Hamlet camino a Inglaterra, en medio de un inmenso y desértico paisaje nevado y con el acompañamiento de la preciosa partitura de Patrick Doyle. En esta primera parte, quizás, está lo mejor de la película, al mostrarnos Kenneth y “su guionista” los recovecos morales de sus protagonistas, en particular de un omnipresente Hamlet, tan altanero como humilde, tan cobarde como osado, tan receloso como fiel, irónico, lúcido, atormentado, cruel (el maltrato psicológico a Ofelia es denunciable en la primera comisaría disponible), que desprecia su vida en esa jaula de oro llamada Dinamarca de tal manera que se plantea con emotiva trascendencia el suicidio en el inolvidable monólogo del “ser o no ser” (en el que no hay Yorick que valga, contra lo que la iconografía popular nos hace creer), resuelto de manera admirable en un salón pleno de espejos que representan las múltiples personalidades del enmarañado alma del príncipe danés. La segunda parte del film, y de la obra, es más narrativa, y los hechos se suceden a mayor velocidad, aunque aún da tiempo para que Hamlet se cachondee del amanerado Orsic de Robin Williams, y para que la tragedia cobre las necesarias víctimas que el esplendor y la grandeza de la epopeya reclamaban.

Shakespeare no es nadie sin actores de raigambre británica que musiquen su pentámetro yámbico. Branagh, claro, lo sabía. Derek Jacobi, Richard Briers (Polonio), Nicholas Farrell (Horacio), Michael Maloney (Laertes), Timothy Spall (Rosencrantz), Rufus Sewell (Fortimbrás), Kate Winslet (Ofelia), Julie Christie... Todos aportan su granito de arena british a la función, incluyendo los “yo pasaba por aquí” de gente como Sir Richard Attemborough, Judi Dench o el inevitable John Gielgud. Estos dos últimos, empero, forman parte del aspecto más discutible del larguísimometraje: los flashbacks y representaciones que acompañan a recuerdos o ficciones narradas (la del monólogo de Charlton Heston), que no aportan nada y que más parecen excusas para meter con calzador a un par de grandes del tablón británico teatral. Esto, y el abandono de la condición virginal del personaje de Ofelia, son quizás los aspectos más debatidos de un filme elefantiásico e incontenible, que dio la oportunidad (por desgracia, mal aprovechada) al espectador de fundirse en un metafórico abrazo artístico con Shakespeare, y de zambullirse en su prosa requebrada e hiperbólica como si el siglo XVI estuviese aquí al lado. Cumpliste tu sueño, Kenny, y dejaste huella: ya te puedes morir tranquilo.

El resto es silencio.

16 comentarios:

J.A. Pérez dijo...

Todavía estoy mentando a la madre que parió a los que la han editado en DVD en su versión reducida. La experiencia de "Hamlet" de Branagh hay que disfrutarla entera. Yo pude verla en el cine (en versión reducida y en versión íntegra) y la cosa cambia mucho.
Y eso que, personalmente, si tengo que elegir un Shakespeare de Branagh me quedo con "Enrique V"...
Un apunte y una queja:
- La banda sonora de Doyle es una verdadera gozada (como casi siempre)
- Sufriendo todo lo que tenemos que sufrir todas las semanas en la cartelera ¿por qué narices todavía no tiene fecha de estreno "Como gustéis" la última adaptación que ha hecho el director británico de la obra de Shakespeare?.

Un saludo...

alicia dijo...

Ahí si que estoy totalmente de acuerdo, J.A.,es una verguenza que no se pueda ver Como gusteis, con la buena pinta que tiene

Hatt dijo...

La verdad que me gustó mucho. Y es, además, de las pocas adaptaciones tendentes a la fidelidad (es decir, ni la adaptación del rey Lear con Richard Harris, ni el Hamlet con Ethan Hawk, o como se escriba, ni romeos y julietas lisérgicos de pacotilla) que aprovecha las posibilidades del cine en planos tan maravillosos como el que describes que tiene, también, mucho de composición pictórica.

Castigadora dijo...

Vaya pedazo de post!!!

Como bien sabes soy fan de Kenny, pero es que además si me hablas de esta película ya no tengo palabras, es genial!.
Como consigue captar toda nuestra atención y que las palabras de Shakespeare parezcan vivas otra vez.

También debo confesar que soy incondicional de Shakespeare, lo he leído casi todo de él.
Así que en esta película el sueño de Kenny es el mio.

El post en si, insuperable!

Saludos!

marcbranches dijo...

No empujen, que hay sitio para todos. J.A. Pérez, aclaración urgente: si te refieres al DVD que han editado hace poco, no te dejes engañar por lo que pone en la parte trasera. Es la versión íntegra, pero por error han puesto la duración del 1er disco. Efectivamente, no tiene que ver la experiencia de verla entera a ver la versión reducida. Yo también me tragué en cine la de 4 horas, y pasasron volando. A ver si es posible ver algún día "Como gusteis", jefa...

Hatt, efectivamente hay mucho de pitoricismo en el "Hamlet" de Branagh, en particular en algunas escenas del interior de Elsinore. Por eso digo que es un festín para todos los sentidos, y se agradece que se deje de moderneces que no sirven para nada. Igual soy el único, pero no soporto la versión Luhrmann de "Romeo y Julieta".

Castigadora, gracias por los piropos (que tanto merezco), me alegro de que te haya gustado. Si uno e cinéfilo, se le hace imposible ignorar a Shakespeare, y eso es lo que me pasa a mí. Sin embargo, reconozco que "Hamlet" me atrae especialmente, y esta versión es el súmmum.

Anónimo dijo...

Entre tanta alabanza creo que mi crítica va a caer un poquito mal.
El amigo Kenneth es un megalómano de pro. Siempre ha querido ser el alter ego de Welles, y se nota. Este Hamlet, del que tan bien hablais se sotiene gracias al "guionista" y a la maravillosa interpretación de casi todos los actores, el resto es puro fuego de artificio.
Recuerdo que el estreno me sorprendió en unas pequeñas vacaciones en Paris y casualmente vimos que se proyectaba en un cine, del que no recuerdo el nombre. Fuimos a verla muy entusiasmados, pero pronto nosotros y el resto de los espectadores nos sentimos incómodos hasta el punto de que muchos de ellos abandonaron la sala en mitad de la proyección.
Nuestra desilusión la mojamos en un maravilloso tugurio escuchando un jazz sobresaliente.
En resumen y para no cansaros. Lo mejor de Keneth, que no se prodiga mucho y si ponemos de ejemplo una adaptación de Shakespeare bien hecha ahí están para demostrarlo el "Macbeth" de Welles y "Otelo" igualmente de Welles.
"Sorry" por la crítica.
Un abrazote.

marcbranches dijo...

Nada, nada, anro, para eso estamos. Como siempre digo, tenéis todo el derecho del mundo a equivocaros... Ningún Shakespeare se aguanta de pie, hoy en día, sin interpretaciones de lujo, no sólo este "Hamlet". Creo que la probada megalomanía de Kenny le jugó una mala pasada a la hora de los prejuicios; pero insisto en que hay veces en las que es necesario un especial gusto por lo que ve uno en el espejo para sacar adelante obras maestras. ¿O no era, más que megalómano, megalomaníaco, el señor Welles? Eso no quita que fuese un genio. No seré yo quien compare a Welles con Branagh (válgame Woody), pero en lo que se refiere a Chespir, hay que asumir que Kenny tiene bastante más bagaje y conocimiento de causa. Lo siento, pero prefiero su "Hamlet" a cualquier "Otelo" de cara pintarrajeada. Saludos.

Josep dijo...

Siento disentir, pero disiento, aunque sólo disiento en parte:

No creo que Keneth sea un megalomaníaco: lo que pasa es que es un gran conocedor de Shakespeare: lo vive y lo interpreta como pocos han hecho.

La grandeza de la obra shakesperiana le otorga, como director e intérprete, un halo especial que no hay que confundir con la megalomanía.

La prueba es que, en otras películas no shakesperianas, la figura de Keneth no brilla a la misma intensidad.

No sé si le has pisado el post a Alicia, pero seguro que a mí sí, de modo que lo guardaré para dentro de un tiempo: me has quitado las ganas de meterme en faena con tu excelente reseña, que me deja poco por añadir.

También disiento cuando se comparan las versiones shakesperianas de Welles y de Keneth: el Othello y el Macbeth de Welles son muy buenas versiones y, naturalmente, Orson realiza un gran trabajo interpretativo también.

Quizás dentro de unos años podamos comprobar si Keneth, con más edad, los representa igual, o mejor, o peor.

Hasta entonces, naturalmente, pienso seguir disintiendo, aunque, mayormente, sigo estando de acuerdo en casi todo.

:-)

Saludos.

marcbranches dijo...

Disentir o no disentir, esa es la cuestión. ¿No es así, Josep? Creo que la condición megalómana de Kenny y su profundo conocimiento de Shakespeare no son conceptos excluyentes. De lo segundo hay poco que discutir; de lo primero, basta con ver "Frankenstein" para cerciorarse. Y en cualquier caso, reitero que el narcisismo, por sí solo, no invalida como autor, aunque suele restar puntos. En este "Hamlet", no es el caso. Por lo demás, siento haberte pisado las ganas de escribir sobre ella; y, que quede claro, no me meto con las versiones shakesperianas de Orson, que son muy buenas.

Manuel Márquez dijo...

Vaya, vaya, y yo que cuando ví el título de la reseña en el agregador pensé que iba a ser una crítica de Celebración, de Thomas Vinterbergh (que eso sí que es podredumbre danesa, y de la gorda...). Pero ya veo que no, que andas canino por pillar una buena cesta de turrones, compa Marc, y que he de reconocer que, desde luego, te la has ganado: si después de esto Alicia no te da un buen aguinaldo, casi mejor que la despidas... Bueno, por cierto, y hablando de otra cosa, la peli ya la veo un día de estos, ¿de acuerdo...?

Un abrazo (y, coñas aparte, enhorabuena: la reseña es genial de todas, todas...).

marcbranches dijo...

Ya te vale, Manuel, mira que relacionar la podredumbre con el "Dogma 95" (aunque, pensándolo bien...). Gracias por el cepillo, que, por cierto, va a ser lo único que saque de este post, porque la Directrice ya ha demostrado que los cocodrilos de sus bolsillos siguen en plena forma. Cuando tengas cuatro horitas libres, échale un vistazo al "Hamlet" de Kenny, es una gozada. Se hacen más cortos sus 232 minutos que 75 de muchísimas otras películas...

Laura Hunt dijo...

Menudo post, Marc, con decirte que me han entrado ganas de salir corriendo a comprarme el dvd de la película, ya te lo digo todo...

Yo esta peli del amigo Kenny no la vi en el cine, porque en mi ciudad solo estrenaron la versión reducida y me negué a ir a verla, así que tuve que esperar hasta que la pasaron por Canal +, que si no recuerdo mal, la pasaban en las dos versiones, la editada doblada, y la entera en V.O.S.E. Total, a lo que iba, que la película es espectacular, y una auténtica gozada y que sus cuatro horas no pesan en absoluto. Esta visto que Brannagh adaptando a Shakespeare es único.

Por cierto, estaba convencida de que esta película acabaría apareciendo en La Linterna tarde o temprano, pero siempre pensé que sería de la mano de Alicia. Vamos, que le has pisado el post descaradamente. Menos mal que has alabado tanto la película como a Kenny, y así, al menos, la habrás dejado contenta.

Saludos!

marcbranches dijo...

Marta, no está caro el DVD, así que ya sabes, pídeselo al gordo ese que va vestido de rojo... En cuanto al pisoteo, Alicia dice que no tenía pensado escribir sobre ella. Claro. Ella iba a escribir sobre la gran obra maestra de Kenny, la refeerncia cinematográfica de cualquier película fantástica que se precie: "Frankenstein de Mary Shelley". Hay que joderse...

Anónimo dijo...

A mí que Branagh casi nunca me gusta, y es verdad que aquí se dejó los cuernos. Gran película.

Un saludo!

marcbranches dijo...

¿No te gusta Kenny, Adrián? Mejor no te cruces con la Directrice por la calle... A mí no me disgusta, aunque no me parece que esté al nivel de genialidad que algunos le atribuyen. "Hamlet" es su gran obra, y la que por justicia debería dejarle postrado en la posteridad. Saludos.

Anónimo dijo...

kenneth Branagh comenzó muy bien con Henry V, pero su carrera ha dejado mucho que desear, y su ambición no va pareja con los resultados.

Hamlet, sin embargo, sorprende por su verdad, su sinceridad y su originalidad. Realmente, Branagh estaba inspirado.

La directrice que se ponga como le de la gana, ;)

Saludos

 
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