Voy a romper una lanza a favor de un género que normalmente es de los mas despreciados: la “comedia romántica”. Soy la primera en reconocer que hay mucha basura catalogada con esa etiqueta, pero, seamos sinceros ¿cuantos de vosotros no habríais conseguido avanzar en vuestras conquistas si no hubierais llevado a la chica de turno a ver una comedia romántica para preparar el camino? Es injusto colocarlas a todas en el mismo saco, las hay que no son excesivamente pastelosas y no ofenden la inteligencia del espectador. Creo que la quinta esencia de lo mejor de ellas está en Desayuno con diamantes.
Basada en una novela de Truman Capote, a la que se le dio un final feliz que no tenía, en realidad nos muestra a dos perdedores que no quieren aceptar que lo son, engañándose a si mismos. Holly considera que es totalmente normal que le den cincuenta dólares cada vez que va al tocador, sin entender que eso la convierten en una especie de prostituta de lujo, y Paul quiere hacerse pasar por escritor, cuando en realidad es un mantenido. Los dos tienen miedo de enfrentarse a la realidad y al fracaso y se aferran al pasado: él al éxito de su primer libro y ella al recuerdo de su hermano Fred.
Blake Edwards nos retrata la “dolce vita” neoyorkina en escenas memorables como la de la fiesta del apartamento de Holly, heredera de la del camarote de los hermanos Marx, y cuenta con un irreconocible Mickey Rooney se encarga de poner las gotas de humor que ya preparaban para La pantera rosa.
¿Pero que hay en esta película de especial para que sobreviva al paso del tiempo? La razón es Holly Golightly, una de las criaturas mas deliciosas y encantadoras que han pasado por la pantalla. Tal como la define uno de los personajes “Es una farsante, pero es sincera”. Esta muchacha alocada, acostumbrada a tratar con dos tipos de hombres: los “canallas” y los “supercanallas”, cuyo único consuelo para sus “días rojos” es asomarse al escaparate de Tiffany’s para ver un mundo perfecto, que no quiere tener nada de su propiedad para no tener obligaciones y se sabe de memoria las listas de los hombres mas ricos del país, es la evolución lógica de la aventurera Lorelai Lee de Los caballeros las prefieren rubias. Pero su vida es un desastre; por muchos billetes de cincuenta dólares que le den para ir al tocador, su cuenta siempre acaba en números rojos.
Con frases como “Ese es el tipo de carta que una chica no puede leer sin tener los labios pintados”, “ Hay ciertas sombras de la iluminación que pueden destrozar el aspecto de una chica”,o “Se puede decir que tipo de persona cree un hombre que eres por los pendientes que te regala” no es de extrañar que Holly se convirtiera en todo un icono de la moda, y para eso hacía falta alguien capaz de vestir modelos de alta costura sin que pareciera que iba disfrazada. La única con esas condiciones era Audrey Hepburn, pudiendo ser con toda la naturalidad del mundo tanto la más sofisticada de las criaturas como la agradable “vecinita del lado”.
George Peppard, que por aquel entonces seguro que nunca soñó que acabaría siendo Hannibal, es el encargado de darle la réplica a Audrey, junto con una Patricia Neal en el mas puro estilo Mrs. Robinson.
La próxima vez que critiquéis la comedia romántica, no seáis tan duros ¿o es que nunca habéis tenido un “día rojo”?
Basada en una novela de Truman Capote, a la que se le dio un final feliz que no tenía, en realidad nos muestra a dos perdedores que no quieren aceptar que lo son, engañándose a si mismos. Holly considera que es totalmente normal que le den cincuenta dólares cada vez que va al tocador, sin entender que eso la convierten en una especie de prostituta de lujo, y Paul quiere hacerse pasar por escritor, cuando en realidad es un mantenido. Los dos tienen miedo de enfrentarse a la realidad y al fracaso y se aferran al pasado: él al éxito de su primer libro y ella al recuerdo de su hermano Fred.
Blake Edwards nos retrata la “dolce vita” neoyorkina en escenas memorables como la de la fiesta del apartamento de Holly, heredera de la del camarote de los hermanos Marx, y cuenta con un irreconocible Mickey Rooney se encarga de poner las gotas de humor que ya preparaban para La pantera rosa.
¿Pero que hay en esta película de especial para que sobreviva al paso del tiempo? La razón es Holly Golightly, una de las criaturas mas deliciosas y encantadoras que han pasado por la pantalla. Tal como la define uno de los personajes “Es una farsante, pero es sincera”. Esta muchacha alocada, acostumbrada a tratar con dos tipos de hombres: los “canallas” y los “supercanallas”, cuyo único consuelo para sus “días rojos” es asomarse al escaparate de Tiffany’s para ver un mundo perfecto, que no quiere tener nada de su propiedad para no tener obligaciones y se sabe de memoria las listas de los hombres mas ricos del país, es la evolución lógica de la aventurera Lorelai Lee de Los caballeros las prefieren rubias. Pero su vida es un desastre; por muchos billetes de cincuenta dólares que le den para ir al tocador, su cuenta siempre acaba en números rojos.
Con frases como “Ese es el tipo de carta que una chica no puede leer sin tener los labios pintados”, “ Hay ciertas sombras de la iluminación que pueden destrozar el aspecto de una chica”,o “Se puede decir que tipo de persona cree un hombre que eres por los pendientes que te regala” no es de extrañar que Holly se convirtiera en todo un icono de la moda, y para eso hacía falta alguien capaz de vestir modelos de alta costura sin que pareciera que iba disfrazada. La única con esas condiciones era Audrey Hepburn, pudiendo ser con toda la naturalidad del mundo tanto la más sofisticada de las criaturas como la agradable “vecinita del lado”.
George Peppard, que por aquel entonces seguro que nunca soñó que acabaría siendo Hannibal, es el encargado de darle la réplica a Audrey, junto con una Patricia Neal en el mas puro estilo Mrs. Robinson.
La próxima vez que critiquéis la comedia romántica, no seáis tan duros ¿o es que nunca habéis tenido un “día rojo”?
11 comentarios:
Es cierto que la comedia romántica siempre ha caído en manos de críticas deleznables de forma injusta y como si se metiera en la misma bolsa a varios films que no lo merecen. Este de Blake Edwars es brillante. Otro director que siempre trabajó bien este género es Stanley Donen. Saludos!
Buena película. Bajo la apariencia de una comedia romántica se encierra una crítica clara contra las clases sociales más acomodadas y de lo que algunas personas llegan a hacer para ganarse un hueco entre los primeros.
El papel por el que será siempre más recordada la dulce Audrey (que no el mejor, me sigo quedando con su madura Marian del Robin de Lester). En cambio sí que es el mejor papel (que no el más recordado) del "Coronel Smith" Peppard, un actor que creo que nunca se le valoró en su justa medida.
Me encanta el comienzo de la película;un gran plano de una calle de New York vacía, solo un taxi se mueve por la calle, de él sale Audrey, con su traje largo negro, sus perlas, y su desayuno. Mientras mira el escaparate de Tiffany's con sus gafas de sol, se toma su café, suena Moon river... Precioso!!!!
Cierto, Budokan, Blake Edwards, Stanley Donen o Richard Quine son directores que nos hicieron pasar muy buenos momentos.
JR, la Marian de Audrey, compartiendo arrugas con un espléndido Sean Connery, es un papel muy bonito, aunque también resulta adorable en Charada o Sabrina.
George Peppard empezó muy bien,con Desayuno con diamantes y Con él llegó el escándalo. Lastima.
Es que a las comedias románticas les han dado mala fama las películas del género de los últimos años, que suelen ser bastante tontorronas, pero si miramos al cine clásico nos encontramos con obras maestras como Ninotchka, o Sucedió una Noche. Por cierto, que recientemente he leído que hay un proyecto de hacer un remake de esa maravilla de Mitchell Leisen llamada Medianoche,con Reese Witherspoon retomando el personaje que en su día hizo la gran Claudette Colbert.... escalofríos me dan de pensar lo que puede salir de ahí.
En cuanto a Desayuno con Diamantes, creo que es, probablemente la comedia romántica más triste de la historia, y es que, debajo de ese tono ligero, en realidad lo que se nos cuenta es triste, y el personaje de Holly Golightly es uno de los más conmovedores que he visto en el cine. No puedo evitar que se me caiga alguna lagrimilla cada vez que veo la escena en que canta Moonriver. Audrey Hepburn está sensacional en la película.
Saludos.
Aquí, otro que, sin ser muy seguidor del género -y ahí estoy totalmente de acuerdo con Laura Hunt, no le hace ningún favor al mismo la línea actual de "richardgeradas" y "juliarobertsadas" que en él predominan...-, sí que es seguidor convicto y confeso de esta Desayuno con diamantes. Esto sí que es una peli crepuscular, y no los westerns de los ochenta... Además, preciosa, todo hay que decirlo.
Un abrazo.
Es que Pretty Woman ha hecho mucho daño...
Cierto, Laura, en la época clásica se rodaron grandes comedias románticas; los pelos de punta se me ponen de pensar en el remake de esa maravilla que es Medianoche. Y cierto, Pretty woman hizo mucho daño.También estoy de acuerdo en que en el fondo la historia es muy triste, pero ¡que gran personaje es Holly!
Manuel me ha gustado lo de crepuscular ¿acaso crees que ya no hay Hollys en la actualidad? Yo creo que si, no hay mas que ver la prensa rosa, aunque sin su encanto y sofisticación.
Siiiiii, es una película casi perfecta... Aunque esté mal que yo lo diga pero mi líbido ha quedado muy influenciada por la protagonista de esta película, y además muchas de sus réplicas las empleo todavía cuando afilo un poco las armas del flirteo.... No hace falta que diga que no sirve para triunfar, pero me quedo muy a gusto probándolas en la vida real...
Nos leemos!!!
¿Has probado a decir frases como las de George Peppard en el taxi, Manuel? No me puedo creer que no te hayan servido. Audrey fue una criatura irrepetible.
Perdón, perdón, quería decir Sesión, no Manuel(yo también tengo mis dias rojos)
Jajajajaja!!!! esa de los días rojos es otra frase que utilizo!!... Aunque todas lo toman por un significado mucho más biológico, no en el sentidio audreyniano...
También diré de paso que mi escena favorita es cuando los dos salen a hacer cosas por turnos (la biblioteca, la tienda de todo a 1 dólar), y el diálogo en Tiffany's insuperable:
-Ya sé que ustedes tienen de todo, pero aquí tenemos esto por 10 dólares.... [ironía sutil sutil y delicada del dependiente de la joyería]
Nos leemos!!!
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