¿SUPERHOMENAJE O SUMISIÓN?

Lo reconozco. Nunca me ha gustado demasiado Superman. Siempre me ha parecido un paleto boy scout de Kansas, con un grave problema de criterio para la vestimenta (calzoncillos rojos, camisas de cuadros marca "Canadian leniador", gafas tamaño XXL) y demasiado todopoderoso. La primera señal de mi ateísmo, supongo. Sin embargo, recuerdo vívidamente la sensación que me produjo, a mis 7 años, la visión del Superman de Richard Donner. Con la inestimable colaboración de la colección de cromos, tenía extraordinariamente presente todas y cada una de las escenas. Por no hablar de Superman II, de Richard... bueno, de los dos Richards (Lester y Donner) , y cómo jaleé la polémica escena final en la que Supes se venga del tipo que le había partido la nariz en un bareto de camioneros empotrándolo en una máquina de millón, en una escena totalmente fuera de personaje. Volví a verlas en cuanto aparecieron en formato VHS (pirata, por supuesto, que de aquella ya se pirateaban películas, o qué os creíais...) varias veces, y me entró curiosidad por el personaje en su formato original, el cómic. Mis padres me compraron un par de tomos recopilatorios del supertipo, en los que Lois Lane era Luisa Lane, Smallville era Villachica, Perry White era Pedro White, Jimmy Olsen era Jaime Olsen... (era peor lo de Batman: Bruce Wayne y Dick Grayson eran ¡¡¡Bruno Díaz y Ricardo Tapia!!!) (Oséase: "construir una tapia" en inglés se dice "to build a grayson") , y en los cuales el supertipo se había enfundado un traje de Superman desde la más tierna infancia (Superniño, Superchico...) . Aún así, me gustaban. Luego alguien me regaló un cómic de Batman de los setenta, con todo su goticismo y sordidez, y se acabó la idolatría del defensor de Metrópolis.

¿Por qué este ataque de "Cuéntame" que acabo de compartir con todos vosotros, tiernos infantes? Porque me da la impresión de que a Bryan Singer le tuvo que suceder algo similar. Si no no se explica el ejercicio de rendición que supone Superman returns a la película original. Si durante el visionado de la película parecía obvio, después de ver en Antena 3, un par de días después, el original, el asunto tornó en casi denunciable por parte de Richard Donner. El flojo guión de Michael Dougherty, Dan Harris y el propio Singer muestra de manera impúdica una actitud absurdamente genuflexa hacia su referente. Es como si asumieran la imposibilidad de estar a su altura (que tampoco es Ciudadano Kane, leche...). Son incontables las frases ("¿Qué me decía mi padre?" "¡Tierras, tierras!") , situaciones (la entrevista de Lois a Superman, el desmayo de Lois después del salvamento aéreo) e incluso el plan de Luthor (qué manía tiene de edificar en nuevos continentes... le podríamos presentar a un tal señor Roca...) , que nos retrotraen inmediatamente al primer Superman. Lástima que carezca de la mayoría de sus virtudes. Entre otras carencias, el casting. No es suficiente que Brandon Routh se parezca a Christopher Reeve como para considerarle actor; Kate Bosworth pasa a ser la Lois Lane más sosa de la historia, incluyendo a las televisivas; y ni siquiera Frank Langella parece creerse su Perry White. Tan sólo Kevin Spacey da con el tono adecuado sin esfuerzo, limitándose a subir un par de grados de mala leche y bajar otro par de grados el histrionismo del Luthor de Gene Hackman. Por no hablar de los agujeros de guión, como la propia ausencia de Supes (¿pero a dónde xzxkzxzzxxjñches ha ido Superman? ¿A Krypton? ¿Pero no se había "roto"? ¿5 años explorando? ¿Cómo se alimentaba durante esos 5 años? ¿En un McKrypton?¿Y por qué vuelve en una nave igualita a la que le trajo la primera vez? ¿Se destruyó todo el planeta excepto el servicio de taxis?) , la escena de acción final OJO SPOILER (el terrenito de Luthor tiene suficiente kryptonita para que los matones le apaleen, pero no para impedir que levante todo el puñetero continente hasta más allá de la biosfera...) FIN SPOILER y...

Bueno, "lo" del niño. Es que prefiero ni comentarlo...

Total, una decepción. Salvan la película las (pocas) escenas de acción, el empeño de Singer para que nos sintamos "volando" con el hombre de acero, a base de ser meticuloso incluso en el sonido de los movimientos de la capa. Y, desde luego, la sensación de escuchar de nuevo, en una sala de cine, la emocionante fanfarria de John Williams , que le eriza la piel al más pintado. Quizás sólo por eso vale la pena ir a verla. Y luego, eso sí, largarse del cine.