En varias ocasiones ya he mencionado a la tristemente famosa “caza de brujas”; me parece uno de los acontecimientos más vergonzosos de la historia de los Estados Unidos. El hecho que la tan proclamada “tierra de las libertades” tratara peor que a delincuentes a personas que lo único que habían hecho era tener una ideología diferente me resulta tan inconcebible que parece mentira. Pero ocurrió, y no hace tanto tiempo, precisamente.
A quien repercutió más fue a la gente del cine. Los llamados “Diez de Hollywood” fueron los primeros; la mayoría de ellos eran guionistas, ya que eran los que podían transmitir un mensaje a través de las historias. Y entre ellos estaba Dalton Trumbo. Y de él habla el documental Trumbo y la lista negra.
Trumbo era uno de los guionistas más famosos y reconocidos del momento, todo director que se preciara quería trabajar con él, pero todo cambió de la noche a la mañana a la que se supo que estaba en la dichosa lista negra. Hay quien a la hora de declarar ante el Comité de Actividades Antiamericanas se despachó a gusto, como Adolphe Menjou o Robert Taylor, diciendo auténticas joyas en contra de los comunistas que harían tener vergüenza ajena a cualquiera; los hay se acogieron a la primera enmienda, que se refiere a la libertad de expresión, o a la quinta, en la que no se permite declarar contra uno mismo, o los que fueron condenados de desacato. Trumbo fue de estos últimos. Estuvo en la cárcel una temporada, desde la que escribió una preciosa carta a su hijo explicándole cómo nació, firmándola con su número de preso.
Una vez ya en libertad el problema fue encontrar trabajo, nadie quería contratarlo y empezó a tener problemas económicos, por lo que tuvo que hacer como muchos otros compañeros suyos, trabajar con seudónimos o buscando testaferros. Irónicamente (si eso no lo es, que venga Billy Wilder y lo vea), ganó un Oscar por The brave one bajo el seudónimo de Robert Rich; fue la única ocasión en la historia de la gala en que nadie recogió el premio, hasta que finalmente se le entregó en 1975. Con Vacaciones en Roma pasó algo parecido, ya que aparecía un nombre que no era el suyo, pero con el tiempo lo rectificaron.
El documental ya tenía el interés garantizado, y lo ilustran imágenes de archivo del propio Trumbo, pero sobre todo lecturas de cartas que escribió, recitadas por gente como Donald Sutherland, Michael Douglas, Paul Giammatti, Liam Neeson, Nathan Lane… tal vez se abusa un poco de estas lecturas, pero Trumbo escribía tan bien que da gusto oirlas, parecen auténticos monólogos teatrales, además que son variadísimas, desde una delirante dedicada a su hijo hablándole de la masturbación, a una dirigida a una compañía telefónica, las dos divertidísimas, a otras conmovedoras hablando de los muertos de la guerra o se enfermedades. Desde luego era una persona con unas ideas sumamente claras, y podría haberse dedicado perfectamente a la política. Uno no puede menos que recordar una de sus escenas más famosas, el alzamiento de los esclavos diciendo “Yo soy Espartaco”, pero desgraciadamente nadie se unió a él diciendo “Yo soy Dalton Trumbo”.
A quien repercutió más fue a la gente del cine. Los llamados “Diez de Hollywood” fueron los primeros; la mayoría de ellos eran guionistas, ya que eran los que podían transmitir un mensaje a través de las historias. Y entre ellos estaba Dalton Trumbo. Y de él habla el documental Trumbo y la lista negra.
Trumbo era uno de los guionistas más famosos y reconocidos del momento, todo director que se preciara quería trabajar con él, pero todo cambió de la noche a la mañana a la que se supo que estaba en la dichosa lista negra. Hay quien a la hora de declarar ante el Comité de Actividades Antiamericanas se despachó a gusto, como Adolphe Menjou o Robert Taylor, diciendo auténticas joyas en contra de los comunistas que harían tener vergüenza ajena a cualquiera; los hay se acogieron a la primera enmienda, que se refiere a la libertad de expresión, o a la quinta, en la que no se permite declarar contra uno mismo, o los que fueron condenados de desacato. Trumbo fue de estos últimos. Estuvo en la cárcel una temporada, desde la que escribió una preciosa carta a su hijo explicándole cómo nació, firmándola con su número de preso.
Una vez ya en libertad el problema fue encontrar trabajo, nadie quería contratarlo y empezó a tener problemas económicos, por lo que tuvo que hacer como muchos otros compañeros suyos, trabajar con seudónimos o buscando testaferros. Irónicamente (si eso no lo es, que venga Billy Wilder y lo vea), ganó un Oscar por The brave one bajo el seudónimo de Robert Rich; fue la única ocasión en la historia de la gala en que nadie recogió el premio, hasta que finalmente se le entregó en 1975. Con Vacaciones en Roma pasó algo parecido, ya que aparecía un nombre que no era el suyo, pero con el tiempo lo rectificaron.
El documental ya tenía el interés garantizado, y lo ilustran imágenes de archivo del propio Trumbo, pero sobre todo lecturas de cartas que escribió, recitadas por gente como Donald Sutherland, Michael Douglas, Paul Giammatti, Liam Neeson, Nathan Lane… tal vez se abusa un poco de estas lecturas, pero Trumbo escribía tan bien que da gusto oirlas, parecen auténticos monólogos teatrales, además que son variadísimas, desde una delirante dedicada a su hijo hablándole de la masturbación, a una dirigida a una compañía telefónica, las dos divertidísimas, a otras conmovedoras hablando de los muertos de la guerra o se enfermedades. Desde luego era una persona con unas ideas sumamente claras, y podría haberse dedicado perfectamente a la política. Uno no puede menos que recordar una de sus escenas más famosas, el alzamiento de los esclavos diciendo “Yo soy Espartaco”, pero desgraciadamente nadie se unió a él diciendo “Yo soy Dalton Trumbo”.
8 comentarios:
Un documental excelente de un hombre lleno de talento.
Las cartas reflejan lo bien que escribía este hombre, me quedo con la que lee Joan Allen, impresionante.
Un saludo!
Recuerdo que las dos coincidimos viendo el documental el mismo día, Marguis. A mi lo que me gustó -aparte de lo bien escritas que estaban- es lo variadas que eran las cartas que escribía, ya que iban desde lo más sentimental, a lo cómico o lo político. Sin duda tenía talento.
Desconocía ese documental, que me parece muy interesante, al formar parte de la historia del cine.
Seguro que esos textos son brillantes, no en vano Trumbo fue un excelente guionista.
Habrá que buscarlo.
Saludos.
Efectivamente, Josep, es sumamente interesante para cualquier aficionado al cine; y en realidad no sólo del cine, sino de quien le guste la historia contemporánea.
Pues sí, habrá que verlo.
Saludos
Por eso he hablado de éste documental, Möbius, porque creo que os puede interesar.Saludos a todos.
Tendré que ver el documental. Lo que no pude encontrar en internet son esas cartas. Si alguien conoce un sitio donde puedan encontrarse que avise, plis.
Un abrazo!
Prueuba con Additional dialogue: the letters of Dalton Trumbo, Faraway. En Amazon aparecen.
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