Durante un tiempo, el cine británico fue sinónimo de adaptaciones literarias de novelas de época, de ritmo pausado, con ambientaciones cuidadísimas y actores todoterreno… y en buena parte la responsable fue Una habitación con vistas.
James Ivory había hechos adaptaciones de obroas de Henry James como Los europeos y Las bostonianas, pero con Una habitación con vistas consiguió un inesperado éxito, debido a su finísima ironía y un sentido de alegría de vivir del que carecían esas películas. E. M. Foster también había funcionado muy bien con Lean en Pasaje a la India, pero no volvió a darle suerte a Ivory con Maurice, aunque sí con Regreso a Howard's End.
Ya desde la primera escena, mientras suena O mio babbino caro, la fusión de imágenes y música resultó de lo más efectiva. La historia la hemos visto en multitud de ocasiones: joven reprimida del norte que sucumbe a los encantos y sensualidad del sur, pero pocas veces se ha tratado tan acertadamente. Nada más apropiado que la era victoriana e Italia para demostrar este enfrentamiento.
Curiosamente, los turistas de esa época tienen muchas similitudes con los de los viajes organizados de la actualidad: no les gustan sus habitaciones o la comida, o son víctimas de los guías que van a su busca y captura.
Una joven, Lucy (Helena Bonham Carter) y su prima Charlotte (Maggie Smith) coinciden en un hotel de Florencia con Mr. Emerson (Denhom Elliot) y su hijo George (Julian Sands); ellas están disgustadas de que su habitación no tenga vistas y ellos se las cambian gustosos, ante el asombro del resto de huéspedes, que consideran una muestra de mal gusto el entusiasmo e insistencia del padre ante el cambio (la etiqueta ante todo, please).
George es un mar de dudas,que siembra una interrogante donde quiera que va, cuestionándose todo. Pero todo cambia cuando, en el transcurso de una excursión, en un inmenso campo de cebada y amapolas, se encuentra con Lucy y sin mediar palabra se funden en un beso.
De vuelta a Inglaterra, Lucy quiere olvidar lo sucedido y se compromete con Cecil (Daniel Day Lewis), que es más estirado que la paga de un mileurista y no soporta la fealdad o las cosas vulgares.
Daniel Day Lewis es el más caricaturesco de todo el reparto, aunque al menos no está tan atormentado como de costumbre. La escena del primer beso de Lucy y Cecil muestra la diferencia del que hubo con George; éste ha sido torpe, accidentado y frio (tienes los días contados, baby).
La película está dividida en una especie de capítulos, con unos divertidos títulos, especialmente los que empiezan Mintiendo a…, que concluyen con una frase del sr. Emerson “¿Porqué había de confiar en usted? Nos ha estado mintiendo a todos”.
Con los actores británicos siempre se va sobre seguro, y ahí están Maggie Smith como la prima solterona que se quiere dar aires de “mujer de mundo”, Judy Dench como la turista aventurera, o Simon Callow como el sacerdote que descubre a la auténtica Lucy por su manera de tocar a Beethoven. Realmente divertida la escena en que Judy Dench le dice entusiasmada a Maggie Smith que huela, porque ese es el auténtico olor de Florencia, y esta última se tapa a escondidas la nariz, a punto de vomitar.
Helena Bonham Carter desde entonces tuvo que cargar con el sambenito de hacer de jóvenes de época, y respecto a Julian Sands, buen… pues eso.
James Ivory había hechos adaptaciones de obroas de Henry James como Los europeos y Las bostonianas, pero con Una habitación con vistas consiguió un inesperado éxito, debido a su finísima ironía y un sentido de alegría de vivir del que carecían esas películas. E. M. Foster también había funcionado muy bien con Lean en Pasaje a la India, pero no volvió a darle suerte a Ivory con Maurice, aunque sí con Regreso a Howard's End.
Ya desde la primera escena, mientras suena O mio babbino caro, la fusión de imágenes y música resultó de lo más efectiva. La historia la hemos visto en multitud de ocasiones: joven reprimida del norte que sucumbe a los encantos y sensualidad del sur, pero pocas veces se ha tratado tan acertadamente. Nada más apropiado que la era victoriana e Italia para demostrar este enfrentamiento.
Curiosamente, los turistas de esa época tienen muchas similitudes con los de los viajes organizados de la actualidad: no les gustan sus habitaciones o la comida, o son víctimas de los guías que van a su busca y captura.
Una joven, Lucy (Helena Bonham Carter) y su prima Charlotte (Maggie Smith) coinciden en un hotel de Florencia con Mr. Emerson (Denhom Elliot) y su hijo George (Julian Sands); ellas están disgustadas de que su habitación no tenga vistas y ellos se las cambian gustosos, ante el asombro del resto de huéspedes, que consideran una muestra de mal gusto el entusiasmo e insistencia del padre ante el cambio (la etiqueta ante todo, please).
George es un mar de dudas,que siembra una interrogante donde quiera que va, cuestionándose todo. Pero todo cambia cuando, en el transcurso de una excursión, en un inmenso campo de cebada y amapolas, se encuentra con Lucy y sin mediar palabra se funden en un beso.
De vuelta a Inglaterra, Lucy quiere olvidar lo sucedido y se compromete con Cecil (Daniel Day Lewis), que es más estirado que la paga de un mileurista y no soporta la fealdad o las cosas vulgares.
Daniel Day Lewis es el más caricaturesco de todo el reparto, aunque al menos no está tan atormentado como de costumbre. La escena del primer beso de Lucy y Cecil muestra la diferencia del que hubo con George; éste ha sido torpe, accidentado y frio (tienes los días contados, baby).
La película está dividida en una especie de capítulos, con unos divertidos títulos, especialmente los que empiezan Mintiendo a…, que concluyen con una frase del sr. Emerson “¿Porqué había de confiar en usted? Nos ha estado mintiendo a todos”.
Con los actores británicos siempre se va sobre seguro, y ahí están Maggie Smith como la prima solterona que se quiere dar aires de “mujer de mundo”, Judy Dench como la turista aventurera, o Simon Callow como el sacerdote que descubre a la auténtica Lucy por su manera de tocar a Beethoven. Realmente divertida la escena en que Judy Dench le dice entusiasmada a Maggie Smith que huela, porque ese es el auténtico olor de Florencia, y esta última se tapa a escondidas la nariz, a punto de vomitar.
Helena Bonham Carter desde entonces tuvo que cargar con el sambenito de hacer de jóvenes de época, y respecto a Julian Sands, buen… pues eso.
4 comentarios:
¡Ah! Una habitación con vistas... cuando ves este tipo de películas en la adolescencia te quedas lela para siempre, a mi me pasa, tan romántica y tan graciosa... la película se estructura como los capítulos del libro y la fina ironía de Foster sobre las convenciones sociales se deja ver en esas frases introductorias.
Helena Bonham Carter, si no fuera por este film y por Lady Jane (otro hacedor de lágrimas garantizado) no creo que fuera tan conocida hoy, si bien parece encasillada en trajes de época y corsés siempre tendremos a su Marla de El club de la lucha para recordarnos que nos deslicemos.
Bueno, compa Alicia, una de ésas que tengo pendiente desde hace muchísimo tiempo (fíjate, la tengo en un ejemplar en VHS editado por Weekend Vídeo, ya ha llovido...). Tu excelente reseña me ha hecho recordar que no sería mal invento el de echarle un visionado más pronto que tarde...
Un fuerte abrazo y buen fin de semana.
Me gustó bastante cuando la vi en el cine; una película romántica, amable, muy bien ambientada e interpretada.
Pero lo cierto es que no me acordaba de la participación de Daniel ni de Julian; no sé porqué, pero tan sólo recordaba a Helena, Maggie y Judy.
quizás porque los personajes de los varones están algo desleídos, no me acuerdo muy bien...
Saludos.
Cierto, Marguis, la ironía de los títulos está muy bien. Helena Bonham Carter estaba deseando quitarse la etiqueta de encima de "chica de época", cuando ella es lo más opuesto que pueda haber a una chica victoriana. Al final lo consiguió, afortunadamente; El club de la lucha y su relación con Burton la ayudaron a ello.
Creo que es un tipo de película que gusta a todo el mundo, Manuel, y puede recomendarse sin problemas, así que ya que tienes el DVD en casa, anímate y ya dirás qué te ha parecido.
Cierto que los personajes femeninos están mejor trazados, Josep, pero al menos Simon Callow y Denhom Elliot trazan los suyos muy bien ¿No recordabas a Daniel? Pues precisamente se burlaron bastante de él por esta actuación, y hay una película en la que se parodiaba este tipo de películas (digamos Merchant-Ivory), y uno de los personajes se llamaba precisamente Daniel Day Lewis.
Buen fin de semana a todos
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