Pocas veladas son más míticas en la historia de la literatura de terror que las que pasaron en Suiza en 1816 Byron, Shelley y Polidori; en contaste con el plácido y aburrido paisaje suizo (o quizás debido precisamente a ello), estos escritores, unos auténticos hippies adelantados a su tiempo, decidieron escribir un relato de terror cada uno, para amenizar sus noches. De esas veladas surgieron, de la mano de Polidori, El vampiro, que sirvió de inspiración a Drácula, en el que se burlaba de Byron y de las de Mary Shelley, esposa de Percy B. Shelley, Frankenstein.
No es de extrañar que unas reuniones así interesaran al mundo del cine, y mucho menos a un director que también es escritor, como Gonzalo Suárez, que con Remando al viento consiguió su mayor éxito de crítica y público. Su belleza es deslumbrante, empezando por las imágenes del comienzo y la figura de una persona amortajada que se incopora, pero -¡ay!- desgraciadamente le falta algo para ser la gran película que pudo haber sido, aunque su visión sigue siendo recomendable.
Como ya he dicho era de suponer que a un escritor como Suárez le fascinara la idea de un escritor que crea una criatura terrorífica y ésta cobra vida propia; los sueños de la razón crean monstruos, dicen, pues los de la imaginación pueden ser aún mas terribles. Pero, curiosamente, el gran fallo de la película es que explota poco esa premisa, pues de la propuesta de escribir cada uno un relato pasamos directamente a la muerte de Polidori, con lo que nos perdemos la escena más deseada. Es al final cuando parece que intenta solucionarse el error, con la conversación entre Byron y Mary Shelley, pero ya es demasiado tarde (pese a que es una escena magnífica). Aún así, cada una de las apariciones de la criatura (José Carlos Rivas) son espléndidas, incluida la que homenajea la escena del monstruo de Frankenstein y la niña de las margaritas de la película de Whale. La caracterización de la criatura es muy buena: inquietante y realista al mismo tiempo, con un adecuado toque gotico.
Seductor, egocéntrico y maniático, es de suponer que Hugh Grant estaría a sus anchas interpretando a Byron. Una lozana e irreconocible Elizabeth Hurley es su enamorada, aunque no sea correspondida. José Luís Gómez es un estupendo Polidori, siendo el representante español con más protagonismo del reparto, aunque el cameo de Josep Mª Pou como aduanero italiano intentando descubrir cuales de los libros de Shelley están prohibidos o no resulta divertida.
Una buena muestra de que otro cine español es y debe ser posible. Claro que los que quieran otra forma de interpretar esa mítica reunión está Gothic, que hay gustos para todo y cuenta con la recientemente fallecida Natasha Richardson.
No es de extrañar que unas reuniones así interesaran al mundo del cine, y mucho menos a un director que también es escritor, como Gonzalo Suárez, que con Remando al viento consiguió su mayor éxito de crítica y público. Su belleza es deslumbrante, empezando por las imágenes del comienzo y la figura de una persona amortajada que se incopora, pero -¡ay!- desgraciadamente le falta algo para ser la gran película que pudo haber sido, aunque su visión sigue siendo recomendable.
Como ya he dicho era de suponer que a un escritor como Suárez le fascinara la idea de un escritor que crea una criatura terrorífica y ésta cobra vida propia; los sueños de la razón crean monstruos, dicen, pues los de la imaginación pueden ser aún mas terribles. Pero, curiosamente, el gran fallo de la película es que explota poco esa premisa, pues de la propuesta de escribir cada uno un relato pasamos directamente a la muerte de Polidori, con lo que nos perdemos la escena más deseada. Es al final cuando parece que intenta solucionarse el error, con la conversación entre Byron y Mary Shelley, pero ya es demasiado tarde (pese a que es una escena magnífica). Aún así, cada una de las apariciones de la criatura (José Carlos Rivas) son espléndidas, incluida la que homenajea la escena del monstruo de Frankenstein y la niña de las margaritas de la película de Whale. La caracterización de la criatura es muy buena: inquietante y realista al mismo tiempo, con un adecuado toque gotico.
Seductor, egocéntrico y maniático, es de suponer que Hugh Grant estaría a sus anchas interpretando a Byron. Una lozana e irreconocible Elizabeth Hurley es su enamorada, aunque no sea correspondida. José Luís Gómez es un estupendo Polidori, siendo el representante español con más protagonismo del reparto, aunque el cameo de Josep Mª Pou como aduanero italiano intentando descubrir cuales de los libros de Shelley están prohibidos o no resulta divertida.
Una buena muestra de que otro cine español es y debe ser posible. Claro que los que quieran otra forma de interpretar esa mítica reunión está Gothic, que hay gustos para todo y cuenta con la recientemente fallecida Natasha Richardson.
5 comentarios:
Ví Remando al viento cuando se estrenó en pantalla comercial (aún había salas grandes en Córdoba, madre mía...), y después la he repasado un par de veces en vídeo. Está claro que tiene un puntito excesivo y, a veces, le falta agilidad narrativa, pero, en conjunto, creo que está bastante bien, y, por supuesto, se sale del "parchís" de nuestro cine de manera más que rotunda. También veo muy complicado que alguien esté por la labor de recoger un testigo de este tipo; los posibles candidatos se van por ramas demasiado elevadas, me temo...
Un fuerte abrazo y buena semana.
Alicia, no te lo querrás creer, pero tengo encima de mi mesa toda la documentación relativa a la famosa reunión de Villa Diodati, incluído el relato "El Vampiro" de Polidori. Yo quería centrar mi relato en la película "Gothic" del excéntrico y hoy desplazado Ken Russel.
La película de Gonzalo Suarez es infinitamente mejor que la del director inglés, aunque como bien apuntas le fallaron algunos puntos esenciales.
Tal vez escriba algo diferente de lo que pensaba pero centrado en el mismo asunto porque es una pena desperdiciar todo el material que había reunido, incluída una pequeña experiencia personal.
Un abrazote.
El hecho que la hayas visto más de una vez dice bastante del poder de fascinación de las imágenes de la película, Manuel, aunque no resultara redonda. No nos demos por vencidos, que el cine español aún nos puede dar buenas sorpresas.
Por supuesto que te creo, Antonio, la blogosfera no es tan grande, y menos entre personas con gustos parecidos. Me encantará leer lo que escribas sobre las famosas reuniones, ya que es un tema fascinante, pero si te centras en Gothic a ver si te acaba saliendo un post tipo Ed Wood de los de mi compañero (lo que también podría estar muy bien, por cierto)
Esta no la he visto, en buena parte por una convicción propia: si puedo, me escapo de ver cintas protagonizadas por Mr. Grant: no lo soporto; me sorprende que nadie le contrate, porque siempre hace lo mismo y no es nada que merezca la atención; el mismo mohín repetido hasta la saciedad.
O sea, que es verlo encabezando cartel y huir como de la peste...
Saludos.
A mi no me cae tan mal Hugh Grant, Josep, es cierto que se ha encasillado en comedias románticas pero aún sigue teniendo una saludable capacidad de reirse de sí mismo que está muy bien, pero eso sí en Sentido y sensibilidad chirriaba cosa mala.
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