No hay ni habrá una película mas perturbadora y fascinante que La parada de los monstruos.
Tod Browning ya desde niño mostró su afición por el mundo del circo y las variedades, donde trabajó varios años. Todas sus experiencias le marcaron a la que pasó al mundo del cine, tanto en la etapa muda con películas como El trío fantástico o Garras humanas, o en la etapa hablada con La parada de los monstruos o Muñecos infernales.
Resulta difícil creer que la Metro produjera una película así, que fue censurada, prohibida en muchos países y duramente criticada, siendo muy difícil de ver en la actualidad. La gente no estaba preparada para ver semejante desfile de freaks: enanos, diminutos, siameses, mujeres barbudas, hermafroditas, personas sin brazos ni piernas, microcefálicos.... todos ellos reales, nada de maquillaje ni efectos especiales. Gente totalmente marginada por su aspecto, que tienen que esconderse del resto de la sociedad, y la única forma de vida que encuentran es exhibiéndose en un circo. Sin embargo, el tiempo ha hecho de ella una película de culto, una extraña joya.
Hans (Harry Earles) es un diminuto que está enamorado de una bella trapecista, Cleopatra (Olga Baclanova), haciendo que olvide a su prometida, la dulce Frieda (Daisy Earles), aunque ella tan sólo está interesada por su dinero, no para de burlarse de él a sus espaldas y se entiende con el forzudo del circo, Hércules (Henry Victor).
Los que representan la “normalidad”, Cleopatra y Hércules, son en realidad despreciables, unos auténticos monstruos de egoísmo y crueldad, sin embargo los “anormales” muestran todo tipo de sentimientos y están sumamente unidos: quien ofende a uno de ellos, les ofende a todos; por eso, a la que Hans descubra como le ha engañado Cleopatra la venganza será terrible. Aunque también está la pareja formada por Venus (Leila Hyams) y el payaso Phroso (Wallace Ford) para demostrar que la gente “normal” también tiene buenos sentimientos.
Es difícil olvidar escenas como las del torso viviente encendiendo un cigarrillo, que acaba con la frase “¿sabes hacer algo con las cejas?” (¿quien dice que esta gente no tiene sentido de humor?), el banquete de boda rematado con el cántico de “te aceptamos como uno de nosotros”, que despierta las iras de Cleopatra y hará que Hans abra los ojos a la realidad, o ver a los componentes del circo arrastrándose por el suelo bajo una tormenta, amenazadores, persiguiendo a Cleo es una de las escenas mas alucinantes del cine de terror.
Aún así, la película tiene situaciones divertidas, como los coqueteos de cada una de las siamesas con hombres distintos, o dos de las frases de Roscoe, uno de los componentes del circo, que demuestra ser mas ingenioso que el payaso Phroso: la primera, refiriéndose a la mirada que le echa el/la hermafrodita a Hércules: “Creo que a ella le gustas... pero a él no”, o cuando ve salir a Hans de la caravana de Cleopatra “ No sabía que Cleo hacía régimen”.
Browning no trata a estos freaks con excesiva sensiblería (no hay mas que comparar esta película con Máscara, por ejemplo), sino como lo que son, personas humanas, con algún que otro defecto, sentido de humor, orgullosos de sus habilidades y con una fidelidad a prueba de bomba, creada como única defensa para su rechazo. Ese mismo rechazo hacía que fuera muy difícil relacionarse con ellos, según explicó el propio Browning hablando de su época circense; demasiados desengaños, supongo.
Finalmente, Cleopatra será para siempre “una de ellos”. Recomiendo este estupendo y detallado enlace para saber mas detalles de la película.
Tod Browning ya desde niño mostró su afición por el mundo del circo y las variedades, donde trabajó varios años. Todas sus experiencias le marcaron a la que pasó al mundo del cine, tanto en la etapa muda con películas como El trío fantástico o Garras humanas, o en la etapa hablada con La parada de los monstruos o Muñecos infernales.
Resulta difícil creer que la Metro produjera una película así, que fue censurada, prohibida en muchos países y duramente criticada, siendo muy difícil de ver en la actualidad. La gente no estaba preparada para ver semejante desfile de freaks: enanos, diminutos, siameses, mujeres barbudas, hermafroditas, personas sin brazos ni piernas, microcefálicos.... todos ellos reales, nada de maquillaje ni efectos especiales. Gente totalmente marginada por su aspecto, que tienen que esconderse del resto de la sociedad, y la única forma de vida que encuentran es exhibiéndose en un circo. Sin embargo, el tiempo ha hecho de ella una película de culto, una extraña joya.
Hans (Harry Earles) es un diminuto que está enamorado de una bella trapecista, Cleopatra (Olga Baclanova), haciendo que olvide a su prometida, la dulce Frieda (Daisy Earles), aunque ella tan sólo está interesada por su dinero, no para de burlarse de él a sus espaldas y se entiende con el forzudo del circo, Hércules (Henry Victor).
Los que representan la “normalidad”, Cleopatra y Hércules, son en realidad despreciables, unos auténticos monstruos de egoísmo y crueldad, sin embargo los “anormales” muestran todo tipo de sentimientos y están sumamente unidos: quien ofende a uno de ellos, les ofende a todos; por eso, a la que Hans descubra como le ha engañado Cleopatra la venganza será terrible. Aunque también está la pareja formada por Venus (Leila Hyams) y el payaso Phroso (Wallace Ford) para demostrar que la gente “normal” también tiene buenos sentimientos.
Es difícil olvidar escenas como las del torso viviente encendiendo un cigarrillo, que acaba con la frase “¿sabes hacer algo con las cejas?” (¿quien dice que esta gente no tiene sentido de humor?), el banquete de boda rematado con el cántico de “te aceptamos como uno de nosotros”, que despierta las iras de Cleopatra y hará que Hans abra los ojos a la realidad, o ver a los componentes del circo arrastrándose por el suelo bajo una tormenta, amenazadores, persiguiendo a Cleo es una de las escenas mas alucinantes del cine de terror.
Aún así, la película tiene situaciones divertidas, como los coqueteos de cada una de las siamesas con hombres distintos, o dos de las frases de Roscoe, uno de los componentes del circo, que demuestra ser mas ingenioso que el payaso Phroso: la primera, refiriéndose a la mirada que le echa el/la hermafrodita a Hércules: “Creo que a ella le gustas... pero a él no”, o cuando ve salir a Hans de la caravana de Cleopatra “ No sabía que Cleo hacía régimen”.
Browning no trata a estos freaks con excesiva sensiblería (no hay mas que comparar esta película con Máscara, por ejemplo), sino como lo que son, personas humanas, con algún que otro defecto, sentido de humor, orgullosos de sus habilidades y con una fidelidad a prueba de bomba, creada como única defensa para su rechazo. Ese mismo rechazo hacía que fuera muy difícil relacionarse con ellos, según explicó el propio Browning hablando de su época circense; demasiados desengaños, supongo.
Finalmente, Cleopatra será para siempre “una de ellos”. Recomiendo este estupendo y detallado enlace para saber mas detalles de la película.
6 comentarios:
Que peliculón tocaya...uff hace tiempo que la vi de nuevo. Me fascinaba los planos, las miradas....y más que mounstros son personas marginadas, olvidadas..
Un buen post.
Besos desde lápices....
Estoy perdida con el cine yo ehhh , pero aqui voy a prender y mucho gracias Alicia
A ver si saco mas tiempo y me leo todos tus post bien ,son interesantes
gracias por tu visita guapa :)
Pues tienes razón, Alicia, las miradas en la película son muy importantes; espiando a Cleo en el interior de la caravana, su expresión a la que la persiguen la noche de la tormenta... Para mi por supuesto que tampoco son monstruos,ni para Browming, aunque tuvo muchos problemas para elegir el reparto, ya que los actores elegidos en un principio, Victor McClagen y Myrna Loy rechazaron el proyecto por encontrarlo demasiado desagradable.
Maki, ni se me ocurriría imponerte una penitencia como la de leerte todos los posts, tu pasa cuando quieras, que serás bien recibida
Yo que soy defensora de ver primero las películas en español y luego en versión original, me atreví a verla en inglés.
Una palabra: apabullante.
Esta película la he visto una sola vez, hace tiempo, por la tele, después de haberme pasado años queriendo verla. Me quedé impresionada: creo que es una de las películas más perturbadoras que he visto, hoy nadie se atrevería a hacer algo parecido.
Tod Browning me parece una figura a reivindicar, era un director muy personal, con un mundo propio de lo más inquietante. Por desgracia no resulta fácil ver sus películas, pero las que he conseguido ver me han parecido interesantísimas.
Raquel me parece muy buena idea lo de ver primero las películas dobladas y luego en v.o., ya tanto de una manera como de otra siempre se pierden cosas.
Laura, totalmente de acuerdo en que Browning es un director a reinvindicar, pues tenía una visión muy interesante y particular, aunque la mayoría de la gente lo recuerda por su Dracula. Desgraciadamente no pudo saber que Freaks se convertiría en una película de culto.
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