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CAUTIVO DEL CINE



Segunda parte: Los estudios son la estrella
Llegamos a la época dorada de los grandes estudios. Sus propietarios tenían una personalidad tan acusada que eran capaces de darle un estilo determinado a una película, crear y moldear a las estrellas a su manera, eligiendo que películas habían de rodar, que tipo de personajes habían de interpretar, sujetándolas con contratos prácticamente de por vida y controlando su vida privada. Siempre eran los que tenían la última palabra.
Vincente Minnelli no sólo fue el padre de Liza, era tan hábil dirigiendo elegantes musicales de la Metro con un magistral uso del color, como fastuosos melodramas o elegantes comedias. Cautivos del mal (o The bad and the beautiful del original) casi podría decirse que es un melodrama, por la intensidad de los sentimientos de los protagonistas, pero es mucho mas que eso, y en blanco y negro, como las buenas.
Una llamada telefónica de Jonathan Shields (Kirk Douglas) hace que una serie de personas recuerden como lo conocieron y como influyó en sus vidas: el productor Harry Pebbel (Walter Pidgeon), la actriz Georgia Lorrison (Lana Turner), el director Fred Arniel (Barry Sullivan) y el guionista James Lee Bartlow (Dick Powell). Todos tienen ahora una magnífica posición, son unos triunfadores, sin embargo Shields ha quedado en el olvido y ahora quiere unirlos a todos en un proyecto que significaría su regreso.
Shields es un grandísimo hijo de la gran bretaña, y está formado tomando por referencia a los míticos directivos como Val Lewton, David O’Selznick y Darryl F. Zanuck, siendo clarísima la referencia al primero en el uso de el terror a lo que no se ve de La mujer pantera. No le importa a quien tiene que manipular, con tal de conseguir lo que quiere, y tiene las ideas muy claras; ni director ni guionista ni puñetas en vinagre, sólo él sabe como ha de ser la película, fotograma a fotograma, con el “toque Shields”.
Lo malo es que el precio es muy alto, y poco a poco irá dejando atrás en el camino a sus amigos y a la mujer que ama (si es que es capaz de amar a alguien), aunque curiosamente cuando le dejen es cuando triunfan, ya que él ha sabido sacar lo mejor de cada uno, por mucho que les duela reconocerlo.
El personaje de Lana Turner, como mujer a la sombra de un padre famoso que recuerda mucho a John Barrymore (el abuelo de Drew) tiene sus similitudes con el de Douglas; los dos tienen un recuerdo de un padre que les ha marcado, para bien o para mal.
Kirk es perfecto para el papel de hombre ambicioso sin escrúpulos, derrochando seguridad, un ligero cinismo y un poder sexual que no duda en usar cuando le haga falta. ¿Qué se puede decir de alguien que, a la que una mujer le mira totalmente enamorada, le dice “¡Esa es la mirada que quiero para la escena de mañana!”?. Pero cuando finalmente consiga su sueño, dirigir una película, decide no estrenarla, ya que no está a la altura de lo que esperaba y no se merece llevar el título “John Shields presenta”. ¡Toma ya! ¡Ojalá fueran capaces algunos-que-yo-me-sé de hacer algo así!
Hay unos ciertos parecidos con Ciudadano Kane: el uso del flash back, el retrato de alguien poderoso que ha acabado solo, y el escudo que encabeza la película, que recuerda a los letreros de la mansión de Xanadú de Prohibido el paso.
Finalmente, Minnelli al cabo de los años dirigió la que podría considerarse como una continuación de esta película, Dos semanas en otra ciudad, de nuevo con Douglas como protagonista, aunque aquí interpreta a un actor, y en esta ocasión nos sumerge en la Italia de Cinecità y la dolce vita... pero eso ya es otra historia, y para eso necesitaría otra trilogía.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La Dolce Vita es una de mis preferidas por mucho.

Interesante el desarrollo gestado en aquella época. “Epoca de Oro” le llaman en mi país, de divas, luminarias, las grandes estrellas.

Laura Hunt dijo...

Pues te está quedando muy bien esto de la trilogía, Alicia. Ya tengo ganas de ver cual será la tercera y última parte.

Si El Crepúsculo de los Dioses es una obra maestra, no se queda muy atrás esta magnífica película de Vincente Minnelli: Cautivos del Mal. Otro gran retrato de Hollywood y su mundo. Kirk Douglas está antológico como Jonathan Shields, un personaje egoista, manipulador y canalla, pero que resulta irresistiblemente atractivo. Y es que Shields consigue sacar lo mejor de los que trabajan con él, aunque para lograrlo tenga que manipularlos de mala manera, e incluso traicionarlos: aun así, sin él nunca hubieran llegado a ser lo que son. Un gran personaje.

Saludos.

alicia dijo...

Ixchel, aunque el sistema de los grandes estudios tenía muchos fallos, lo cierto es que nos ha dejado grandes películas, grandes estrellas y grandes directores. Ahora todos tienen mas libertad, y eso es importante.
Muchas gracias por tus palabras, Laura. Shields sabe sacar lo mejor de las personas que están con él porque su auténtico don es ver su talento, creyendo en ellos antes que nadie, pero no sabe retenerlas a su lado. La verdad es que Minnelli y Douglas hacían buen equipo, porque tanto Cautivos del mal como Dos semanas en otra ciudad o El loco del cabello rojo son estupendas.

 
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