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Weblog dedicado al mundo del cine, tanto clásico como actual. De Billy Wilder a Uwe Boll, de Ed Wood a Stanley Kubrick, sin distinciones. Pasen, vean y, esperemos, disfruten. Si no es así, recuerden que NO han pagado entrada.
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CSI: WASHINGTON


¿Se quejaba la Directrice, en algún que otro comment de por ahí abajo, de las secciones patilleras que he ido creando en el blog? ¿Cómo era aquello de “si no quieres taza”? Nueva entrega de la sección “Posts con calzador”, en la que, como seguramente NO recordaréis, sacamos a colación películas cuyo valor meramente cinematográfico no les permitirían, en un primer momento, formar parte de las Elegidas Lintérnicas, pero que en el imaginario del que escribe se han quedado agradablemente incrustadas, y las repasa una y otra vez, en ocasiones en contra de su cinéfila voluntad. Seamos sinceros: ¿cuántas veces habéis visto “Estallido” en la tele? Pues a eso me refiero. Hoy nos traemos al escenario “El coleccionista de huesos”, film de Phillip Joyce basado en la novela del mismo título escrita por Jeffery Deaver: el libro fue un best-seller, y las aventuras de su protagonista, el criminalista forense parapléjico Lincoln Rhyme, van ya por la octava secuela, a la venta en junio en su librería yanqui más cercana.

Y la sufrida audiencia me dirá: sí, claro, ya sé por qué te gusta a ti “El coleccionista de huesos”, y por qué la has visto más veces de lo que quizás merece. Pues no. No es una perturbación onanista. Angelina Jolie, de hecho, no sale nada favorecida en esta película. Lleva el pelo corto, su vestimenta de calle es más bien hombruna (excepto en la escena epilogar), el uniforme de policía le queda de pena y su personaje, en general, es lo más alejado imaginable de los habituales putones comehombres que interpreta. ¿Entonces, por qué? No lo sé exactamente. “El coleccionista de huesos” es una película razonablemente competente, y otra cosa no podía esperarse de un director australiano que suele moverse con maña en el suspense y el thriller; con patinazos siderales como “Sliver” o “El Santo”, eso sí, pero con alguna gran película como “El americano impasible”. El filme que hoy nos ocupa, de 1999, es, como tantos de su género y época, desahogado deudor de los referentes del momento, “Seven” y “El silencio de los corderos”, en particular de esta segunda. La relación mentor-alumna de Lincoln (Denzel Washington) y Amelia (la Jolie) nos recuerda, en cierto sentido, a la de Hannibal Lecter y Clarisse; el metodismo y la truculencia de los asesinatos nos retrotraen al largometraje de David Fincher. Noyce, que no se puede quitar ese dejá vu de encima, nos ofrece, sin embargo, un producto funcional y aseado en el que, por lo menos, hay cierta voluntad de dibujo de personajes y, de vez en cuando, una dirección más allá de lo funcionarial. Véase, por ejemplo, la manera de filmar las escenas de diálogo en la casa de Lincoln: los primeros planos del parapléjico son subjetivos, inclinados, desde arriba (desde donde le ve todo el mundo); cuando vemos al interlocutor de Lincoln, Noyce utiliza el mismo tipo de plano, pero desde abajo, transmitiéndonos, no sólo la posición física de Lincoln (incluida su inclinación debido a la almohada), sino cierta severidad en su mirada.

Lo cual nos lleva a otro acierto del filme. Aunque sin profundizar demasiado (tampoco nos pasemos), se percibe cierta intención de ir un poco más allá en el diseño de caracteres y la manera de mostrarnos sus interacciones; esto se consigue en parte, en competente colaboración con los actores. Denzel Washington compone un personaje complicado de precisar (sólo puede mover la cabeza y un dedo), algo dictatorial, inteligente, amargado por su enfermedad, hasta el punto de haber planeado su suicidio. Angelina Jolie, un poco contra pronóstico, consigue apaciguar su sex-appeal a base de uniformes horribles y una acertada combinación de aspereza y ternura. Su derrumbe en el lavabo, sola, después de realizar su primera misión forense, la define perfectamente. Quizás lo mejor del film es la química que se crea entre los dos protagonistas, previsible pero carente de amarillismo, en la que la línea entre lo profesional y lo personal se difumina muy suavemente. También funciona la enfermera interpretada por Queen Latifah, aunque a veces parece una forense más del equipo. El que más chirría es el cuasiparódico capitán de policía Cheney (un pelín desmadrado Michael Rooker), que parece salido de “El último gran héroe” de puro arquetípico.

Aparte de los agujeros de guión (¿por qué, de los tres mataderos del segundo crimen, Lincoln da con el correcto a la primera? Pues porque sí, y punto pelota) y de altibajos narrativos, el desenlace de la película es insatisfactorio, tramposo y efectista. El juego del asesino no ofrece significado alguno, lo cual torna inverosímil el hecho de que haya tenido múltiples oportunidades para matar a Lincoln (es tetrapléjico... por Dios... no es tan difícil...) y no haya consumado su venganza. Esta conclusión casi se redime (casi), después del navideño epílogo, gracias a que los créditos son acompañados por la inmortal canción de Peter Gabriel, “Don´t give up”. ¿Y a qué viene una canción sobre el paro cerrando un thriller? Pasapalabra. En cualquier caso, jóvenes padawanes, recordad que los Grissom, Horatio Caine y demás forenses criminalistas de todos los CSI habidos y por haber, tienen el deber de llamar “papá” a Lincoln Rhyme.

Lo cual, ahora que pienso, les da derecho a llamar “mamá” a Angelina Jolie. Mmmmmm.

10 comentarios:

DiegoAlatristeyTenorio dijo...

Una película a la que le tengo mucha estima, y la disfruto cada vez que la veo.

Phillip Noyce supo rodar con habilidad y eficacia la historia y aunque no escapa a los lugares comunes del género. Pero me gusta mucho como supieron explotar la original relación entre el detective inválido y su aguerrida colaboradora de a pie. Esta relación facilita un interesante juego visual, propicia cambios de ritmo en la narración y permite afrontar temas interesantes, como la eutanasia o la amistad interracial. Una amistad que, en este caso, pasa por todas las fases hasta culminar en un singular romance que solo es creíble merced a las magníficas interpretaciones de Denzel Washington y Angelica Jolie. Los cuales, en mi opinión, están estupendos.

marcbranches dijo...

Pues de acuerdo en tu apreciación. Creo que ambos actores son la clave, de hecho, de que la película funcione. Es una pena que la Jolie no haya explorado otros caminos interpretativos menos exhibicionistas y se haya puesto más a prueba. Aquí demuestra que es capaz de componer un personaje, que aunque no sea Shakespeare, sabe combinar la dureza de carácter con una mirada tierna que consigue desarmar. En particular, a Denzel, claro. Saludos.

Anónimo dijo...

Mire usted por donde encontramos un consejo a seguir...No, no seas irónico, que ya conozco tos mañas literarias.
Desconozco esta peli. Creo que tal vez ví los anuncios en algún cine de centro comercial, leí alguna crítica sesuda, en alguna sesuda revista, y decidí que no merecía la pena el trabajo de visionarla. Tendría que haber dado rienda suelta a mi lujuria hacia la Jolie, pero según cuentas no aparece demasiado favorecida...No me lo creo, ella siempre lo está, sobre todo si enseña sus labios.
En fin, que voy a seguir tu consejo y me la voy a bajar ya mismo. Espero, al menos pasar un buen rato...¡ya es privilegio¡
Un abrazote.

Laura Hunt dijo...

Pues no se, la verdad es que estoy de acuerdo en que los dos personajes protagonistas son interesantes (sobre todo el de Denzel Washinton), y que los actores están bien, pero poco más. La vi hace unos años en Canal + y, si bien la encontré entretenida (de hecho la vi entera y todo, lo que no se puede decir de otras...) dejó poca huella en mi. Con decirte que ni siquiera recuerdo el final...

Si es que desde Seven no ha vuelto a hacerse una película de asesinos en serie original, y es que el tema está ya de lo más manido... ¡que pesados que son!

Josep dijo...

Pues mira, me pasa como a tí (esto ya empieza a ser embarazoso) y he de reconocer que podría suscribir punto y raya tu comentario.

Es una película entretenida, creo que cumple con sus propias espectativas, los dos actores principales están muy bien, y sólo fallan esos puntitos del guión, con el añadido de un final demasiado "dulzón" para mi gusto, pero, ciertamente, no aburre, lo que ya es mucho.

Saludos.

marcbranches dijo...

Anro, al decir que te la ibas a bajar quería decir que ibas a bajar al videoclub a pillarla... ¿verdad? Hay mucha gente que cree que es una bobada de película; yo la encuentro entretenida, bien hecha, y me creo a los actores. La Jolie no es que esté fea, porque eso es imposible, pero no hay rastro de sex-appeal. Y eso que se supone que es ex-modelo...

Laura, tu comentario sobre la "manidez" del tema me ha traído a la cabeza, no sé por qué, un mayestático truño llamado, creo recordar, "Resurrection", con Crhistopher Lambert, que pretendía ser el nuevo "Seven"... qué horror...

marcbranches dijo...

Josep, estoy empezando a preocuparme por ti. ¿Te sucede algo? ¿Te encuentras bien? ¿Tu paz interior está perturbada? ¿Cómo andas de midiclorianos?



Mira que confiaba yo que con esta ibas a saltar a la yugular, cual Vlad el Empalador post-excomulgación...



Pues nada.



Lo mismito, lo mismito. Punto por punto.



Tenemos que replantearnos nuestra relación... o eso, o cuelgo otro post sobre Kubrick, pero olería un poco. En fin. A ver si a la próxima. Saludos.

Anónimo dijo...

Pues la verdad es que con tanta condescendencia por los actores mi comentario va a resultar violento pero el hecho es que ninguno de los dos pasa mi filtro; digamoslo así. La película la recuerdo vagamente, pero yo diría que se aguanta por la persistencia de sus fans. Pero bueno, no quiero quebrar el ambiente, no es mi idea.

Yo quería preguntar por el porqué de esa diferenciación entre "films de primera" y "films de segunda o pseudo-films", si resulta que por lo que se dice parece mejor película de lo que se "supone" que es. Y me refiero a los films porquè en definitiva el problema reside en el escoger las películas, no porque los posts sean "Posts con calzador" significa que os sacrifiqueis menos al redactarlos, no?

Saludos.

marcbranches dijo...

Si sigues nuestro blog, como creo que así es, mlàvix, te darás cuenta de que las películas de las que hablamos suelen estar consideradas, de alguna u otra manera, a unos ciertos niveles de calidad. No todas son obras maestras, e incluso muchas de ellas a los lectores ni siquiera les parecen buenas (la saludable discrepancia), pero gozan de consideración, prestigio y calado histórico dentro de la cinematografía. También hay pequeños descubrimientos, en especial de los ochenta y noventa, medio olvidados, pero que consideramos que son auténticas joyas semiescondidas (no sé, por ejemplo, "Buscando a Boby Fischer"). No incluyo la sección de truños infumables que denominamos con la etiqueta "Ed Wood", por supuesto. En "Calzador" tratamos de meter esas películas que nos gusta ver una y otra vez sin que, en realidad, sean nada del otro mundo; es como reivindicar las películas de clase media, y el hecho de que las películas aceptables pueden llegar a calar en la gente más que muchas obras maestras indiscutibles, y que no pasa nada por ello. Nadie en su sano juicio llamaría "obra maestra" a "El último boy scout" o "Un toque de infidelidad". Puede que haya gente a la que no les guste esas películas, o ni se acuerden. A nosotros nos gustan, aunque no sean grandes joyas, y por eso las metemos en el blog, aunque sea un poco "con calzador". De ahí el título de la etiqueta. Desde luego no tiene que ver con el esfuerzo puesto a la hora de redactarlos... Espero que te haya quedado más claro.

En cuanto a tu opinión de la película, hay mucha gente que piensa lo mismo que tú, e incluso de los que han escrito comentario en el post. Yo la defiendo, aunque soy consciente (y así lo expreso en el artículo) que no pasa ciertos filtros de calidad; pero, mirapordonde, me resulta simpática. No te preocupes, que no se rompen ambientes aquí. Y si no, pregúntale a Josep (aunque últimamente coincide tanto conmigo que da asquito). Saludos.

Mlavix dijo...

Muy clara tu explicación; ya es lo que dices, y estoy de acuerdo de que el blog y sus autores hablan por sí solos al respecto.

El caso es que, quizás por un subidón de midiclorianos, quería hacer hincapié en el hecho de cómo nos volcamos ante el cine y como lo evaluamos, porque a veces nos dejamos llevar por los usos y modas sin parar a pensar que a veces (o muy frecuentemente) la fachada y su propaganda nos fuerzan a consumir un producto narcotizante. En mi opinión la calidad de una película es independiente de su afluencia de espectadores, aunque no independiente del espectador, ya que este es el fin en sí de toda obra, y a él se deben los creadores. Siempre podremos evaluar la suerte de cualquier film, y podremos decir que no se estrenó en el momento adecuado, y todos sus inconvenientes históricos y de moda, pero donde aparece el trabajo del buen crítico es cuando se descubre y se procura justicia fílmica. Bien, hasta aquí que ya escucho desplegar sables láser…

Dicho lo anterior creo que la película que nos ocupa no falla, el sentimiento no engaña, es un film manufacturado para el consumo rápido, como las burgers. En mi opinión el film solo se aguanta como entretenimiento y ya es lo que busca. Hasta aquí de acuerdo con lo que se ha dicho, pero de aquí a que los actores trabajen bien, creo que eso ya es otro mundo, el mundo del margen condescendiente por afinidad o simpatía (o enamoramiento) a los actores en sí. Creo que si un film falla lo demás cae con ello, y en esta película creo que los actores no la salvan, más que nada, porque su intención no es más que la de recaudar fondos.

Saludos.

 
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