Con la perspicacia que me caracteriza, he podido apercibirme que en los últimos días ha habido cierta concentración de protagonismo en la figura de Tom Holmes durante mis posts y comentarios subsiguientes. Siendo Tommy el sonrisas una de mis fobias cinéfilas personales, y en perfecta armonía con mi necesidad de provocar sibilinamente, declaro noviembre como mes oficial de tito Tom a posteriori, y lo remato con una nueva entrega de la sección “Ed Wood”, ese saco de boxeo virtual en el que puedo descargar mis frustraciones y mi adrenalina mal curada. Hablaremos de “Misión Imposible 2” (sí, otra secuela), ese engendro fílmico en el que el único mensaje que se nos transmite es “I love Tom porque Tom=Dios”. Una hagiografía descomunal al servicio de la medio melena de tito Cruise que confirmó el anquilosamiento del otrora gurú de la acción oriental John Woo, quien, una vez aterrizado en la tierra de los sueños, decidió que iba a repetir hasta la náusea los mismos recursos estilísticos una y otra vez. La comparación con la eficaz y solvente “Misión imposible” de Brian De Palma produce dermatitis, gonorrea y malestar general. Sólo se salva la escena del hipódromo, bien desarrollada y resuelta, y la belleza de Thandie Newton (de ahí que cuando su personaje se pone más interesante, la desplacen a patadas de la narración: Tom es el amo, ¿o no te habías enterado, gatita?). Por lo demás... Dentro video.
- La escena de inicio de la escalada. Muy maja y efectista, pero, la canción que la acompaña... ¿“Iko-Iko”? ¿Era yo el único que pensaba que en la cima de la montaña le esperaría Dustin Hoffman contando cerillas?
- Lo hemos dicho muchas veces: cuanto mejor el villano, mejor la película. Cagadalahemos. Dougray Scott (el careto que pone cuando la Newton se está cambiando de ropa es para encarcelarlo) y sus secuaces se adhieren, merecidamente, al mausoleo de malos-moñaza que, hoy en día, encabeza el Timothy Olyphant de “La Jungla 4.0”. Lo único destacable que aporta es la tirria que expresa hacia la sonrisita displicente de tito Tom. En eso estamos contigo, Doug.
- Sevilla tiene un coló especial. Sobre todo si lo pinta John Woo. Como todos sabemos, la capital andaluza se distingue por sus falleras, la quema de ángeles, sus pañuelos de San Fermín, sus bailaores de samba y sus cochazos de último modelo con matrícula de Madrid de hace 10 años (lo juro). Seguro que todo lo sacó del Centro de Documentación “George W. Bush”.
- El coito automovilístico. No lo digo yo, lo dijo el propio Woo. Esta verosímil escena pretendía simular un fogoso apareamiento entre los protagonistas. Hubiera sido más resultón si los coches se hubiesen convertido en Transformers y hubieran realizado la postura del perrito. ¿Para cuándo una actualización del Kamasutra que incluya esta variante?
- “M:I:2” es una película profundamente feminista. Ejemplo 1: - “¿Mentir a un hombre y acostarse con él? Es una mujer, tiene el entrenamiento necesario” (Anthony Hopkins, que pasaba por allí). Ejemplo 2: - “Las mujeres son como los monos: no sueltan una rama hasta que tienen agarrada la siguiente” (Dougray Scott, haciendo voto de castidad). Seguro que Cristina Almeida lloró de la emoción.
- La fotocopia y abuso de recursos del guión de la primera parte resulta grotesca. Otra entrada imposible en edificio hipervigilado, el “mortadelismo” de Ethan Hunt multiplicado por siete (resulta cansino ver cada dos por tres a un tipo quitándose la máscara)... Robert Towne debió pergeñar esta bosta en una noche de coma etílico.
- Los diálogos, en general, son variopintos, elaborados y enriquecedores, pero la palma se la lleva este: -“Tú estás muerto.” -“Muerto, desde luego. Pero la muerte es algo extremo”. Efectivamente, la muerte es algo extremo. Como el snowboard.
- La relación entre Ethan y Nya (la Newton) está dibujada al más sutil estilo Leo McCarey. Se conocen, en cinco minutos deciden que están hechos el uno para el otro y discuten como si fuesen un matrimonio. Pero cuando Nya se inyecta el virus letal, ¿qué es lo primero que hace Ethan? ¿Gritar de dolor por su posible pérdida, acudir a su regazo, jurarle amor eterno? No. Ethan es un HOMBRE: mira el reloj y ENCIENDE UN CRONÓMETRO. “Mi chica se está muriendo. ¿La hora de mi Viceroy (no soy lo que tengo) coincidirá con la del Teletexto de Antena 3?” Luego, además, después de cargarse a diecisiete tíos y dar saltos-cirquedusoleil de veintitrés metros, dice que no puede sacar a la chica del edificio (¿y por qué no puede? Pues porque no. Lo dice Tom y punto pelota) y que, en todo caso, “ya volveré a por ti”. Uséase, que se va a por tabaco.
-Las PUTAS PALOMAS. John Woo sufre de colombofilia aguda. En cada película suya han de salir unas bonitas palomas volando alrededor del héroe, y si puede ser entre llamas mucho mejor. Cómo se nota que a él no se le cagan en la ventana.
- Después de una persecución que finaliza con un duelo motociclístico (la escena siempre soñada por los Johnnys de turno que quieren impresionar a la Yeny con su Scooter tuneada) lamentable, Ethan Hunt y Sean Ambrose acaban, como es costumbre en este tipo de películas, a tollinas (es curioso: por muy tecnofílico que sea el film, por sofisticadas que sean las armas, siempre acaban a leches). La pelea es penosa, mal coreografiada, y Tom bordea el patetismo al intentar parecerse a Jackie Chan, gritos incluidos, y pasándose las leyes de la gravedad por el flequillo. Y cuando parece que ha finalizado la reyerta...
- ... Ethan se confía y permite que Ambrose le encañone por detrás, sin aparente capacidad de reacción. ¿Cuál es el mejor recurso posible si soy Tom Cruise? Sencillo: aprieto X + L1 + botón analógico derecho, y hago una virguería tipo FIFA2008 (de la Playstation 3 que me acaba de regalar mi Katie) para que la pistola que estaba enterrada en la arena acabe en mi mano en 3,6 microsegundos, y así acribillar a mi rival en un sencillo plongeon.
Alice la Directrice volverá a tocarme la cresta por lo kilométrico del post, pero valía la pena cerrar el mes con esta patada a la entrepierna del cinéfilo menos exigente. “M:I:2” recaudó chorrocientos millones, pero ofreció la peor versión de lo que significa ser Tom Cruise. Eso sí, el último tercio del film sigue provocándome irrefrenables carcajadas. Así que, con cariño y sin acritud: gracias, tito Tom.
- La escena de inicio de la escalada. Muy maja y efectista, pero, la canción que la acompaña... ¿“Iko-Iko”? ¿Era yo el único que pensaba que en la cima de la montaña le esperaría Dustin Hoffman contando cerillas?
- Lo hemos dicho muchas veces: cuanto mejor el villano, mejor la película. Cagadalahemos. Dougray Scott (el careto que pone cuando la Newton se está cambiando de ropa es para encarcelarlo) y sus secuaces se adhieren, merecidamente, al mausoleo de malos-moñaza que, hoy en día, encabeza el Timothy Olyphant de “La Jungla 4.0”. Lo único destacable que aporta es la tirria que expresa hacia la sonrisita displicente de tito Tom. En eso estamos contigo, Doug.
- Sevilla tiene un coló especial. Sobre todo si lo pinta John Woo. Como todos sabemos, la capital andaluza se distingue por sus falleras, la quema de ángeles, sus pañuelos de San Fermín, sus bailaores de samba y sus cochazos de último modelo con matrícula de Madrid de hace 10 años (lo juro). Seguro que todo lo sacó del Centro de Documentación “George W. Bush”.
- El coito automovilístico. No lo digo yo, lo dijo el propio Woo. Esta verosímil escena pretendía simular un fogoso apareamiento entre los protagonistas. Hubiera sido más resultón si los coches se hubiesen convertido en Transformers y hubieran realizado la postura del perrito. ¿Para cuándo una actualización del Kamasutra que incluya esta variante?
- “M:I:2” es una película profundamente feminista. Ejemplo 1: - “¿Mentir a un hombre y acostarse con él? Es una mujer, tiene el entrenamiento necesario” (Anthony Hopkins, que pasaba por allí). Ejemplo 2: - “Las mujeres son como los monos: no sueltan una rama hasta que tienen agarrada la siguiente” (Dougray Scott, haciendo voto de castidad). Seguro que Cristina Almeida lloró de la emoción.
- La fotocopia y abuso de recursos del guión de la primera parte resulta grotesca. Otra entrada imposible en edificio hipervigilado, el “mortadelismo” de Ethan Hunt multiplicado por siete (resulta cansino ver cada dos por tres a un tipo quitándose la máscara)... Robert Towne debió pergeñar esta bosta en una noche de coma etílico.
- Los diálogos, en general, son variopintos, elaborados y enriquecedores, pero la palma se la lleva este: -“Tú estás muerto.” -“Muerto, desde luego. Pero la muerte es algo extremo”. Efectivamente, la muerte es algo extremo. Como el snowboard.
- La relación entre Ethan y Nya (la Newton) está dibujada al más sutil estilo Leo McCarey. Se conocen, en cinco minutos deciden que están hechos el uno para el otro y discuten como si fuesen un matrimonio. Pero cuando Nya se inyecta el virus letal, ¿qué es lo primero que hace Ethan? ¿Gritar de dolor por su posible pérdida, acudir a su regazo, jurarle amor eterno? No. Ethan es un HOMBRE: mira el reloj y ENCIENDE UN CRONÓMETRO. “Mi chica se está muriendo. ¿La hora de mi Viceroy (no soy lo que tengo) coincidirá con la del Teletexto de Antena 3?” Luego, además, después de cargarse a diecisiete tíos y dar saltos-cirquedusoleil de veintitrés metros, dice que no puede sacar a la chica del edificio (¿y por qué no puede? Pues porque no. Lo dice Tom y punto pelota) y que, en todo caso, “ya volveré a por ti”. Uséase, que se va a por tabaco.
-Las PUTAS PALOMAS. John Woo sufre de colombofilia aguda. En cada película suya han de salir unas bonitas palomas volando alrededor del héroe, y si puede ser entre llamas mucho mejor. Cómo se nota que a él no se le cagan en la ventana.
- Después de una persecución que finaliza con un duelo motociclístico (la escena siempre soñada por los Johnnys de turno que quieren impresionar a la Yeny con su Scooter tuneada) lamentable, Ethan Hunt y Sean Ambrose acaban, como es costumbre en este tipo de películas, a tollinas (es curioso: por muy tecnofílico que sea el film, por sofisticadas que sean las armas, siempre acaban a leches). La pelea es penosa, mal coreografiada, y Tom bordea el patetismo al intentar parecerse a Jackie Chan, gritos incluidos, y pasándose las leyes de la gravedad por el flequillo. Y cuando parece que ha finalizado la reyerta...
- ... Ethan se confía y permite que Ambrose le encañone por detrás, sin aparente capacidad de reacción. ¿Cuál es el mejor recurso posible si soy Tom Cruise? Sencillo: aprieto X + L1 + botón analógico derecho, y hago una virguería tipo FIFA2008 (de la Playstation 3 que me acaba de regalar mi Katie) para que la pistola que estaba enterrada en la arena acabe en mi mano en 3,6 microsegundos, y así acribillar a mi rival en un sencillo plongeon.
Alice la Directrice volverá a tocarme la cresta por lo kilométrico del post, pero valía la pena cerrar el mes con esta patada a la entrepierna del cinéfilo menos exigente. “M:I:2” recaudó chorrocientos millones, pero ofreció la peor versión de lo que significa ser Tom Cruise. Eso sí, el último tercio del film sigue provocándome irrefrenables carcajadas. Así que, con cariño y sin acritud: gracias, tito Tom.