Se acabó la tranquilidad... Alice la Directrice vuelve hoy, y mañana ya amenaza con publicar, así que apenas me queda tiempo a colgar mi última gamberrada, en este caso una nueva entrega de la sección “
Ed Wood”. Y repetimos con una cuarta entrega de una franquicia superheroica (recordad “
Batman & Robin") (mejor no lo hagáis): “
Superman IV: en busca de la paz”. Pobre
Christopher Reeve. Hagamos un poco de historia. ¿Alguien recuerda “
Superman III”? Baste decir que
Richard Pryor, y lo que él significa, se apoderaban del tono de la cinta. El caso es que se hacía complicado pensar en la posibilidad de rodar una cuarta parte de las andanzas del boyscout de Krypton:
los Salkind estaban arruinados y de juicio en juicio, la crítica había despedazado la última entrega y muchos fans estaban indignados, y el propio Reeve no quería volver a ponerse los calzoncillos por encima del pijama. Pero
Warner no quería perder la oportunidad de volver a hacer caja, y dejó la franquicia en manos de la
Cannon. Hitos cinematográficos de la Cannon: “
Yo soy la justicia”, “
Cobra”, “
La matanza de Texas 2”, “
Masters del Universo”. Intérpretes estrella de la Cannon:
Chuck Norris,
Dolph Lundgren y
Charles Bronson. Si añadimos el nombre del director,
Sidney J. Furie, cuya aportación más destacada a la historia del cine ha sido la saga de “
Águila de acero”, no debemos echarnos las manos a la cabeza al ver “Superman IV”, una baratija piojosa, desopilante, andrajosa y deliciosamente cutre que acabó de matar la franquicia (hasta que llegó
Bryan Singer y
fotocopió el primer “
Superman” de
Donner). Lo único decente de la película viene de la mano de Christopher Reeve, que en un intento desesperado de recuperar algo de dignidad, metió mano en el guión; la trama político-nuclear, con un Superman ingenuamente intervencionista tratando de salvar a la Humanidad de sí misma, era una idea interesante. Otra vez será... Por lo demás, el film se cae a trozos: los efectos especiales-Photoshop convierten a
Troma en la
Industrial Light & Magic, el guión va de simplemente malo (la primera hora) a absurdo (hay momentos en los que uno espera que salga el cartel de “
Planet Terror”, ese de “Falta un rollo: disculpen las molestias”), la BSO suena como una tiza en una pizarra (aunque se recuperó el tema original de
John Williams, aparcado en la tercera entrega), los actores no se creen lo que están haciendo, la fotografía es de Cinexin... Como en “Batman & Robin”, mejor nos centramos en los highlights:
- Si algo aporta “Superman IV” al personaje, es la aparición de nuevos superpoderes. El primero se descubre ya al inicio: el supermultilingüismo. Descubrimos que Superman habla ruso (y al final del film, italiano). Con tantas lenguas, Lois debe estar de contenta...
- Otro superpoder, descubierto al salvar el tren en el que viaja Lois (que descarrila debido a un ataque de tos del conductor. ¿Era un tren de Cercanías catalán?): el Pisotón Supereléctrico. Ideal para apagones en grandes urbes: ministra Álvarez, tome nota.
- Lex Luthor (
Gene Hackman, cobrando el cheque), reina del travestismo. El genio del mal nos revela claramente que su verdadero ídolo es
Mortadelo. Se disfraza de todo lo imaginable, aunque su culmen artístico lo encontramos al final, emulando a
Pierre Nodoyuna (su sobrino Lenny, por supuesto, hace de Perro Patán).
- Hablando de Lex. Ojo al laboratorio Quimicefa en el que pergeña el origen de su Hombre Nuclear: tres tubos de ensayo envueltos en humo de colores, cuatro cajas de cerillas repintadas y siete probetas rellenas de Tang limón. Grissom, muérete de envidia.
- Superman repite con su superpoder preferido: el beso desmemorizador. La pobre Lois (
Margot Kidder, con una pinta de maruja que tira de espaldas) acabará lobotomizada perdida, a este ritmo...
- ¿Por qué le llaman “La Fortaleza de la Soledad”? ¡Pero si allí está todo Cristo! ¡Y no paran de dar el turre! Y eso que están muertos: papá-El, mamá-El, los Ancianos...
- La ridícula escena de la cena a cuatro (Lois, la nueva editora, Clark y... Superman), un aborto vodevilesco que convierte a cualquier revista de
Lina Morgan en una obra de
Chejov.
- El Hombre Nuclear. Primo bujarrón de
He-Man, es el villano más descacharrante de la historia del cine-cómic. Ya su nacimiento promete (pasa de embrión a tío-cachas en tres segundos), para luego ir sólo hacia arriba. El peinado-mullet, el traje de
Geyperman, las posturas y gestos marca “
Lou Ferrigno”, y, sobre todo... esa uñas... esas uñas... Sin duda, más que Hombre Nuclear, el nombre que más justicia le hubiera hecho era Manicura Man.
- Digámoslo claro: “Superman IV” pierde más aceite que un Supermiriafiori sin ITV’s. Desde el travestismo de Lex, pasando por el look reinona del Hombre Nuclear, hasta pequeños detalles como ese monitor de gimnasio de pantalón prieto (“
creo que sé lo que te hace falta. Ven conmigo, Clarkie”. Por Dios...), esta es la película de cabecera de la
Pantoja de Puerto Rico.
- Las peleas entre el Supes y el Rubio de Modern Talking (“
Atlantis-is calling-S.O.S. for love”) son inenarrables. Nada de técnicas de lucha ancestrales, nada de armas secretas hiperpoderosas. Sus sofisticadas artes de combate están basadas en las reyertas de la Jenny contra la Vane en la parada de la pescadería del mercado: arañazos, pisotones, estirones de pelo, agarrones... Hay hasta un collejón del Supes a Manicura Man (si
Jason Bourne ve esto, se hace rebanar la memoria otra vez). Más que “Superman IV”, esta película parece “Perras en el barro 2: el retorno de la Yennifer”.
- El gran superpoder de Superman, inédito en cine y cómics hasta esta gloriosa película, es el RAYO ENLADRILLADOR. Echarle un vistazo a esta
escena, yo no tengo palabras para describirla. El sueño de cualquier paleta.
- El gran momento científico del film es, sin duda, aquel en el que Sydney J. Furie pone en duda las leyes de la física y permite al putón desorejado interpretado (es un decir) por
Mariel Hemingway campar a sus anchas por el espacio exterior sin traje ni casco, que al fin y al cabo dan mucha calor y no me permiten marcar tipito. A las pruebas me remito again: de nuevo, ver
aquí. No, si al final la capa de ozono va a ser más grande de lo que decían. Y la atmósfera.
Lógicamente, después de esto pasaron 20 años antes de que alguien volviera a atreverse con el pijamero kryptoniano... En fin. Con esta muestra de cine introspectivo de influencias claramente bergmanianas, me voy unos días de vacaciones, que ya me toca, con el retorno de la Directrice. Aprovecharé para acercarme a la
Gran Muralla China, a ver si Superman recolocó los ladrillos en el orden correcto...