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UNA MIERDA CON TALENTO


Eh, que lo dijo Kirk Douglas, no yo, a ver si vamos a liarla...

Muchos de los colaboradores que Stanley Kubrick tuvo durante su carrera aseveraron esta famosa frase de tito Kirk al respecto del endemoniado carácter del maestro. Huraño, perfeccionista hasta el absurdo, egocéntrico, innovador, introvertido, huidizo, determinado hasta la tozudez más irritante, calculador, maniático... Todos estos, y unos cuantos más, son adjetivos que casan perfectamente con la alambicada personalidad del director del Bronx; pero la frase que quizás mejor le define es la de papá Douglas, acompañada del hecho irrefutable que, a pesar de haber sufrido sus malhumoradas durante “Senderos de gloria”, tito Kirk no titubeó a la hora de sustituir a Anthony Mann en “Espartaco”... Sus aficiones extracinematográficas marcaron su carrera como director: la fotografía (tan vital en su cine como innovadora a cada película) y el ajedrez (¿había dicho lo de calculador? Pues eso). Siempre al día de los últimos avances técnicos cinematográficos, en particular de operación de cámara y montaje, su obsesión y su minuciosidad fueron tormento de innumerables cameraman, directores de fotografía, actores, diseñadores, script girls y hasta señoras de la limpieza. Pero su carrera cinematográfica es, quizás, la que ha sacado mejor nota media en la historia del séptimo arte: su peor película, sea cual sea, es de notable. Su madre hubiese estado orgullosa de esas calificaciones, a pesar de la “E” en actitud...

Stanley Kubrick, originario de una familia judía de clase media-alta del Bronx (¿ein? ¿media-alta? ¿En el Bronx? ¿Pero allí no eran todos traficantes negros con pistola? Maldito John Singleton...), empezó a hacer cine a través de su afición por el periodismo gráfico. La revista “Look” le tenía entre sus fotógrafos preferidos, pero Stan necesitaba contar cosas, y los planos fijos no le parecían el método más adecuado, así que se puso manos al cortometraje (tres, en concreto), y a su primer largo, “Fear and desire”, del que apenas quedan copias puesto que Kubrick la considera “un error de juventud”. “El beso del asesino”, un pequeño thriller en blanco y negro, llama la atención de un productor de la NBC, que se asocia con él para dar a luz su primer acojofilm oficial, “Atraco perfecto”, cuya narración deconstructiva de un atraco a un hipódromo ha sido caldo de cultivo de cienes y cienes de películas de género negro (¿akesí, Quentin?). “Senderos de gloria”, una sutilísima apología antibelicista fuera de los límites del panfletismo, y que nos ofreció uno de los finales más bellos que uno pueda recordar, fue su siguiente película, y la que comenzó a cavar, sin él saberlo, la tumba de su incipiente relación con Hollywood. Kirk Douglas le contrató para sustituir a Anthony Mann en “Espartaco”, pero Kubrick se encontró con un enfoque por parte del guionista Dalton Trumbo (estrella invitada del programa “La lista de McCarthy”) que, por decirlo de manera suave, no le acababa de hacer; además, tuvo problemas con la censura (aquella escena en que Tony Curtis y Laurence Olivier divagaban sobre... caracoles y ostras...), y aquella experiencia le decidió a mudarse a Londres, desde donde rodó, aunque con capital yanqui, el resto de sus películas. A partir de aquí, Kubrick se dedica a la caza y captura de la literatura y su autor como base guionística del resto de sus films, empezando por su colaboración con Vladimir Nabokov para la escritura de “Lolita”, ya comentada por Su Insidiosa Majestad Marcbranches acá mismamente. “Dr. Strangelove” nos muestra el sentido del humor de Kubrick, bastante menos sutil de lo que uno pudiera esperar; en cualquier caso, otro dardo al corazón del belicismo a través del triple salto mortal de un desatado y exhuberante Peter Sellers. A estas, alturas, todo el mundo (cinéfilo o no) se dirige a monseñor Kubrick con el vocativo “genio”, de lo cual no reniega en absoluto, y le dan unas cuantas cartas blancas para hacer y deshacer en la baraja cinematográfica. Retoma el camino emprendido con Nabokov, en este caso al lado de Arthur C. Clarke, y reinventa el cine de ciencia-ficción con “2001”, sin importarle que el escritor acabase retirándose a Sri Lanka harto de sus continuas desavenencias, y que hasta la compañía IBM, que en un principio le asesoraba, se desentendiese del film. “La naranja mecánica” es un icono temático y visual ineludible de los setenta, tan controvertida (por su desprejuicio sexual) como superlativa. “Barry Lindon” es su película más pictórica, inspirada estéticamente en cuadros del XVIII y con una cuidadísima fotografía basada en una preciosa luz natural a la luz de las velas. Toca fusilar a Stephen King y reinventar otro género, el terror, así que tito Stan pergeña “El resplandor” a los hombros del desencajado rostro de Jack Nicholson; quizás la película de Kubrick que peor ha envejecido. Siete añitos se pega el buen hombre hasta “La chaqueta metálica”, un nuevo discurso antibélico, en tres actos muy definidos, que amenaza con subirse al pedestal de “Apocalypse now”. Aunque flirteó con un proyecto llamado “Inteligencia Artificial” (tengo un dejà vu...), su siguiente (y póstuma) obra fue la brillante aunque irregular “Eyes wide shut”, en la que un pusilánime Tom Cruise se esfuerza para asimilar la sexualidad malsana, enfermiza, orgiástica y extremadamente morbosa del filme, mientras una ronca y mordaz Nicole Kidman se reafirma en el imaginario sexual de muchos hombres al son de Chris Isaak (ese espejo...). Un ataque al corazón heló el mundo del cine, y nos dejó huérfanos de uno de los mayores talentos artísticos de la historia, no sólo del cine, sino también del arte. Saca una buena foto del cielo, Stan.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Qué puedo decir. Simplemente el maestro absoluto. Un genio.

Gran post, resumiendo lo esencial de su biofilmografía.

Pronto caerá el merecido homenaje anual que le dedico.

Saludos.

Laura Hunt dijo...

Sin duda uno de los grandes autores de la historia del cine. A mi no todas sus películas me gustan por igual (de hecho, confieso que 2001 me aburre soberanamente, que le voy a hacer), pero reconozco su increible talento, y a cambio otras de sus películas, como Senderos de Gloria, Atraco Perfecto o Lolita me encantan.

Muy bueno el post, Marc.

marcbranches dijo...

Stephen King o Arthur C. Clarke tuvieron experiencias y opiniones muy distintas a la de Anthony Burgess, Betote... Es su problema.

Dr., estaremos atentos a su homenaje. Laura, no me extraña que "2001" te aburra, necesita una participación incondicional del espectador en su juego, y su ritmo es... espacial. Pero es un hito indiscutible, por muchas razones. El incoveniente de señalar dos o tres películas preferidas de Kubrick es que te dejas un puñado de obras maestras...

 
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